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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

Hola a todos mis queridos amantes de ank y seguidores de ésta historia!! ^o^ Disculpen la tardanza ^.^U pero lo importante es que ya estamos de vuelta :D jo jo Que tal ese 14 de febrero? Espero que haya estado colmado de mucho amor y… (inner: YA BASTA!) o.o (inner: podemos dejar eso para después??? Me muero por saber que pasa0>.<0) je je wakatta n.n” muy bien… a leer!! (inner: Eso!!!!! *w*)

 

 

Cuando Daryl vio llegar a Riki, no pudo evitar sentirse emocionado. Sin dudarlo se arrojó a sus brazos.


- ¡Riki!


- ¡Oh! – Aunque el gesto le tomó por sorpresa. El mayordomo era en extremo tímido – Vamos. Ni que me hubiese ido por tanto tiempo… - Le separó con suavidad – No me digas que vas a llorar, porque eso no me lo perdonaría – Con sutileza le tomaba del mentón. El chico intentaba por todos los medios de mantener la cabeza gacha.


- Yo… estoy muy feliz de que hayas vuelto…


- Pues no se ve.


El pelicastaño le regaló una sonrisa, y junto a su sonrojado rostro, aquella fue una escena que le hizo sentirse satisfecho de regresar.



- ¡¡¡Salud!!! – Todos levantaban sus botellas.


- ¡Viva Riki!


- ¡¡Que viva!!


Aquella misma noche se realizó una fiesta en su honor. Los hombres celebraban el regreso de su compañero. El moreno estaba más que convencido de que aquello no eran más que excusas para emborracharse. Como fuese le pareció bien. Él también tenía deseos de beber hasta caer inconsciente, pero a diferencia de otras ocasiones, el motivo era la dicha, no la tristeza.



***


Y así transcurrieron los días. En completa calma.


Desde la ida de la señora, las cosas en la hacienda Mink parecieron calmarse. Más sin embargo, en la mente de Riki las cosas no estaban tan templadas. A pesar de haber sido tan rudo sobre lo que había dicho Iason a su madre, no podía dejar de pensar en una cosa:



“Amo a éste hombre”


La oración dicha por el rubio y luego desmentida, se había instalado en su cerebro sin muestras de ser olvidada.


- ¡Ah!


Revoloteó con la mano el agua que acababa de colocar para los caballos.


- Debo estar cansado.

Su mente le había hecho jugarretas mostrándole el reflejo de su señor.


- Riki ¿Todo bien?


- Eh… si. No hay problema.


Sus compañeros de trabajo ya sabían lo de él y su patrón. Pero como no eran asunto de ellos hacían lo más sensato, cerraban la boca para evitar meterse en problemas. Katze tenía mucho que ver en eso. Hacía lo posible por evitar que la cosas fuera más allá.


- ¿Qué es esto?


- Es una flor Riki.


El muchacho arqueó las cejas.


- Sé lo que es. Gracias. Pero no soy una mujer. Como comprenderás, los hombres no caemos en eso.


- Sólo quería ver tu reacción – Iason jugaba con la flor entre sus dedos – Eres como las flores del campo, haces que la hierba se opaque ante tus colores – Pronunció con entonación poética.



- Mmm… - Riki por falta de interés, no se esmeraba mucho en comprender las metáforas. Se dedicó pues a detallar al hombre  ¿Desde cuando la luz del sol hacía brillar tan esplendorosamente su cabellera? Y sus ojos… nunca los vio tan azules.


- ¿Qué sucede? – Le obsequió una hermosa sonrisa perlada – Te has silenciado de pronto…


El pelinegro sintió como si una chispa le hubiera dado en el cuerpo. Sin pensarlo mucho, le arrebató la simplona flor al mayor y empezó a correr. A una distancia prudente, se giró y le dio indicios de que quería que lo siguiera. Iason sonrió. Prosiguió a perseguirle.


Llegaron hasta uno de los surcos de agua, en donde Riki se quitó las botas y empezó chapotear con los pies. El Mink estaba enternecido, mirándolo actuar como un niño. Aunque el moreno le hubiese rechazado con tanta vileza, estaba más que decidido a conquistarlo. Estaba seguro de que a la final, terminarían domando su corazón. Si, estaba seguro…


- Riki ¿Estas enamorado?


- ¿Eh?


El pelinegro se había impresionado ante la pregunta hecha por Daryl.


- Tu cara y tus ojos tienen un brillo diferente. Y no dejas de suspirar, como si añoraras algo.


- Debe ser melancolía. Extraño mi hogar – Trató de salvarse.


- Puede ser… El señor también ha cambiado mucho de un tiempo para acá. Creo que ha sido gracias a ti Riki. Después de todo, has sido al único que le ha permitido acercarse tanto a él.


- ¿Tú crees?


Riki se extrañó ante su comentario. Más luego se enteró de que antes de su llegada a la hacienda, Katze era el único que tenía encuentros fortuitos con el patrón. Había acabado con el sistema. Ahora él era el único que tenía.  


- Pienso que el señor también se ha enamorado.


- ¿En serio?


- Lo puedo hasta asegurar. Conozco muy bien al señor Mink.

 
- ¿Tan evidente es?


- Si. ¬Yo pienso que ambos deberían sincerarse – Le animó.


- No sabía que tú también podías bromear – Comentó.
 

Riki se sintió más perturbado que antes. Quería a Guy y sin embargo, su corazón no dejaba de palpitar con desenfreno cada vez que tenía contacto con ese hombre, no dejaba de ansiar sus besos, de pensar en él ¿Estaría realmente… enamorado de Iason?



“Eso… sería muy problemático”


- Riki… - Iason le rozaba la mejilla con una pluma blanca.


- Iason…yo… hay algo que debo decirte - Entrecerró los ojos. Sus mejillas estaban sonrojadas.


- ¿Qué pasa? ¿Quieres que las afloje? – Refiriéndose a las cuerdas con que lo había atado a la cama. Sin muchos miramientos ésta vez había aceptado su petición.  


- Esto… “Esto… no debe enterarse” – Y una vez más se dejó llevar – No es nada… házmelo… sabes cómo me gusta…


- Muy bien Riki. Eres un muy buen chico.


La hora de la merienda llegaba. Daryl permanecía expectante ante el Mink que probaba de sus nuevas creaciones.


- Está delicioso Daryl. Siempre logras sorprenderme – Lo alabó.


- ¿Lo dice en serio? – Hasta él mismo se hubo sorprendido, era la primera vez que el hombre lo halagaba de frente.


- Así es – Se llevó otro dulce a la boca – Oh… pero ¿A que esperas muchacho? Toma unos cuantos y entrégaselos a Riki. Tiene que probarlos cuanto antes y darme la razón – Agitaba su mano para que se diera prisa.


- Como ordene – Emitió alegre.


- Espera – Lo llamó antes de que se marchase.


Tomó un pequeño trozo de papel y escribió algo. Le hizo entrega al mayordomo de la nota.


- Entrégale esto también. Confío en ti y sé que guardarás el respeto a la privacidad – Se lo entregó con total confianza, doblándolo apenas a la mitad.


- Puede contar con ello – Hizo una reverencia luego de tomar la nota. Se sentía en extremo feliz de que su patrón le tuviera tanta estima.


Y todo había sido producto de una banal conversación, luego de haber tenido sexo con Riki…


***Flash Back***


- Iason… Dime ¿Qué opinas de Daryl? Hace poco tenías pensado cambiarle como si no te importara lo más mínimo.


- Claro que me importa. Es un gran muchacho. De los mayordomos que hay aquí en la hacienda, es al que más le tengo aprecio.


- ¿Y por qué no se lo haces notar?


- ¿Es eso necesario?


- ¡Claro que lo es! Por favor Iason, eres el patrón de un centenar de hombres. Para ese chico saber que no eres indiferente a lo que hace lo haría sentirse valorado. Y sabes que los empleados que se sienten valorados trabajan el doble – Luego emitió a modo de suspiro - A la gente le gusta sentirse querida. Pero a veces hay que demostrárselo con palabras…



- Tienes razón Riki. Las palabras de afecto a veces son necesarias – Al emitir esto, el Mink no pudo evitar dirigir la mirada en torno al muchacho ¿Aplicaría él también su propio concepto? Esperaba con anhelo que el muchacho le dirigiera palabras amorosas alguna vez.  



***Fin del Flash Back***


Toc Toc!


- ¡Riki! ¡Riki! ¡Soy yo, Daryl!


La puerta se abrió con suavidad y muy poco. Kirie se asomaba por la pequeña abertura.


- Ah… eres tú – Mencionó sin ganas - ¿Qué quieres? El sarnoso ese se está haciendo cargo de un problema de plagas.


Se escuchaba claramente el sonido de la ducha. Era probable que una que otra garrapata o pulga se hubiera adherido a la piel del pelinegro ¡Vaya, si le podía pasar a cualquiera que un bichito se encaprichara y los picara! Después de todo, estaban metidos en su territorio.


- No hables así Kirie. Estás hablando de tu señor.


- ¡Venga hombre! ¡Que no tengo todo el día! – Escupió con fastidio.


- He venido a entregarle esto a Riki, de parte del patrón.


- Si es así, entonces entrégamelo – Trató de tomarlo, más el mayordomo lo apartó – No te preocupes, yo se lo daré.


- Está bien. Pero asegúrate de que lo reciba – Se lo entregó.


Luego de que se marchara, Kirie aprovechó para revisar lo que le habían mandado. Quedó maravillado ante los dulces que se mostraban ante él.


- ¡Madre mía! ¡Que desperdicio el traerle algo así! – Exclamó - …A ver… sólo será uno – Se llevó uno a la boca - ¡Mmm! ¡Exquisito! – Se llevó otro - ¡Ah! ¡Un manjar! – Y así - ¿Para Riki? ¡Que va! Un vulgar como ese no debe de tener nada de gusto – Se metió todos los restantes a la boca de un solo sopetón, quedando con las mejillas infladas. Descubrió la nota adherida a la tapa de la caja. La leyó:


“Con cada uno que te lleves a la boca sabrás lo que me haces sentir al besarte… - Y ponía al final, a modo de posdata: - …No te quejes. Sólo cómetelos”



Kirie abrió exageradamente los ojos. Se sintió en extremo celoso. Escuchó que el ruido de la ducha había cedido. Totalmente impulsado por sus sentimientos, se llevó la nota a la boca en donde empezó de  buscar de masticarla, junto con el resto del bolo dulce que tenía esperando a ser tragado.



Riki salía frotándose los húmedos cabellos con una toalla. El mayordomo se giró, buscando de ocultarse. El pelinegro se extrañó y se acercó hasta él.


- ¿Y ahora qué te pasa?


Movió las manos y la cabeza como diciendo “¿A mí? Nada”.


- ¿Qué tienes en la boca? – Preguntó ante la evidente cantidad de comida que se mostraba, sobresaliente por sus mejillas.


- Na…da… - Medio soltó. Si abría de más la boca, todo se le saldría.


- ¿Nada? Entonces ábrela – Sonrió malicioso.


- Pe… ro…


- ¡Anda! Si no tienes nada, ábrela.


Unos segundos de tensión se produjeron.


- … ¡Glup! – Con algo de dificultad, Kirie se lo hubo tragado todo – ¿Lo ves? No tengo nada – Abría su boca hasta mostrarle la lengua, evidentemente delatora de sus actos.



- Mmm… - Lo observó – Y mira… ¿Quién estaba llamando a la puerta?


- Eh… ¿Cuándo? – Se hizo el desentendido - ¡Ah! Uno de los muchachos. Quiere que los ayude con las tareas de la casa grande – Mentía de manera expresiva -  Pero como usted sabe, mi deber está aquí… con usted…  - Esto último lo mencionó con total desgano.


- Ya… en fin, ya no me molestes más - Acto seguido se dirigió a su alcoba.


De nuevo solo, Kirie quitó de su rostro la sonrisa fingida que mostraba ante Riki.


- ¡Puag! ¡Que horror! – Sacaba la lengua. Debía ir en busca de agua, ya que sentía en la boca el amargo sabor del papel. En su descuido, había terminado tragándose la nota también.

 

 

 



Continuará…

 

 

 

 

riki to mimea

 

(Riki y Mimea... dibujados en momentos de ocio xD)

 

 

 

Notas finales:

 

(inner: eso le pasa a ese muchacho por metiche, ojalá que también le dé una indigestión ¬¬) Ja ja ¿Hasta cuando durará ésta aparente calma? ¿Qué desafortunados acontecimientos les espera a Iason y a su amado Riki? Eso será respondido luego, listo por el día de hoy xD muchas gracias a todos por haber leído el capi y por cualquier rr que deseen dejar n_n hasta la siguiente actualización! Besitos!! Bye Bye!!

 

 

 


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