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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Hola a todos!! :D tuve dificultades para conectarme a internet ¬¬ en fin, no entraremos a detalles…

 

Quiero anunciar que en una parte del capitulo tenemos una canción incorporada, es un medio “songcapi” o algo así ja ja ja x,D La canción que me inspiró para escribir y que a mi parecer, le queda como anillo al dedo a Mimea, es cortesía de Madona n_n se llama “Bad Girl” aquí en enlace con subtítulos al spanish:

 

http://www.youtube.com/watch?v=vj4PC06jFmc

 

 

Disfruten de su lectura!! :D

 

 

 

 

 

***Flash Back***

 

 

Yéndonos atrás en el tiempo y cómo por juego del destino, hubo otra personita a la que Raoul le dio para ponerse una de sus camisas… éste, sin embargo, es un cuento de una desdichada princesa y su príncipe encantador…  

 

 

 

Mimea tenía diez años cuando quedó desamparada. Su madre se había ido al cielo, como solía decir,  su padre la maltrataba hasta el punto de golpearla y mandarla a la calle a buscar dinero.

 

 

- No me interesa de dónde lo consigas. Pero aquí no vuelves sin el.

 

 

Cada día era lo mismo. La pequeña salía y buscaba la manera de conseguir unas monedas. A veces ayudaba a señoras a llevar bolsas y si tenía suerte, encontraba monedas olvidadas en la calle. Llegó el día en que su progenitor se obstinó de la poca ganancia y le puso una tarifa para poder quedarse y comer; era como si pagase el hospedaje de su propia casa.

 

 

Fue más difícil. La niña no quería robar – a su padre no le importaba si lo hacía – por lo que trató de conseguir trabajo lustrando botas, pero en su condición de niña era muy poco el trabajo que obtenía.

 

 

- ¿Sabes hacerlo cómo se debe?

 

 

Los hombres no le tenían confianza a pesar de que supiera cómo hacerlo, por lo general los chicos de la calle lustraban botas y las chicas se prostituían. Ese era el deber ser de la sociedad. Las mujeres tenían su puesto incluso en las calles.

 

 

Un día su padre la dejó sola. Por lo menos pudo verse librada de los maltratos, pero aún las necesidades eran difíciles de ser cubiertas siendo tan sólo una pequeña.

 

 

Dado que era muy joven para conseguir trabajo en algún lugar y pedir limosna le daba muy poco, la chica tuvo la idea de vender flores. Flores silvestres que podía arrancar fácilmente y vender por algo de dinero. 

 

 

Esto le sirvió. Más porque Mimea se mostraba siempre alegre cuando exhibía sus florecitas.

 

 

Para la niña los sueños no eran muy altos, ella no esperara que un día pasase algo que la sacase de aquel infierno, ni siquiera le deseaba a las estrellas que siempre miraba por las noches nada en especial. Era una niña que a pesar de todo tenía sonrisas para dar.

 

 

Ella sabía que habían otras niñas en sus mismas condiciones que vendían su cuerpo para sobrevivir, pero ella no quería llegar a tales extremos. Por más que le doliera el estómago del hambre, se negaba  a entrar en aquel negocio. Se ocultaba muy bien y aprendió a correr para evitar ser capturada por algún hombre insistente.

 

 

Cuando Mimea conoció a Raoul, fue como si se hubiese presentado un príncipe a sacarla de su torre.

 

 

El Am estaba en aquellos lugares por asuntos del estudio. Se encontraba con la pequeña vendiendo sus flores de vez en cuando, lo cierto fue que desde que tuvo el primer contacto con ella no pudo sacársela de la cabeza. Siendo como si hubiese aflorado en él un instinto protector.

 

 

Una vez vio como el padre de la pequeña – que había vuelto a pesar de haberle dicho que jamás regresaría - la jaloneaba de los cabellos al tiempo que le gritaba. El enojo se apoderó de él, pero no actuó en ese momento. Decidió seguir a la pequeña cuando estuviera lista de ir a su casa. Lo que vio lo dejó más que escandalizado. Los maltratos del padre hacia la pequeña le hicieron intervenir de inmediato.

 

 

Jaló a la niña del brazo y la colocó tras suyo.

 

 

- Quédate detrás de mí.

 

 

Mimea estaba confusa. Asintió quedita.

 

 

- ¿Quién es usted? – Preguntó el hombre al tiempo que buscaba algún objeto corto punzante con el rabillo del ojo.

 

 

- Eso no importa ¿Cuánto quiere por la niña?

 

 

- Pero ¿Qué dice? – Se burló - ¿Quiere pagar por ella? – Pensó con malicia – Dependerá del tiempo que piense pasar con la mocosa ¿Cuánto ofrece?

 

 

- No me entiende. La quiero para llevármela conmigo, para siempre.

 

 

- Oh… siendo así le costará y mucho. Aún no ha sido estrenada. Es más, ni siquiera ha tenido la primera menstruación. Comprenderá que eso la hace más valiosa.

 

 

Raoul se mordió el labio ¿Cómo un padre era capaz de negociar así con su hija? Llevó la mano a su bolsillo y le arrojó al hombre todo lo que tenía encima.

 

 

Los billetes cayeron por todas partes y el sujeto desesperado se lanzó al mugroso suelo por ellos.

 

 

- Que la disfrute – Mencionó el hombre como cerrando el trato.

 

 

Raoul tuvo que aguantarse las ganas de golpearlo.

 

 

- Vámonos – Mencionó Raoul a Mimea, quién no podía creer lo que estaba pasándole.

 

 

- Pero… mis… cosas… - No eran muchas, pero era lo que tenía.

 

 

- Déjalas. No necesitas nada de éste basurero.

 

 

Para la pequeña Mimea, Raoul era la representación exacta de un príncipe, su aspecto agraciado y su actitud gallarda, la llevaron a inmiscuirse ella misma en lo que parecía ser un cuento de hadas.

 

 

El Am la llevó al hotel en dónde se estaba hospedando.

 

 

La niña quedó maravillada ante lo que veían sus ojos. La habitación era tan pulcra que ella sintió que ensuciaría lo que tocara.

 

 

De pronto, tuvo miedo de lo que pasaría. Conocía los golpes y los maltratos… eso era lo único que conocía de los hombres. Nunca se había preguntado cómo sería tener contacto íntimo con ellos, porque evidentemente, pensaba que Raoul la había adquirido para satisfacer sus deseos carnales.

 

 

Raoul le preparó la tina.

 

 

- Toma un baño.

 

 

Mimea le obedeció y al salir lo hizo únicamente con una toalla, sus ropas habían desaparecido. Con los cabellos mojados se asomó tímidamente a la alcoba. Su corazón latió deprisa ante la idea de que aquel hombre tuviera pensado acostarse con ella, pero el miedo desapareció cuando el ojiverde le acercó una de sus camisas.

 

 

- Ponte esto.

 

 

- ¿Y… mis ropas? – Preguntó al tener entre las manos la enorme pieza que de seguro le quedaría como una bata.

 

 

- Las tiré a la basura. Por nada del mundo permitiría que te volvieras a colocar una cosa así. Anda, póntela.

 

 

Raoul se giró, dándole la espalda y la niña aprovechó de quitarse el paño y ponerse la camisa encima… en efecto le quedaba enorme.

 

 

El Am se volteó y la detalló, se agachó para ayudarle a abotonarse la prenda y para doblarle las mangas. Lamentablemente toda la ropa que había traído consigo eran todas formales.

 

 

- Me sorprende que ni siquiera tengas bragas – Agradeció que la camisa le llegara a las rodillas, así nadie se daría cuenta del detalle del que hablaba.

 

 

Mimea se sonrojó. Su ropa interior se había estropeado con el tiempo. Así que había decidido dejar de usarla.

 

 

Raoul tomó una de sus corbatas y la enrolló en la cintura de la niña, como ésta era muy delgada pudo hacerle un pequeño moño, casi parecía que Mimea llevaba puesto un vestido bastante original. 

 

 

- Bien. Luces mejor ¿Sabes peinarte el cabello?

 

 

La pequeña negó con la cabeza. Ante la confesión el hombre decidió dar manos a la obra; fue hasta sus pertenencias, tomó un cepillo y una de las coletas que utilizaba cuando hacía mucho calor o cuando no deseaba mojarse el cabello a la hora del baño.

 

 

- Siéntate en la cama. Voy a peinarte.

 

 

La niña obedeció y desde el primer contacto, sintió que estaba en el paraíso. Nunca en la vida le hubieron dedicado tanto cuidado. Mimea parecía una muñeca, delgada y pequeña a la que el hombre vestía y peinaba con dedicación de coleccionista. Raoul le cepilló el cabello húmedo, le desenredó hasta dejarlo completamente liso y le amarró con delicadeza un simple lazo.

 

 

- En verdad que eres bonita.

 

 

- … - La pequeña se sonrojó.

 

 

- Ya estás lista para salir.

 

 

- … ¿Adónde?

 

 

- A comprarte ropa. No pretenderás usar eso todo el tiempo. Es provisional.

 

 

La niña asintió.

 

 

- Esto… - Dudó. No sabía como hacer la pregunta - …Ahora… ¿Qué es lo que va a pasar conmigo?

 

 

El rubio se colocó a su altura y la pelicastaña se turbó al tenerlo tan cerca.

 

 

- Tranquila, no te haré daño – Le acarició con suavidad el rostro - ¿Cómo te llamas?

 

 

- Mi… mea. Me… llamo Mimea.

 

 

- Bien Mimea. Yo soy Raoul Am – Enterneció el mirar – De ahora en adelante, tu protector.

 

 

Salieron del edificio y en todo el camino, la niña observó al hombre.

 

 

- “¿Qué es lo que pretende?”

 

 

Era realmente bello. Bajó la vista un tanto apenada, su pequeña nariz descubrió entonces un aroma, era la camisa que le había dado el Am. Tomó parte de la prenda y la acercó a sus fosas nasales para poder aspirar mucho mejor el olor.

 

 

- “Huele muy bien…” – Mimea suspiró, nunca había sentido un aroma que la hiciera sentir de aquella manera – “Huele a él…” – Seguidamente miró al ojiverde – “…A mi príncipe”

 

 

Como lo más urgente eran las bragas, Raoul le dejó a la niña que escogiera todas las que quisiera. Ya luego la llevó a una de las tiendas de ropa infantil más cara de toda la ciudad, ahí, las mujeres les daban consejos para que escogiera una y otra prenda, pero el ojiverde era bastante exigente.

 

 

- Te ves muy linda – Decía la vendedora.

 

 

Mimea se veía en el espejo. No sabía decir si lo que veía se veía lindo o no.

 

 

- Quítate eso – Demandó Raoul luego de levantarse del sillón – Es horrendo y está pasado de moda – Fue hasta donde estaban colgadas unas ropas y tomó algunas – Pruébate esto mejor.

 

 

La vendedora permaneció callada, aquel hombre tenía un semblante bastante aterrador. Cuando la niña salió, el rubio sonrió.

 

 

- Luces adorable.

 

 

Mimea se sonrojó y se vio en el espejo. Lo que le había escogido Raoul le gustaba mucho más porque lo había elegido él.

 

 

Después de comprarle ropa, el hombre la llevó a la peluquería y luego a comer. Ante los ojitos de la niña sirvieron cosas que ni ella sabía que eran, nunca había estado frente a tanta comida. Se sintió cohibida al notar la cantidad de cubiertos y como el hombre sabía usar todos y cada uno. No quería hacerlo pasar vergüenza en un lugar tan elegante.

 

 

Raoul se dio cuenta de que no estaba comiendo y tomó unos cubiertos para que los viera y le fue enseñando para qué servían. La niña le imitó y así fue como cenó.

 

 

- ¿Quieres postre?

 

 

- Mmm… bueno…

 

 

El ojiverde mandó a llamar al mesero y pidió torta de chocolate y helado.

 

 

- Mimea.

 

 

- Eh… ¿si?

 

 

- Quiero que dejes la pena ¿Está bien? Todo lo quieras pídelo que yo te lo daré – Dijo con seguridad.

 

 

La niña asintió.

 

 

- Esto… ¿Por qué hace todo esto por mí? – Preguntó, temerosa.

 

 

- Porque una niña tan linda como tú se lo merece.

 

 

El sonrojo en sus mejillas fue el aliciente para evitar seguir haciendo preguntas.

 

 

 Raoul también la llevó a centros recreativos. Mimea nunca había jugado con otros niños, por lo que aquella experiencia fue muy grata para ella.

 

 

Pero la niña en todo momento estuvo consiente de que aquello sólo se trataba de caridad, un sueño del cuál tarde o temprano tendría que despertar. En cualquier momento el hombre la dejaría  o le pediría algo a cambio de todo lo que le había dado.

 

 

- ¡¡Raoul!! – La niña corría hacía él totalmente asustada.

 

 

- ¿Qué ocurre? – Se espantó.

 

 

- ¡Estoy herida Raoul!... Ayúdame por favor.

 

 

Las lágrimas surcaban raudas por sus mejillas y el hombre trataba de calmarla.

 

 

- Tranquila Mimea ¿En dónde estás herida?

 

 

- Estoy sangrando… ahí abajo.

 

 

Se dio cuenta a qué se refería. Fue comprensivo y lo demostró mirándola con ternura.

 

 

- ¿Me voy a morir…?

 

 

- No. Claro que no – Le acariciaba los cabellos.

 

 

- Pero me duele mucho… - Se metió en su pecho – Tengo miedo, mucho miedo Raoul…

 

 

- Mi princesita se está volviendo toda una mujercita – Tuvo deseos de abrazarla… y así lo hizo – Ahora tendré que preocuparme, los chicos no tardarán en querer arrebatarte de mí - La nena se aferró fuerte a su cuerpo.

 

 

Se sentía muy joven para ser padre – apenas había entrado a la veintena - pero lo bastante maduro como para darse cuenta de que Mimea lo necesitaba, bueno, realmente él no tenía responsabilidad alguna sobre esa pobre criatura pero ¿Podía abandonarla a su propia suerte? Fue así como decidió volverla su muñeca, la cual podría tener a su lado… para siempre.

 

 

Something's missing and I don't know why / Algo se ha perdido y no sé porqué
I always feel the need to hide my feelings from you / Siempre siento la necesidad de esconder mis sentimientos de ti
Is it me or you that I'm afraid of / Temo por ti o por mí
I tell myself I'll show you what I'm made of /
Me digo a mí misma que te demostraré de que estoy hecha
Can't bring myself to let you go /
No puedo dejarte ir

 


- Quiero que conozcas a alguien… ¿Ves? Ella es la pequeña Mimea. De la que tanto te he hablado…

 

 

La nena se mostraba penosa. Cuando el hombre de ojos azules le dirigió una leve sonrisa, ella no pudo hacer otra cosa que buscar ocultarse tras el Am. Era tan hermoso que deslumbraba con tan sólo mirarlo.

 

 

- Es algo tímida…

 

 

- Pero muy linda. Parece una muñeca – Le regaló una amable sonrisa - Raoul ¿Has decidido criarla como a tu hija? Eso no es propio de ti.

 

 

- ¿Eso piensas?... pues, no podía dejarla sola. No tiene a nadie que vele por ella…

 

 

- ¿Y si la dejas en alguna fundación?

 

 

- ¡Yo no podría…! - Se alarmó ante la idea - Mucho me temo que me he encariñado con la pequeña.

 

 

- Ah… Raoul. Eres tan sentimental.

 

 

- …Si, no me había percatado.

 

 

A pesar de su corta edad. Mimea pudo deducir lo que ocurría. Raoul era un hombre serio que muy difícilmente sonreía, en los instantes en que se encontraba con Iason, podía notar un enorme cambio. Sus ojos se iluminaban y sus mejillas adquirían un hermoso tono.

 

 

El Am quiso hacer de la chica una especie de plebeya que ahora era princesa. Pero a pesar de todos los lujos que estaba dispuesta a darle, Mimea no quería aceptarlos. Se negaba rotundamente a portar el apellido Am. Esperaba servir a la familia, como pago por todo lo que había hecho por ella. No tenía porqué darle algo que no merecía ni necesitaba. No quería ser una usurpadora. Además, siendo su hija no sería capaz de entrar en su corazón, al menos no del modo que deseaba…

 

 

Don't want to cause you any pain / No te quiero causar ningún dolor
But I love you just the same
/ Pero te amo del mismo modo
And you'll always be my baby
/ Y siempre serás mi nene
In my heart I know we've come apart /
En mi corazón sé que nos separamos
And I don't know where to start / Y no sé por dónde empezar
What can I do
/ Que puedo hacer
I don't wanna feel blue
/ No quiero sentir tristeza

 

- Ten. Un obsequio.

 

 

La chica tomó la cajita, al abrirla se halló con una hermosa y ostentosa peineta. Raoul la retiró  de sus manitas y la colocó sobre su cabello, como tenía el mismo recogido, las plumas que adornaban la peineta lucían perfectamente.

 

 

- ¿Te gusta?

 

 

- Si. Es muy bonita.

 

 

- Espero que la cuides. Originalmente la compré para mí, de hecho la usé un tiempo, no en el cabello claro está; la colocaba como adorno en los bolsillos de mis sacos o en un sombrero. No pude resistirme a adquirirla, es bastante hermosa.  

 

 

Mimea se maravilló ante la creatividad del Am, estaba comprobado que el ojiverde nada lo detenía si algo era de su agrado.

 

 

Cuando Iason supo de su procedencia, no pudo creer que su amigo se quedara con ella.

 

 

- Es que no es propio de ti.

 

 

- No podía dejarla abandonada.

 

 

La niña se asomaba en la habitación, escuchaba de lo que hablaban los hombres. Desde que se hubo dado cuenta de los cambios en el Am cuando llegaba el Mink, se sintió más y más curiosa. Sobretodo porque a escondidas podía saber que pensaban de ella en realidad.

 

 

- No se trata de una cachorrita que recogiste en la calle ¿Qué harás con ella?

 

 

- La educaré. Estoy seguro de que puedo lustrarla hasta volverla la más hermosa de las jóvenes. Es inteligente y muy bella.

 

 

- ¿Y luego? – Agregó.

 

 

- Le encontraré un marido adecuado.

 

 

- ¿Estás jugando a ser padre? – El ojiazul se burló – Creo que deberías buscar tener un hijo propio. Tanta soledad ya te está afectando.

 

 

Mimea sintió que su corazón se llenaba, lo que tenía planeado para ella era algo que nunca se esperó que hicieran para verla feliz.

 

 

- Pero Raoul ¿Alguien querrá a una chica que ya no es virgen?

 

 

- ¿Por qué insinúas que no lo es?

 

 

- Tú mismo me contaste que la encontraste viviendo en una situación deplorable.

 

 

- Su padre me lo aseguró.

 

 

 - ¿Y tú lo creerás? Esa gente hace todo por dinero, incluso mentir ¿No estaba ella sin ropa interior? Eso da mucho que pensar.

 

 

- Se lo pregunté. Ella me dijo que nunca se dejó tocar por nadie.

 

 

- ¿Y le creíste Raoul? Pudo habértelo dicho por algún propósito ¿Quién sabe? Puede ser una mentirosa experta. Después de todo vivía en las calles, hasta no me sorprendería que fuera una ladronzuela. Yo te aconsejaría que tuvieras un poco más de recelo, al menos  hasta asegurarte que no tiene malas mañas.

 

 

- … No lo había pensado así… - Se llevó la mano a la barbilla – Tienes razón, Iason. Tendré cuidado.

 

 

Las palabras de Iason  hicieron dudar al ojiverde… y Mimea quedó devastada por ello. Aquel hombre que la había tratado con tanto cariño al conocerla, la estaba señalando como lo peor del mundo ante Raoul.

 

 

Luego de esa conversación, Mimea notó un ligero cambio en Raoul, ella sabía a qué se debía ese cambio. En el momento en que la llevaron a hacerse un chequeo médico no tuvo dudas, el Am confiaba ciegamente en el Mink.

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips
/ Besando los labios de alguien más
Smoked too many cigarettes a day
/ También fumo muchos cigarrillos al día
I'm not happy when I act this way / No soy feliz cuando actúo de ésta manera

 

 

Mimea le guardó un terrible odio a Iason por eso. Había hecho que Raoul dudara de ella, la había engañado con su cara y tratos amables ¿Cómo se atrevía a hacerla  quedar mal ante su salvador, ante su príncipe de verde mirar?

 

 

 - Mimea, ven. Hay algo para ti – Raoul le tomaba de la mano.

 

 

-  ¿Qué es? – Mimea estaba ilusionada. Apretaba la mano del mayor con fuerza.

 

 

Cuando llegaron a la sala, su sonrisa se esfumó. Iason Mink se encontraba ahí.

 

 

- Iason te ha traído un regalo – Comentó el ojiverde muy entusiasmado.

 

 

El ojiazul se agachó y le hizo entrega de una hermosa figura de cristal, para ser más precisos un caballo encerrado en un cubo del mismo material. Era tan hermoso que la pequeña no pudo evitar sonreír al tenerla entre sus manos. Destilaba preciosos colores reflectados por la luz.

 

 

- Espero que te guste. Fue un regalo que me hizo mi padre cuando tenía tu edad – Le acarició el cabello.

 

 

La pequeña se perdió en los hermosos colores que se reflejaban en la figura, ante los rayos que llegaban desde la ventana.

 

 

- ¿Cómo se dice Mimea?

 

 

La niña continuó sumida en su obsequio.

 

 

- Mimea – Mencionó el nombre en un tono que denotaba que la estaba regañando.

 

 

- Déjala – El Mink le tomó del hombro.

 

 

- Discúlpala. Es algo tímida a veces… - El ojiverde sonrió - Muchas gracias, Iason. Eres muy amable al tener ésta clase de gestos.

 

 

- No hay de qué. Además Mimea es una niña encantadora. No dudo que recibirás el visto bueno ante la sociedad por tenerla bajo tu tutela.

 

 

Mimea alzó la vista y se encontró con ambos hombres dándose sonrisas. Sintió tanta rabia que soltó la figura de cristal como si se tratase de algo insignificante.

 

 

¡CRASH!  

 

 

Los pedacitos de vidrio se desperdigaron por el suelo.

 

 

- ¡!

 

 

Los mayores se giraron impresionados e ignorantes de lo que acababa de ocurrir.

 

 

- Lo siento… se me resbaló – Comentó sin ninguna clase de emoción.

 

 

Se agachó tratando de recoger los pedazos y así disimular que lo había hecho adrede.  Al tomar un trozo, sintió un piquete, retrocedió. Se había cortado.

 

 

Iason se aproximó y tomó su manita con el dedo herido.

 

 

- Debes tener más cuidado...

 

 

- ¡! – Mimea se sonrojó al instante.

 

 

No se lo esperó. El rubio había llevado su manita hasta la boca y le chupaba la sangre de la herida. Sintió como si la calidez que sentía en la punta del dedo se transmitiera por todo su cuerpo. Le arrebató la mano lo más rápido que pudo y se la llevó al pecho, apenada.

 

 

- Iason. No debes hacer eso – Comentó Raoul – Es peligroso ¿Qué tal si algún trozo de vidrio se había adherido a la herida?

 

 

Pero eso era lo de menos. Mimea no podía apartar aquel sentimiento de su cabeza.

 

 

- “¿Por qué… ese hombre se parece tanto a mi príncipe?” – Aquello la aterró.

 

 

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Kissing some kind stranger's lips
/ Besando los labios de algún extraño
Smoke too many cigarettes today
/ Hoy también fumo muchos cigarrillos
I'm not happy, I'm not happy
/ No soy feliz, no soy feliz

 

 

El tiempo pasó y la pelicastaña creció, Raoul le proveyó estudios a cargo de los mejores maestros particulares. A pesar de ello, Mimea le pidió casi en ruego al Am que le permitiese trabajar para él, el ojiverde aceptó la petición de su protegida, pero para destacarla de las demás sirvientas, la nombró Sirvienta Blanca, título que sólo ella portaría – siendo que los Príncipes Blancos eran exclusivamente hombres -; eso le bastó, por lo menos apartando al rubio de la idea de que era “como su hija” podría ser capaz de que la mirara de otra manera…

 

 

Aún así era difícil para ella estar enamorada de Raoul, más que nada cuando el hombre llevaba alguna mujer a la casona, no era algo muy frecuente, pero de vez en cuando el señor accedía a las peticiones de cama de alguna mujer.

 

 

En ocasiones la chica se conformaba con mirar a la susodicha con mala cara cuando saliera del cuarto de su amado… pero había veces en que Mimea actuaba más perversamente.

 

 

Una vez, Mimea se hizo de polvo pica pica y cuando nadie se dio cuenta, vertió del mismo en la ropa interior del Am y de la amante… ese día ardió Troya. Raoul echó a la mujer iracundo, diciendo que la misma había traído algo infeccioso. La pelicastaña se burlaba en una esquina mientras la mujer era echada a patadas y el ojiverde hacia un enorme esfuerzo por no rascarse las partes nobles.

 

 

- Tengo un santo remedio para su problema señor – Aparecía tratando de ocultar su risa.

 

 

- Ah Mimea ¿Qué sería de mí sin ti?

 

 

Something's happened and I can't go back / Algunas cosas pasaron y no puedo regresar
I fall apart every time you hand your heart out to me
/ Me aparto cada vez que alejas tu corazón de mí
What happens now, I know I don't deserve you
/ Que ocurre ahora, sé que no te merezco
I wonder how I'm ever gonna hurt you
/ Me pregunto cómo siempre te lastimo
Can't bring myself to let you go
/ No puedo dejarte ir

 

 También había ocasiones en las que Raoul se emborrachaba, siempre tomando en su oficina mientras pensaba en cierto hombre de ojos azules.

 

 

Mimea entonces entraba a la habitación y lo encontraba echado en su sillón.

 

 

- Señor Raoul – Lo llamaba – Despierte.

 

 

El ojiverde murmuraba palabras inentendibles.

 

 

- Venga. Vamos a su habitación ¿Si? – Trató de colocar el brazo del hombre alrededor de su hombro, pero éste la atrajo hasta abrazarla por completo – Raoul… - Mimea sentía palpitarle más fuerte el corazón.

 

 

Le encantaba tenerlo así, muchas veces pensó en aprovecharse de su ligera inclinación por la bebida.

 

 

- Ah… - El hombre le rozó una  zona bastante erógena – Raoul… - Llevó sus manos al varonil rostro – Mi Raoul…

 

 

Los ojos apagados fueron volviéndose acuosos.

 

 

- Iason…

 

 

- ¡!

 

 

Siempre ocurría lo mismo. El Am cuando bebía se volvía bastante depresivo, y como en esa ocasión, se restregaba en el cuerpo de la mujer mientras lloraba el nombre del Mink.

 

 

- Señor Raoul, está usted muy borracho. Lo mejor será que tome un baño. Yo le ayudo.

 

 

Un par de minutos después, ambos se hallaban en el cuarto de baño. El hombre de pie, tambaleándose un poco al tiempo que Mimea le desabrochaba la camisa, teniendo ante sus ojos el amplio pecho en el que tanto ansiaba despertar por las mañanas. Lo acarició un poco a lo que el ojiverde respondió con un sonido casi inaudible.

 

 

Luego de deshacerse de la camisa, la mujer hizo lo mismo con los pantalones y con la ropa interior, llegadas a tales circunstancias ¿Podría Mimea aprovecharse? Si y lo hacía. No sería exagerado decir que se sabía el cuerpo de su señor de memoria, siendo que ocasiones como aquella, bañaba a Raoul con gusto, como una madre que baña a su hijo querido, sólo que la pelicastaña lo quería como mujer.

 

 

- Raoul, no te me duermas ahí. Si lo haces me costará sacarte del baño y sería una pena tener que pedir ayuda – Le echaba agua para despertarlo  - Anda, vamos a terminar para servirte un café bien cargado.

 

 

- Mi… mea…

 

 

- Si. Soy Mimea – La mujer procedía a secarle el cuerpo – Al menos ya no lo mencionas…

 

 

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But I love you just the same
/ Pero te amo del mismo modo
And you'll always be my baby
/ Y siempre serás mi nene
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/ En mi corazón sé que nos separamos
And I don't know where to start
/ Y no sé por dónde empezar
What can I do /
Que puedo hacer
I don't wanna feel blue
/ No quiero sentir tristeza

 

 

Esa era una de las tantas situaciones en las que tenía que socorrer a su príncipe, ella, la princesa.

 

 

- Mi… mea…

 

 

- ¿Qué ha ocurrido? – Corría a socorrer al hombre abatido.

 

 

- Iason… ha salido con esa mujer de nuevo… ¿No entiende que no le conviene?... – Se arrojaba en el amplió sillón, en donde la joven se acercaba y se sentaba junto a él a peinarle los rizos con los dedos – Es una golfa que sólo quiere quitármelo… - Se recostaba en el pecho de la pelicastaña.

 

 

- Ya… ya… todo va a estar bien – Lo tranquilizaba.

 

 

- ¡Oh, Mimea!…Que desdicha la mía – Se aferraba a su pecho.

 

 

- …Y yo comparto su infortunio.

 

 

Lo mujer lo siseaba.

 

 

- No merece la pena… - Tomó su rostro con suavidad entre sus manos, y lo obligó a encararla –… Mi Raoul… - Lentamente fue en busca de su boca.

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips /
Besando los labios de alguien más
Smoke too many cigarettes a day /
También fumo muchos cigarrillos al día
I'm not happy when I act this way /
No soy feliz cuando actúo de ésta manera

 

El Am estaba aletargado por el dolor de su corazón, se dejó acariciar por la suavidad de sus labios. Llevado y arrastrado sin pensar en lo que hacía. Reaccionó cuando se vio a sí mismo sobre la joven sonrojada y completamente sumisa, entregándole una mirada tan tierna, tan preciosa… tan límpida… deseaba tanto que el Mink le mirara así algún día. 

 

 

- Mimea… discúlpame. Esto no debió pasar.

 

 

La chica se levantó cuando el rubio hizo lo mismo. Capturó su brazo antes de que pudiera alejarse más.

 

 

- Raoul… - Emitió con añoranza, “No te vayas”, pedían sus ojos, “Quédate a mi lado”, suplicaba su mano temblorosa tomándole el brazo.

 

 

El ojiverde jaló lo suficiente para deshacerse del agarre. La mujer sintió que en su interior, algo se extinguía. Se quedó con la mano en el aire, esperando a que el hombre volviera a tomarla. Su camisa medio abierta, esperaba acoger de nuevo aquella cabeza plagada de rizos dorados. Deseaba que aquellos ojos jades sólo la miraran a ella, a nadie más.

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing some kind stranger's lips /
Besando los labios de algún extraño
Smoke too many cigarettes today /
Hoy también fumo muchos cigarrillos
I'm not happy, I'm not happy /
No soy feliz, no soy feliz
This way /
De ésta manera


 

Aquella noche, fue la única oportunidad que se tomó Mimea para mostrar sus sentimientos. No insistió más.

 

 

- No te he visto salir con nadie en un buen tiempo ¿No será que ya tienes a alguien en casa? ¿Qué hay de esa bella sirvienta tuya?

 

 

- ¿Cómo crees Iason?

 

 

- Pero es linda ¿No me dirás que nunca pensaste en…?

 

 

- Para nada… más bien, ella es como una hija para mí.

 

 

La mujer cerraba los ojos, al tiempo que estrujaba la bandeja contra su pecho. Era costumbre esconderse para escuchar las conversaciones entre Raoul y su amigo. 

 

 

En el corazón del que más amaba, ella no tenía cabida. Tenía que resignarse a continuar queriendo a su amor en secreto, y servirle en todo. Como la única sirvienta Blanca existente.

 

 

Mimea se volvió bastante caprichosa con su patrón, tanto así que ella se encargaba de todas las tareas que tuviesen que ver con él.

 

 

Ella le servía la comida, le planchaba lo que se iba a poner, le  lavaba la ropa inclusive la ropa intima, la cual le gustaba oler a sabiendas que instantes atrás había sido usada por el rubio.

 

 

Era una amante paciente, una enamorada que estaba convencida de que al final, el objeto de su querer terminaría siendo de su pertenencia… ¡Equivocada criatura que esperaba ser dueña del amor, que es más libre que el propio viento!

 

 

***Fin del flash back***

 

 

Más en el presente, para Mimea todo se estaba complicando, sus propios sentimientos hacía su amado la habían llevado a convertirse en una mujer egoísta y calculadora. Haberse involucrado con Riki la despertó en cierto modo, hizo que se diera cuenta de su error y ahora ese hijo que esperaba, diariamente le recordaba la terrible persona en la que se había convertido. 

 

 

- ¿Jena?

 

 

- ¿No te parece perfecto? Me ha dicho que quiere casarse contigo – Explicaba el Am con emoción – Inclusive está dispuesto a acoger a ese hijo como suyo. Todos los problemas se  solucionarán al fin… bueno, al menos éste.

 

 

- Pero… yo… - Mimea se sintió terrible, jamás pensó en que terminaría aceptando a aquel sujeto que en el pasado había buscado de cortejarla – Yo… no quiero. Me niego – Respondió valerosa.

 

 

- ¿Qué es lo que has dicho? – El rostro del ojiverde se deformó en una mueca ante el asombro – No puedes decir que no… perder una oportunidad así… Tú, desobedeciendo mis órdenes ¡No lo tolero!

 

 

- No puedo hacerle eso a Riki. No se lo merece – Se lamentaba – No puedo casarme con Jena y pretender que mi hijo es de él – Emitió casi con desespero.

 

 

Los ojos del hombre se abrieron como platos.

 

 

- No me digas que… ¡Te has enamorado de ese inculto! – Afirmó - ¡Esto es inaudito Mimea! Yo, que te he brindado lo mejor que una chica de tu posición podría tener… ¿Y me sales con semejante afrenta? – La tomó por los hombros y la zarandeó - ¡Te mereces a alguien mejor!

 

 

- ¡¿A quién?! ¡¿A ese tal Jena que ni siquiera conozco?! – La mujer por primera vez le alzaba la voz al hombre que tanto respeto le tenía - No quisiera que pensaras así Raoul. Pero Riki… ese hombre me ha enseñado que soy libre de sentir amor, sin importar que éste no sea aceptado y no tenga fututo. Es tan sincero… único. Es increíble… me ha enseñado tanto, tanto… Comprendo porqué el señor Iason está vuelto loco por él.

 

 

Esto último hizo enfurecer al ojiverde. Contuvo los deseos de golpearla ante su insolencia.

 

 

- Vete a tu alcoba.

 

 

-  Raoul…

 

 

 - Desaparece de mi vista Mimea… no quiero verte – Se había dado la vuelta, imposibilitando que la mujer tuviera oportunidad de verle la cara – Voy a salir… cuando vuelva espero que hayas recapacitado.

 

 

- Si señor…

 

 

I don't want to cause you any pain / No te quiero causar ningún dolor
But I love you just the same /
Pero te amo del mismo modo
And you'll always be my baby /
Y siempre serás mi nene
In my heart I know we've come apart /
En mi corazón sé que nos separamos
And I don't know where to start
/ Y no sé por dónde empezar
What can I do
/ Que puedo hacer
I don't wanna feel blue /
No quiero sentir tristeza

 

 

Tener que ver a Raoul con Katze era lo peor para la joven… cada vez que el pelirrojo llegaba a la hacienda, Mimea sabía que se encerraba en la alcoba de su amado, entregándose todo ese tiempo a lo que ella consideraba sórdidas pasiones ¿Con qué fuerzas lograba sonreírle a Riki si sentía que su corazón se desgarraba?  ¿Cómo mirar a los ojos verdes al finalizar el día, sin dejar de pensar en las situaciones románticas que debieron darse entre el sol y el fuego? 

 

 

La pelicastaña no quería sentirse como la mártir, pero miraba al pasado y al presente, y se daba cuenta de que su vida era un jardín de rosas plagado también de gruesas espinas. Tenía lujos y la posibilidad de brillar entre la sociedad, pero eso no le interesaba en lo absoluto, lo que la mujer quería era el amor, ser correspondida por aquel que amaba… Pobre princesa, su príncipe se había enamorado de un plebeyo.  

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips /
Besando los labios de alguien más
Smoke too many cigarettes today /
También fumo muchos cigarrillos al día
I'm not happy when I act this way /
No soy feliz cuando actúo de ésta manera


Tener que perderlo así, tal vez era lo mejor para ambos. Mimea no podía continuar viviendo de ese amor ¿Por eso se había alegrado de ser transferida a la casa Mink? De ese modo se alejaría de Raoul, pero podría estar cerca de esa persona que su querido amaba ¿Qué le había visto? ¿Podía enamorarse ella también? Quería averiguarlo todo de él y si era posible, destruirlo en el camino. Más sin embargo, sus planes dieron muchos cambios… Iason enamorado de Riki… tal vez el Mink y ella no eran tan diferentes. 

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips /
Besando los labios de alguien más
Smoke too many cigarettes today /

I'm not happy when I act this way, I'm not happy /
No soy feliz cuando actúo de ésta manera, no soy feliz
This way /
De ésta manera

 

 

- ¿Mimea?

 

 

El hombre empezó a buscarla tras no hallarla en su habitación, nadie le daba respuesta sobre ella y eso le pareció extraño. No la veía desde el día anterior, ya que había acordado en verse con Katze.

 

 

- ¿Dónde se habrá metido esa muchacha?

 

 

Entró en el cuarto en dónde tenía las repisas llenas de trofeos y medallas; allí, en el medio de todo, se hallaba colocada con recelo la estatuilla de madera que le hubo obsequiado su amado de cabellos rojizos. Sonrió con amor al verla, más su atención fue llamada por algo que se hallaba debajo de ella, sabiendo que aquel era el lugar idóneo. Raoul lo tomó y se dio cuenta de que era una carta, algo semejante a la angustia lo invadió por dentro, no quiso precipitarse; la abrió y leyó:

 

 

“He aprovechado que no está para marcharme ¿Por cuánto tiempo? Espero que para siempre. Ya no soporto seguir siendo partícipe de esto, nadie se lo merece, ni Riki, ni Iason, ni usted, ni yo, mucho menos  ésta criatura que me llevo conmigo. Y es por ella que me armo de valor para traicionarlo, quiero que por lo menos mi hijo sepa que hice lo correcto, así sea una vez. Le agradezco de todo corazón todo lo que hizo por mí todos estos años, no me alcanzaría la vida para retribuírselo, perdóneme en verdad, pues escapando así debe de pensar que soy una malagradecida. Pero no puedo hacer otra cosa que hacerlo, ahora que puedo… ahora que sé que ha encontrado a alguien que lo quiere con el mismo furor que yo. Y porque lo conozco se lo pediré: Por favor, no me busque, se lo pido de todo corazón. No lo haga más difícil de lo que ya es, que sea ésta mi última petición… más si aún así pretende hacerme volver, no me queda más que advertirlo: Si regreso contaré todo. De hacerlo, es poco probable que el señor Iason pueda perdonarlo, mucho menos Katze…

 

 

Lo despido con lágrimas en los ojos pero con esperanza de un mejor porvenir en el corazón.

 

 

Adiós, mi Raoul! Se lo suplico de nuevo, no me haga más daño y permítame ser libre.

 

 

El hombre bajó la hoja con la mano temblorosa. Mimea se había ido… para siempre.

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips /
Besando los labios de alguien más
Smoke too many cigarettes today /
También fumo muchos cigarrillos al día
I'm not happy when I act this way /
No soy feliz cuando actúo de ésta manera

 

 

Bad girl drunk by six / Chica mala borracha por seis
Kissing someone else's lips /
Besando los labios de alguien más
Smoke too many cigarettes today /

I'm not happy when I act this way, I'm not happy /
No soy feliz cuando actúo de ésta manera, no soy feliz
This way /
De ésta manera


Recordó de golpe cuando se hubo despedido de ella, la mujer en verdad se veía distinta, como si tuviera una tristeza muy grande en el alma… incluso sus últimas palabras lo hubieron dejado desconcertado:

 

 

“Adiós Raoul. Sé feliz”

 

 

Ahora lo entendía ¡Ahora comprendía porque le había dicho eso cuando salió para encontrarse con Katze! No había sido una tontería.

 

 

Sin pensarlo, salió corriendo e inició una búsqueda inútil por la mansión, siendo que él se había ido a ver al pelirrojo el día anterior. Ya debía de tener un trecho considerable recorrido.

 

 

¡No puede ser!

 

 

 

Pedía porque fuera una broma o siquiera una manera de molestarlo. Mimea no podía haberse ido ¡Estaba a punto de alumbrar! El hecho de que se hubiese arriesgado estando en tal estado, a pesar de eso, lo puso peor ¿Cómo preguntar a los sirvientes por ella? Era obvio que todo había sido en secreto, nadie sospechaba que se hubiese fugado. Todos pensaban que se hallaba en su habitación. Mimea era bastante sigilosa e inteligente.

 

 

- Mimea… ¿A dónde te fuiste? - La buscó en el horizonte y un miedo enorme lo abarcó, como si se le viniera el mundo encima - …Mi Mimea… - Se llevó la mano a la boca, aterrorizado – … ¿Cómo pudiste?... 

 

 

Su fiel Mimea. Había sido su compañera por tantos años que no podía hacerse la idea de no volver a verla jamás. Ese sentimiento, de perdida, llegó como un mareo. Tuvo ganas de vomitar por el vértigo. Palideció y tuvo que recostarse en la pared que halló más próxima.

 

 

- …Me has dejado solo – Se derrumbó en el piso con la cara pálida, por la angustia.

 

 

I'm not happy this way / No Soy feliz de ésta manera

 

 



Kissing some kind stranger's lips /
Besando los labios de algún extraño…

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

(Aquí la imagen del capi, la vida de Mimea en etapas n_n):

 

https://fbcdn-sphotos-h-a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn2/t1.0-9/10288800_698422553532710_7000306115471405392_n.jpg

 

 

 

(Y luego de una lectura algo melancólica, algo para sacar una sonrisita, el modo en que Mimea ve el mundo :D):

 

https://scontent-a-atl.xx.fbcdn.net/hphotos-ash3/t1.0-9/10171774_698403783534587_2595781049623907017_n.jpg

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Mo… al parecer Mimea no aguantó más seguir al lado de su amor no correspondido u_u (inner: Pobrecita TwT) ¿Qué sucederá ahora? ¿Volveremos a saber de la desdichada Sirvienta Blanca? ¿Podrá con ésta noble acción de la joven solucionarse parte de los problemas? Algo es seguro: el amor siempre prevalece y aunque tarde, las actualizaciones llegarán je je je a todos muchas gracias por haber leído y por dejar cualquier opinión, ya conocen mi página en face:

 

www.facebook.com/ainokusabiobsesion

 

 

 Donde avisaré sobre las actualizaciones y subiré cualquier cosa de A i no kusabi :3 (sip, estoy obsesionada con esto xD) Muchos besotes y abrazotes!! Bye Bye!!   

 

 

 


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