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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

 

 

Hi!!!! ^-^ agradeciendo a todos por acompañarnos una vez más :B (inner: vaya… cuando se trata de yaoi siempre le das prioridad ante todo lo demás ¬.¬) ejem… ya me pongo a estudiar xD (inner: más te vale! ¬¬#) a leer mis querubines!!

 

 

 

 

 

 

 

 

Totalmente desnudos y con total desespero, los hombres buscaban satisfacer sus bajos instintos. Riki respondía favorablemente a cada una de las caricias de rubio, y es que Iason sabía exactamente cómo y donde tocarlo, como si los gemidos del pelinegro le indicaran que deseaba que le hiciera.

 

 

 

- Iason… - Trataba de mantener abiertos los ojos – Ya no… puedo… más…

 

 

 

En el momento en que el Mink rodeó su inhiesta hombría con una de sus manos, Riki sintió que le faltaba el aire. La manera tan exhaustiva con la que lo trataba, lo hacía desearlo cada vez más. El frotamiento de su pene lo llevaba a mover las caderas, Iason también le besaba y le mordía el cuello, le lamía el abdomen y rodeaba las tetillas… no olvidándose de continuar haciendo maravillas con el pene del muchacho.

 

 

 

- Bas…ta… - Se atragantaba con su saliva – Que salga… que salga todo… ¡Ahg!

 

 

 

Aumentando la vivacidad de sus frotes, el Mink logró por fin liberar al lascivo Riki. Toda su esencia se desparramaba cálidamente en la mano pálida del mayor.

 

 

 

- Oh… oh si… - Contemplaba aquella sustancia viscosa y olorosa entre sus dedos - ¿Te ha gustado?... - Lujuriosamente, Iason se lamió los dedos.  

 

 

 

El de cabellos cortos, permanecía con la mente en blanco, ignorando cuantas veces se había corrido desde que hubo llegado a la habitación.

 

 

 

Bastó la noche y fue bien aprovechada. Riki se dejó someter, como un esclavo a cada una de las barbaridades de su amo. Satisfizo al rubio en todos sus caprichos: Lo masturbó, devoró enteramente su hombría las veces que así quiso; le permitió que lo ultrajara de las maneras más rudas y salvajes posibles, una y otra vez si ninguna clase de pudor ante las posturas que le hacía tomar;  le insultó y le suplicó utilizando las palabras más obscenas que tenía en el repertorio de su mente; realizó éstas y otras cosas excéntricas e impúdicas, que el pelinegro se sorprendió que la mente de un señor de la alta clase pudiera concebirlas, y más, que el mismo aceptara a cumplirlas todas. Cuando se trataba del placer, el mestizo se entregaba enteramente y sin restricción alguna.

 

 

 

 

- Ah… ah… - Con los ojos cerrados y el cuerpo empapado en sudor, Riki se mantenía inmerso en los espasmos que precederían luego de su enésimo orgasmo – perdida la cuenta, como ya hemos mencionado -. Se hallaba bañado en la semilla del Mink, el cual había evitado eyacular dentro del muchacho.

 

 

 

 

Iason se mantenía con dificultad sobre Riki, se sentía sumamente agotado, sus brazos flaqueaban y sus piernas temblaban, era la primera vez que sentía algo así.

 

 

 

Decidió ceder ante el cansancio y se arrojó sobre el pelinegro, quien lo recibió con los brazos abiertos. Mientras lo abrazaba con los ojos cerrados, el chico se dedicaba a percibir la textura de la piel del que acababa de ser su amante. Deslizó sus manos a través de su angosta y húmeda espalda. Riki suspiraba, el ojiazul le besaba el cuello. Volvió una vez más a tocarle, ésta vez para sentir lo fornido de sus brazos ¿Qué tenemos aquí? Parecía decir la expresión del moreno, los bíceps del Mink estaban bastante marcados, ahora comprendía de donde provenía la fuerza bruta con la que lo acababa de poseer.

 

 

 

- “Es todo un terrateniente” – Sentía que se le ponía la carne de gallina.

 

 

 

El rubio se acostó a un lado del muchacho. El cansancio le había abarcado por completo. Se dedicó únicamente a contemplarlo. Guardando silencio. No emitiendo ruido alguno.

 

 

 

Aquella… “docilidad” que había sido testigo de presenciar por parte de Riki, lo tenía sumamente maravillado. Nunca esperó que los gemidos del moreno fueran tan exquisitos, tan suplicantes y apasionante…. ¡Ah! ¡Cada vez que le suplicaba, el ojiazul deseaba tomarlo con aún más rudeza! A pesar de que fuera un muchacho, sabía que era un vicioso de los placeres de la carne.   

 

 

 

La noche empezaba a dar paso a la mañana. No habían tenido ni tiempo de cerrar los ojos. Riki no dudó en levantarse y buscar sus ropas.

 

 

 

Ya vestido, abandonó el lugar sin mirar atrás, como si lo ocurrido en aquella habitación hubiese sido olvidado.

 

 

 

 

Riki tras cerrar la puerta, permaneció unos instantes recostado en ella. Pensando. Analizando lo que acababa de pasar.

 

 

 

 Luego de permanecer unos minutos así, procuró de bajar las escaleras con cuidado, de hacer el menor ruido posible, así evitaría ser el tema de conversación entre los sirvientes en la mañana.

 

 

 

- “¿Riki?”

 

 

 

Pero alguien lo vio, Daryl lo descubrió saliendo de la habitación del ojiazul y así cayó en cuenta de lo que estaba pasando. Con el mismo silencio, el joven mayordomo se encerró en su alcoba a arreglarse para iniciar con la jornada.

 

 

 

Iason no había querido que el muchacho se fuese de ese modo. Había adorado que se quedara en su cama, abrazándolo mientras se secaba el sudor de sus cuerpos, había deseado besarlo con amor luego de habérselo hecho y si era posible, repetirlo antes del desayuno. Pero no pudo actuar así, algo se lo impidió. Tratar a Riki de ese modo no sabía si le agradaría, ya que pudiese ser que el moreno pensase y quisiese, que lo acontecido no fuera más que la búsqueda conjunta de placer.

 

 

 

 

Pero, lo que más ansiaba el Mink más que nada, era descubrir como reaccionarían ambos – Riki y el mismo – después de lo ocurrido. Era tan enigmático y a la vez fascinante. Ya que era posible que su propio amor hacia el pelinegro se esfumara de golpe – si resultaba ser verdad que todo era producto de un capricho – como le había indicado Raoul.    

 

 

 

De cualquier forma, Iason no se quedaría quieto luego de esa noche tan apasionada que hubo ocurrido entre ellos. Ahora, quería hacer uso de ese cuerpo y disfrutar de él cuanto pudiere, y hasta que sus propios sentimientos se mostraran.

 

 

 

***

 

 

 

Posteriormente los dos hombres retomaron sus vidas habituales.

 

 

- ¡Eh! ¡Que ya ha llegado la carga!

 

 

 

Katze llamaba a los hombres para que se acercaran a descargar, mientras Iason supervisaba. Cosa que no hacía muy a menudo.

 

 

 

- ¿Lo ves?... ¿Es el señor Mink? – Murmuraban los empleados.

 

 

 

- Es él en persona – Cohibidos ante su presencia – Oigan. Creo que está viendo hacía acá.

 

 

 

 

Pero Riki no se intimidaba ante la figura de su patrón. Sin ninguna clase de pena le regaló una leve sonrisa a modo de saludo, acompañado con un ligero movimiento de cabeza, como quien dice “¡Hey!”, a esto, el ojiazul lo respondió con una mirada encantadora  y bastante seductora.

 

 

 

El corazón del pelicorto comenzó a latir con desenfreno. Había descifrado en aquella mirada, algo que le encantó. Se sintió inyectado por una energía casi animal.

 

 

 

No perdió tiempo. El mestizo buscó de encaramarse en el camión para empezar con el trabajo. Los demás parecieron salir de su trance al notar los ánimos con que Riki los alentaba.

 

 

 

- ¡Vamos! ¡Aquí va! – Luego de cargar un saco, lo arrojaba sobre otro hombre que lo llevaba hasta el suelo. Todos eran apilados. Serían llevados hasta los almacenes.

 

 

 

Riki sabía que en todo momento estaba siendo observado por la mirada crítica de Katze, y más que todo, por las orbes azules que parecían haberse aferrado a su existencia. Así que ponía empeño en levantar cada saco, de modo que pudieran notar cuanta fuerza poseía ese pequeño cuerpo. Marcándose cada músculo y vena con cada esfuerzo. No tardó en sudar, lo que era como un premio para él. Algunos mechones de cabello se pegaban a su húmeda frente, y la camisa que llevaba, mostraba pequeñas manchas oscuras.

 

 

 

Iason observaba al chico como si fuese un raro y fascinante espécimen, un objeto preciado o anhelado, estaba sumamente maravillado con sólo verlo. Su rostro se enrojecía por el esfuerzo y el rubio se perdía completamente. Sus ojos subían y bajaban constantemente, delimitándose en la imagen corpórea de Riki. El ojiazul estaba convencido de que el moreno sólo quería presumirle, le coqueteaba de frente, ese no era más que un método de cortejo entre los hombres, en donde se ponía en manifiesto la propia fuerza física. Era un acto inconsciente, que estaba teniendo un efecto positivo, pues el Mink permaneció en aquel lugar hasta que todos los sacos fueron descargados y guardados.

 

 

 

 

- Ah… Iason – Riki que estaba solo en el establo, se percató de la llegada de su señor - ¿Te traigo a Blondy? – Le miraba de reojo.

 

 

 

El rubio no contestó con palabras, asintió levemente, acompañado con una pequeña y casi imperceptible sonrisa.

 

 

 

Riki no pudo evitar sonreír también – como un acto reflejo – no sabiendo exactamente porqué. Fue hasta donde se encontraba el caballo blanco.

 

 

 

- Toma – Mencionó con suavidad.

 

 

- Eres un buen chico… Riki…

 

 

- ¿Eh…?

 

 

Cuando Iason tomó las riendas, aprovechó de atrapar la mano del muchacho entre la suya, de modo que pudiera sentir su piel. Poco a poco se fueron soltando. En ningún momento el rubio apartaba la mirada de Riki, ahora sonrojado.

 

 

 

- Esto… - Se le acortaron las palabras ¿Exactamente que quería decir?

 

 

 

No tuvo que buscar que más decir. El Mink se abalanzó sobre el pelinegro en torno a sus labios. Logró capturarlos y ambos se envolvieron en un salvaje y húmedo beso en donde sus lenguas batallaban fieras entre ellas.

 

 

 

Iason fue empujando al otro hasta que cayeron en la paja que había en un rincón. Seguían besándose, degustándose el uno del otro. Los brazos de Riki habían bordeado el cuello del rubio, y sus piernas buscaban de aferrarse a aquella ancha cintura en donde se alzaba el miembro.

 

 

 

Las manos del Mink jugaban con el cuerpo bajo suyo, amasando y acariciando, apretando y arañando. Como pudo el hombre se deshizo de los pantalones del moreno y bajó los suyos lo suficiente para sacar su hombría erecta.

 

 

 

- Ah… ah… - El pene del ojiazul iba entrando en su interior – Ia… son…

 

 

 

Su nombre en aquellos labios. Gemido de aquella manera. Nunca imaginó que algo tan dulce lo encontraría en alguien como él. Riki se mordía los labios y se relamía, deseando la ola de placer que acompañaba el tener relaciones sexuales en un lugar inapropiado.

 

 

 

- Rápido… Iason…

 

 

 

El mayor no esperó mucho para empezar a moverse. Estaba ansioso por sentir a Riki apresándolo por dentro, el calor del hombre que lo estaba llevando al borde de la locura.

 

 

 

Iason lo tomó de las piernas y empezó a penetrarlo con fuerza y brusquedad, su miembro rozaba las paredes del ano de Riki y tocaba todas las zonas que lo hacían vibrar. Debido a ello, el moreno comenzó a moverse junto al rubio, a gemir sin ninguna clase de pudor y a retorcerse como gusano rastrero entre los brazos del mayor.

 

 

- Oh Riki… Riki… - Sólo tenía en mente  poseerlo.

 

 

 

Sus encuentros sexuales se volvieron habituales. No era raro que estuvieran copulando entre el monte o en un rincón del establo cuando nadie los estaba viendo. Iason amaba cuando tenía a Riki contra la pared, cuando lo hacía quejarse, soltar sonidos roncos cada vez que lo tomaba y lo “vencía”.

 

 

 

Daryl entraba a la alcoba del señor a limpiar. Riki entonces se tenía que ocultar en el armario e inclusive debajo de la cama, sabía que el rubio lo hacía adrede. No le daría el gusto de  que el sirviente le encontrase totalmente expuesto.  Así que se negaba cuando el Mink exponía la posibilidad de amarrarlo al lecho. Salvaría el poco de dignidad que le quedaba.

 

 

 

Aunque para el joven mayordomo la situación no era nada nueva, sabía que Riki tenía relaciones sexuales con su patrón. Después de todo, cuando le veía salir de la habitación – como si fuera un ladronzuelo – se encontraba con los residuos de semen en las sabanas y rastros de tierra de sus botas en la alfombra. No había que ser muy sabio para dar con el resultado de qué rayos hacían los dos hombres encerrados en la alcoba tanto tiempo.

 

 

 

- “Maldito Iason, buscas de humillarme… estas me las pagas, pervertido de mierda” – Salía en una oportunidad cubierto únicamente por una sabana, el Mink le hubo arrojado fuera en aquellas condiciones cuando se había negado a alguna de sus peticiones sexuales “¿Estas loco?  ¡Yo no haré eso!”, le había exclamado ante la petición.

 

 

 

 

Riki no podía negarse a sus encuentros, su patrón era endemoniadamente bueno en la cama y él era como una tetera hirviendo. La única forma de desahogarse se la servían en bandeja de plata y el moreno no desaprovechaba las oportunidades.

 

 

 

 

Por más que el pelinegro trató de pasar desapercibido, en una de esas ocasiones fue descubierto por uno de los sirvientes saliendo de la habitación del Mink. Obviamente el chisme se regó por toda la hacienda. Así el moreno se convirtió en la comidilla del lugar.

 

 

 

- Ju… - Ocultó un poco su boca y su maliciosa sonrisa.

 

 

 

- ¡¡No te rías!! – Riki estaba tan enojado que la vena en su cuello se remarcaba.

 

 

 

- Eres adorable cuando te enojas ¿Lo sabías? – Con suavidad acarició la mejilla del moreno.

 

 

 

- ¡Tsk! ¡Venga ya! – El muchacho apartó la mano de su rostro con brusquedad. Notó que a pesar del desprecio que acababa de tener con él, el mayor lo miraba con extrema ternura. Sólo el Mink y Guy lo veían de esa forma tan afable. Pudo dilucidar entonces, lo que contenía esa mirada.

 

 

 

Luego de bajar los humos. El pelinegro volvió a tomar armas en la conversación.

 

 

 

- Iason, háblame con sinceridad… ¿Sientes algo por mí?

 

 

 

Se sorprendió un poco. Su corazón empezó a latir más rápido, como si le hubiese hecho una pregunta incriminatoria. 

 

 

 

- ¿De verdad quieres saberlo? ¿Qué esperas que conteste? – Era muy astuto - ¿Qué sientes tú respecto a lo que hacemos?

 

 

 

 

- Yo no siento nada. Es así y es lo mejor. No sintiendo nada es la única forma de que tú y yo podamos estar juntos. Si llegamos a depender el uno del otro todo quedará arruinado, el placer se irá y todo lo que tenemos se acabará. No podremos seguir haciendo lo que hacemos. El cariño no nace entre lo sucio, y lo que tú y yo hacemos está lleno, abarrotado de esa suciedad…  – Terminó de afirmar con un tono cantado: - El patrón y el trabajador se dedican a lo suyo… ¿Lo entiendes queridito?

 

 

 

- Completamente – Contestó con un deje de desilusión. Se abalanzó sobre el moreno, buscando de besarle.

 

 

- Oye… Ia… son…

 

 

- ¿Sabes”querido”? El patrón quiere ensuciarte de nuevo… - A pesar de que lo amara, no esperaba que Riki pensara que ese amor, era algo vil y reprochable. De ser así, entonces lo llenaría de él… hasta no dejar ni una sola zona sin marcar.

 

 

 

 

 

Continuará….

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

 

Hasta los momentos parece que nuestro Blondy ha capturado el cuerpo de nuestro mestizo ¿Será capaz también de capturar su corazón? *-* Me encanta hacer sufrir a Iason, así que Riki no se rendirá tan fácil ante él *Risa demoniaca* wuajajajajajajajaja!! Sufre Iason!! Sufre!!  xD cabe mencionar que desde ayer ando brincando en una pata (inner: y eso? o.o) POR QUE EL REMAKE DE AI NO KUSABI SI VA PAL’ BAILE!!! *o* (inner: honto???? O.O) si, a según cambiaron de productora y hasta de diseñador de personajes (inner: x mi que los dibujen hasta con crayones, pero no aguanto más la tortura por éste remake *O*) y a mí que me iba y venía si llegaba el 2012, pero si es por ank que sea cuanto antes enero!! xD Gracias por leer y por cualquier comentario que deseen dejar!! Hasta la próxima!! Kisus de amor y cariño ^3^ <3 <3 <3 Bye Bye!!

 

 

 


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