Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fan número uno por rina_jaganshi

[Reviews - 267]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—¡Ya te dije que yo no soy quien quiere conocer a ese presumido! —gritó en un vago intento de que el de cabello plateado le prestara atención, en lugar de leer ese libro.

—Hay ciertas reglas que debes cumplir —comenzó a hablar empujando al ojiazul por un elegante restaurante— No puedes lanzártele a besos, no puedes tocarlo a menos que él te de su permiso, no puedes quitarte la ropa… —el rubio le interrumpió.

—¿Por qué habría de querer quitarme la ropa? —inquirió al mismo tiempo en que se detuvo para mirarlo con un puchero en los labios.

—Todos sus fans creen que es una manera de seducirlo —comentó neutral metiéndolo junto a él dentro de un elevador, enseguida, presionó el botón del último piso.

—¡No soy uno de sus fans! —recriminó furioso.

—Cierto, eres de esos que se imaginan una vida con su amor platónico —rechinó los dientes al mismo tiempo en que la frustración recorría todo su ser. Hablar con ese manager era como hablar con la pared. Si quería comunicarse con Sakura tendría que ingeniárselas solo.

Se acercó lo más que podía a la puerta, así cuando ésta se abriera él saldría corriendo a toda velocidad en busca de un teléfono. Faltando tres pisos, miró de reojo al molesto sujeto asegurándose de que siguiera ensimismado en el extraño libro, al ser así, respiró hondo preparando su huída. Huída que fracasó gracias al mismo sujeto trajeado, ya que, antes de que el rubio siquiera diera un paso, Kakashi le tomó de la muñeca para jalarlo hacia el lado izquierdo.

—¡Suéltame! —se revolvió alterado.

—Aquí se llevará a cabo tu más preciado sueño —comentó en el momento en que entraron a un espacio más angostó pero mucho más lujoso, bueno, los cuadros, los manteles, candelabros y demás le parecían bastante costosos.

Su pelea por alejarse del tipo quedó en segundo plano para moverse con sumo cuidado, lo último que quería para esa noche era romper algún objeto valioso comprometiéndose a pagarlo durante el resto de su vida. Con calma se dejó guiar hasta la mesa del centro.

—Espera aquí, él vendrá en unos momentos, recuerda todo lo que te dije —no pudo decir nada pues el manager siguió de largo perdiéndose por la puerta que entraron.

Buscó con la mirada algún teléfono o cualquier cosa que le ayudara a comunicarse con su amiga, incluso se conformaba con mandarle señales de humo…a quién engañaba no tenía ni la menor idea de cómo hacer eso, sólo recordaba haberlo visto en una película. La frustración regresaba a su persona. Caminó con cuidado para asomarse por una enorme ventana, frunció el ceño al no reconocer el lugar.

¿En qué mundo enfermo les parecía gracioso que él pasará la peor noche de su vida? Dramáticamente recargó su cabeza en el cristal, cerró los ojos, también pensaba en Sakura, hizo un escándalo cuando ganó el concurso y ahora él le robaba la oportunidad de encontrarse frente al cantante. Suspiró melancólicamente.    

—¡Hey! —el rubio saltó en su lugar ante el grito, enseguida, volteó topándose con un mesero que llevaba una canasta con pan, la cual depositó sobre la mesa— ¿Qué haces ahí? Debes estar nervioso —le sonrío conciliador, por otro lado, a Naruto se le iluminó el rostro.

—¿Tienes un teléfono? —interrogó esperanzado.

—¿Para qué necesitas un teléfono? —no le permitió contestar y afirmó—: quieres tomar fotos, descuida tenemos una cámara digital aquí, enseguida la traigo —tal comentario casi le provoca una caída al suelo, no obstante, corrió para intentar alcanzar al chico, cosa que no sucedió ya que chocó con una mesa tirando algunas velas. Maldijo internamente y de inmediato se agachó para juntarlas.

Escuchó pasos acercándose a él, aún en cuclillas volteó, subió la mirada encontrándose con la figura que todas las noches, no porque quisiera, veía antes de meterse a la cama, con la clara diferencia de que este tipo era el cantante en carne y hueso. Se puso en pie, colocó las velas en su lugar, respiró hondo para tranquilamente intentar explicar que él no era el verdadero fan.

—¡Oh, ya está aquí! —exclamó el mesero con la cámara en mano, al rubio le tembló ligeramente el ojo derecho, no hablaba en serio—. ¿Puedo tomar una foto? Es para él —le apuntó descaradamente.

—¡No es verdad! —sin poder evitarlo se ruborizó un poco.

—No seas tímido —sonriendo lo empujó hacia el azabache, quien tuvo que sostenerlo por los hombros para amortiguar el golpe hacia su persona. El ojiazul giró un poco para alcanzar a ver al cantante, sus rostros quedaron a escasos centímetros permitiéndole apreciar las perlas negras que le observaban atentamente, recordó aquella vez fuera del hotel y justo en ese momento el flash le obligó a regresar a la realidad.

—¡Me insultaste! —chilló de forma escandalosa, al mismo tiempo, le señalaba con el dedo— Sí, acabo de acordarme, me miraste, sonreíste de medio lado y me insultaste —cruzó sus brazos a la altura de su pecho, asemejando a la esposa irritada que espera una explicación del porqué el esposo no llegó a la fiesta de la familia. El artista negó con la cabeza, avanzó unos pasos dirigiéndose al mesero, al cual le arrebató la cámara.

—Puedes empezar a servir —el muchacho salió disparado como si de un rey se tratara, mientras que, el susodicho rey, siguió hasta la mesa central donde apartó una silla— Siéntate —arrugó el entrecejo al ver que el rubio no acataba su orden.

—¿Por qué me insultaste? —realmente debía existir una razón, sin embargo, puso de lado su curiosidad puesto que tenía un asunto mucho más importante que tratar con el prepotente, así que decidió acabar con todo eso—, ha habido un enorme error —se ubicó al lado del azabache, quien seguía esperando a que tomará asiento— No es necesario que me retires la silla —le miro mal antes de ocupar el lugar. Observó como el otro se sentaba frente a él—. Mira, para no hacer larga la historia, tú manager se olvidó de traer a la chica que es tu fan, ya sabes la presidenta de tu club, la de pelo rosa.

—Tenía entendido que un rubio era el presidente —comentó burlesco, además, añadió—: Creo haberte visto en firmas y conciertos —la cara del ojiazul se descompuso en una mueca que denotaba odio, vergüenza, ira, entre otras emociones.

—Yo…me obligan a ir —dejó caer la cabeza sobre el mantel— ¿Es mucho pedir que escuches lo que ocurrió? —tomó el bufido como una respuesta afirmativa y se dispuso a relatar aún con el rostro pegado a la mesa—: Sakura Haruno, mi amiga que me obliga a acompañarla a todo lo que esté relacionado contigo, ella es la que ganó el concurso, yo la estoy acompañando pero al último momento fue a comprar los dulces de menta que tanto te gustan. Cuando llegó el extraño sujeto que tienes como manager, me subió a la limosina dejando a Sakura, por si fuera poco, ella se llevó mi celular así que no puedo avisarle pero si me prestas un teléfono estará aquí en menos de diez minutos —terminó irguiéndose para mirarle con cansancio.

—En realidad no me interesa, sólo quiero acabar con esto de una vez —dijo tajante— da igual quien sea la persona —lentamente sirvió vino en una copa.  

—Pero ella se muere por conocerte —murmuró confuso.

—Hn —una nueva sonrisa de medio lado surcó su rostro, logrando que el rubio frunciera el ceño molesto.

—Sólo tienes que mandar a alguien para que la traiga, no te cuesta nada —apretó los puños con ira al verse ignorado— Ella te… —el sonido de pasos acercarse llamaron su atención. El mesero comenzó a colocar frente a ellos la cena retirándose cuando terminó. No pudo evitar que su estomago rugiera, no había comido nada en todo el día. Observó el plato de espagueti, se reprendió mentalmente y sacudió la cabeza.               

—¿No piensas comer? —preguntó burlón. El ojiazul negó con la cabeza.

—Sakura es la que debe estar aquí —cruzó sus brazos, miró al techo en un intento de ignorar su hambre. El cantante suspiró ante la actitud aniñada.

Dobe —el mismo insulto que había usado la vez del hotel resonó ahora en el restaurante. Haciendo que el Uzumaki le mirara furioso.

—¡Teme! —chilló, al mismo tiempo, le apuntó con su dedo índice de forma acusadora, no obstante, las groserías que estaban a punto de salir disparadas por su boca, murieron en un apagado suspiro puesto que el azabache le extendió un celular, el cual tomó desconfiado. Estuvo unos momentos observando el aparato, hasta que se levantó con las manos en sus rubios cabellos— ¡No me sé el número de su celular! —gritó dramáticamente.

—Tienes que ser tan escandaloso —su ceja izquierda temblaba ligeramente, ese niño era mucho más ruidoso de lo que sus oídos podían soportar. La calma volvió a su persona, su mano se posó sobre su sien para masajearla— No se supone que tiene tu celular, o es que ni siquiera sabes tu propio número, usuratonkachi —se mofó.

—Es cierto —pasando por alto la agresión a su inteligencia, se apresuró a marcar su número. Escuchó repetidamente los tonos pero no contestaba. Después de cinco veces de intentar comunicarse con su amiga, se recostó sobre la mesa haciendo a un lado la comida.

Nunca se lo perdonaría, había arruinado su oportunidad de conocer al presumido de Sasuke, a ese idiota que ella amaba con locura, del que no había día que no hablara, ese que ahora estaba frente a su persona mirándolo prepotentemente. Por qué tenía tan mala suerte, por qué no podía estar como todos sus amigos festejando con Sai, por qué la vida era injusta con él. Suspiró depresivo, casi podía sentir las típicas cascaditas correr por su mejillas como en todos los mangas que leía.          

Rápidamente se puso en pie. Si pensaba fríamente, no era del todo su culpa. Él le había dicho al manager que faltaba Sakura, él había hecho lo imposible para bajarse de la limosina, él había encontrado un celular para comunicarse con ella. ¡Él lo había intentado todo! Auto convenciéndose de sus palabras, que lo hacían sentir más tranquilo con su conciencia, se sentó en la silla. Además, el cantante estaba ahí, no todo estaba perdido, si se esforzaba podría convencerlo de hacer algo especial para la pelirrosa.   

—¡Tengo una idea! —gritó efusivo— Podemos ir a buscarla y… —el cantante negó con la cabeza, lentamente regresó el plato frente a él.

—Come —la manía que el azabache tenía por dar órdenes le hacía enfurecer, mucho más si esperaba que el ojiazul las acatara sin oponer resistencia.  

La paciencia del rubio llegaba a su fin. ¿Por qué el cantante se rehusaba a traer a Sakura? Se suponía que los artistas se deben a sus fans y, como ya había dicho durante el transcurso de la noche, Sakura Haruno era la más grande admiradora de ese engreído, por ello, Naruto Uzumaki haría cualquier cosa porque su amiga asistiera a esa cena…o a lo que quedara de ella, pensó al ver el delicioso plato de pasta. 

Notas finales:

 Rina: Yei, otro fic actualizado XD espero empezar a retomar mis fics y lamento todo el tiempo que no publiqué nada u.u

Rini: Sabes la cantidad de lectores que, seguramente, ya perdimos por tus idioteces ¬_¬

Rina: Ya me disculpé…

Rini: Pues no es suficiente u_ú

Rina: Agradezco a todas las lectoras que me estuvieron mandando review para que actualizara, de verdad, gracias por seguir queriendo leer lo que escribo T_T 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).