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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

Hi Hi!!!! :D Espero que se encuentren todos con bien, agradeciendo como siempre a todas aquellas las personitas que comentaron sobre el capi pasado *3* … Bueno, bueno!!! Ha llegado la hora de continuar con nuestra history!!! Ojalá que lo que está por leer sea de su agrado n////n

 

 

 

 

 

 

 

Riki fue arrojado con brutalidad sobre la cama.

 

 

Acto seguido, el Mink se acercó y procedió a meterle las manos por debajo de la toalla al menor; éste trataba de resistirse, pero le era en extremo difícil. Era evidente que Iason era más fuerte. Jamás pensó que eso fuera posible, y es que nunca había tenido necesidad de resistírsele… ahora que se presentaba el caso, el pelinegro se daba cuenta que tenía todas las de perder.

 

 

 

Con rapidez, el rubio deshizo el agarre de la toalla y la jaló, dejando así, expuesta la virilidad del otro.

 

 

Riki se echó para atrás levemente, mientras le miraba con ojos que destilaban fiereza.

 

 

A pesar de la distancia, Iason podía escuchar la respiración agitada del pelinegro y percibir como habían aumentado los pálpitos de su corazón.

 

 

 

Le fascinó. Se deleitó ante la imagen de un Riki acorralado, como un animal pequeño ante uno más grande y más fuerte. Ante aquella sed, no pudo evitar acercarse cada vez más; el pelinegro trató de alejarse, pero el Mink no se lo permitió, le tomó y acercó con rudeza.

 

 

 

En el momento en que el rubio intentó besarle, Riki apretó los labios y ladeó la cabeza a un lado. Esto no lo detuvo, fue directo a su cuello en donde se enfocó en lamerlo y morderlo. El moreno trató de acallar sus quejas, pero la intención del Mink era esa, la de lograr que se quejara; de éste modo, el rubio llevó una de sus manos hasta el pecho de Riki y sin ninguna delicadeza, le apretujó una de las tetillas hasta que ésta se puso dura, también la frotaba, la pellizcaba… todo, a un ritmo apresurado. La cara del menor era un cambio constante, abría y cerraba la boca, curveaba los labios, alzaba y bajaba las cejas… pero no emitía sonido y si lo hacía era en un tono muy bajo.

 

 

Su cuerpo también se curveó debido al placer. Sentía que las piernas le temblaban.

 

 

Para tratar de distraerse o quizás en un acto reflejo, Riki empezó a mover las piernas de un lado a otro, como frotándolas entre sí de modo que su pene se despertó por completo. Esto fue captado por Iason, que con una sonrisa burlona, se aproximó hasta el rostro del moreno que intentaba por todos los medios de mantener los ojos cerrados. Pudo ser testigo de cómo aquellas orbes negras se iban descubriendo poco a poco, Riki había sentido la respiración del mayor muy cerca.

 

 

- Ni te atrevas – Gruñó Riki tratando de soltarse inútilmente.

 

 

- ¿Qué no me atreva a qué? – Mencionó Iason con molestia – Ya te he dicho mil veces que lo que yo te pida debes dármelo – Comenzó a sobar la hombría inhiesta, lo suficiente para tomar un poco de pre semen para untarlo en la entrada del menor – ¿Por qué eres tan necio? Si estuviera ese tal Guy en mi lugar ahora… no te le resistirías ¿No es así? – Mencionó con una rabia terrible.

 

 

 

Le enfadó el hecho de que no le respondiera.

 

 

 

- Si quiero hacértelo debes quedarte quieto y abrir las piernas ¿Qué no lo has entendido? – Sin piedad le levantó una de las piernas y le introdujo dos de sus largos dedos.

    

 

 

- ¡Agh! – Riki trató de tragarse las quejas - No… las cosas no son así…

 

 

 

El rubio entrecerró la mirada. Sacó los dedos y empujó al joven hasta que éste cayó sobre la cama. Riki iba a tratar de levantarse, pero Iason le jaló de las piernas y lo obligó a quedar acostado.

 

 

 

Se sintió humillado, en varias ocasiones él y muchos de sus amigos, había agarrado a jovencitas inexpertas y las habían tratado con semejante bestialidad; tal vez para ellos era divertido, un juego, pero nunca se habían detenido a pensar en cómo se sentía estar en aquellas circunstancias. Verse imposibilitados, sin poder defenderse ante alguien más fuerte.

 

 

 

Riki empezó a moverse de un lado a otro tratando de soltarse ¡Si tan sólo pudiera zafar una pierna! Estaba seguro que le podría asestar una patada; pero no pudo, Iason le tomó de los tobillos y los apretó aún más.  

 

 

- ¡Suéltame! – Exclamó fuertemente.

 

 

- De nada sirve que te resistas, Riki. Y lo sabes bien.

 

 

A pesar de que estuviera excitándole el moreno no se permitía el relajarse, por eso, en el momento en que Iason lo penetró sintió un dolor agudo e indescriptible. No importaba las veces que lo hubieran hecho en el pasado, el pene del rubio era demasiado grueso para la angosta entrada.

 

 

 

- Riki… deja de ser tan testarudo… si no cooperas me obligarás a lastimarte… - Trataba de moverse, pero Riki apretaba y se lo impedía. 

 

 

 

El menor continuaba resistiéndose. Acallaba sus gemidos y quejas, y se mantenía frígido ante las acciones del otro.

 

 

- Bien… como quieras…

 

 

Iason a pesar de las dificultades, lo giró y desde atrás, continuó embistiendo el cuerpo bajo suyo, poniendo mayor empeño y rudeza. Si eso era lo que quería entonces le trataría como a un animal en celo.

 

 

 

Pero Riki no pudo evitarlo, en un instante que no pudo predecir su propio cuerpo le hizo una mala jugada y permitió que el pene del Mink se amoldara a su interior.

 

 

 

- Veo que te has aflojado… ¿Ves que si te gusta? Por más que tu boca diga lo contrario, aquí abajo sigues queriendo que te haga esto…

 

 

 

- Cá… llate… - Gruñía el sonrojado Riki. Sentía que todo su cuerpo iba a estallar en llamas, no sabía si por el calor que le producía la pasión o la rabia.

 

 

 

-  Apuesto que soy mejor que Guy… Anda. Atrévete a negármelo… dime que tu cuerpo no se pone tan salvaje cuando estás con él. Confírmame que he sido la mejor cama que has tenido…   - Le tomó con rudeza del mentón. Deseaba tanto… deseaba tanto ocupar un espacio tan grande en su corazón como el que ocupaba aquel hombre. Por primera vez, envidiaba a alguien con profundidad.

 

 

 

 

El menor, ante sus palabras, se sintió aún más rabioso y cuando la rabia anida se cometen actos irracionales. En el instante en que Riki escuchó aquello, no tuvo reparo en escupirle a la cara.

 

 

 

- ¡No compares a Guy contigo!… ¡Él es mil veces mejor que tú! 

 

 

 

El Mink se limpió el rostro “Con que esas tenemos”, fue lo que la respuesta verbal a su afrenta;  como castigo lo penetró con mayor salvajismo y sin ninguna clase de cuidado. Evidentemente Riki llegó a su límite, empezó a gritar, a exigirle que le dejara.

 

 

 

- Ia… son… ¡Ah!... ¡Bast… a!... ¡Deten…ah! ¡Duele!

 

 

 

- ¿Crees que puedes venir a insultarme así?... te quitaré esa majadería. Voy a hacer algo que debía a haber hecho hace mucho tiempo… voy a disciplinarte… a enseñarte como debes comportarte…

 

 

 

El Mink no se detuvo aunque desgarrara al muchacho, pensaba que aquella sangre y dolor representaban el castigo que Riki debía tener. Cuando se vino en el menor no lo sintió tan placentero como en otras ocasiones ¿Tal vez porque Riki no lo había disfrutado?

 

 

 

- Vamos… continua quejándote… ¿Por qué te quedas callado ahora? – Lo jaló desde los cabellos de la nuca, haciendo que levantara la cabeza. Riki insistía en morderse los labios y cerrar los ojos, ojos que sin preverlo habían derramado lágrimas que ahora bañaban su tostado rostro – “No… no quiero esto”… - Le asustó verle así, pero no lo demostró - ¿Por qué estás llorando? – Mencionó seco.

 

 

 

- ¿…Y lo preguntas?... Que descaro el tuyo, sinceramente… eres… de lo peor – Exclamó Riki cuando hubo sacado el miembro de su interior. Se limpió las lágrimas sin delicadeza.

 

 

- No te hagas el ofendido.  Tú fuiste el que no obedeció mi llamado.

 

 

- ¡Y ni lo volveré a hacer! ¿Todo tiene que ver contigo, no? ¡Eres el único que siente y que es herido aquí! – Soltó con sarcasmo - ¡Pero eso se acabó! ¡No quiero que me vuelvas a llamar! – Le escupió con ira y aún con las pestañas húmedas - ¡Si quieres volver a poseerme tendrás que volver a violarme! ¡¿Me oyes?!

 

 

 

- Eso…no es así - El rubio quedó en shock ante sus palabras. Pensaba que muy en el fondo, a Riki le gustaba que le tratase así de brusco. Pensó inocentemente que tratándole de ese modo, el menor comprendería cual debía de ser su puesto… ¡Cuanta ingenuidad la del rubio!

 

 

 

- Ya has hecho lo que querías, así que…  ¡Vete de aquí! – Le gritó rojo por la cólera. Como lo primero que tuvo a la mano fue una almohada, aquella se la arrojó - ¡No quiero verte! ¡¡Largo!!

 

 

 

Le dejó solo. No se esperó que Riki pensase que lo que acababa de hacerle era violarlo ¡No! ¡Eso no había sido así! Simplemente deseaba tomarlo, lograr transmitirle sus sentimientos, hacerle entender que al único que amaba era a él, hacerle entrar en razón… pero el muchacho se había cerrado tanto que ya no sabía como tratarlo. Iason creyó que tratándole con brusquedad lograría hacer que su terco corazón comprendiera sus sentimientos.

 

 

 

 

Riki había vuelto a la ducha, pero más para reflexionar que para limpiarse. Se hallaba recostado en una de las paredes mientras en agua le golpeaba de frente. A su mente volvía lo que acababa de pasar con Iason. Riki se sentía culpable ¿Por qué? No comprendía porqué se arrepentía tanto de haber acusado al mayor de haberle violado… ¿Por qué lo había hecho? ¿Acaso no lo había disfrutado también? Aunque le doliesen las heridas, admitía que en aquel momento las mismas habían formado parte del placer. Se detestó a sí mismo por sentirse agradecido en el momento en que Iason había entrado en su cabaña, por sentirse agradecido cuando se dio cuenta de que quería tener sexo con él. Golpeó la pared con furia y permitió que los mechones de cabello le ocultaran el rostro. Acaso… ¿Se había sentido feliz de que el Mink lo deseara tanto, como para ir a buscarlo directamente? Curvó entonces los labios y las cejas en una expresión de tristeza, sintió que los ojos le ardían y al cerrarlos, las lágrimas se escaparon. Se mordió los labios con amargura. Giró su cuerpo lo suficiente para quedar frente a la pared; en un acto casi inconsciente y producto de sus sentimientos, empezó a golpear su cabeza contra la misma un par de veces; quizás buscando provocarse un mayor dolor que el que estaba teniendo en su pecho. Cuando se detuvo, en su frente quedó una marca rojiza. Cerró la llave del agua y permaneció en el lugar hasta que las gotas de agua se le secaron encima. Con la mente totalmente en blanco.   

 

 

 

- ¿Iason? ¿Qué te ocurre? Luces algo decaído – Kirie le acariciaba el rostro con ternura.

 

 

 

 

El Mink no le respondió, simplemente permaneció en silencio y con la mirada perdida. Castigándose a sí mismo por sus errores ¿Desde cuando él cometía actos tan estúpidos e irracionales? Su amor por Riki lo estaba haciendo perder su propia identidad. Ya no era él mismo desde la llegada del pelinegro, había cambiado por completo, podría decirse que su vida se había vuelto más “viva” y a la vez más desdichada.

 

 

 

- Iason… - Kirie continuaba acariciándole. Él también había terminado enamorándose, y para su desgracia, aquel amor en el que tenía puestas las esperanzas, no era más que las huellas de un espejismo.  

 

 

 

Era algo triste, para el ojiazul aquel muchacho que le profesaba mimos y cuidados significaba menos que nada; para Iason lo único que importaban eran las muestras de amor del mestizo, muestras que se cansaba de esperar de su parte.

 

 

 

¡No compares a Guy contigo!… ¡Él es mil veces mejor que tú! 

 

 

 

Impulsado por una emoción de coraje extremo, Iason atrajo a Kirie sobre su cuerpo.

 

 

“Riki… ¿Por qué no puedes amarme de ese modo?”

 

 

De una manera que fuera capaz de ser defendido así…

 

 

- Iason… ¿Por… qué? – Estaba impresionado, el pelicorto se hallaba sobre el regazo del mayor, quien lo abrazaba. Sus mejillas se colorearon al instante.

 

 

- Bien, si es lo que quieres. Entonces voy a dártelo… - Mencionó más para Riki que para Kirie.

 

 

 

Seguidamente el ojiazul le abrió la camisa y se deshizo de los pantalones; con la misma brusquedad arrojó al pelicastaño sobre uno de los muebles que se encontraba en la habitación. Kirie se giró.

 

 

- Señor…

 

 

- Calla – Se quitaba el cinturón y se abría la bragueta.

 

 

 

 

Estaba poseído por la decepción. Quería comportarse de la manera más vil. Darle razones al ingrato de su amado para que se sintiera ofendido, entonces ¿Por qué el que sufría era Iason? Kirie no se dio cuenta ya que estaba inmerso en su propio dolor. Cuando el rubio le tomó brotaron de sus ojos azules, lágrimas de tristeza.

 

 

***

 

 

El menor llegó hasta el lago mientras caminaba. Pensar en lo ocurrido lo hacía sentir incómodo. Riki trató de desenfocarse completamente del tema, más cuando se llevó la mano al pecho – como ya se había vuelto costumbre – se encontró con el obsequio que le había hecho el Mink. Ya se lo colocaba por costumbre, como si se tratase de una especie de amuleto. Pero, a diferencia de otras ocasiones, se sintió profundamente rabioso; de un jalón rompió la cuerda que mantenía el anillo en su pecho y lo mantuvo en su mano un par de segundos. Cerró el puño como tratando de transferirle al anillo todas las sensaciones turbulentas que se estaban revolviendo en su interior; sin pensarlo más, alzó el puño y lo llevó hasta atrás de su cabeza, con el suficiente impulso logró lanzar el anillo hasta la parte profunda del lago. Con aquello, Riki pensó que se quitaría un peso de encima, pero sólo logró sentirse aún más deprimido.

 

 

***

 

 

Pasaron así, un par de días.

 

 

Podía llegarse a decir que Riki había sido abandonado. Ya el Mink no lo mandaba a llamar, ni le daba indicios de que volvería a buscarle para satisfacer sus deseos.

 

 

 

No era que las cosas fueran así ciertamente. Aunque no lo admitiera, el ojiazul se sentía acongojado por haber cometido aquel acto violento con el menor. Sabía que lo había lastimado con su imprudencia y lo menos que quería era volver a forzar al muchacho. Mantendría entonces, las distancias prudentes.  

 

 

 

Riki se convenció entonces de que no le importaba en lo más mínimo lo que hicieran Iason y Kirie. Buscaría otra forma de desahogarse. Así tuviera que pasársela masturbándose o buscarse otro que estuviera a ser su compañero en la hacienda. No se rebajaría a pedir las sobras del otro. Más todo se trataba de una vil mentira que trataba por todos los medios de creérsela.

 

 

 

Trató de aparentar normalidad entre los demás, aunque los comentarios le llovieran encima, el pelinegro no se dejaba alborotar. Mantenía la cabeza sumida en su trabajo. No podía darse el lujo de irse con los problemas que le había notificado Guy, ahora más que nunca debía opacar su orgullo y someterse a su trabajo como un esclavo.

 

 

 

Era común que Kirie se paseara con la cabeza bien en alto.

 

 

 

- ¡Uf! ¡Que hedor! – Exclamó cuando pasó al lado de Riki. Se tapaba la nariz.

 

 

 

Riki continuó con lo suyo. No se dejaría molestar tan fácilmente.

 

 

 

Lo insultaba directa e indirectamente, le tropezaba sus cosas, todo eso hacía Kirie cuando tenía la oportunidad. Y hasta en una ocasión, le insistió a Iason que quería pasear a caballo por toda la hacienda. Como el muchacho no sabía nada de cabalgar, el rubio tuvo que complacerle el capricho llevándolo en su caballo Blondy.    

 

 

 

Riki nunca se esperó eso. No se esperó que vería a Iason paseando a Kirie en su caballo favorito y mucho menos esperó que aquello le produjera tantos celos.

 

 

 

- ¡Más rápido Iason! – Pedía Kirie al hombre que controlaba al caballo – ¡Ja ja ja ja ja ja ja ja ja! – Totalmente extasiado.

 

 

 

El de cabellos negros jamás olvidaría lo que sintió cuando los vio, una cólera enorme se extendió por todo su ser. Kirie se veía tan dichoso montando aquel equino, y Iason a su espalda, llevaba las riendas ¿Cómo se atrevía a pasarle por un lado, exhibiendo a aquel niñato como si fuera una joya? Y se tomaba el descaro de acurrucarse en el pecho de su patrón. Quería tumbarle todos los dientes para quitarle esa sonrisita ¡Quería moler a golpes a aquel atrevido!

 

 

Pero había otra cosa que lo preocupaba.

 

 

- Riki… - Daryl estaba realmente preocupado. El Riki alegre que conocía ya no estaba - ¿Quieres que te traiga algo de beber? – Observaba al muchacho agitándose la camisa por el sudor.

 

 

- No tienes porqué hacer eso.

 

 

- ¿Cómo no? Eres mi amigo y debes de estar cansado – Sabía que el pelinegro no había parado su jornada en todo el día.

 

 

- Daryl…

 

 

- ¿Mmm?

 

 

El tono de voz que había usado Riki… había sido en verdad apagado.

 

 

- Cuando una persona dice algo a alguien sin pensarlo… y luego esas palabras no salen de su cabeza… ¿Por qué pasa algo así?

 

 

El mucamo se permitió unos segundos para pensar.

 

 

- Creo que eso es porque esa persona está arrepentida por lo que dijo.

 

 

- ¿Arrepentida? – Repitió, sin entender.

 

 

- Si. Pienso que si esas palabras no le dejan en paz, es porque se dio cuenta de que lo que dijo no era realmente lo que sentía, sino un producto del momento. Creo que esa persona se siente así, porque no puede perdonarse por haber dicho algo que hirió a la otra persona.

 

 

- ¿Tú crees que la haya herido? Digo ¿Crees que haya herido a la otra persona con lo que dijo?

 

 

- Mmm… puede ser. Todo depende de cómo sea su comportamiento después de lo que pasó.

 

 

Riki se dio cuenta de que Ison había estado evitándole. De eso no había duda.

 

 

- Ya veo… ¿Qué crees que la persona debe hacer?

 

 

- Creo que lo mejor es disculparse – Le aconsejó con una sonrisa.

 

 

- Así que… disculparse.

 

 

 

Y así, el joven Riki sin pensarlo mucho se dirigió hasta donde se encontraba Iason. No lo había buscado, simplemente ese día le había visto y acordado de las palabras de Daryl. Estaba saliendo de la casa grande.

 

 

- Iason – Llamó con algo de timidez.

 

 

El rubio levantó la mirada y no se sorprendió de hallarse a Riki, pero el pelicorto si se sorprendió, se sorprendió de verle tan… atrayente esa mañana. Los ojos de Iason destilaban un hermoso brillo.

 

 

- Yo… quería…

 

 

El rubio esperó un par de segundos.

 

 

- ¿Qué quieres? – Preguntó con suavidad.

 

 

- ¡Pues…! - Sintió como si se le atoraran las palabras - Quería… disculparme por lo del otro día, aunque, tú fuiste el que se lo buscó por venir así y atacarme… ¡Como sea! Ese no es el punto – Sacudió su cabeza con fuerza – Es lo que dije lo que quiero aclarar… – Mencionó al fin en voz baja.

 

 

- ¿Lo que dijiste?

 

 

- Si… cuando te comparaste con Guy. No debiste hacerlo. Él y tú son completamente diferentes, y yo no debí insinuar que Guy era mejor… quiero decir… admito que tú eres muy bueno en la cama ¿Qué bueno? Quiero decir… excelente – Cuando Riki había dicho el calificativo “excelente”, lo había mencionado con un tono de “¡Oh vaya!” - Pero Guy también tiene lo suyo…

 

 

Iason alzó levemente una ceja y se permitió dedicarle una leve sonrisa.

 

 

- No eres bueno con las palabras.

 

 

- ¿Eh? – Riki bajó la cabeza – Supongo que no…

 

 

- Pero así está bien – Iason le tomó del mentón y le obligó a que le mirase a los ojos… fue así como Riki fue capturado por aquellas gemas azules – Después de todo, yo fui el que lanzó esas palabras hirientes.

 

 

- Lo sé – Sin preverlo, el moreno se puso sumiso.

 

 

- Discúlpame por tratarte de ese modo – Le acarició con suavidad.

 

 

 - Está bien… olvídalo – Sentía que no podía culpar al mayor - …Iason…yo… - Cambió su tono de voz.

 

 

- ¿Mmm? – El sonido que hizo fue semejante a un suspiro.

 

 

- También, quería decirte que… yo estoy…

 

 

En ese momento el moreno se dio cuenta de que Kirie aparecía. Comprendiendo entonces que ambos iban a salir a pasear al pueblo.

 

 

- ¿Alguna otra cosa que quieras decirme, Riki?

 

 

Con suavidad apartó la mano de su patrón.

 

 

- Nada – Se apartó - ¿Qué diablos estoy haciendo…? – Fue lo último que emitió antes de marcharse.

 

 

 

- “Riki…” – El Mink se apenaba, le dolía en extremo que las cosas tuvieran que ser así.

 

 

 

El moreno se había sentido en cierto modo mejor luego de haberle dicho aquello, pero aún así, la sensación de molestia no lo dejaba tranquilo. Definitivamente tendría que actuar tarde o temprano.

 

 

***

 

 

Fue así como un día...

 

 

- Daryl, dame las llaves – Pidió.

 

 

- Riki ¿Qué es lo que vas a hacer? Piensa un poco antes de actuar… - Daryl trataba de detenerlo.

 

 

- Daryl… por favor, dame las llaves. Debo hacer esto, compréndelo. Ya no puedo seguir así.

 

 

- Riki… - El modo en que se lo hubo pedido conmovió al moreno.

 

 

- Gracias – Al recibir las llaves, le regaló una sonrisa leve.

 

 

Parecía que aquel día estaba más terco que nunca. Se metió en la casa prácticamente a la fuerza. Subió los escalones con prisa y sin detenerse ni un segundo, abrió la puerta de la habitación del Mink. Ya dentro, se encontró al rubio y a Kirie teniendo relaciones.

 

 

 

- Riki – Iason no se lo esperó. Estaba impresionado.

 

 

- Hasta aquí llegó el juego – Llevó sus manos a la cintura – Iason, dile que se vaya.

 

 

Kirie se encontraba oculto bajo el mayor.

 

 

- ¿Qué no me oyes? ¡Dile que se vaya!     

 

 

- Riki. No me hagas… - Iason iba a pedirle que se marchara.

 

 

- ¡¡Que salgas de ahí!!

 

 

- ¡Ah!

 

 

Fue… algo “fascinante”. Riki se acercó a ellos, tomó a Kirie de los cabellos y buscó de sacarlo de la cama. Iason estaba más que en shock.

 

 

 

- ¡Suéltame! – Exclamaba Kirie, tratando de liberar sus hebras.

 

 

- Ya me tienes harto – Le arrojó al suelo - ¡Anda! ¡Fuera de aquí, cabrón!

 

 

Los ojos bicolores buscaron al Mink. El rubio aún no salía de su asombro.

 

 

Viendo que no respondía, el pelinegro le quitó la sabana con que Iason tapaba su desnudez y se la arrojó al muchacho encima.

 

 

- ¡Que te largues, antes de que te saque a patadas!

 

 

Kirie obedeció, la mirada rabiosa de Riki le aterró por completo. Como pudo salió de la habitación.

 

 

Ya solos, Riki se llevó la mano a la frente, estaba sudando frío pero sentía el cuerpo caliente, era algo raro.

 

 

- ¿A que ha venido todo eso? – Preguntaba Iason con una tranquilidad sorprendente.

 

 

- No vuelvas a hacerlo – Mencionó el moreno ignorando la pregunta del ojiazul – No volverás a meter a ese crío en tu cama ¿Me oyes?

 

 

Iason permanecía sin mover un músculo.

 

 

- ¿Por qué habría de hacerte caso? – Respondió o más bien preguntó con mayor templanza.

 

 

- ¡Demonios Iason! – Exclamó con molestia - ¡Hacerme sentir todo esto!  ¿Qué no te basta ya? ¡Bien! ¡Lo admito! ¡Me molestaba! ¡Me molestaba cada vez que pensaba que estabas fornicando con él! ¡Sentía tanta rabia!

 

 

Luego de escucharlo, el ojiazul emitió, una vez más:

 

 

- ¿Y por qué?

 

 

- ¿Cómo qué por qué? – Se acercó hasta él y con la mayor de las rudezas, le jaló de los cabellos, buscando de atraerlo – Una mierda la razón.

 

 

Iason se permitió el quedarse en silencio. Descifrando…

 

 

- Escúchame bien, soy muy celoso.

 

 

El menor empujó al Mink, de modo que éste cayera sobre la mullida cama, se ubicó arriba de él.

 

 

El corazón de Iason palpitaba con fuerza, Riki estaba lleno ¡Inundado de celos! Se sintió en extremo excitado, eso significaba una sola cosa… ¡Riki lo quería! Más sin embargo, el mayor no le permitiría al muchacho darse cuenta del grado de júbilo en su corazón. No… lo había ilusionado tanto en el pasado que no dejaría que le arrebatase la poquita felicidad que ahora le entregaba. 

 

 

- ¿Por qué me dices todo eso? ¿Por qué vienes aquí a interrumpir? No comprendo que quieres lograr. Tú vida y la mía… no tienen nada que ver la una con la otra. 

 

 

- ¡Demonios Iason! – Era tan difícil hacerlo entender  ¿No estarás satisfecho hasta que lo diga verdad?

 

 

- ¿Decir qué? – Sus ojos se tambaleaban. Estaba tan ilusionado que sentía que el corazón se le saldría por la boca.

 

 

Riki parecía que iba a estallar.

 

 

- ¡¡¡LO QUE PASA ES QUE ESTOY PREOCUPADO!!! – Gritó cuando volvió a tomarlo por los hombros –…Estoy preocupado. Muy preocupado por ti… - Se oía completamente sincero – Yo sé que no soy quien para decirte que debes o no hacer, pero no puedo Iason, no puedo evitar sentirme así. El que no me hicieras caso realmente me ha vuelto loco todos estos días. No tienes ni la más remota idea de cómo me he sentido… pensando en que, en cualquier momento ese chivato puede hacer algo que te perjudique… - Se mordió el labio de la rabia – Realmente… me molestaba el no poder hacer nada contra él. Ahora, comprenderás el porqué de mi decisión: Iason, quieras o no, no permitiré que nadie más que yo entre en tu cama. No confío en los demás, pero… puedes confiar en mí, no está en mis planes hacerte daño… Puede sonar estúpido, pero ya que no te das cuenta de lo que está pasando, yo te cuidaré ¿Ok?         

 

 

 

Aquello, fue algo maravilloso. El Mink sintió como si su corazón estuviera abarrotándose súbitamente de una extraordinaria sensación ¡Realmente era tan feliz al escucharle!  

 

 

 

De un sólo movimiento, el ojiazul tomó a Riki y cambió posiciones, ahora era él el que se encontraba arriba, imposibilitándole cualquier clase de huída al mestizo.

 

 

- Ia…

 

 

- Ésta vez te trataré con dulzura – Acto seguido le plantó un beso. No iba a permitir que se le fuera de nuevo.

 

 

El beso fue largo, transmisor del calor de los sentimientos

 

 

Riki  mostraba como se sentía, así pues, llevó sus piernas hasta la cintura del mayor, de modo que pudiera capturarla en una especie de llave que le permitiera atraer el cuerpo del Mink hacía el suyo.

 

 

- Bien… hazme estremecer Iason. Como sólo tú sabes hacerlo – Confesó Riki antes de entregarse a la pasión.  

 

 

***

 

 

Sin darse cuenta, Riki dormitó un par de minutos. Abrió los ojos cuando sintió la mano de Iason tomando la suya izquierda, había deslizado algo en su dedo;  se encontró con el anillo brillando frente a él.

 

 

- No puede ser… - Exclamó Riki, sorprendido - ¿Es el mismo?

 

 

- ¿Pero que dices Riki? Claro que es el mismo.

 

 

 - ¿Cómo es qué…lo encontraste?

 

 

- Pequeños detalles sin importancia – Mencionó -  Por suerte lo localicé. No vuelvas a tirarlo. Comprenderás que al ser hecho especialmente para ti, su valor es inmensurable. Sobretodo el saber que lo portas… eso es importante para mí…   

 

 

 

La expresión en el rostro del muchacho no cambió. Su mente permaneció inmersa en la incógnita de cómo había encontrado el anillo, o más bien… de cómo se había enterado que se había deshecho de él.

 

 

Estaba más que claro. En aquella hacienda, Riki estaba siendo vigilado.

 

 

La pregunta era ¿Hasta qué grado había perdido su autonomía? Si no podía tomar una simple decisión como deshacerse de algo tan pequeño como un anillo ¿Se le permitía elegir ante un hecho más conceptual? Cómo… ¿A quien terminar amando?

 

 

El raciocinio del menor lo llevaba a pensar en la posibilidad de que Iason, le hubiese dado aquel anillo como una especie de “collar” cuya función era la de amarrarlo; así, inconscientemente Riki terminaría identificándose a sí mismo como pertenencia Mink.

 

 

La idea lo aterró un poco, pero ante la mirada apacible de su patrón, se dispersó de la mente de Riki cualquier posibilidad de que aquello fuera posible. Sacudió su cabeza con fuerza, sabiendo que trataba ante una declaración por demás absurda.

 

 

 

- Volvamos Riki… a como estábamos antes… - Le mencionó con una sonrisa – Regresaré a Kirie a la hacienda Am y sólo tendré sexo contigo… ¿Qué te parece? – Le acarició los cabellos.

 

 

- Es lo mejor… así todo estará bien.

 

 

Estaba convencido de que Iason no sería capaz de cortarle las alas.

 

 

Si… Iason era incapaz de privarlo de su preciada libertad.

 

 

 

 

 

 

 

 Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Voila!!! El reinado de Kirie llegó a su fin >:D (inner: wow!! Ahora si que las cosas van a empezar a mejorar!! Mira que Riki se está descubriendo cada vez más!! Tan lindo! preocupado por lo que pueda pasarle al rubiecito! *w*) Hai hai! n_n espero que les haya gustado, lo hice bastante extenso para compensar la espera je je ahora… ¿Qué sucederá cuando Kirie sea devuelto a la hacienda Am? ¿Cómo tomará Raoul el fracaso de su plan? ¿Cuándo va el Am a dejar de molestar a Riki y a Iason, para fijarse en el papacito de Katze? xD éstas y otras interrogantes serán contestadas en próximas actualizaciones!! Arigato!!! Kisus y abrazos infinitos para todos! Se les quiere mucho!!! :D Bye Bye!!  

 

 


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