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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Konnichi wa!! ^_^ como están mis primores? Quiero agradecer por cada uno de los rr dejados en el capi anterior, también quiero animar a todo el que lee a que se atreva a dejar su comentario y/u opinión, es muy importante para mí y para el fic *.^ ahora si! disfruten de su lectura!

 

 

 

 

 

La mañana estaba fresca, la neblina se agolpaba por doquier, bloqueando la vista a unos cuantos kilómetros. El cielo se mostraba totalmente blanco y pesado, como si un techado denso amenazara con caer sobre la tierra. Los caballos galopaban sobre el húmedo suelo, chapoteándose de barro sus cascos herrados. Los pájaros trinando y la brisa meciendo los árboles, les brindaba una grata mezcla de sonidos que se colaban con gracia en cada uno de sus tímpanos.

 

 

 

No contaron con que lloviznaría toda la madrugada, pero era lo de menos, Iason se había negado a posponer aquella salida.

 

 

 

Riki hacía lo posible por mantener su caballo junto al del Mink, no quería que pensara que se sentía intimidado por el encuentro que habían tenido la noche anterior, ya que al rubio parecía no afectarle, es más, hasta los momentos no había mencionado nada en absoluto sobre el tema. Entonces el apresurado muchacho, tomó aquel comportamiento indiferente como un simple capricho satisfecho. No le dejaría darse cuenta, de que había pasado la noche en vela recordando ese beso, sintiendo aún a flor de piel la lengua del rubio jugar con la suya, de sus manos rozando su cuerpo y sus dedos jugueteando... no, definitivamente no le dejaría darse cuenta de ello, aunque, admitía que entre sus brazos se había sentido disipado completamente.

 

 

 

Sacudió la cabeza con fuerza, ante un grado de excitación inminente.

 

 

 

Sin embargo el ojiazul notaba la incomodidad del pelicorto, no había mencionado palabra alguna en todo el recorrido.

 

 

 

- ¿Qué te ocurrió en el rostro? – Detallaba cierta zona oscura, distinta al resto de la piel – Anoche no pude notarlo – Se atrevió a comentar.

 

 

 

- ¿Qué? ¿Esto? Je je… podría decirse que fue un regalito de despedida del señor Am ¡Es tan generoso! – Señaló con sarcasmo.

 

 

 

Riki se percató cuando la expresión del ojiazul tuvo un ligero cambio, tal vez no había sido buena idea contarle sobre aquel incidente. Era posible, que le molestara que hablara de aquel modo del señor Am, después de todo era su amigo… o amigo íntimo, como fuera, el moreno no estaba acostumbrado a pensar antes de hablar.

 

 

 

- Luego hablaré con él acerca de esto – Dijo seriamente.

 

 

- No hay necesidad.

 

 

- No tiene derecho a tocar a mis empleados – Interpuso.

 

 

- Ya te dije que…

 

 

- ¡Lo haré! Nadie puede tocarte más que yo, Riki.

 

 

 

- ¡! – Ni Riki pudo comprender su propia reacción. Sus ojos no tardaron en ser dirigidos a la figura del rubio, en busca de una explicación - ... Pero… ¿Qué… cosas dices?...

 

 

 

El pelicorto quedó impactado, al Mink se le habían escapado aquellas palabras, más no lo mostraba facialmente. Era la primera vez en que hablaba algo que no debía, sin premeditarlo siquiera ¿Habría ya modo de escapar de aquella situación? Después de todo, Iason podía obviar lo ocurrido la noche pasada con Riki, podía fingir que no hubo pasado, abandonarlo en el cajón del olvido. Tenía la elección de hacerlo, ya que nadie le obligaba a hacerse responsable por algo así ¿Y qué era lo que quería el rubio? De lo que si estaba seguro, era que no podía permanecer más tiempo en esa conversación incriminatoria. 

 

 

 

- ¿Qué te parece una carrera?

 

 

 

- ¿Eh?

 

 

- ¡Ahya!

 

 

 

Blondy salió prácticamente disparado desde su punto inicial junto con su amo. Riki apretó las riendas.

 

 

 

- ¡De acuerdo! – Fue detrás del rubio.

 

 

 

 

Pronto Riki logró alcanzar a Iason, éste al verle no pudo evitar sonreír. El rubio entonces aumentó la velocidad del galope y el pelinegro hizo lo mismo. La adrenalina era inmensa. El muchacho no se dio cuenta de cuando empezó a disfrutar de aquello. Con enorme ímpetu buscó de vencer al ojiazul de una vez por todas.

 

 

 

- ¡Ja ja ja! ¡Nos vemos! – Pasó a un lado de Iason a toda velocidad - ¡Vamos Noram!

 

 

 

El rubio se excitó aún más, él era un jockey, no permitiría que alguien como Riki le ganara.

 

 

 

Aunque ciertamente no tuvieran una meta, los hombres simplemente eran llevados por ese deseo y nada más. Acariciados por el viento que chocaba contra sus rostros, mientras sus cabellos danzaban al son impuesto por los caballos.

 

 

 

De repente uno de los perros de la hacienda apareció delante del caballo de Riki.

 

 

 

- ¡¡Cuidado!!

 

 

 

Riki hizo lo posible por detener el caballo y lo logró, pero fue tan brusco y repentino que el moreno literalmente salió volando hasta caer de bruces al suelo.

 

 

 

- ¡¡Riki!!

 

 

 

El corazón de Iason pareció detenerse, rápidamente fue en dirección al moreno. Al llegar se bajó del caballo y corrió hasta donde se hallaba Riki sobándose.

 

 

 

- ¡Auuuuch! ¡Menuda matada la que me eché! – Por suerte tenía experiencia en caídas de equinos.

 

 

 

- ¡Riki! ¿Estás bien? – Iason se hallaba en extremo preocupado - ¿Te has fracturado? ¿Te duele? – No era capaz ni de tocarlo por miedo a herirle.

 

 

 

- No pongas esa cara. No hay problema, sólo unos rasguños – Vio al perro acercarse. Conocía ya al menor – Nos diste un susto ¿Eh? – Hablaba con el perro.

 

 

 

En ese instante, Iason se dio cuenta de la magnitud de sus sentimientos, había cierta probabilidad de que Riki se hubiera terminado matando con esa caída, después de todo no sería el primer ni el último jinete en tener ese trágico final. El grado de angustia que sintió ante esa posibilidad fue tal, que el ojiazul se sintió totalmente en blanco. A pesar de que ya todo hubiese pasado, los latidos de su corazón no dejaban de ser agitados, casi frenéticos, el miedo no lo abandonaba ¿Qué miedo? Miedo a perder a Riki. El Mink se llevó la mano al pecho.

 

 

 

El pelinegro vio marcharse al perro, el cual ya había pasado el susto. Giró la vista ante la confesión de su patrón.

 

 

 

- También me has asustado. Creí que te habías lastimado.

 

 

 

- ¡Oh vamos! – Mencionó divertido, tratando de formar parte de su broma. Su sonrisa se esfumó al darse cuenta de que su señor hablaba en serio. Fue entonces cuando el recuerdo de ellos besándose y enrollándose se amotinó en su cabeza – No pasó nada. Estoy bien – Se puso de pie – Tampoco hay que exagerar hombre. Cosas como éstas pasan todo el tiempo.  

 

 

 

El Mink le tomó una de sus manos y la llevó a su pecho, ahí, pudo sentir como un pulsado continuo y acelerado habitaba dentro de él. Su corazón no se tranquilizaba.

 

 

 

- Está… latiendo muy rápido – Buscó de mirarle a los ojos – Tu pulso se ha acelerado.

 

 

 

- Eso es porque realmente me preocupaste… tuve miedo de que pudiera ocurrirte algo.

 

 

 

- Ya todo pasó - Se sintió incómodo – Estoy bien, de verdad – Buscó de apartar su mano con suavidad. Se sentía mareado, como si todo lo que estaba pasando lo estuviera adormeciendo en cada una de sus células.

 

 

 

En ese momento Iason lo haló con cuidado.

 

 

 

- Ven Riki - Lo fue atrayendo hacía su cuerpo.

 

 

 

- …

 

 

 

Extrañamente el muchacho fue cediendo, hasta que terminó envuelto de nuevo por aquellos brazos tan fuertes.

 

 

 

Riki sentía la respiración de Iason. Se olvidó totalmente del ardor de sus recientes rasguños.

 

 

 

- Iason, yo… la próxima vez te venceré. De no haber sido por éste inconveniente, de seguro te habría ganado.

 

 

 

- Jum… lo mejor será que volvamos.   

 

 

 

Iason se giró para ir en busca de su caballo. El moreno se encontraba indeciso, un sentimiento se había alojado en su cuerpo desde aquella noche y no sabía de qué se trataba. Riki apretó con fuerza sus puños, actuaría de acuerdo a su deseo, aunque después se arrepintiera de lo que pasara.

 

 

 

- ¡Iason! – Gritó.

 

 

 

El hombre se volteó. Riki se notaba agitado. Se paró delante del ojiazul, haciendo marcada la diferencia de estaturas.

 

 

 

- ¿Qué ocurre Riki…?

 

 

 

- ¡Bésame! – Demandó con autoridad.

 

 

- …

 

 

 

 

El Mink ablandó la expresión de su rostro, sabía que el pequeño ser que se encontraba delante de sus ojos estaba en extremo sobresaltado, era como si lo pedido hubiese salido con extrema dificultad de su interior. Tenía las cejas totalmente fruncidas, las venas de su frente marcadas y sus labios apretados, todo eso lo delataba.

 

 

 

 

Riki tenía la actitud necesaria para robarle un beso, es más, no tenía ninguna pena en agarrarlo y besarlo a la fuerza si era preciso. Lo que lo detenía o lo cohibía realmente era la notoria diferencia de tamaños. Así que pedirlo autoritariamente era el único camino viable.

 

 

 

Iason se aproximó pues a los labios del muchacho, besándolo primero despacio. El rubio tuvo que agacharse un poco. Riki mantenía los ojos cerrados, se dejaba capturar por los labios y la lengua del mayor. Trataba de intensificar más el beso, parándose inclusive de puntillas y llevando sus brazos hasta el cuello del ojiazul. El Mink se posesionaba de la cintura del chico, instándolo a estrujar cada vez más los cuerpos uno contra el otro. De aquel modo, sus respectivas hombrías empezaban a rozar y a despertar conjuntamente.

 

 

 

- Iason… ah…

 

 

 

El ojiazul había metido su nariz en el cuello del muchacho y lo aspiraba con fuerza, lo que provocaba que se le levantaran cada uno de los vellitos.

 

 

 

- Que bien hueles Riki… me encanta… - La esencia que destilaba Riki era una mezcla de sudor con tierra y algo más, era agradable, un aroma varonil que lo volvía loco.

 

 

 

- Ah…  - Iason metió sus manos debajo de su camisa, acariciaba su abdomen - ¡Ah! – El hombre le pellizcaba las tetillas semi erectas.

 

 

 

- “A éste paso…” – El ojiazul se apartó, sabía de antemano que las virilidades de ambos estaban ya en alza. Tomó entonces a Riki de la muñeca y lo llevó hasta detrás de unos matorrales.   

 

 

 

Entre las hojas de los arbustos, de nuevo Iason se hizo de los labios de Riki, lo llevó a acostarse en la hierba, se separó entonces un poco para contemplarle, como lo hubo hecho la noche anterior y que había tomado ahora por costumbre: El moreno se hallaba sonrojado, respirando un poco agitado y con la mirada impuesta en él, una mirada tierna, podría que decirse que hasta sumisa, que le daba a entender que estaba por entregarse enteramente. El rubio acarició sus oscuros cabellos.

 

 

 

- Riki…

 

 

 

Dejándose acariciar, dejándose domar…

 

 

 

- Ahora, voy a hacértelo – Emitió con suavidad, casi como un murmullo al tiempo que empezaba a meter su mano dentro del pantalón del chico.

 

 

 

El moreno no quería pensar en nada, desde hacía días ansiaba hacerlo con alguien ¿Lo haría entonces con su señor? Detestaba entonces el hecho de ser tan activo sexualmente y su falta de control.

 

 

 

- Ah…

 

 

El rubio había llegado hasta su trasero, en donde buscaba de introducirle sus dedos. Riki empezó a mover sus caderas de arriba abajo, a abrir las piernas, tratando de hallarle espacio a aquellos dedos largos y lascivos.

 

 

 

- Iason… um… - Cerró los ojos y echó su cabeza hacía atrás.

 

 

 

Sin premeditarlo, Riki pensó en Guy su pareja y empezó a tener duda ¿Lo que estaban haciendo era lo correcto? Recordó también lo que había visto entre Iason y el señor Raoul ¿Desde cuando el mismo era tan sensato?

 

 

 

Buscó de levantarse.

 

 

 

- ¿Sabes qué? Ya no quiero hacer esto.

 

 

 

Pero Iason lo detuvo.

 

 

 

- Iason…

 

 

 

El Mink iba a atraparlo de nuevo. Sin embargo algo lo contuvo.

 

 

 

- ¡Señor Iason!

 

 

 

Era la voz de Katze, de seguro había visto los caballos solos y se había extrañado.

 

 

 

- … - Iason permaneció en silencio, quizás esperando a que el hombre desistiera en su búsqueda. Escuchó los pasos de su capataz muy cerca. Se dirigió a Riki – Ésta noche sube a mi alcoba. Te estaré esperando.

 

 

 

- ¿Eh…? - El moreno no pudo decir nada más, al instante el mayor se levantó y hubo salido de entre las plantas – “Maldición…y ahora… ¿Qué debo hacer?”

 

 

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Ajá!!! ^o^ ¿Qué sucederá ahora? ¿Será Riki capaz de ir a ese encuentro? ¿Cuál será la reacción de Raoul al enterarse de todo esto? Hasta la próxima oportunidad!! les mando besos de azúcar y caramelo a todos mis bellos lectores *3* <3 <3 <3 Bye  Bye!!

 


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