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Lost paradise. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Hola a todos los que siguen este fic. Tres semanas, ¿eh? mucho tiempo a mi parecer. Lamento la tardanza. No tengo mucho que decir, pero espero que les guste el capitulo. Es, como digamos, la piedra que faltaba para configurar el final. sólo quedan unos cuantos capitulos mas. Gracias por seguirme. chao.

 

 

Emociones.

 

 

 

 

 

Y hay algo precioso al final del arcoíris está esperando”.

 

 

 

 

 

 

En el momento en que Harry despertó, un gran dolor azoto su cabeza. Parecido a recibir de lleno una Bludger en el cráneo.  La jaqueca era terrible, como si hubiese despertado de un coma etílico de tres días. Se sentía viajar entre estrellas y tormentas eléctricas, universos y planetas.  Inclusive su mente le estaba empezando a jugar muy malas bromas.  Según su poca percepción de la realidad, y lo poco que el mareo y las nauseas le permitían ver, estaba, al parecer, atado a un cómodo sillón de estampado verde, con Draco Malfoy frente a él mirándole con una intensidad asesina.  Sus ojos parecían fulgurar maldiciones silenciosas en su contra.  Su ceño fruncido y su porte un tanto desaliñado. Aparte de que se encontraban en la misma posición: atados y sin saber por qué. Pero el que Malfoy estuviera frente a él era imposible, o al menos debía de ser un mal sueño.

 

 

 

Si recordaba bien, debería de estar en su oficina, corrigiendo los trabajos de los estudiantes y conversando con tranquilidad con Ron, (quien había ido inusualmente temprano a visitarlo ese viernes). Habían estado hablando de los pormenores del progreso del profesor Zabini para con él mientras disfrutaban de unas humeantes tazas de café y de unos cuantos bocadillos preparados por Dobby. Todavía un tanto mareado, ladeo la cabeza al reconocer uno de los viejos y rasgados cuadros de la estancia. Era uno con un marco dorado mohoso, con rasguillos en la lacada madera. Si no se equivocaba, esa era la Casa de los Gritos. Era imposible el olvidar el lugar donde Voldemort había hecho que Nagini degollara al profesor Snape a sangre fría.

 

 

 

Eso quería decir que estaba en los límites del bosque prohibido y Hogsmeade. ¿Pero qué hacía allí? ¿En verdad algo tan realista podía ser una pesadilla? Volvió a mirar a Malfoy a la cara. Si, debía de ser un estúpido sueño. Debía de hacerle caso a Dobby sobre estar comiendo porquerías a deshoras. Movió un poco las manos, que estaban atadas detrás del sillón, dándose cuenta de que al parecer lo que lo ataba no eran cuerdas, sino esposas. ¿Un Muggle?

 

 

 

—Deja de viajar por el universo de una maldita vez por todas y date cuenta de que estamos en una desfavorable situación, Potter. —Gruño Malfoy, completamente cabreado. Harry le miro lleno de sorpresa. ¿Había esperado que no le hablara? Draco mostro amenazadoramente sus blancos dientes en un gruñido gutural. Ese hijo de puta se la estaba jugando con él—. Si te piensas que esto es un maldito sueño, estas equivocado. ¡Es la vivida y puta realidad! Tenemos aquí aproximadamente media hora. Tú tienes inconsciente unos quince minutos. Ah, y por cierto, ¡esto es todo culpa de tus hijos y el mío! ¿Qué demonios le has enseñado a esos críos? Será mejor que esto tenga una buena explicación por que cuando me suelte no me contendré para darles su merecido. ¡Nadie me hace esto y sale airado!

 

 

 

—Oh, por Merlín, Malfoy. Has el maldito favor de cerrar la puta boca. Pareces una Banshee histérica gritando de esa manera. —Harry se sentía, ciertamente, como si le hubiesen dado un paseo en una lavadora. Su cerebro se sentía repiquetear contra su cráneo y su estomago amenazaba por vaciarse en cualquier momento. Era como en aquellos días en los que salía de juerga en el pasado junto con sus amigos. Algo que realmente no quería volver a experimentar. Draco volvió a gruñir salvajemente, con unas innegables ganas de cortarle el cuello a Potter ahí mismo. Lástima que estaba atado y no podía hacer más que mirarle mal.

 

 

 

—No te las estés jugando conmigo maldito héroe de pacotilla, porque la puedes pasar muy…

 

 

 

— ¡Silencius! —El hechizo impidió que cualquiera de los dos soltara palabra alguna. Los ojos de Draco se desviaron con inminente enojo hacia las escaleras que conducían al piso superior, a unos metros más allá del salón donde se encontraban él y Harry. Los escalones crujían al compás de los pasos de cuatro personas.   Se podían vislumbrar cuatro pequeñas figuras por la poca luz de los candelabros, niños de no más de once años. Uno un poco más adulto. Draco chasqueo sin sonido la lengua—. Un hombre de su categoría debería aprender a atar esa lengua tan bípeda que posee, señor Malfoy. Podría arrepentirse en algún momento de soltar una palabra sin tener el conocimiento completo del porqué de todo esto. —Elliot se acerco hacia ambos con una expresión de indómita arrogancia. Draco pareció perder el aliento por un minuto. Era demasiado el impacto de la impresión. ¿Por qué ese mocoso se parecía tanto a él? Elliot sonrió condescendiente—. Como ya dije, todo tiene una explicación. Y la daremos aquí. Todos.

 

 

 

Harry los observo con miedo. ¿Acaso estaban planeando lo que pensaba? Su labio inferior tembló cuando vio aquella expresión de disculpa hacia él en los gemelos.  Mierda. ¡Ni siquiera estaba preparado aun para afrontar eso, no quería discutir eso con Malfoy aun! Morgan, que había visto la leve mueca de dolor que hizo después de auto reclamarse, se acerco con un vial azul y se lo dio a beber. No tenia porque desconfiar de sus hijos, después de todo era su padre y ellos no le harían daño. Segundos después de tomar la poción, sintió los efectos de mejoría. El dolor comenzó a disminuir y la sensación de haber sido arrastrado por todo el bosque prohibido por un hipogrifo enardecido desapareció.

 

 

 

Harry miro a Elliot, buscando una explicación a toda la situación actual: —Tranquilízate, papá. Todo esto tiene un fin y una muy buena explicación. Lo suficiente como para recibir el perdón al final. No hemos planeado esto sin pensarlo antes. —Harry torció el gesto. Estaba al tanto que esos dos siempre pensaban todos los pormenores antes de hacer algo, razón por la que siempre se preocupaba. Sus pensamientos eran los de todo un Slytherin precavido pero su percepción del peligro era casi nula. Malditos genes Gryffindor súper desarrollados—. Primero que nada, lo que buscamos es hablar. Sí, se lo que piensan, no me miren de esa manera tan incrédula. Sé que hay mejores formas de hablar pero, sabiendo de sus temperamentos y la manera tan infantil en la que tratarían de evitarnos,  hablar con ustedes de forma educada y política no nos ayudaría a llegar a donde queremos.

 

 

 

Harry se enderezo en el sillón, un tanto interesado en lo que sus hijos decían. Elliot hizo aparecer unos cuantos sillones iguales a los suyos en la estancia. De la sombra de la escalera  terminaron de aparecer el resto de los implicados en el secuestro: Scorpius y Teddy. Draco le mando una mirada un tanto resentida. Su propio hijo lo había engañado. No podía negar que estaba un tanto orgulloso, pero eso no quería decir que aprobara el que lo engañara de esa manera. Scorp desvió la mirada. Teddy le dio ánimos apretando un poco su hombro, acompañándolo hasta su asiento.

 

 

 

—Antes que nada, le quitaremos el Silencius si sólo prometen comportarse como los adultos que son. También les recordare que sin importar que amenaza lancen no los soltaremos hasta no obtener lo que deseamos. Y si creen que alguien vendrá en su rescate están completamente equivocados: hemos tomado las debidas precauciones para cubrir su temporal desaparición. —Elliot cruzo las piernas con tranquilidad, como si lo que estaban haciendo fuese algo completamente normal. Harry conocía el comportamiento demoniaco de sus hijos, pero eso era demasiado. Un resoplido sarcástico escapo de sus labios. Asintió a la petición, al igual que lo hizo Malfoy después de dar una barrida llena de resentimiento para con todos—. Bien, bien. Así me gusta. —Con un elegante y suave movimiento de su varita desactivo el conjuro.

 

 

 

—No faltare a mi palabra… Pero será mejor que tengan una muy buena explicación como aseguran, o los hare pasar un infierno. Se los puedo jurar. —Harry le lanzo una mirada feroz casi haciéndole saltar en el sillón.

 

 

 

—Cuida muy bien tu lengua Malfoy. Es a mis hijos a los que amenazas. Y si bien te sientes tan orgulloso y confiado de lo que puede lograr  tu apellido, recuerda quien soy y que puedo destruirte a ti y a todo lo que representen los Malfoy si siquiera intentas ponerles un dedo encima. Eso incluye, por supuesto, a Scorpius y Teddy. —Sus ojos fulguraban tan intensos y llenos de rencor que le aseguraban a Draco que pasaría por el peor de los infiernos si le contradecía. Trago con sequedad. Ese Harry era tan intenso… ¡No pienses indecencias en tu posición, Malfoy! Recuerda que él es tu enemigo, pensó, tratando de calmar a su entrepierna. Los chicos se habían sobresaltado un poco ante el tono de Harry. Después de todo, era la primera vez que le observaban siendo tan peligroso. Parecía un dragón a punto de devorar a su presa.

 

 

 

—Vamos ya, tranquilícense. —Declaro Morgan con voz segura y terminante. Harry dejo de lado su enojo y se calmo. Lo que ellos querían saber y decir parecía reamente importante como para ponerse como un crio a tener rencillas con el cabron aquel—. La cuestión aquí no es lo que sucederá cuando terminemos, es lo que está a punto de suceder y decirse. Esto no es algo que sólo les concierna a ustedes dos, porque también nos implica a nosotros tres. Y si resulta que tenemos razón en lo que descubrimos, todo lo que ha sucedido entre ustedes hasta ahora no ha sido más que errores de las circunstancias. Así que, por favor, compórtense como los adultos que son para poder terminar con esto lo más pronto posible.

 

 

 

—Yo no tengo absolutamente nada que tratar con Potter, y mucho menos con ustedes. —Harry suspiro. Lo que los gemelos decían era verdad, al igual que lo que Ron le había dicho. Debía de tratar ese tema para olvidarlo de una vez por todas. Si realmente quería seguir adelante debía de terminar con su pasado. Y ese era el mejor momento para ello. Pero aun tenía curiosidad de algo, ¿cómo los habían llevado hasta allí? Sólo tenía meras suposiciones, pero acertaban de tanto en tanto. Si tenía razón, Ron estaba implicado en todo eso y Dobby también. Por eso la repentina visita del pelirrojo y el extraño comportamiento del elfo. Por algo le había parecido inusual.  El hormigueo en su ombligo y las anteriores ganas de vomitar debían ser producto de algún Traslador ilegal y la cuestión de no poder usar su magia (porque hacía mucho que ya se habría liberado con algún hechizo corriente) debía de ser parte de algún objeto inhibidor. ¿Desde cuándo que planeaban sus secuestros? ¿Cómo habían conseguido atrapar al siempre precavido Draco Malfoy?  

 

 

 

 

Elliot sonrió un tanto arrogante. Había engañado al hombre más precavido de todos, por supuesto que tenía que sentirse un tanto orgulloso.

 

 

 

 

—Si no estoy mal, y por esa cara de felicidad que tienes, acabas de leer mi mente, ¿verdad, Elliot? —Al incauto rubio se le tiñeron las mejillas de rojo. Harry suspiro lego de verle asentir—. Debo de suponer que lo que estaba pensando era verdad, ¿no?

 

 

 

—Sí. Todo. —Concedió, un tanto sorprendido—. Nosotros tenemos desde hace un tiempo planeando esto.  Desde que nos dimos cuenta que había algo fuera de lugar en todo lo que estaba ocurriendo.  Dobby y el Tío Ron nos prestaron su ayuda luego de decirles el por qué queríamos hacer esto. Necesitábamos atraparles hoy puesto que mañana es la entrevista en el ministerio y después de ese día las cosas se nos complicarían mas al tener a todos los medios pendientes de todo movimiento que hagamos y los chicos que logren persuadir en el colegio para que nos sigan. Pensamos en los pros y contras. Las esposas que tienen puestas tienen encantamientos inhibidores, parecidos a los de azocaban para los prisioneros.  Es un invento de sortilegios Weasley para la sección sexual de la vida.

 

 

 

— ¿Cómo consiguieron eso? Ustedes no tienen la edad para e… oh~ —expreso, mirando con intensidad a Teddy, quien se encogió en su asiento muy pero que muy avergonzado—. En esto tiene que ver Teddy y su habilidad como Metamorfomago. —Morgan asintió, con una muy mal disimulada sonrisa en los labios. Se veía a punto de estallar en risas—. ¿Quién ha sufrido la vergüenza?

 

 

 

Teddy desvió la mirada, tornándose como un tomate maduro: —Como necesitábamos que no preguntaran por nada, el elegido tenía que ser alguien de estricto rigor. —Para consternación de Draco, que entendía a media la conversación, Harry se echo a reír como poseso. Sólo había una persona que encajaba con eso… Y ciertamente, si se enteraba, esos cuatro terminarían muertos.

 

 

 

—Eso quiere decir que han hecho que quien pase a buscar esos juguetitos sexuales a sortilegios Weasley sea McGonagall. Oh, por Merlín. Ciertamente estarán en serios problemas si ella se entera. —El estomago  y la mandíbula le dolían después de tanta risa. Sabía que estaba mal, pero podía jurar que su padre y su padrino estarían completamente orgullosos de esos cuatro. Dignos Merodeadores—. Remus te hubiese regañado por hacer algo así, Teddy, pero orgullo en sus ojos sería tan evidente. Dignos sucesores de los Merodeadores.

 

 

 

— ¿Hacen caer en vergüenza a la directora McGonagall y tú  los felicitas? —Draco le miro con incredulidad. Harry le observo serio antes de volver a carcajearse. No podía negar que aquello era una obra maestra. Y lo hubiese sido más si Dumbledore hubiese sido quien fuese a comprar esos objetos. Podía imaginar a George impactado aun tras el mostrador. Como le hubiese encantado verlo.

 

 

 

—Digas lo que digas, Malfoy no cambiara que haya sido algo genial. No todos los días vez a McGonagall esposas inhibidoras para uso sexual. —Muy contraria a su anterior expresión, Draco dejo escapar una sonrisa. De esas que siempre le quitaban el aliento a Harry—. Bueno… dejando todo eso de lado. ¿Cómo le hicieron para capturar a Malfoy? —Draco se tenso y sus mejillas adquirieron un leve tono rosa. El único que pudo darse cuenta de ello fue Harry, pues para todos los otros él simplemente estaba enojado.

 

 

 

—Fue realmente simple. Sólo tuvimos que enviar una carta Traslador que se activaría cuando la tocara  con la lechuza de Scorp y esperar aquí. Cuando llego le desmayamos entre los cuatro y les colocamos en los sillones en los que están. —Después de guardar silencio por suficiente tiempo como para calmar la algarabía de la broma y la vergüenza, la tensión volvió a hacerse palpable. Harry seguía nervioso con lo de revelarle a Malfoy que los gemelos eran también sus hijos, porque podía ver el final de todo eso. No estaba del todo confiado con la reacción del incauto—. Bien. Pasemos a asuntos más serios ahora. Como antes mencione, hay algo fuera de lugar con todo esto que ha sucedido. La historia de papá, nosotros, el señor Malfoy… y Scorpius.  Pueda que no lo entiendan aun, pero necesitamos que respondan con sinceridad para así obtener claramente lo que buscamos.

 

 

 

— ¿Qué ocurre realmente, qué es lo que ustedes quieren? Terminemos con esto. —Draco se estaba impacientando. Sentía los músculos tensos por la posición en la que se encontraba y las muñecas rozando el metal de las esposas le molestaban.

 

 

 

—Es por eso que necesito de su completa sinceridad. Si no la tengo, no llegaremos a nada. —Su expresión se enserio. Draco no pudo distinguir de si el que estaba frente a él era un niño de solo once años o un adulto muy experimentado en la vida. Ciertamente, tenía curiosidad. Esos chicos le despertaban un extraño sentimiento. Era como si algo intentara conectarlos—. Bien, empecemos. Lo primero que queremos saber es, ¿qué sucedió la noche de graduación de su último año en el castillo? A partir de ahí comienzan las dudas que nos aquejan.

 

 

 

Draco entrecerró los ojos, un tanto suspicaz.  ¿Qué tenía que ver eso con aquello? Es decir, porque querían conocer algo así. Después de todo, para él no pasó más que la desaparición de la persona a quien le entrego tontamente su corazón.

 

 

 

—Yo no asistí. —Harry levanto le miro acusadoramente. ¿Acaso planeaba mentir? Draco alzo las cejas un tanto contrariado por aquella mirada llena de rencor. Quien debería de estar enojado era él, no Potter—. No miento. Había comido algo que me dejo incapacitado para asistir. La enfermera me había dicho que necesitaba descanso por lo que no Salí de mi habitación en toda la noche. Había planeado mandarle una nota diciéndoselo a Potter, pero no me dio tiempo ya que la poción de Poppy había surtido efecto de inmediato.  Theo y Blaise estuvieron conmigo. Ellos eran los únicos que conocían de mi relación con Harry. —Se maldijo después de decir el nombre del aludido. Hacer eso siempre le dejaba un sabor entre amargo y dulce en el paladar y los labios hormigueándole—. Con ellos alardeaba de tener al mejor a mi lado. —Lo último fue un murmullo. Lo había dicho con la cabeza gacha y con una pequeña sonrisa. Sí, había sido lo mejor que le había sucedido en toda su desgraciada vida.

 

 

 

Los chicos se miraron con bastante esperanza. Harry, por su parte, estaba anonadado. ¿Estaba mintiendo, no? lo que decía no podía ser verdad. Debía de estar mintiendo.

 

—Esa fue su versión, señor Malfoy. —Morgan intervino antes de que su padre explotara, porque eso era lo que indicaba aquella expresión llena de desasosiego e incredulidad. Draco le miro ceñudo, apretando los puños. ¿Su versión? ¿Había otra? Miro de frente a Harry, buscando una explicación—. Papá, cuenta tu versión de la historia.

 

 

 

—Contrario a lo que Malfoy dice, cuando asistí a la fiesta lo encontré allí, conversando con un grupo de Slytherin muy amigablemente—le dio una mirada resentida. Draco abrió un tanto los ojos, completamente impresionado. ¿Potter mentía? No, contrario a toda lógica interpuesta, Potter jamás había mentido en nada, y mucho menos lo haría con sus propios hijos. La culpa se lo hubiese carcomido hacía mucho tiempo. Por Dios, era un Gryffindor. Contrario a su propia persona, seguía confiando en sus palabras—. Yo estaba bajo mi capa de invisibilidad. Había querido llevármelo esa noche para tratar un tema muy delicado con él que nos concernía a los dos, pero escucharlos hablar de nuestros encuentros sexuales con tanto asco  y arrogancia simplemente me destrozo.  Luego de eso ocurrió lo de la traición  de Hermione y Ginny, lo que termino por hacerme desaparecer. Esa misma noche me fui junto con Dobby del castillo.

 

 

 

 

Elliot suspiro entre aliviado y preocupado. Dos versiones distintas de la misma historia implicaban que algo serio ocurría detrás de todo aquello.  Sus suposiciones parecían adquirir más realidad a medida que la conversación avanzaba.  Pero nada podía ser confirmado si no sabía quién era el que mentía. Resoplo, frotando con fastidio sus ojos. Morgan simplemente ladeo una sonrisa, apoyando los codos en sus pernas y su mentón sobre sus dedos entrelazados. Sus ojos fulguraban entendimiento. Como si hubiesen descubierto algo bastante interesante.

 

 

 

 

—Ambos dicen la verdad. —Confirmo. Todos le miraron ceñudos, no entendiéndole. ¿Por qué lo aseguraba con tanta confianza? No había razón en creer en alguno de los dos sin algo como base. La única que podría confirmarles eso sería la enfermera. Rodo los ojos ante la incredulidad que a veces podían mostrar—. Les di Veritaserum cuando llegaron. Una muestra pura que papá no puede evadir y que dura al menos una o dos horas antes de desaparecer.  Ninguno miente, lo que confirma nuestras sospechas.

 

 

 

 

Draco acentuó un poco más su contrariedad. Dejando de lado el que le habían dado Veritaserum y lo habían hecho cantar como un tonto, le daba curiosidad el hecho de que ambos decían la verdad. Él no había asistió a la fiesta, lo que dejaba completamente claro que un impostor asistió en su lugar. Alguien había usado la multijugos para eso. Para… sus ojos se abrieron enormemente… Lo había separado de Harry. Lo habían hecho vivir un infierno. Había hecho que su dolor se convirtiera en un arma que lo separara de su propio hijo. Había hecho que Scorpius sufriera sin razón alguna su alejamiento. Siempre sintió que si se unía mucho con su hijo le seria más difícil olvidarse de Harry.  ¿Y todo resulto ser el estúpido plan de alguien más?

 

 

 

—Ustedes, explíquense. ¡Ahora! —Hablo con voz serena y fría. Tenía la cabeza un poco gacha. Había sido engañado y usado a antojo todos esos años. Lo habían hecho separarse  de quien había logrado  cautivar con sus locuras a su corazón. Elliot sintió a su corazón palpitar en sus oídos en el momento en que, por una fracción de segundos, sus ojos se cruzaron con los de Draco. Sintió en carne viva la presión que albergaban aquellos ojos llenos de ira y rencor—. ¿Qué significa todo esto? ¿A donde pretenden llegar? ¿Cuáles son sus intenciones al decir todo esto ahora?

 

 

 

 

—Que todo sea como debería ser. —Morgan se levanto y se encamino hacia Draco. Sus ojos se cruzaron con los de Harry, que parecían a punto de lanzar cuchillos y matar al mundo entero.  Parecía querer gritar y maldecir todo a su paso, quedar afónico por sus alaridos. De algo estaba seguro, cuando encontraran al culpable detrás de todo eso, no quedaría nada que reconocer cuando esos dos acabaran con él. Se mordió el labio inferior, queriendo encontrar  la respuesta que buscaba de su papá. Harry suspiro, calmando los bríos en su cabeza. Cuando enfoco bien hacia Morgan, simplemente asintió. Ya no había nada que ocultar —. Gracias… —se acerco hacia Draco, quien le observaba con escrutinio. Morgan ciertamente era hermoso. Su cabello negro, sus ojos verdes bañadas en mercurio. Sus finos labios, su facciones delicadezas. Su porte altivo y frágil —. Desde que sabemos la verdad, nos preguntábamos siempre si alguna vez algo sería diferente entre todos nosotros. Si seriamos por fin una familia completa. ¿Sabes lo que papá deseaba decirte esa noche? Era algo que cambiaria para siempre sus vidas. —Sonrió y, para consternación de los que nunca lo habían visto, lloro. Finas lágrimas deslizándose con tantos sentimientos encontrados. Draco quedo extasiado de alguna manera por ello, y más al haber sentido aquellos brazos rodeando su cuello, con su dueño temblando ligeramente—. Deseaba decirte que veníamos en camino. Por ti. Para ti. Como un regalo de todo su amor y cariño.

 

 

 

Draco abrió los ojos bastante impresionado. ¿Sus hijos? ¿Esos dos eran suyos? Su mirada se fijo en la de Harry, quien parecía realmente perdido. Sentía que su mundo tal y cual lo había conocido se desmoronaba una vez más ante sus ojos. Otra mentira desplomada al igual que con Ron, pero esta vez era más profunda la sensación de sentirse engañado y vulnerable. De sentirse un tonto y un completo idiota.  Cuando miro a Draco se sintió culpable. Lo había mantenido alejado de algo que era suyo por derecho y lo había dirigido hacia el despecho y la desesperanza. Tal parecía que su impulsividad Gryffindor no había desaparecido como creía.

 

 

 

Elliot se acerco al igual que Scorpius hacia Draco y Morgan. Ambos Slytherin se sonrieron y se unieron al abrazo. Draco seguía anonadado con la noticia, con todo el cuerpo erizado de emoción. Esos tres eran hermanos y sus hijos. Harry nunca se había olvidado de él si hasta la fecha no tenía pareja, y se había encargado de darle dos hermosos hijos. Contrario a toda su educación, y por un acto de caridad de Teddy, quien los había soltado, los abrazo como si la vida se le hubiese ido en ello.

 

 

 

Harry lloro al apreciar una escena que nunca imagino que llegaría a suceder. Siempre pensó que Malfoy los despreciaría y los haría a un lado si se enteraba de su existencia. Pero, ciertamente, la maldita serpiente ególatra volvía a sorprenderlo con en antaño. Era pronto para pensarlo, y el sentimiento de la traición seguía clavado, aunque falso, en su corazón. ¿Alguna vez podrían volver a ser algo más que conocidos? Miro a Scorpius y pudo apreciar un rostro lleno de regocijo que el pequeño nunca antes había mostrado. Esperaba que las cosas fueran diferentes desde ese momento en más. Porque, ciertamente, se había encariñado con el niño: —Así es, Malfoy. Ellos son tus hijos, y medio hermanos de Scorpius.

 

 

 

 

 

 

 

 

—40—

 

 

 

 

 

 

Ron aun se encontraba en la oficina de Harry, terminando el papeleo y las correcciones concernientes a los trabajos de los estudiantes. Si bien parte de la culpa de que su mejor amigo estuviera en las garras de esos cuatro demonios eso no quería decir que le dejara con mas trabajo de la cuenta para cuando regresara. No sabía si todo iría bien o terminaría en tragedia, pero realmente deseaba que ese par de trogloditas se arreglaran por fin. Esos críos no tenían derecho a estar separados por mero capricho de ese par de insensibles cabezas duras. Todavía no le agradaba Malfoy, pero eso no era suficiente como para no permitir que supiera que tiene otros hijos además del propio.

 

 

 

 

Dobby estaba a su lado, ayudándole e indicándole el proceso que seguía Harry para corregir y dar notas. Soltó un lamentoso suspiro. Tenía unas innegables ganas de saber cómo estaban las cosas en la Casa de los Gritos. No que estuviese nervioso o ansioso, pero eran niños, por Merlín, los encargados de averiguar la verdad tras la mentira. Torció el gesto. Debió de insistir más en acompañarles cuando se negaron.

 

 

 

 

—No se preocupe tanto, señor Weasley. —Dobby aparto la fila de documentos ya corregidos, sonriendo de manera suave. Ron aun no se acostumbraba a que un elfo domestico pudiera comportarse como lo hacía Dobby—. Aunque no lo crea, esos dos son más capaces de lo que imagina. No se olvide que quienes son hijos. Como magos, los genes por si solos traen muchas cosas que los hacen parecerse a sus padres. Y esos dos, como ninguno que haya conocido, son más perspicaces de lo que aparentan.  Digamos que esa es mas la preocupación de Harry que otra cosa.

 

 

 

 

—Ante todo son niños, Dobby. Eso es lo que me preocupa, que aparezca una situación que no puedan manejar. —Dobby sonrió. Ron se parecía tanto a Harry en el aspecto paternal. Harry se preocupaba de que los gemelos se creyeran muy dependientes de ellos mismos para realizar cualquier tarea. Eso era inequívocamente algo de lo que preocuparse, puesto que estos se podían herir y callárselo. Lo mismo a lo que los Malfoy estaban acostumbrados. Todavía recordaba cuando el joven Draco se lastimaba de alguna manera y siempre intentaba ocultarlo por miedo a la reacción de su padre. Lamentable, bastante lamentable—. En estos momentos pienso como si fueran mis hijos los que estuvieran en su lugar. El pensamiento llega a mi mente y la preocupación me invade.

 

 

 

—Es sólo cuestión de esperar. Ya verá que todo sale bien de una u otra manera. Además, si Harry está presente esos dos se comportaran, se lo puedo asegurar. —A Ron no le quedaba más que creer. Realmente deseaba que todo saliera como deseaba. Porque, a sabiendas de cómo eran esos dos en el colegio, como tormentas opuestas que eran, sus colisiones traerían estragos a quienes estuvieran en medio.

 

 

 

Miro el reloj en su muñeca y suspiro. Faltaba poco para que fuese la hora de recoger a sus hijos del colegio. Una triste sonrisa cruzo sus labios. Hugo y Alex algún día se separarían de su persona para formas sus propias familias a quienes amar y mimar. Y él quedaría completamente solo de nuevo.

 

 

 

Suspiro, mientras acariciaba la caja de terciopelo en su bolsillo.

 

 

 

Sólo era ir a cenar, ¿verdad?

 

 

 

 

 

Notas finales:

Segun algunas fuentes (me he puesto como loco a investigar) este pequeño personaje es quien representa a nuestro amadisimo scorpius en el epilogo de la pelicula. ¿Lindo, no?

 


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