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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

Hola hola! Sue reportándose!!! :D Espero que se encuentren llenos de vitalidad y con ganas de leer todo lo que les pongan por delante *_* (inner: habla una fanática de la lectura ¬w¬) así es xD…ok, confieso que éste fanfic me tiene un tanto viciada n_nUuuu bien aclaro que si el fanfic parece estar cundido de clichés típico de las telenovelas es por que esa era la idea desde un principio xD (inner: o sea como? O_o) pues quería escribir una historia así, medio exagerada y dramática… éste es el resultado y me agrada *.* en fin, no quería seguir dándole largas y decidí actualizar sin meditarlo tanto...  A leer se ha dicho!! <3  

 

 

 

Las palabras de Guy lo angustiaban profusamente. Quería tanto mandar todo a la porra y quedarse en Ceres; en el pasado no le hubo costado nada hacerlo. Pero él ya no era el mismo y las circunstancias eran tan diferentes. Ahora estaba Iason en su cabeza y en su corazón, aunque lo desconociera en su totalidad.

 

 

A pesar de que Guy sabía que Riki detestaba hablar de aquellas cosas, se permitió continuar:

 

 

- Ha sido tan difícil Riki. En verdad me has hecho muchísima falta… – Le acarició la mejilla – No debí permitirte que tomarás ese trabajo y es que jamás esperé que fuese por tanto tiempo. Te he sido fiel mientras no has estado, tú me conoces y sabes que te digo la verdad; pero hoy el calor de tu cuerpo… me di cuenta de que no podría aguantar más el estar privado de tu cariño. Por eso te lo pido, no vuelvas a la hacienda. Quédate aquí, conmigo.  

 

 

Lo destrozó. Detestó la honradez de Guy, su alma comprensiva y sus ojos tiernos lo colmaban de más y más culpa. Prefiriendo entonces que lo golpeara y lo insultara.

 

 

- “…Y eso que aún no le he contado…” – Mimea y el niño vinieron a su mente cual rayo fugaz ¿Cuál de las traiciones le dolería más a Guy? – “¡Pero no podría decirle! Eso lo mataría… se lo diré, pero no ahora. No ahora que debe sufrir de nuevo por tener que dejarlo…”

 

 

- Riki ¿Por qué te quedas tan callado? - Agregó: - No sé si hayas estado con otro y no tienes que contármelo… lo comprendo. No te sientas mal por eso – Su tono era suave, para nada castigador, pensando que su silencio sólo era señal de su arrepentimiento por haberle sido infiel. Lo conocía tan bien.

 

 

- “No sigas” – Quiso cubrirse las orejas para no oírlo más.

 

 

Seguramente Guy pensaba que había tenido amoríos pasajeros para saciar sus deseos. Pero contarle que había protagonizado tales encuentros con una misma persona, lo horrorizaría. Riki nunca se hubo encaprichado así por nadie, tan descaradamente como para írsele la cuenta de las veces que estuvo en la cama y de paso volverlo su segunda relación. Porque para Riki, Iason había dejado de ser un simple revolcón, importándole demasiado el dejarle prometido su regreso a la hacienda. Fue descarado y sumamente egoísta pensar que podía vivir de aquel modo, con ambos hombres queriéndolo, a su lado y él… pensando en no perder a nadie, tratando de darle también a su hijo un pedacito del caos que había vuelto su vida por no saber controlarse.     

 

 

- ¿Qué es lo que pasa Riki? – Llamó ante el silencio.

 

 

- Nada Guy.... O quisiera que no fuera nada.

 

 

- Te ves angustiado pero no quieres contarme porqué. Claro que tengo que preocuparme. Riki ¿Hiciste algo malo?

 

 

- “¿Malo? ¡Terrible!” – Pensó sarcástico – Todo lo hecho a perder. No quiero que me odies, eso es todo…

 

 

- Jamás te odiaría Riki – Sonrió – ¿Lo ves? Lo mejor es que te quedes y te olvides de todo. Así no tendrás que mortificarte por lo que sea que hayas hecho, te prometo que nunca volvería a sacarte el tema.

 

 

- ¿Harías eso? ¿Serías capaz de olvidarlo todo…?

 

 

- Si. Lo haría.

 

 

- ¿Por qué harías algo así?

 

 

- Ya lo he hecho antes Riki, no me costaría nada volverlo hacer.

 

 

Era terrible darse cuenta de eso ¿Hasta cuándo Guy tenía que calarse su inmadurez?

 

 

- Pero Guy… ¿No es mejor entonces… que te alejes de mí? – Una presión en el estómago lo jalaba con fuerza. Evitaba mirarlo a los ojos – Alguien tan bueno como tú no debería estar al lado de alguien como yo…

 

 

- Oh Riki, no digas tonterías. Lo único que me importa es que como siempre, finalmente me escojas a mí. Sabes que nadie te puede querer tanto como yo.

 

 

Eso era lo que pensaba antes.

 

 

- Soy una basura… No te merezco Guy.

 

 

- Por favor, no digas eso.

 

 

¿Sería ese el momento indicado para acabar con su relación? Tenía razones y de sobra para hacerlo, Guy entendería que no pudieran seguir juntos luego de conocer lo de Iason y mucho menos lo de Mimea. Continuar siendo pareja podría volverse aún más doloroso. Sin embargo, las palabras no quisieron salir de su garganta. Aquella orden de Iason no quería cumplirla. Tenía pavor de perder un amor tan compasivo. Un amor que tenía años ayudándolo, soportándolo.

 

 

- Dentro de poco tendré que irme.

 

 

- Prométeme que volverás – Pidió tras estrecharlo con fuerza.

 

 

- Debo hablar en la hacienda primero. Te prometo que después volveré y me quedaré aquí definitivamente… dame un poco más de tiempo. 

 

 

Así, aunque en su corazón se llevaba a cabo una batalla y su cabeza no dejaba de aturdirlo, Riki decidió que se quedaría con Guy. Pensaba que se lo debía por los años que había gastado sufriendo por sus infidelidades.

 

 

- “No hay alternativa.  Guy no merece que le siga haciendo daño. Y Iason… lo mejor es que salga de su vida de una vez por todas. Él es un hombre rico e importante, fui un tonto al pensar que podía meterme con alguien así. Tiene que casarse con una mujer que lo iguale en belleza y que le dé hijos que puedan heredar su fortuna… no estar al lado de un hombre que no tiene dónde caerse muerto y que lo único que puede darle son dolores de cabeza”

 

 

Se dio cuenta de que pensar seriamente en que eso podía pasar, le dolía y mucho. Siendo tal vez distinto todo si hubiese nacido mujer. Él, que siempre alabó el ser hombre, por primera vez se encontraba con aquella ilusión, imaginándose un destino junto a Iason sin tener que preocuparse por “el pecado” de estar juntos, ignorando sus posiciones sociales ante la posibilidad maravillosa de darle hijos… Pero antes de que se pusiera a maldecir los infortunios del género, en ese instante llamaron a la puerta.

 

 

- Me imaginé que estarías cerca – Mencionó con la voz apagada.

 

 

- Ya es hora.

 

 

El menor apretó los puños. No quería dejar a Guy en aquellas condiciones. Miró al pelilargo. Un sentimiento raro surgió de sus entrañas, temía no volverle a ver.

 

 

- Katze… dile a Iason que…

 

 

- Tengo órdenes estrictas de volver contigo Riki y lo sabes. No me pongas las cosas más difíciles.

 

 

- Pero…

 

 

- Riki… por ahora tienes que irte – El pelilargo le tomó por los hombros – Estoy bien, ya que has venido a verme.

 

 

- Guy… - Sus pupilas se tambaleaban de un lado a otro. Se aproximó y le besó.

 

 

- Vuelve pronto ¿Si? – Guy lo abrazó como queriendo transmitirle el valor que le faltaba.

 

 

Quería llorar, decirle que las cosas no eran tan sencillas, que no estaba seguro de que sucedería tras llegar a la hacienda. Si tan sólo tuviera un poco más de tiempo… tiempo para contarle lo que había pasado… tiempo para comprender porqué su cabeza y su corazón estaban en desacuerdo…

 

 

- Lo haré… - Sonrió, aunque evidentemente de una manera forzada – Cuando vuelva te llevaré a aquella casita en dónde nos las pasábamos jugando de niños ¿Te acuerdas?

 

 

- De acuerdo. Iremos.

 

 

Riki asintió, algo dentro suyo lo hizo desear desvanecerse en ese instante. No quería pensar en la posibilidad de que no volviera a escuchar la voz de Guy, ver su sonrisa, sentir sus abrazos… no volver a saber de eso, nunca jamás.

 

 

Volverlo a ver había abierto la zona de su mente donde se resguardaban todos los recuerdos de su vida con Guy. Su mente ahora estaba abarrotada de Guy.Y cuando la mente se empecina, el corazón por más que grite no podrá ser escuchado, siendo su cántico como balbuceos sin sentido.

 

 

- ¿Cómo? ¿Ya te vas Riki?

 

 

- ¿Y no vendrás a tomarte un trago con tus amigos?

 

 

- Lo siento chicos… será para otra ocasión – Dudó, pero igual lo mencionó: – Regresaré dentro de poco. Hasta luego – Para evitar que notaran sus ojos rojos, se apresuró a subirse al vehículo.

 

 

- Em… - Norris se aproximó hasta Katze – Supongo que esto es la despedida ¿No? – Sonrió.

 

 

- Así parece.

 

 

- Bueno, que tengas un buen viaje…

 

 

- Adiós Norris.

 

 

- Adiós…

 

 

El pelirrojo le regaló una leve sonrisa para luego subirse y dar marcha a la camioneta. Los hombres se despidieron hasta que se perdieron de vista. Norris permaneció hipnotizado hasta que Rourke lo sacó de su trance.

 

 

- ¿Y a ti qué te pasa Norris? ¿Qué guachafita te traes con ese pelorojo? Te recuerdo que tienes pareja.

 

 

- ¡A Max ni le cuentes! – Se puso en estado de alarma.

 

 

- Ah… pero te veías muy feliz hablando con el hombre – Se rascó el tabique de la nariz – No me gustan los chismes… pero a veces a la lengua le encanta irse de paseo.

 

 

- Si le vas con el chisme, te aseguro que luego no tendrás lengua que sacar a pasear.

 

 

Estaba Norris a punto de guindársele de los cabellos a Rourke, cuando las palabras de Sid los hicieron cambiar de tema.

 

 

- Algo está pasando en esa hacienda – Se hallaba de brazos cruzados – No sé ustedes, pero me parece que Riki se ha metido en un lío muy grande del que no puede salir. Ese muchacho, siempre ha sido un descarriado, no acabando de salir de un problema para inmediatamente meterse en otro…. tarde o temprano le pasarán factura.

 

 

- …

 

 

Norris y Rourke se vieron las caras. Sid era un hombre de pocas palabras y cuando hablaba, era siempre para decir cosas sabias…. o para rematar de manera incomparable y creativa un buen chiste.

 

 

- A mí también me lo pareció. Riki andaba muy raro… él no es así de quieto. Parecía perro regañado.

 

 

- Oye Rourke ¿Y si le preguntamos a Guy lo que le dijo Riki?

 

 

- ¿Qué te pasa Norris? ¿Ves qué a ti también te encanta el chisme?

 

 

- No es chisme. Es que así podríamos saber porqué Riki estaba tan vigilado.

 

 

- Lo hubiésemos sabido si te hubieses apegado al plan. Se suponía que TÚ averiguarías eso con el pelirrojo aquel – Rourke lo miró con los ojos entrecerrados.

 

 

- Pues… - Se sonrojó levemente – No quiso decirme mucho la verdad…

 

 

- ¿Ah si? ¿Y qué te dijo? ¿Eh? – En tono sarcástico.

 

 

- ¡Que estoy más bueno que tú! – Espetó para que lo dejara en paz.

 

 

- Ya, ya… basta ustedes dos – Intervino Sid ante su charla absurda – Estas no son cuentas de nuestro rosario, así que a volver al trabajo señores – Los tomó a cada uno de un hombro y los empujó para que iniciaran la caminata.

 

  

En la camioneta, Riki no hacía otra cosa más que mirar por la ventana. Se encontraba totalmente triste, tanto, que el propio Katze podía sentir lo arrugado y apretado que estaba su corazón en ese momento.

 

 

- Me pareció muy raro que mencionaras que volverías… dudo que Iason te deje regresar otra vez. Mucho menos si van a mudarse después del casamiento.

 

 

- …

 

 

- Dime una cosa muchacho ¿Terminaste con ese hombre?

 

 

- No es asunto tuyo – Contestó mordaz.

 

 

- Ay Riki… me huele a que no lo hiciste ¿Qué le dirás a Iason cuándo te pregunte? ¿Tienes idea de lo que pasará ahora?

 

 

- … - Prefirió el silencio.

 

 

- ¿Qué estuvieron haciendo? – Unos breves segundos le dieron la respuesta – Riki… no me digas que… ¿Te acostaste con él?

 

 

- Ya párale.

 

 

- ¡Pero Bueno! ¡Tú si que tienes bríos muchacho! – Exclamó molesto. Tenía ganas de golpearlo como si se tratase de un carricito.

 

 

- ¡A poco no podía! – Trató de defenderse - ¡Guy es mi pareja!

 

 

- ¿Y qué hay de Iason? Ya lo oíste, se quiere casar contigo.

 

 

Sintió que lo cortó de un golpe.

 

 

- Eso no va… Yo no me puedo casar con él Katze.

 

 

- ¿Qué que? No seas tonto muchacho, ésta es una oportunidad que no se te volverá a presentar en la vida ¿Qué puede ofrecerte ese tal Guy? Sólo miseria y anonimato, en cambio con Iason tendrías una vida más que acomodada. Es más, ese hombre está tan loco por ti que es capaz de darte todo el dinero que pidas sin pensarlo siquiera. Lo mejor es que lo escojas a él.  

 

 

- ¿A cambio de qué? ¿De no volver a ver a mis amigos y vivir en un constante acoso? A pesar de todo no soy un puto, no me cambio por dinero. Me importa un pimiento si Iason es o no el hombre más rico de todo el mundo. Nunca me acosté con él por eso – Intervino en un tono ácido – Nunca me atrajo por eso…

 

 

- Lo mismo aplica a Iason. No le interesan tus orígenes… él te ama. Riki ¿Sabes la magnitud de todo esto? ¡Se muere por ti!

 

 

 - ¡Aunque lo digas no es tan fácil! Iason no se enamoró de una muchacha de pueblo, no… se enamoró de mí ¡Un hombre! Eso no se lo perdonará nadie. Y no me digas que a él tampoco le importa, porque cuando dejen de hacer tratos comerciales con él y empiece a perder dinero, la cosa no se verá tan bonita y seguramente la cordura le volverá.

 

 

Katze iba a defenderlo, iba a decirle que estaba seguro de que Iason sería capaz de abandonarlo todo por él. Riki continuó antes de que pudiera hacerlo:

 

 

- Además… – Suavizó su voz – Tarde o temprano Iason querrá tener hijos. Por más que insista en que no es verdad y que no los necesita. Sé que con el paso del tiempo así será… y lo sé porque hasta hace unos meses la idea de ser padre era para mí algo impensable. Pero ahora que estoy por serlo no puedo ni por un momento creer que jamás lo deseé; es algo maravilloso Katze… - Lo miró con los ojos brillantes – No sabes lo que se siente tocar la panza de la madre y que en ese preciso momento… puedas sentir una patadita de la criatura – Recordó y sintió nostalgia – Y la idea de cargar en mis brazos a esa criatura… me viene en cada momento.  Eso es algo único, algo que no se puede describir con palabras… no es justo que yo le arrebate a Iason esa oportunidad. No soy tan cabrón.   

 

 

El pelirrojo no supo que responderle, sus palabras contenían tanto de verdad; le sorprendió cuánto hubo madurado Riki. No sabía que haría estando en los zapatos del joven.

 

 

- Un bebé siempre lo cambia todo…

 

 

Decidió dejarlo quieto un rato, aún había camino que recorrer antes de llegar a la hacienda.

 

 

- ¿Tú serías capaz…?

 

 

El pelirrojo le miró a través del retrovisor.

 

 

- ¿Dejarías todo lo qué eres y conoces, por alguien que te ama así…?

 

 

Katze tomó la pregunta de Riki y la llevó a su caso.

 

 

- Si; lo haría.

 

 

De hecho ya lo había hecho. Había dejado a sus seres queridos y una vida tranquila en su pueblo natal para irse a la hacienda Mink y luego de conocer a Raoul, todo su mundo cambió por completo. Ya no era ni la sombra del que era antes.

 

 

- ¿Y no te arrepientes?

 

 

- A veces, si… - Miraba como el camino se mostraba llano ante sus ojos claros –… ¿Quién no se arrepiente luego de obtener lo que se desea? De eso se trata la vida, de intentar por todos los medios de obtener lo que queremos y luego darnos cuenta de que no es tan maravilloso como creímos que sería.

 

 

- ¿…Por qué pasa eso? – Quería tanto que aquella plática fuera eterna y no tuviera que enfrentarse a la realidad.

 

 

- Porque la gente cambia Riki. Los deseos son estáticos, perennes… se quedan maravillosos en nuestra imaginación, como la más bellas de las ilusiones. Pueden ser suplantados por otros pero nunca desaparecen.

 

 

No era que se arrepintiera, pero estar al lado de Raoul había resultado más doloroso que los años que duró ansiándolo en secreto. Años que se imaginó inmerso en miles de situaciones rosas con su querido ángel de ojos verdosos… pero cuando logró estar a su lado, Katze ya no era aquel niño inocente y fantasioso. 

 

 

- Debes de quererlo mucho…

 

 

- ¿? ¿A quién?

 

 

- No sé ¿Quién tienes en mente?

 

 

Riki pensó unos segundos.

 

 

- ¿…A Guy?

 

 

- Entonces ¿Lo quieres?

 

 

- ¿Cómo no? – Agregó – Lo conozco desde que era muy niño. Todo el tiempo andábamos metidos en líos. Cuando Guy tenía la oportunidad de echarse la culpa de algo que yo había hecho, lo hacía… A veces me daba pereza ir a trabajar…

 

 

- …Y Guy tomaba tu lugar – Completó.

 

 

- Exacto – Medio sonrió. La sonrisa se apagó – Amanecía pegado a mi cama cuando me daban resfríos, siempre pendiente de mi mejoría… es bueno haciendo caldo de pollo – Recordaba – Odiaba cuando mi padre venía a la casa, prefería que se quedara en la hacienda y que nunca saliera de allí, pero siempre tenía que volver… entonces me fugaba al campo, me escondía entre los cercos. Ya luego me metía en casa de Guy y no salía de ahí hasta bien tarde… no lloré cuando murió mi padre. Pero Guy me hizo rezar por él.

 

 

Katze permitió que el muchacho se desahogase. Su situación no era sencilla. Se encontraba en medio de la batalla de dos amores que disputaban su indomable corazón. Tal vez era muy joven como para comprender un amor de semejante magnitud.

 

 

El pelinegro recordó el anillo en su cuello y una sensación angustiante se apoderó de su juicio. Prefirió guardar silencio y así continuó por un largo trecho.

 

 

Las horas pasaban.

 

 

El pelirrojo continuó viendo al muchacho de vez en cuando. Cuando una lágrima furtiva se escapó de los ojos negros de Riki, el mayor tomó una decisión…

 

 

Frenó en seco haciendo que Riki se golpeara la cabeza al irse de frente.

 

 

- ¡COÑO! ¿Qué mierda te pasa? – Exclamó - ¿Por qué detienes el auto así? – Se sobaba la frente.

 

 

- Eso te pasa por no ponerte el cinturón de seguridad – Espetó el mayor.

 

 

- ¿Qué es lo que dices? – Estaba que echaba fuego por la boca - ¿Me estás tomando el pelo?

 

 

- Bájate.

 

 

- ¡¿Eh…?! – Desconcertado.

 

 

- Apresúrate. Ya que tienes pensado regresar junto a Guy de todos modos, pienso que lo mejor es que no vayas a ver a Iason. Déjalo de una vez y ahórrale más dolor del que ya le has producido. Anda, bájate y vete.

 

 

El moreno no comprendía. Sólo tenía que abrir la puerta y salir; correr y perderse, ir a donde quisiese…

 

 

- Diré que te me escapaste. Pero eso sí Riki, en cuanto llegues tienes que hacer las maletas e irte con ese Guy lo más lejos que puedan… Te daré tiempo, más cuando Iason se entere vendrá a buscarte personalmente. Créeme, moverá cielo y tierra hasta dar con ustedes. No lo dudes ni por un instante.

 

 

- ¿Por qué haces esto…?

 

 

- Deseo más que nada el bien del señor Iason. El que te tenga a su lado es igual a que mantenga en cautiverio a un animal salvaje… terminarás mordiéndole, haciéndole daño. Y como todos los animales rabiosos acabarás siendo sacrificado… no creas que no pienso también en ti, no soy tan desgraciado, después de todo, aprendí a verte como un hermano menor… hasta casi como un hijo.

 

 

- Katze… - Se sorprendía antes las palabras emitidas por el mayor. No sabía que decir – Ahora que has dicho eso, no podría irme… si lo hiciera, te dejaría con semejante problema encima.

 

 

- ¡Óyeme bien mocoso! – Le interrumpió para que se decidiera  - ¡Esto no es un juego! No quiero que me defiendas, no soy un santo. Durante meses he estado interfiriendo tu correo, muchas de las cartas que recibiste fueron alteradas y otras son falsas. Fue algo deshonesto, lo sé, pero no pido tu perdón. Eran órdenes y yo debía obedecer, me gustara o no.

 

 

Riki se sintió engañado y no era para menos. Fue algo duro enterarse de aquel secreto.

 

 

- ¿Por qué Iason te pidió algo así…?

 

 

- Por la misma razón por la que Guy increíblemente te perdona todas las infidelidades: Por miedo a perderte.

 

 

- …

 

 

- Como ves, el amor a veces nos hace actuar como estúpidos… Bien, vete ya Riki – Dirigió la vista recia al frente – No quiero que vuelvas a fastidiarme en la vida – Tenía que comportarse de aquel modo, seco y rudo, para evitar que continuara aflorando el lado noble del chico.

 

 

Se escuchó el sonido de la puerta abriéndose y seguidamente cerrándose.

 

 

- ¿Qué haces? ¿Por qué no te vas?

 

 

El mestizo permanecía en su asiento. Ésta vez colocándose el cinturón de seguridad.

 

 

- Volveré a la hacienda. Hablaré con Iason, arreglaré todo esto y luego regresaré con Guy. Se lo prometí a ambos.

 

 

- ¿En verdad no sientes nada por Iason? – Le parecía algo calculadora su idea – Porque de volver deberás enfrentarlo con todas las de la ley. Él te confesó su amor y no le dijiste nada, prácticamente lo ignoraste. Dime ¿Qué acaso no le responderás?

 

 

- Pues… - Con lo de Guy había olvidado aquel acontecimiento, pero ante la idea de Katze de marcharse había temido huir sin ver a Iason una vez más, como lo tenía planeado – No tengo mucha cabeza para eso ahora…

 

 

- ¡¿Y para cuándo coño la vas a tener?! Por favor Riki, tienes que hacerte responsable de tus propios actos. Iason no se enamoró de ti sólo porque si, bastante culo le diste. Tenías que estar consiente de que no puedes evitar que los sentimientos afloren cuando compartes intimidad con alguien. No pretendas apagar un incendio soplando – Se oía realmente enfadado, en cierto modo sentía que estaba hablando con Raoul.

 

 

Riki se sentía como si fuese regañado por una figura paterna. Katze tenía toda la razón. Había buscado bastante al rubio, si había terminado enamorándose era algo sumamente comprensible. 

 

 

- Lo sé… por eso volveré. Le prometí a Iason que volvería y eso mismo es lo que voy a hacer. No me gusta salir corriendo sin dar la cara primero. No soy ningún cobarde. Las cosas pueden solucionarse sin irse a extremos… estoy seguro de ello. Además, soy la persona menos indicada para que se case, conmigo sólo tendrá problemas de modo que se los ahorraré...

 

 

El pelirrojo le miró, totalmente asombrado y cautivado por su bravío carácter. Ni el mismo pelirrojo sabía que sucedería ahora y no sería mentira decir que lo mortificaba ese asunto. Pero no podía hacer nada, ya el joven había tomado una decisión.

 

 

- Vaya… no sé si eres un hombre muy noble – Se atrevió a mencionar el mayor -…o un hombre muy estúpido.

 

 

Encendió la camioneta y regresaron al camino. En todo el viaje el corazón de Katze no dejó de latirle a un fuerte ritmo, un pálpito delator de que algo estaba a punto de suceder.

 

 

***

 

 

Al llegar a la hacienda Mink, Riki ya no era el mismo. Ciertamente se encontraba mejor después de haber visto al pelilargo, pero se sentía terriblemente mal al no atreverse a contarle todo sobre Iason y mucho menos lo de Mimea.

 

 

Además había faltado a una de sus promesas. No hubo terminado con Guy y es que no podía hacerlo, pero había vuelto a la hacienda. Sólo le quedaba regresar junto a Guy para según él, acabar con el caos.

 

 

Daryl lo había detenido al instante de verlo llegar. El moreno nunca había visto al muchacho tan ajetreado y atemorizado.

 

 

- Riki ¿Qué haces aquí?

 

 

- ¿Cómo que qué hago aquí?

 

 

- Pensé que aprovecharías de irte… - Daryl veía de un lado a otro, temeroso.

 

 

- No podía hacer eso… ¿Qué te pasa? Estás blanco como un papel.

 

 

En ese momento, el mayordomo lo tomó del brazo. Le hablaba por lo bajo.

 

 

- Riki, tienes que irte de aquí de inmediato ¡Vete, rápido! Aprovecha la noche, te ayudaré en lo que pueda…

 

 

- ¿Qué pasa Daryl?

 

 

No comprendía aquella actitud tan rara. Tanto Mimea como Katze le habían advertido que huyera… ¿Qué razones tenía el joven sirviente?

 

 

- Escucha Riki… no sabes de lo que el señor Iason es capaz. Parece desquiciado… creo que ha perdido la cordura.

 

 

- Basta Daryl. Deja de decir tonterías. A lo mejor está un poco alterado. Tampoco es para que exageres.

 

 

- ¡Pero Riki…no comprendes! – Lo jaló con fuerza del brazo, tratando de hacerle cambiar de idea – Mientras no estabas, en esas escasas horas, el señor no hacía otra cosa que ir de un lado para otro tirando cosas. Parecía poseído. Decía que iba a matarte, a ti y a ese hombre si se enteraba de que habían hecho algo… realmente me asusté… temí que te hiciera daño.

 

 

El pelinegro tomó el rostro del chico con ambas manos.

 

 

- Nada de eso va a pasar. Es el coraje el que habla. Yo me voy, si… pero luego de hablar seriamente con Iason – Le acarició – Haz tus maletas. Te vienes conmigo.

 

 

- Riki… ¿Lo dices en serio?

 

 

- Si. Serás muy bien recibido allá. No te preocupes, puedes vivir con Guy y conmigo. Guy no me lo negará si se lo pido. Ahora déjame ir a hablar con Iason.

 

 

- Riki… no vayas a verle. Te lo suplico…

 

 

Pero por más que insistió, el muchacho no pudo lograr que Riki cambiara de opinión. El moreno estaba totalmente decidido. Totalmente recio entró en la casona. En donde el rubio se le acercó casi corriendo. Cuando se detuvo frente a él, el moreno esperó una bofetada, un golpe que lo dejara tirado en el suelo, más el rubio lo acogió en un sorpresivo abrazo que lo dejó entre confuso y asfixiado, ya que la presión con que lo cubría era bastante, como si no lo hubiese visto en muchísimo tiempo.

 

 

- ¡Has vuelto! – Emitió el ojiazul sin dejar de abrazarle – Mi amado Riki… lo sabía… sabía que volverías a mí – Una sonrisa se formó en sus labios – Sabía que no me abandonarías…

 

 

- Claro que he vuelto ¿Te lo dije no? Que eso haría… aunque no me creas soy un hombre de palabra – Lamentablemente, su orgullo le impedía ir en contra de sus principios. Aunque, admitía que se alegraba ante la reacción del Mink, eso lo hizo acordarse de los planes de matrimonio. Eso en cierto modo lo aterró. Una atadura tan grande como esa terminaría ahogándolo.

 

 

- Mi Riki… - Se apartó lo suficiente para acariciarle el rostro – Éste viaje te sirvió para darte cuenta de lo que sientes ¿No es así?

 

 

- Si… me he dado cuenta de muchas cosas – Entrecerró el mirar – Volver a ver a Guy me ha abierto los ojos.

 

 

Quiso darle un sopetón en la boca. Escuchar aquel nombre impuro de sus labios lo hizo enfadar, pero el Mink no lo mostró facialmente.

 

 

- ¿Has terminado con él como prometiste? – Preguntó el rubio sin ninguna clase de tacto – Dime que si y empezaré a preparar todo para nuestra boda.

 

 

- No. No lo hice... no pude hacerlo...

 

 

- … ¿Perdón…? – Tal vez había escuchado mal, eso esperaba.

 

 

Ante la expresión del Mink, Riki recordó las palabras de Katze. Debía hacerle frente a sus sentimientos. No era justo que continuara jugando con los sentimientos de Iason.

 

 

- Escúchame Iason: Entiendo que a la final llegaras a sentir algo por mí, no te culpo porque admito que también me pasa lo mismo… - Lo miró a los ojos, dónde pudo dilucidar el brillo que desprende la esperanza de ser correspondido – También siento… algo muy especial por ti… pero Guy...  yo…se supone que tengo que estar a su lado… lo siento en verdad…

 

 

Iason sintió como si cada palabra le atravesó el corazón.

 

 

- Sé que conocerás a una mujer que te hará muy feliz – No quiso seguir ahondando en el tema - Espero que puedas comprender y que me perdones… Adiós, Iason. Me voy hoy mismo - Estuvo dispuesto marcharse. Si continuaba allí no sería capaz de mantenerse firme.

 

 

- Espera – Iason le tomó del brazo bruscamente - ¿Crees qué puedes irte así tan fácil? – Hablaba en un tono suplicante.

 

 

- Iason… no lo hagas más difícil – Trataba de hablarle con ternura, era la primera vez que estaba en una situación como esa – Necesito volver con Guy, a Ceres. 

 

 

El rubio frunció el seño. Riki retrocedió su cuerpo instintivamente, debido a que el mayor aún insistía en mantenerle agarrado, no pudo moverse mucho de su lugar de origen.

 

 

- ¿En verdad no deseas casarte conmigo?

 

 

- Iason… no es eso. Yo no soy la persona indicada para ti…

 

 

- ¿Quién lo dice? – Lo zarandeó - ¿Quién te ha metido esa idea en la cabeza? ¿Quién te quiere alejar de mí? ¿Quién ha sido? – Trataba de leerlo en sus ojos - ¿Raoul? ¿Katze?... ¿Daryl…?

 

 

- No es nada de eso. Nadie me ha dicho nada.

 

 

- ¿Entonces por qué me quieres dejar?

 

 

Era tan difícil oírlo. Riki no quería continuar haciéndole daño.

 

 

- ¿No me amas?

 

 

Tum Tum Tum. Su corazón palpitó fuerte ante la mano temblorosa que lo ceñía ¿Amarlo? Riki no lo sabía, había algo dentro de si que se movía por Iason pero ¿Amor? ¿Podía amar a Iason teniendo a Guy esperándolo en casa?

 

 

- Él… me está esperando Iason – Fue lo único que pudo responder.

 

 

- ¿Y yo? ¿Qué hay de mí?

 

 

- Lo siento… lo siento mucho…

 

 

Como pudo Riki se soltó de su agarre. Buscó de dirigirse a la salida.

 

 

- No puedes… – Murmuró – No puedes irte… - Repitió mientras buscaba que hacer para evitar que se marchase de su lado - …No puedes irte.

 

 

La mirada de Iason estaba perdida, la movía a todos lados, como buscando razones, excusas que lo llevaran a seguir manteniéndolo así… a su lado.

 

 

CRASH!!

 

 

Riki cayó de boca al suelo, inconsciente. En sus manos el rubio mantenía los restos del florero que acababa de romper en la cabeza del muchacho.

 

 

- Eso no lo voy a permitir ¿Me oyes Riki? A mí no me vas a dejar.

 

 

Le hablaba al muchacho inmóvil.

 

 

- “¿Qué hice?” – Reaccionó como si hubiese estado hipnotizado; la razón empezó a recriminarle – “¿Qué hice?”

 

 

El mayordomo llegó corriendo.

 

 

- ¿Qué ocurre señor? Escuché como si algo se quebró…

 

 

Antes de que pudiera espantarse, el Mink le ordenó:

 

 

- Busca a Katze de inmediato ¡Anda!

 

 

- ¡S… si!

 

 

Daryl volvió a correr, ésta vez para ir en busca del pelirrojo. No entendía porqué de repente Riki había terminado en el piso de la sala, sólo esperaba que el moreno se encontrara bien.

 

 

Por fin encontró a Katze, fumándose unos cigarrillos, muy cercano al establo.

 

 

- ¡Señor Katze! ¡Rápido!

 

 

- ¿Qué sucede muchacho?

 

 

- ¡Lo necesitan en la casa grande! ¡Es urgente!

 

 

- ¿Pero qué pasó muchacho? ¿Por qué estás tan alterado?

 

 

- ¡No lo sé! ¡Riki está en el suelo… y no se mueve!

 

 

- ¡¿Ahora que has hecho Iason?! – Exclamó el hombre.

 

 

El pelirrojo arrojó el cigarrillo recién prendido al pasto y salió corriendo.

 

 

Cuando llegó a la escena, pudo notar a Riki tumbado en el suelo y a Iason caminando de un lado a otro, nervioso.

 

 

- Por Dios Iason…  ¿Qué has hecho? ¿Lo mataste?

 

 

- No… aún tiene pulso.

 

 

En efecto, el pelirrojo lo comprobó.

 

 

- ¿Qué hago con él? ¿Quiere que lo lleve a su habitación? – Preguntó el hombre tras cargarlo.

 

 

- No… - Tras pensarlo detenidamente ordenó: - Llévalo al establo que está en desuso. Y que nadie te vea.

 

 

 

No hay nada más violento y peligroso que el amor… nada

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

 

Ok… pido calma… (inner: OhmyJupiter!! ‘O’ que acaba de pasar aquí Sue??!!! owO) lo sé, lo sé! Es algo loco, pero así me vino a la cabeza y nadie pensó que algo así pudiera ocurrir xD (inner: eso es muy cruel!! TwT) Iason está actuando por impulso ¿Qué sucederá ahora que sus planes de matrimonio se han ido al traste? ¿Qué tiene planeado mi musa para todo esto? (inner: no puedo esperar para saberlo!!! T___T) Pues tendrás querida, tendrás o________o (inner: X_X) A todos muchísimas gracias por leer y por cualquier opinión que deseen dejar. Les mando a todos muchos besos y  abrazos!! Bye Bye!!   

 

 

 


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