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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Hi a todos!!!! Muchas gracias por haber leído el capi anterior!! Aquí les traigo el capi de hoy, espero que lo disfruten, escrito con mucho cariño y amor :B

 

 

 

 

 

 

 

 

- ¿Me mandó a llamar señor Raoul?

 

 

 

 

 

 

 

- Si Mimea… tengo, algo que encargarte.

 

 

 

 

 

 

 

Todo parecía haber vuelto a la normalidad. Riki desempeñaba bien su trabajo y en los instantes de descanso, se ponía de acuerdo con Daryl para pasarlos juntos, debido a que ese muchacho era el único que no le veía con malos ojos en esa mansión.

 

 

 

 

 

 

 

- El señor ha salido muy temprano. Al parecer tenía asuntos que atender en la ciudad.

 

 

 

 

 

- No me sorprendería que fuera a comprar más esclavos – Opinó de modo burlesco.

 

 

 

 

 

- Riki… no sea así por favor.

 

 

 

 

 

- Vamos Daryl, a pesar de lo que estuvo a punto de hacer contigo, todavía le respetas… ¡Ay que ver!…

 

 

 

 

 

 

 

- Ese es el deber de un mayordomo.

 

 

 

 

 

 

 

- Jo… entonces yo no podría serlo. Yo amo mi libertad, no depender de lo que dice o no un sujeto con dinero. Poder marcharme cuando me plazca. Cuando me harte de estar aquí volveré a emigrar…  - Se dirigió al joven - Si quieres puedes venir conmigo. No tenemos muchas cosas, pero mi gente te recibirá con los brazos abiertos.

 

 

 

 

 

 

 

- Lo pensaré.

 

 

 

 

 

 

 

Una tarde mientras trabajaba, una figura extraña llamó la atención de Riki. El pelinegro notó que se trataba de una persona, una mujer que llegaba.

 

 

 

 

 

 

 

Fue capturado en aquel instante. Los ojos de Riki no lograron aparatarse de aquella figura femenina, era hermosa, de cabellos castaños, y de ojos claros, de contextura pequeña y frágil.

 

 

 

 

 

El moreno se percató de su insolencia al mirarle de aquella forma tan indecente, apartó su mirada por unos breves segundos, para luego volvérsela a dirigir, está vez, más cordialmente.

 

 

 

 

 

 

 

- Buenas tardes… ¿Puedo ayudarla?

 

 

 

 

 

 

 

- Esto… - La mujer se apenó y desvió el rostro, cual niña ingenua.

 

 

 

 

 

 

 

Se trataba de Mimea, la mujer llevaba puesta ropas muy elegantes, viéndose como toda una señorita, de modo que fuese imposible identificarla como criada.

 

 

 

 

 

 

 

- ¿Ha venido a ver a alguien? Si quiere puedo ir a decir que usted…

 

 

 

 

 

 

 

- No será necesario – Intervino – Con hablar contigo me basta.

 

 

 

 

 

 

 

- ¿De verdad? – Se rascó la cabeza – Dígame ¿Y para qué soy bueno?

 

 

 

 

 

 

 

Riki llevó a la mujer hasta donde se encontraban los caballos. Alimentaba a los animales al tiempo en que charlaba con la extraña.

 

 

 

 

 

 

 

- Me sorprende que una chica como tú esté paseando por terreno privado.

 

 

 

 

 

Los encargados de cuidar la hacienda conocían a Mimea, por lo que no se le presentó ningún inconveniente a la hora de entrar a terreno Mink.

 

 

 

 

 

- Sólo quería dar una vuelta… - Sonrió - ¿Cómo te llamas?

 

 

 

 

 

 

 

- Ya veo… soy Riki ¿Tú eres…?

 

 

 

 

 

 

 

- Me llamo Fleea. Vivo en una hacienda cercana.

 

 

 

 

 

 

 

Obviamente había mentido acerca de su identidad, era muy probable que diciéndole su verdadero nombre, lograra descubrir que provenía de la hacienda de los Am. Cuando se trata del ocio de los sirvientes, los chismes se trasladan a una velocidad vertiginosa.

 

 

 

 

 

 

 

- No le cuentes a nadie que he venido. Si llegan a enterarse en mi casa…

 

 

 

 

 

 

 

- Lo sé. Una chica tan linda y educada como tú, no debe de mezclarse con hombres como yo – Riki le dirigió una mirada un tanto insinuante – De una piel tan fina y blanca… -  Continuó hablándole, ésta vez con un tono de voz más bajo – Una flor tan delicada…

 

 

 

 

 

 

 

- Je je… me harás sonrojar… Riki – La muchacha sonrió sensualmente.

 

 

 

 

 

 

 

El moreno iba a hacer un comentario un tanto vulgar acerca de eso, como en ocasiones había echo con las mujeres que lograba llevarse a la cama, pero desistió de la idea; estaba más que claro que Mimea – Fleea en éste caso – debía ser “señorita” o virgen aún. No quería ahuyentar al único contacto con el género femenino al cual podría tener en esa región. Así tuviera que contenerse, lo haría.

 

 

 

 

 

 

 

- Puedes venir a visitarme cuando lo desees Fleea – Emitió el pelinegro.

 

 

 

 

 

 

 

- Me parece bien – La chica sonrió.

 

 

 

 

 

 

 

Y así fue, Mimea comenzó a ir y a venir con el pasar de los días. Al comienzo llevaba a Raoul todo lo que averiguaba de Riki como obligación, luego empezó a recolectar toda esa información para si misma. El muchacho empezaba a gustarle, a pesar de no tener educación, era bastante agradable y divertido, era tierno y afable… Mimea entonces y para su desgracia, se enamoró de él.

 

 

 

 

 

 

 

- Pero señor Raoul… yo podría seducirle. Hacer que se vuelva loco de amor por mí. Llevármelo lejos de éstas tierras… así mataríamos dos pájaros de un sólo tiro.

 

 

 

 

 

 

 

- ¡No! – Se negó -  No quiero que te mezcles con ese sucio muchacho ¡Tú no!

 

 

 

 

 

 

 

Se fue hasta donde se encontraba la mujer y tomó su rostro con ambas manos.

 

 

 

 

 

- Eres como una hija para mí. Jamás permitiría que te ensuciaras con ese bastardo – La acarició – No mi Mimea…  

 

 

 

 

 

 

 

***Flash Back***

 

 

 

 

 

 

 

Raoul paseaba por las calles de una enorme ciudad, en eso, una niña se le acercó. Llevaba una canastita llena de flores pequeñas y unos harapos que le servían de ropa.

 

 

 

 

 

- Señor ¿Me compraría una flor? – Le hizo entrega de un pequeño ramillete.

 

 

 

 

 

El ojiverde la miró.

 

 

 

 

 

- Son demasiado pequeñas. No creo que me sirvan para algo.

 

 

 

 

 

- Mamá se fue… y papá antes de abandonarme dijo que “no servía para nada” porque era pequeña – Tomó la mano del hombre – Al menos sonría un poco y servirán para algo.

 

 

 

 

 

El Am no supo como reaccionar, la mano de la criatura era tan cálida y pequeña.  Raoul esbozó una leve sonrisa. Observaba las casi diminutas flores marchitas en su mano.

 

 

 

 

 

- No puedo aceptarlas. No sin pagarte por ellas.  

 

 

 

 

 

La niña negó con su cabeza.

 

 

 

 

 

- Ya usted me pagó señor – Acto seguido, la niña le dirigió una de las sonrisas más encantadoras, que el ojiverde pudo ver jamás.

 

 

 

 

 

 

 

***Fin del flash back***

 

 

 

 

 

 

 

- Señor… Raoul.

 

 

 

 

 

- Sólo cumple con lo que te he encomendado.

 

 

 

 

 

- Si, señor.

 

 

 

 

 

La razón por la que el rubio estuviese tan interesado en Riki, era debido a una conversación que había tenido con Iason. El hombre le había contado que se hallaba interesado en el joven, y aunque no le hubiera dicho que era en planes sexuales, a Raoul no le gustó para nada que le prestara más atención de la debida.

 

 

 

 

 

 

 

Al Mink sólo le interesaba borrarle esa forma de ser tan altanera, nada más.

 

 

 

 

 

 

 

Un día ocurrió lo impensable: Blondy el caballo, se estaba muriendo.

 

 

 

 

 

 

 

El pelinegro se desesperó, más permaneció a su lado. Al parecer había ingerido agua contaminada. El rubio había quedado impactado con la noticia contada por Katze y más al enterarse de que Riki no le abandonaba por nada del  mundo. Decidió dar un vistazo y allí estaba: Tirado sobre la paja en donde descansaba el equino blanco, la acariciaba, le hablaba bajo, lo acompañaba…

 

 

 

 

 

 

 

Algo le instó a permanecer oculto, no quería que la escena se arruinase por su llegada. Con la espalda pegada a una de las paredes, Iason escuchaba atento cada una de las palabras del moreno, aquellas frases se quedaron grabadas en su mente como el fuego:

 

 

 

 

 

 

 

Todos queremos verte con bien…

 

No estás solo, yo estoy aquí… y pase lo que pase no voy a dejarte.

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuándo había sido la última vez que alguien le dijera algo así? El rubio se sintió confuso, en su corazón se posó de repente un sentimiento extraño, como si fuese apretujado con fuerza. Su mirada encontró a Riki acariciando suavemente la cabeza del caballo… esos dedos… esperaba que esas manos no fueran las culpables de dañar a su hermoso Blondy.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- ¿Cómo sabes que no fue él Iason? ¡Abre los ojos! Es el único que tenía contacto con tu Blondy – Hablaba totalmente indignado.

 

 

 

 

 

 

 

-  Estoy seguro. Si hubiera sido Riki no se hubiese quedado todo el día y toda la noche cuidándolo.

 

 

 

 

 

- ¡Quien sabe! Puede ser que después se sintiera culpable por lo que hizo… además ¿No me contaste que él se había enfurecido a tal punto de llegar a golpearte?... No sé Iason, pero a mi esto me parece una venganza, una artimaña de su parte.

 

 

 

 

 

 

 

Iason dudó, la coartada de Riki estaba perdiendo credibilidad por las palabras de su amigo de la infancia.  Podía llegar a creer que el joven había hecho todo eso adrede, llegando a pensar que al sanar al caballo enfermo, luego de una terrible enfermedad, lograría capturar la atención de su señor y si era posible, hasta su plena confianza.

 

 

 

 

 

 

 

En ese instante fue cuando Iason comenzó a ver al mestizo de una manera diferente, no estaba en posición de creerle antes que a Raoul, después de todo no llevaba mucho tiempo conociéndole y lo más verídico era que el que estuviera fingiendo, no fuera otro más que el recién llegado.

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo, y a pesar de tener todas estas ideas muy en claro y presentes, el rubio no lograba convencer a su parte no lógica de lo que estaba más que seguro su mente: Riki podía ser el culpable de que Blondy estuviera en aquella condición tan crítica.

 

 

 

 

 

 

 

Algo dentro de si lo instaba a pensar de manera diferente, a creer en una y en cada una de las atenciones que el muchacho le había dirigido a su querido caballo blanco.

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuáles eran las intenciones del Am al ponerlo en contra del moreno? El ojiazul no sabía, ya que creía que todas las acciones del ojiverde eran por su bien, no tenía ni la más remota idea de que por su cabeza estuviera formándose un plan perverso que lo inmiscuía a él, como el eje principal de todo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

riki horse

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

 

Pobre Riki! Ya me le quieren echar la culpa de todo! Ya Mimea ha hecho su aparición. A ella, aquí la tendremos como una mujer astuta y en ocasiones perversa, podría decirse que Raoul la forjó así je je espero que haya sido de su agrado n_n (al capi y también el rayero al que insisto en llamar fanart xp) besotes!! hasta la próxima!! Bye Bye!! 

 

 

 

 


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