-¡Eh mono, respóndeme!- el mencionado despertó de su ensoñación, y se dio cuenta de que su sopa de fideos ya estaba fría. Miró a su lado y se encontró con un sujeto que sorbía sus espaguetis sin dejar de mirarlo.
Era curiosa la situación en la que estaba… si hacia unas horas andaba corriendo tratando de salvar su cuello, ahora comía fideos y sopa al lado del tipo que había gritado hasta el cansancio que iba a romperle las piernas y a quitarle la cara de mono que tenía.
-¿Cara de mono yo?- había dejado su acostumbrada sonrisa de imbécil para ahora tener una expresión de confusión. Jugaba con su sopa y el otro le dio un golpe en el hombro al verse ignorado
-¡claro que tienes cara de mono! no como yo que soy bien guapo – dijo altaneramente el muchacho que bebía el contenido de su plato sin ninguna educación… - y sigues sin contestarme… date prisa que sino el chiste ya no tendrá… “chiste”
Satoshi le miró extrañado, el otro le sonreía burlonamente, no tardó en pedir otro plato para seguir comiendo; fue ahí cuando el chico cara de mono ladeó su cabeza y fijó su mirada en la nada… como si estuviera alguien más ahí
-Este troll aquí sentado a mi lado se llama Shuu- decía mientras se escuchaba como el otro bebía y comía haciendo extraños sonidos, como los de un cerdo chillando – y dejó de perseguirme cuando se dio cuenta de que tenía hambre
Todo se volvió más extraño cuando me invitó a comer, y pese a que me negué temiendo de que me hiciera algo truculento – que me envenenara, asesinara o violara, ya saben, esas cosas oscuras-, el muy animal me jaloneó por toda la ciudad hasta encontrar un puesto ambulantes… creo que eso fue parte de su venganza.
Después de eso, pidió su plato y el mío. No dejó de parlotear sobre lo imbécil que era su ex y de lo imbécil que había sido él.
-Fue una apuesta… - habló mientras llenaba los vasos de ambos con cerveza- que íbamos a ser novios pero ninguno tenía que enamorarse del otro…
-¿y por qué hicieron esa clase de apuesta?-pregunté yo como chico inocente que no sabe porque la gente estaba cada vez más retorcida
-¡Si que eres tonto! – rió con fuerza, parecía que ya andaba ebrio – lo hicimos para divertirnos, pero se nos salió de las manos
su tono de voz así como su expresión cambiaron súbitamente, pude notar el atisbo de tristeza que surcó por sus pequeños ojos negros. Agarró los palillos en cuanto le dieron su plato de sopa y continuó hablando
-Y gracias a ti- oh si, ahora es el momento en que salgo corriendo por si este troll quiere meterme los palillos en la nariz – perdí mi reputación, a mi novio y a mi mejor amigo…
-si, me han dicho que soy el culpable de la influenza también - ¡y todo por estornudar en el autobús! La gente, además de retorcida es muy delicada… pero no nos salgamos del tema. El chico rió ante mi comentario tan elocuente para luego despeinarme el cabello ante mi mirada estupefacta
-eres un tipo muy extraño – sonrió y mostró los dientes chuecos de su boca, al parecer era muy típico en Japón que no gastarán en su propia salud bucal - Mira que andarte con este trabajito y luego con esos comentarios, ¡media ciudad de Tokio te ha de estar odiando!
-nunca he pensado en ello…- sonreí levemente, dejando de lado mi sonrisa de psicópata… si, he entrado a algunos foros y han dicho cosas de mi mamá que no puedo repetir porque sé que hay niños leyendo esto, pero hace años que dejó de importarme… soy un insensible, pero este tipo no debe saberlo
-si, seguramente, con lo torcido que eres, ¿qué te va a importar lo que piensen los demás de ti? – bebió de su cerveza y carraspeó un poco la garganta – a fin de cuentas, eres tú el que debe pensar mal de nosotros, incluso hasta debes odiarnos
-¿A quienes? – pregunté mientras le miraba directamente a los ojos.. él abrió los suyos un poco, al parecer sorprendido de mi pregunta
-a tus clientes… a sus victimas- murmuró suavemente, por un momento había dejado de ser el troll feo para convertirse en todo un filosofo – haz de pensar que somos unos pobres diablos con todas las de la ley y tú vives poniendo en riesgo tu vida cada vez que haces un trabajo
-una vez me aventaron agujas para acupuntura – si, fue un día glorioso, e hice mucho ejercicio, aunque una aguja me dio en el trasero y se clavó en un nervio importante que hizo que no pudiera sentarme en una semana…
-¡olvida lo que te dije! – gritó escandalizado, se tomó la cabeza con ambas manos y negó con rudeza – eres un sádico… haz de ser el único imbécil en este mundo para hacer esta clase de trabajo
-puedo hacerlo toda mi vida- sonreí abiertamente, nuevamente recordando el slogan de mi “empresa”.
El muchacho me miró un largo rato, creo que estaba contando los poros en mi piel, después cortó su acosos visual para observar los tallarines que flotaban en su tazón. Tragó un poco de su comida y sonrió. No se cuanto tiempo pasó entre la comida y la cerveza, pero cuando me di cuenta ya estaba retrasado para todas mis citas y peor aún, tenía que llevar al borracho hasta su casa…
-Soy Shuu…- balbuceó con la boca llena y con sonrisa bobalicona - ¡Chiste, Chiste!
-Oh demonios no… - ¡murmuré… estaba retrasado para 3 citas! Y a este tipo se le ocurre llenarme la cabeza de chistes malos
-¿Cuántos imbéciles se necesitan para cambiar una bombilla?
Ciertamente puedo pensar en varios.
-Ryo… déjate de niñerías, en verdad ya no quiero verte ¡deja de llamarme! – habló el cara de mono con fuerza mientras recitaba un telegrama a una personita que ya estaba logrando sacarlo de quicio- si no lo notas ¡estoy terminando contigo! Así que no te sorprendas cuando me veas besando a Ruki. Reita
-Ay ese imbécil… tan lindo con sus bromitas…- y volvió a sonreír ese tal Ryo ante la evidente carta de rechazo por su ahora ex novio, Satoshi se sentía morir en ese momento con ganas de hacer que el otro se comiera el telegrama para a ver si así entendía.
-Segundo telegrama- sacó otro papel de su bolsillo y estaba a punto de leerlo cuando el otro se lo arrebató de las manos
-Ya me cansé por hoy… - bostezó con mucha exageración; arrugó el telegrama ante la mirada atónita del chico – esto se me hace entretenido pero dos veces ya es demasiado ¡regresa mañana!
Y como era costumbre para el muchachito de dientes chuecos, le dio una propina de 500 yenes al mono y le cerró la puerta en la cara. Este último sólo podía pensar en una sarta de improperios para decirle a la más vieja de su casa… pues si, ¡estaba arruinando su negocio! El tal Reita se negaba pagarle hasta que le hiciera entender a ese enano que ya no quería nada con él… ¡pero claro! Se negaba a terminar él mismo con su ex.
¿Cuántos imbéciles se necesitan para cambiar una bombilla?
Dos imbéciles: El idiota de Reita que seguramente llamaría a alguien mas a cambiarla y Ryo, pero como era tan imbécil no creería que la bombilla está quemada y por lo tanto se negaría a cambiar algo todavía funcional.
En resumen nadie vería la luz antes de que este capítulo finalizara. Y Satoshi estaría caminando en la oscuridad y ni su resplandeciente sonrisa le ayudaría a alumbrar el camino.
¿Quién piensa que este homo sapiens también podría ser un excelente candidato para cambiar la bombilla?