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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

Holis a todos!!! Como han estado??? :D les agradezco los comentarios dejados en el capi  pasado y el que hayan venido de nuevo a acompañarnos n_n Los versos escritos en el capi pasado tienen autores (no los escribí yo je je) Los mencionado en el capi pasado, fueron: “Alrededor de ti” por Guillermo Sepulveda y “Varios efectos del amor” sacado de “Los 25000 mejores versos de la lengua castellana”, espero que se animen a buscar otros para leerlos n.n Ahora sí mis primores, a leer se ha dicho! Nos leemos abajo!! ;B    

 

 

 

 

 

 

Le llamó la atención verlo tan quieto, por lo general el muchacho era de aquellos que se la pasaban de un lado a otro, prefiriendo el trabajo físico a la holgazanería. 

 

 

 

- ¿Riki?

 

 

 

Ante el llamado, el joven levantó la mirada de golpe, sorprendido.

 

 

 

 

- Daryl.

 

 

 

- Ya veo. Así que se trata de un libro – Exclamó con sumo interés – No sabía que te interesara la lectura.

 

 

 

 

- ¿Esto? – Mostró la libreta, no le había dado chance de ocultarla – Ehm… son versos.

 

 

 

- ¿Te gustan los versos? – Su expresión contenía una mezcla de asombro y encanto.

 

 

 

Riki buscó en su mirada vestigios de burla, más no los halló. De hecho Daryl se notaba muy amable e interesado.

 

 

 

- ¡Tsk! Ni siquiera es mío. Sólo lo cuido un rato. Además los versos son para mujeres.

 

 

 

- ¿Qué dices Riki? – Rió un poco - ¿No sabías que la mayoría de los versos más hermosos son escritos por hombres? Es cierto que los usaban para enamorar a las damas, pero eso que dices no es verdad. El señor Amado y el señor Iason tienen librerías con cientos de ellos.

 

 

 

No supo que contestar a eso. Ciertamente él no era un hombre de mundo.

 

 

 

- ¿Sabes cómo leerlos? – Riki por casi se ruboriza.

 

 

 

- ¿Eh? – No le comprendió - ¿Qué acaso tú no…?

 

 

 

La expresión del pelicastaño lo hizo querer darse a entender.

 

 

 

- ¡No soy burro! ¡Sé leer! – Se calmó un poco - Es que… por más que trato, no logro entender que diantres quieren decir… es como si estuvieran en un idioma que no entiendo.

 

 

 

En ésta parte el moreno calló. Fue entonces cuando Daryl se dio cuenta a que se refería con esa exactitud. La dicción e inclusive el propio entendimiento del poema le estaba causando problemas, de seguro el joven tenía límites a lo que a la lectura se trataba.

 

 

 

El mayordomo se sentó a su lado. Riki le hizo entrega de la libreta en la página que tenía marcada. El título llamó su atención: “Amor” de Guillermo Sepulveda. Daryl le dio una rápida ojeada.

 

 

 

- Cada oración podría decirse que es independiente, así que debes leer seguidamente cada línea, deteniéndote unos segundos al terminar de leerla… - Carraspeó un poco – Veloz el corazón y más ligero… aquí te detienes, nota que pasa a la siguiente línea – Le señaló con el dedo y observó que Riki le prestaba suma atención. Continuó: – Ilusión azulmente ilusionada… alegría feliz más alegrada… y dolor más dolido y duradero… - Volvió la atención al pelinegro - ¿Notas cómo rima al final de cada frase?     

 

 

 

- Si. Suena bien – Sonrió.

 

 

 

- Así es – Hizo lo mismo – Es como debe de sonar… ¿Quieres intentarlo?

 

 

 

- ¿Eh? – Sintió como si se atragantara de pronto. Un rubor emanó de sus mejillas – Debo sonar estúpido. En cambio tú no. Tu voz es más como el canto de un ave. Agradable al oído, dulce y tranquilizadora.

 

 

 

Ante su comentario, el rostro de Daryl adquirió color. Su ritmo cardiaco se aceleró. Nunca pensó que el joven le dedicara unas palabras que, a pesar de ser pocas, contendrían tanta belleza. El joven mayordomo salió de su trance cuando Riki continuó alegando:

 

 

 

 - …Además que esas palabras son muy difíciles.

 

 

 

- Que va. El siguiente párrafo es muy sencillo.

 

 

 

Riki suspiró ¿Cómo negarse a Daryl? Por alguna razón, el joven despertaba en él cierto cariño.

 

 

 

Tomó la libreta. Frunció el seño.

 

 

 

- Sentirse libre estando prisionero… - Tardaba más que el otro en pronunciarlo. Al terminar Daryl asintió. Leía de reojo junto al moreno – dudar de todo sin dudar de nada… - La repetición de la palabra “dudar” lo hizo detenerse unos segundos de más – tener clara la voz en la mirada – Y finalizó – y sufrir un suplicio verdadero…

 

 

 

- Eso ha estado bien Riki ¿Por qué no continuas? – Lo alentó.

 

 

 

Asintió. En cierto modo el que lo felicitaran lo había llenado de deseos de proseguir. Eso y sumado a que había comprendido más luego de haberlo leído él mismo.

 

 

 

Arrugó más el entrecejo. El verso empezaba con una palabra que nunca había oído.

 

 

 

- Fer… f… fee…  

 

 

 

- Fervoroso – Comentó Daryl.

 

 

 

- ¿Qué rayos es eso? 

 

 

 

Daryl no pudo evitar reírse un poco. Los gestos del muchacho eran en extremo divertidos y exagerados.

 

 

 

- Es… algo con bastante entusiasmo.

 

 

 

- Ah… - Expresó con desgana. Se rascó el tabique de la nariz -  fervoroso – Miró a Daryl buscando su aceptación. Volvió al verso – suspiro suspirado… - Aquí puso cara de signo de interrogación luego de alzar un poco los hombros – silencioso silencio silennnn… - Hizo un gesto de molestia al enredársele la lengua.

 

 

 

- Silencioso silencio silenciado – Pronunció el mayordomo.  

 

 

 

Era de mencionar que el rostro de Riki denotaba que no tenía mucho interés en proseguir. Leyó mentalmente la siguiente línea para evitar tener que pasar otra vergüenza frente a Daryl. La palabra “enardecida”, lo llevó a cerrar la libreta de un golpe.

 

 

 

-  ¡Ash! Esto es un trabalenguas. No entiendo como alguien puede interesarse en leer esto.

 

 

 

- Lamento no poder ayudarte a entender lo bello de la poesía.

 

 

 

La expresión llamó su atención. Se giró en dirección al otro.

 

 

 

- No es tu culpa…

 

 

 

Al escucharse a sí mismo se dio cuenta de la magnitud de su error. Por lo general él juzgaba las cosas que no entendía como innecesarias o estúpidas, cuando eso no era realmente cierto, no porque no entendiera los poemas eso significaba que ellos no sirvieran; así como él y muchos de sus amigos de Ceres mandarían a volar esas palabras, había personas como Iason, Felicia, Daryl, Amado e inclusive el mismo Raoul, que lograban entenderlos y para ellos podían significar algo bello e inspirador. De pronto una idea lo llenó: Para él era inspirador despertarse cada mañana y observar el alba, galopar a toda prisa en un caballo o solamente echarse en la hierva mientras la brisa le acariciaba los cabellos mientras se fumaba un cigarrillo; todo eso le parecía hermoso y le llenaba de energía. Para él eso era su poesía, interpretado a través de otros de sus sentidos. Se arrepintió entonces de haber juzgado mal.

 

 

 

 

Pero Daryl tampoco le juzgó. No era que su intelecto fuera mayor que el de Riki, pero evidentemente su grado de lectura si lo era. Sabía que debía de ser frustrante para el pelinegro hallarse en semejante situación. Un chico normal de su estatus no le prestaría atención, ya que teniendo el conocimiento del campo y del ganado, podría ganarse la vida sin problemas, pero… haberse juntado con Iason Mink le tenía que pesar de algún lado. La balanza se inclinaba quisiera o no. Después de todo, el rubio había estudiado en las mejores universidades, hecho maestrías, posgrados y hasta donde tenía entendido, a su edad había escrito unos cuantos libros destacables, en las ramas de economía, agroindustria e inclusive filosofía. Evidenciándose el grado de profesionalismo e intelecto del ojiazul. El mayordomo sintió un poco de pena, se acordó del intenso esfuerzo de Riki en leer, ciertamente no lo hacía muy a menudo. Más luego como por arte de magia, el mayordomo se deshizo de la pena que hubo sentido, Riki ni siquiera tenía veinte primaveras, aún tenía tiempo para aprender... además… 

 

 

 

 

- No tienes de qué preocuparte Riki. El querer no se mide en palabras – Le  tomó ambas manos y las apretó junto a las suyas -  Recuerda que el amor no se manda por el cerebro sino por el corazón… y tú tienes un gran corazón. No lo olvides.

 

 

 

- Daryl… - Sin saber porqué, sus palabras en cierto modo lo hicieron sentirse mejor – Gracias.

 

 

 

 

***

 

 

 

Aquella conversación con Riki, dejó a Daryl sumido en horas extensas de reflexión. No podía dejar de pensar en ello. Le enternecía tanto la situación de Riki. Ah… ojalá un día él pudiera amar con tanto fervor a alguien.

 

 

 

 

- Daryl, hay algo de lo que quiero hablar contigo.

 

 

 

 

El mayordomo se sentía nervioso, el hombre lo había llevado a un lugar apartado y solitario para poder hablar sin interrupciones. Más estar de ese modo lo angustiaba. Sólo había aceptado seguirlo porque supuestamente se trataba de un asunto privado y de extrema urgencia.

 

 

 

- Te escucho Andrés.

 

 

 

- Verás... hace tiempo que te he estado observando - Se notaba que buscaba las palabras a usar en su mente - A lo que quiero llegar es que...

 

 

 

Los ojos de Daryl eran tan hermosos al verlos tan cerca. Brillosos, claros, destiladores de inocencia. 

 

 

 

- Bueno... - Se fue aproximando poco a poco, el pelicastaño retrocedía - Daryl, me gustas...  –  Le rozó la mejilla. El joven se apartó de golpe, estaba claramente a la defensiva - Daryl, no temas... sólo quiero un beso... quiero... - Se humedeció los labios con la lengua - ...tocarte - Trató de hacerlo.

 

 

 

- ¡No! - El pelicastaño dio un brinco.

 

 

 

 

Como un acto reflejo, el hombre lo agarró con rudeza del brazo y lo abalanzó al suelo, ahí se subió arriba de su cuerpo, imposibilitándole la huída.

 

 

 

- Por favor, tranquilízate – Pidió mortificado ante su reacción.

 

 

 

- ¡Andrés suéltame! – Exigió.

 

 

 

 

Andrés no obedeció. El pelicastaño forcejeaba bajo suyo. Tenerlo así en cierto modo lo excitó... y por un momento, lo cegó.

 

 

 

 

- ¡No, por favor! - Sentía las manos del hombre hurgarle.

 

 

 

 

- Me molesta que otros te miren ¡Que otros te hablen! No quiero que nadie más se te acerque… Por eso, voy a marcar todo tu cuerpo como mío.

 

 

 

- ¡Andrés, escúchame! Déjame ir - Lucía totalmente aterrado.

 

 

 

- Daryl... - No le escuchó - Ya verás que te gustará… - Continuó sobándolo y metiéndose entre sus piernas.

 

 

 

- ¡Nooooooo! - Se puso colérico cuando el hombre buscó de bajarle los pantalones.

 

 

 

Lo siguiente que vio el mayordomo, fue como Andrés era jalado con fuerza y el sonido de un puñetazo resonó en lo que dedujo, fue el rostro.

 

 

 

- ¡Daryl! ¿Estás bien?

 

 

 

- Riki... - Sus ojos se llenaron de lágrimas. Realmente había venido a salvarle  - ¡Riki! - Se arrojó a sus brazos.

 

 

 

- Ese granuja – Exclamó mientras lo sostenía - Voy a molerlo a golpes.

 

 

 

- No lo hagas Riki - Trató de detenerlo, no quería que se metiera de nuevo en líos por su culpa.

 

 

 

...Pero obviamente la cólera de Riki fue mayor. Llegó hasta donde estaba Andrés con Daryl pisándole los talones y le asestó otro puñetazo, dando inicio a una salvaje pelea.

 

 

 

Los demás hombres no tardaron en aglomerarse alrededor de ellos, la adrenalina los hacía comportarse como unos espectadores emocionados ante una pelea de gallos. Gritaban y exclamaban palabras de aliento para su contendiente favorito.

 

 

 

- ¡Basta por favor! ¡Que alguien haga algo! – Pedía Daryl.

 

 

 

Nadie le escuchó. La algarabía era tremenda.

 

 

 

Daryl quería detenerlos, pero los golpes eran demasiado precisos, un mal movimiento y terminaría magullado en el suelo. Se asustó cuando luego de un puñetazo, la sangre empezó a bañar el cuadro.

 

 

 

 

- ¡¡DETENGÁNSE!!

 

 

 

 

Katze aparecía completamente ofuscado. Los empleados se apartaron pero no se retiraron para saber el final de la riña.

 

 

 

 

- ¡¿Qué pasó aquí?! - El pelirrojo miró a Andrés, quien se tapaba la cara con una mano, empapada en rojo por la sangre - ¿Por qué carajos se estaban peleando?

 

 

 

 

- Ese cretino se lo merecía - Espetó el moreno con imperiosa seguridad.

 

 

 

 

- ¡Riki! ¿Cuándo no? - Exclamó el capataz luego de escucharle - ¡Siempre metiéndote en problemas! ¡Me vas a sacar canas verdes!

 

 

 

Daryl se llevó la mano al pecho, aliviado, agradeció que Katze hubiese llegado a separarlos. Luego de gritar un poco más para imponer autoridad, el pelirrojo mandó a todo el mundo a regresar a sus respectivas obligaciones.

 

 

 

- ¡Auch! ¡Coño Iason! - Le apartó la mano de su rostro de un manotazo - Hazlo con cariño, vale.

 

 

 

Se hallaban sentados al borde de la cama. Iason le trataba con paciencia las heridas, y es que había que tenerla, ya que Riki se quejaba cuantiosamente. De todos modos no importaba, había preferido tratar él mismo aquellas lesiones.

 

 

 

- Si no te la dieras de héroe, no estarías en éstas condiciones - Trató de llevar el algodón de vuelta a la herida. También tenía varios moretones - Ese muchacho pega fuerte – Comentó.

 

 

 

- Ni tanto - Mencionaba orgulloso - Yo le partí la nariz – Puntualizó como si se tratase de una nimiedad.

 

 

 

- Oh, pero que fuerte y salvaje eres – Mencionó con evidente sarcasmo.

 

 

 

- Espero que no le queden ganas de retarme. La próxima vez no me detendré y te advierto que si se vuelve a meter Katze, también tendrá lo suyo – Escupió el moreno con desdén.

 

 

 

- No habrá próxima vez. Andrés se va de la hacienda hoy mismo - Guardó los medicamentos en la caja.

 

 

 

- Mmm, me parece bien que estés pensando en la seguridad de Daryl - Se palpó una de las heridas, el rubio le tomó de la muñeca y le obligó a retirar la mano del sitio. Las bacterias arruinarían la medicación.

 

 

 

- No es por Daryl. Ese hombre se atrevió a tocarte y debe sufrir las consecuencias - El ojiazul utilizaba un tono de voz bastante sombrío - Debe agradecer que lo deje marcharse en una pieza.

 

 

 

El modo en que lo dijo, asustó un poco a Riki.

 

 

 

- Lamentaría que te quede alguna marca - Observaba el labio un poco hinchando del moreno, en uno de sus descuidos Andrés le había propinado un fuerte golpe en la boca, afortunadamente pudo retirarse a tiempo, de lo contrario hubiera perdido alguna pieza dental, delantera seguramente. Oh… aunque Iason adoraría a Riki como fuera, así éste quedara desdentado. Si, no cabía duda alguna de que de ese modo trabajaba el amor.

 

 

 

- ¡Tsk! Tonterías – Bramó el moreno, su cuerpo estaba plagado de cicatrices ¿Qué importaba unas cuantas más?

 

 

 

De niño, Riki había sido muy curioso, encaramándose en árboles y arrastrándose bajo las cercas, ya luego empezó a tener riñas con otros adolescentes y de vez en cuando acababa peleándose si le coqueteaban a la pareja que tenía en determinado momento; todo esto le había dejado una serie de marcas a las que llamaba "recuerdos de batallas", las cuales exhibía muy orgulloso cuando se reunía a charlar o emborracharse con sus amigos. De donde él venía, un hombre se medía por las callosidades de sus manos, las parejas que tenía y las cantidades de peleas que hubiese ganado.

 

 

 

 

Aún así, Iason quería evitar que continuase tatuándose de aquella forma tan masoquista. Saber que en ocasiones se quemaba con el cigarro porque estuviera deprimido o simplemente para hacerse una estúpida figura que luego ostentaría a sus compañeros, lo exacerbaba. Definitivamente se encargaría de mostrarle a Riki como tratar mejor su cuerpo... El cuerpo que le hacía sentir tanta pasión.

 

 

 

 

- Si no estuvieras lastimado, te haría el amor ahora mismo - Se acercó peligrosamente.

 

 

 

 

- ¿Y por qué no? Andrés para nada me tocó el trasero ¿Sabes? - Le incitó junto a una sensual sonrisa.

 

 

 

- Jum, si lo hubiera hecho, yo mismo me hubiese encargado de darle un castigo ejemplar - Acarició con cuidado su mentón.

 

 

 

 

A Riki le llamó la atención el saber cómo era un Iason a la defensiva, nunca le había visto perder los estribos a tal punto, que terminara yéndose a los golpes. Le excitó imaginarse al Mink sometiendo a otro usando la fuerza bruta.

 

 

 

 

El rubio buscó sus labios, más Riki se apartó bruscamente al sentir el dolor.

 

 

 

 

- ¿Te duele? - Murmuró.

 

 

 

 

- Para nada. Es que estoy lleno de medicina, debe tener un desagradable sabor - Mintió, realmente le había dolido – Así que… tendremos que dejar los besos para después.

 

 

 

- Eso si que no. Abre la boca.

 

 

 

Riki obedeció y sintió cuando la lengua de Iason acarició la suya. Comprendió entonces y sacó el órgano de su escondite. Si el contacto entre los labios no podía darse, tendrían que buscar otro método. Las lenguas se acariciaban entre ellas fuera de las bocas, lamiéndose deliciosamente. De ambos labios se formó una sonrisa. Las lamidas se volvieron más confiadas y Iason se atrevió a llevar su mano hasta el bulto que sobresalía del pantalón del menor.

 

 

 

 

Riki gimió y abrió las piernas. Iason procedió a abrirle la bragueta y liberó el pene, sin perder tiempo bajó y empezó a trabajar en él, a besarlo, lamerlo, degustarlo…

 

 

 

 

El moreno ansiaba un orgasmo digno, así que se apartó por unos breves instantes y se deshizo de su ropa.

 

 

 

Riki volvió a subirse a la cama y a abrir las piernas, dándole la bienvenida al mayor.

 

 

 

 

- Sabes cómo me gusta - Su sangre se calentó aún más cuando Iason se ubicó en su respectiva posición - Mámamelo. Quiero correrme en tu boca.

 

 

 

 

El rubio tomó el glande y lo chupó, el pelinegro vio chispas de colores ante el placer, cuando su virilidad fue tragada entera, las chispas se extendieron hasta nublarle la vista.

 

 

 

 

- ¡Si! Chúpamela toda Iason... - Se arqueó sobre la cama, el hombre le masajeaba los apretados testículos de una manera que lo hacía enloquecer - ¡Oh Iason! ¡Fóllame ahora! - Le imploró.

 

 

 

 

- "Es muy pronto" – Pensó. Para satisfacerle le metió dos dedos en el ano y empezó a moverlos al compás de las chupadas.

 

 

 

 

- ¡Ah!... Me vas a matar – Expresó. Comenzó a menear mas frenéticamente la cintura, ladeaba la cabeza de un lado al otro.

 

 

 

 

Finalmente el menor llegó al orgasmo junto a un fuerte gemido. La boca de Iason se llenó. Cuando se retiró, Riki soltó un poco más de semen, salpicándole la cara. El rubio tragó lo que pudo y se limpió con la mano.

 

 

 

 

- Eso ha estado jodidamente bueno - Sonreía con las piernas abiertas - ¿Iason?

 

 

 

 

El hombre se sacudía el pene con fuerza, buscando la dureza necesaria. Un poco de pre semen se escurría de la punta roja.

 

 

 

- ¿Sabes lo que viene verdad? 

 

 

 

 

- Claro. Me preguntaba porqué tardabas tanto.

 

 

 

 

El Mink agarró las piernas del joven y las ubicó en sus hombros, llevó su pene a la entrada y comenzó a meterlo.

 

 

 

 

- Ah... - Se lamió los labios - Iason...

 

 

 

 

Luego de entrar, Iason inició suavemente las embestidas, apoyándose de la pequeña y fornida cintura.

 

 

 

 

- Riki... ¿Por qué te peleaste con ese hombre?

 

 

 

 

 

- ... ... Iason, no es el momento... para hablar de eso...

 

 

 

 

- Si lo es - Sabía que el sexo tenía el efecto del suero de la verdad en Riki. Si quería que el joven fuera sincero, tener el pene entre las piernas, era la manera indicada - Acaso... ¿Te gusta Daryl? - Sintió celos ante la idea y lo demostró incrustándose con mayor ímpetu.

 

 

 

- ¡Ah!... no... no es eso, es mi amigo... es natural que lo defienda… si se meten con él... omm... – Sonrió lascivo - Oh si…así es como me gusta…

 

 

 

La respuesta con respecto a lo de Daryl satisfizo a Iason, y como recompensa, se salió y metió completamente, rozándole deliciosamente las entrañas al menor.

 

 

 

- Por Dios…  

 

 

 

- ¿Tú me... defenderías así? - Su esperanza de nuevo se apoderó de su razón. Continuó embistiéndole para que no pudiera pensar en mentirle - ¿Te pelearías con otro hombre… para protegerme?

 

 

 

 

- Ay si... ¡Yo haré todo lo que quieras pero no te detengas! - Vociferó al borde del placer y moviéndose frenéticamente.

 

 

 

 

***

 

 

 

 

- Riki...

 

 

 

 

- ¿Qué pasa? Sucedió algo, lo sé. Puedo verlo en tus ojos.

 

 

 

Señalaba la mirada dilatada. El joven mayordomo tragaba con dificultad, estaba frente a un experto de las prácticas sexuales, ante eso ¿Qué le hacía suponer que Riki desconocía el estado actual de su organismo?

 

 

 

El que el moreno lo estuviera encajonando con su cuerpo no ayudaba mucho. Daryl tenía una sensación extraña y desesperante en toda su zona baja, no la soportaba, el calor que se intensificaba lo llevaba más y más al límite.

 

 

 

- Daryl... - Llamó y el aludido le respondió arrojándose contra sus labios - ¡!

 

 

 

Daryl le besaba torpemente al tiempo que restregaba su cuerpo contra el suyo, de una manera que el pelinegro no pudo ignorar. Riki le tomó de las nalgas y le atrajo con furor, el mayordomo gimió, pero continuó moviendo el cuerpo, ahora en un ritmo sensual impuesto por Riki.

 

 

 

Las lenguas se enrollaban más compactamente en un beso sumamente húmedo. Daryl se excitaba cada vez mas, la respiración caliente del moreno chocaba contra su cara, sentía su pene endurecido.

 

 

 

Riki sin pena y con prisa se dispuso a deshacerse de la ropa del otro. Le quitó el saco y la camisa, descubriendo un pequeño pecho blanco y lampiño. Sonrió y procedió a devorar las tetillas. Daryl empezó a gemir con mayor libertad, ya que la mano del hombre había reptado hasta su entrepierna y salvajemente le acariciaba sobre la tela.

 

 

 

- Riki... Oh Riki... - Emitía con deseo.

 

 

 

El pelinegro se apartó y  bajó los pantalones.

 

 

 

- Ven acá. Prepárame - Dijo junto a una seductora sonrisa.

 

 

 

Tragó grueso, el pene del hombre se erguía majestuosamente, señalándole, rodeado en la base por abundante vello. Aunque tuviera el mismo sexo colgándole entre las piernas, Daryl se apenó.

 

 

 

Al no ver ninguna clase de movimiento por parte del pelicastaño, Riki se aproximó y le tomó del mentón.

 

 

 

- Vamos cariño. Quiero follar esa boquita tuya.

 

 

 

- Riki... - Sus ojos se tambaleaban. Sintió la calidez del pene del moreno en su mejilla - ...Es que... no sé cómo... - Confesó con vergüenza.

 

 

 

- Tranquilo lindo. Yo sé que serás muy bueno, como en todo lo que haces.

 

 

 

Daryl sonrió levemente, sus mejillas estaban sonrojadas. Riki comenzó a rozarle la punta de su virilidad en los labios, el mayordomo los curvó como si estuviera dando un beso. Mantenía los ojos entrecerrados, su corazón latía tan fuerte que estaba convencido de que el muchacho lo escucharía.

 

 

 

- Abre la boca - Musitó con dulzura al tiempo que le acariciaba la mejilla.

 

 

 

El joven obedeció abriendo la boca, aunque sólo lo hizo un poco. Riki aprovechó y le metió la punta. Sonrió cuando notó que Daryl se sonrojaba aún más.

 

 

 

- Déjame... que lo haga a mi manera ¿Si? - Se separó lo suficiente para dar su tímido alegato.

 

 

 

- Claro - Sonrió.

 

 

 

- Pero... no te burles - Advirtió apenado.

 

 

 

- No me burlaré.

 

 

 

Al detallar  la sinceridad en la mirada de Riki, el pelicastaño se animó. Acercó sus labios y empezó a lamer con suavidad, cómo si se tratase de una paleta.

 

 

 

- Ohm... - Sus cejas se enarcaron.

 

 

 

- No me mires - Le pidió.

 

 

 

- Déjame hacerlo. Luces adorable.

 

 

 

Daryl sonrió, se sintió más confiado y fue engullendo el trozo de carne, hasta que llenó completamente su boca, tuvo arcadas e intuyó que la próxima vez debía de hacerlo más lento, para evitar activar la sensible zona.

 

 

 

La cálida boca del joven lo estaba llevando a la locura. Daryl chupaba el falo con gran devoción y esmero.

 

 

 

- Oh si... Si... ¡Ah! - El pelicastaño sorbió a tal punto, que sus mejillas se ahuecaron - ¡Detente o me correré!

 

 

 

Tuvo que empujarlo un poco para alejarlo. Su pene quedó enchumbado en saliva.

 

 

 

- Lo siento... - Se había inspirado al sentir una agradable sensación en su paladar.

 

 

 

Riki se aproximó a sus labios y se apoderó de ellos. Saboreando cada centímetro de la boca del mayordomo. Las manos del pelinegro bajaron hasta la cremallera buscando de abrirla.

 

 

 

- Súbete a la cama, en cuatro. Quiero ver tu agujero.

 

 

 

Daryl completamente desnudo obedeció. El pudor que tenía lo hacía sentirse más excitado, su esfínter se abría y cerraba anhelando la penetración. Riki le observaba el trasero y se relamía.

 

 

 

- Riki... me da pena contigo.

 

 

 

El moreno se aproximó a sus nalgas.

 

 

 

- Riki – Volvió a llamar Daryl, asustado - Yo nunca...

 

 

 

- Lo suponía y estoy muy contento de ser el primer hombre que te monte - Sonrió - Tranquilo. Voy a prepararte lo suficiente para que no te duela tanto... luego, te daré una cogida que no olvidarás en tu vida.

 

 

 

Riki tenía el tiempo en contra, hacía un esfuerzo sobrehumano para aguantar la eyaculación, sentía que sus testículos estallarían. Lo menos que quería era lastimar a Daryl, así que se aseguraría de dilatarlo lo que pudiera.

 

 

 

- Ah... ah... ¡Riki! - El pelinegro le lamía el ano.

 

 

 

- ¿Te gusta?

 

 

 

El pelicastaño asintió.

 

 

 

- Si... continúa por favor.

 

 

 

Riki volvió a su labor y el mayordomo comenzó a gemir con mayor intensidad. Cuando el pelicastaño empezó a succionarle y a meterle los dedos, Daryl pensó que explotaría, sentía que no podía aguantar.

 

 

 

- Riki... ah... más... - Los dedos le frotaban deliciosamente la próstata.

 

 

 

- Te voy a dar algo que te gustará en verdad… - Empezó a palpar el área peri anal con la punta del pene - … y mucho más.

 

 

 

- Ah... - ¡Que sensación tan rara pero exquisita era aquella! Lo deseaba tanto, que se desconoció a sí mismo al tener ideas tan indecorosas.

 

 

 

Con sólo la cabeza del pene dentro, Riki se empezó a mover, buscando de meterse con cuidado. Luego, aprovechando que el pelicastaño estaba distraído cavilando en las nuevas sensaciones, el moreno se incrustó profundamente de un golpe. Daryl se quejó, sentía el trozo de carne caliente y palpitante abarcando por completo su interior.

 

 

 

- Mmm, está todo apretado... Mmm, que rico culo. Oh si, te voy a coger bien duro - Cuando se excitaba,  Riki solía utilizar un lenguaje vulgar y escabroso, en cierto modo, esas palabras hacían calentar al mayordomo, que empezó a mover con desespero su trasero.

 

 

 

- ¡Hazlo!… más fuerte...

 

 

 

Estaba seguro. Explotaría de tanto placer.

 

 

 

- ¡!

 

 

 

 

Daryl se levantó de golpe de la cama. Chorreando sudor. Giró la vista y se dio cuenta de que ya amanecía.

 

 

 

- Un… sueño…- Se limpió el sudor de la frente. Suspiró, Acto seguido se retiró las sabanas, el calor era insoportable. Sintió una humedad, levantó su ropa interior y se halló con que había eyaculado mientras dormía – Rayos… - Se ruborizó al descubrirlo. Le avergonzaban los sueños húmedos.

 

 

 

Fue deprisa a bañarse con agua helada. Estaba convencido de que el agua fría lo libraría de aquellos malsanos pensamientos.  

 

 

 

 

***

 

 

 

La puerta se abrió y Daryl entró llevando consigo una bandeja.

 

 

 

- Le he traído su té señor - Esbozó el joven muy cordialmente.

 

 

 

- Puedes servirlo.

 

 

 

El pelicorto se aproximó hasta la mesita. Amado le observaba minuciosamente. Daryl actuó con normalidad, estaba acostumbrado a trabajar bajo la presión y mirada de los señores. Más cuando alzó la tetera, quedó como de piedra, el rubio se había aproximado hasta él, pegando su cuerpo contra el suyo mientras le olfateaba como un perro de caza.

 

 

 

 

- Muchacho ¿Por qué te detienes? El té no va a servirse solo - Le susurraba al oído.

 

 

 

- Yo... - Sentía que la jarra se le resbalaría de las manos.

 

 

 

- Tienes un aroma agradable - Le acariciaba la mejilla.

 

 

 

Daryl tragó sonoramente. Su cara estaba roja cual tomate. El Mink le tenía aprisionado de modo que sentía la erección del mayor en su espalda. Trató de moverse pero evidentemente el hombre no le dejaría ir.

 

 

 

- Señor...

 

 

 

- Abre las piernas - Mientras murmuraba le metía la rodilla entre los muslos – Obedece a tu señor…

 

 

 

Arrugó el rostro conteniendo el enojo. Sabía que tarde o temprano el amo lo buscaría para hacerse de sus favores ¿Cómo negarse ante el patrón si era un código de honor para los mayordomos obedecerlos ante todo? Daryl colocó sus manos sobre la mesa para apoyarse, Amado hacía uso de su propio peso para mantenerlo donde quería.

 

 

 

- Déjeme ir, por favor... Ah ah, eso no…

 

 

 

Soltó un gemido cuando el hombre llevó sus manos hasta las nalgas y empezó a acariciarlas sobre el pantalón. El hombre fue bajando, poco a poco. En el momento en que el mayor enterró su rostro entre ellas, sintió que todo su cuerpo se calentaba.

 

 

- ¡!

 

 

 

- Oh querido ¿Esto te gusta? - Con sus manos separaba cuanto podía de los pliegues y le olfateaba con fuerza.

 

 

 

 

- Ah... basta, por favor - Cerró los ojos. Se sentía muy bien. La respiración caliente del hombre traspasaba su pantalón y ropa interior llegando hasta su entrada. Instintivamente empezó a moverse, a alzar el trasero - ¡Ohm!... "Riki" 

 

 

 

 

Se sintió morir ¿Dónde estaba su salvador? La vez pasada con Andrés lo había rescatado… ¿Qué acaso eso no se volvería a repetir?

 

 

 

 

Iason apareció por la puerta, abrió los ojos de golpe. Al darse cuenta de lo que estaba pasando volvió a su expresión habitual y suspiró.

 

 

 

 

- Padre - Le llamó - ¿Qué haces con mí mayordomo?

 

 

 

El hombre se giró para verle. Daryl se cubría la cara debido a la vergüenza.

 

 

 

- Iason… - Se incorporó -  Sólo estaba dándole un buen trato al muchacho. Es un encanto. Se ve que no lo atiendes, así que me he tomado la libertad de darle un poco de cariño - Acto seguido nalgueó al joven.

 

 

 

- ¡Ah!

 

 

 

El mayordomo pegó un brinquito. Su rostro se hallaba completamente ruborizado y mantenía la mirada en el suelo. Quería que se lo tragara la tierra. Desaparecer del cosmos. Borrar su existencia. Jamás en su vida se sintió tan humillado.

 

 

 

 

 El ojiazul suspiró  por segunda vez.

 

 

 

- Daryl - Llamó Iason.

 

 

 

Ante el llamado, el joven levantó la cabeza.

 

 

 

- Ven aquí.

 

 

 

Daryl obedeció y se acercó hasta el rubio. Con la mirada gacha.

 

 

 

- ¿Si, señor Iason?

 

 

 

- Puedes retirarte.

 

 

 

- …Si, señor.

 

 

 

Daryl agradeció internamente a todos los cielos y salió de la habitación.

 

 

 

 

- ¿Por qué hiciste eso, Iason? – El mayor le reclamaba - Pensé que te animarías de tocarlo un poco.

 

 

 

Iason se aproximó hasta el otro rubio.

 

 

 

- Padre, no vuelvas a ponerle la mano encima a Daryl.

 

 

 

- ¿Y eso por qué? – Se acercó hasta la caja de habanos y sacó uno - ¿Qué acaso ya lo marcaste como tuyo? – Sonrió - ¿No quieres que me meta en tu territorio? – Esbozó en tono divertido.

 

 

 

- Te equivocas y en demasía. Daryl es muy joven e inexperto. Inclusive sospecho que aún es doncello.

 

 

 

Algo en Amado se activó en el acto.

 

 

 

- Oh... ¿De verdad? ¿Crees que eso va a detenerme? ¡Al contrario! Con esto que me confiesas, me dan más deseos de instruirle en el arte del amor. Ser el primer hombre que lo posea es un privilegio que no se puede describir con palabras  – Se emocionó - Inclusive… podría ordenarle que venga ésta misma noche a mí  alcoba – Explayó una sonrisa - …o podría yo llegarme hasta la suya. De improviso.

 

 

 

- Padre... no lo hagas - Lo vio directo a los ojos, entregándole una mirada rogativa - No le hagas daño. Daryl es un joven muy delicado.

 

 

 

 

- Pero Iason – Hacía ademanes infantiles – Una carne tan fresca y tierna no puede ignorarse. Es tan pequeño y luce inocente, tan virginal… No todos los días puedes encontrar a alguien tan dulce como ese mayordomo – Mientras relataba sentía la boca hacérsele agua - ¿Vas a negarle éste deseo a tu anciano padre? – Anunció melodramático.

 

 

 

 

- No insistas. En esto no puedo complacerte. He sido correcto al advertirte y no diré más… - Hizo un silencio casi teatral - …Ya te enteraste como terminó el último que intentó sobrepasarse con Daryl.

 

 

 

 

Era cierto, Riki se había puesto como una fiera al encontrarse a Andrés atacando a Daryl.

 

 

 

 

- ¿Hablas de lo que pasó con Riki? No creo que se atreviera a levantarle la mano a su patrón.

 

 

 

El comentario hizo recordar a Iason.

 

 

 

- Se ve que no lo conoces padre. Si es necesario, él morderá la mano que le da de comer. Te lo aseguro.

 

 

 

 

***

 

 

 

Daryl se arregló un poco el cabello desordenado. Ya había terminado su jornada laboral, podía irse a descansar. De pronto, algo le cubrió la espalda y le rodeó el cuerpo por completo con una presión asfixiante. El joven trató de moverse, más quien lo apresaba aumentó la fuerza ejercida, oprimiéndole los pulmones. En aquellas condiciones sólo pudo ser capaz de soltar un gritito ahogado.

 

 

 

- Que pena mi dulce muchacho. Y yo que ansiaba que compartiéramos una placentera noche, juntos…. Más no podrá ser  – Amado le susurraba al oído mientras lo apretujaba con fuerza contra su cuerpo  – Al parecer tienes un ángel guardián cuidándote las espaldas  - Daryl continuaba forcejeando, temblaba entre sus brazos… y eso le maravilló - …Así que no dejes de orarle… o la tentación te atrapará tarde o temprano.

 

 

 

***

 

 

 

 

Riki entró a la cocina, su estomago rugía. Su mente se apartó de la comida al escuchar un sollozo. A esa hora los criados solían haberse ido a sus alcobas y a él le habían dado permiso de entrar cuando le apeteciese.

 

 

 

- ¿Daryl?

 

 

 

- Ah... - Rápidamente buscó de ocultar su rostro - Señor Riki... ¿Quiere algo? - Trató de quitárselo de encima hablándole de manera formal – Creo que hay algo de dulce de albaricoque que quedó de la cena…

 

 

 

- ¿Estas llorando?

 

 

 

- ...Es la cebolla...

 

 

 

La mirada de pelinegro analizó el entorno. No había ni una cebolla en dos kilómetros a la redonda.

 

 

 

- No me veas la cara ¿Qué vas a hacer una sopa a medianoche?

 

 

 

- ¡Ah! ¿Riki? ¿Qué haces?

 

 

 

El muchacho le tomó de las muñecas y le empujó con fuerza hasta que chocó con una de las paredes. Aunque tratara de forcejear, la fuerza de Riki era mayor.

 

 

 

- Por favor Riki... suéltame - Sus mejillas adquirieron color de inmediato. El que Riki lo tomara de esa forma lo hacía sentirse vulnerable.

 

 

 

- No hasta que me digas porqué estás llorando.

 

 

 

- Yo... - La respiración tibia del hombre chocaba en su rostro. Un cosquilleo intenso se extendió por su vientre.

 

 

 

- ¿Qué te hicieron?

 

 

 

- Eh... nada...

 

 

 

- ¿Quién fue? - Con una de sus manos se hizo de las muñecas del mayordomo y las llevó a arriba de sus cabezas. Con su mano libre le atrajo el mentón para poder ver sus ojos - ¿Quién fue? – Preguntó de nuevo, tenía el ojo encima de todos sus compañeros desde lo acontecido.

 

 

 

- ¡No, Riki! No fue nadie… - Cuando giró la vista se halló con el muchacho muy cerca de él. No supo porqué, pero ansió un beso de sus labios. El encuentro con el patrón lo había dejado caliente y el sueño… lo atormentaba desde que lo hubo tenido.

 

 

 

- No defiendas. Sabes lo que me enoja que me oculten las cosas ¿Qué te hicieron? ¿Trataron de sobrepasarse contigo otra vez? ¿Por qué llorabas?

 

 

 

- No lloraba, en serio. Sólo estaba melancólico. Eso es todo.

 

 

 

Riki lo miró por un par de segundos, como analizando sus palabras. Daryl trató de mantenerse calmado, cualquier indicio de incomodidad le daría cabida a seguir con la duda.

 

 

 

- Estaba recordando mi hogar... Tal vez si lloré un poco. Perdóname si te preocupé.

 

 

 

Ante su confesión el hombre le liberó.

 

 

 

 

- Tu hogar... - Murmuró - ...Nunca me has hablado de tu familia.

 

 

 

 

Daryl suspiró, prefería que pensara que la razón de su alteración era esa y no el acoso de su patrón.

 

 

 

- Soy el menor de diez hermanos - Sonrió al recordarlo - Bueno, soy el único varón.

 

 

 

- ¿Tienes nueve hermanas? - Lo dijo en tono de "¡Que afortunado!"

 

 

 

- Así es. Ellas siempre me trataron con mucho cariño, me protegían de todo, inclusive de mi padre que... - Su tono se vio afectado – Bueno, él no veía con buenos ojos que mis hermanas me cuidaran tanto. Pero era normal, mi madre murió cuando era muy pequeño y ellas trataron de suplir su lugar. A veces mi padre me obligaba a hacer cosas que no quería... - Su expresión pasó de mostrar aflicción a templanza - Mi hermana Paula me alejó de él, me llevó a trabajar con ella, era sirvienta y como yo era bueno con las tareas del hogar no tardé en ganarme a la familia. Fue así como empecé a ganar experiencia, trabajando de casa en casa. Hasta que llegue aquí... Era tan bueno en lo que hacía que me nombraron mayordomo.

 

 

 

 

Ciertamente, Daryl había tenido una vida difícil. Riki recordaba los días de juerga y locuras con sus amigos, mientras que toda su adolescencia, Daryl se la había pasado trabajando de mucamo.

 

 

 

- Daryl... Prométeme que si alguien te hace daño, me lo contarás.

 

 

 

- Te lo prometo - Mintió, estaba seguro de que un buen mayordomo debía de defender al patrón, pasase lo que pasase y aunque éste no lo mereciera.

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

(Seguir please el enlace para ver el fanart correspondiente al capi :3)

 

http://i540.photobucket.com/albums/gg346/sue_zoe/ank_InocenteDaryl_zpsff2f6717.jpg

 

 

 

 

Notas finales:

 

Pobre Darylcito… todo el mundo le tiene puesto el ojo encima :/ (inner: y es que lo tienes como todo un ukazo, quién puede resistirse ante tales encantos? Está pidiendo a gritos que se lo violen!!! <////<) je je adoro a Daryl de ésta manera xp (inner: y qué es eso de andar soñando con Riki? Mira al muchacho! Quien lo ve con su cara de santito! owo) oh vamos inner, no se pueden controlar los sueños :p pero oh… recuerden mis queridos aquello que dice “aquello que soñamos son nuestros deseos más íntimos” ¿Cuáles serán los sentimientos de Daryl? ¿Quién es el dueño de su corazón? ¿Amado desistirá o irá por un premio mayor? ¿Cuándo Iason se dará cuenta de que su papito no vino a la hacienda exactamente a visitarle, sino a probarle el pastel? xD (inner: y Mimea???) mmm… por los momentos, nos quedamos con los brollos de los Mink x3 ah! Antes  que se me olvide, necesito que me digan como quieren que coloque la relación de Katze y Raoul (para ir trabajando en ella) mi duda es si desean que coloque a Raoul de uke pasivo o que sea una batalla por ver quien tiene el mando, ustedes que opinan? Por mí, lo que se me ocurra, a mi me encanta la idea de un Raoul uke/malcriado/goloso je je xD  Bien, les dejo a todos besos y abrazos!! Mis más sinceros buenos deseos!!! Bye Bye!!  

 

 


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