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Nunca me olvides por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Lo prometido es deuda, aquí tiene el primero de los tres oneshot que desde hace semanas tenía escritos a mano, jeje. Este planeaba subirlo hasta la siguiente semana en honor a mi cumpleaños (Kyuu: Que será el 18 de mayo),  pero como ya terminó Susurros del más allá (Kyuu: Por cierto, muchas gracias por los reviews), decidí rellenar la semana con este fic, jeje. Y pues estaré de festejos esta quincena, ya que el miércoles 11 será la ceremonia donde me darán el mérito escolar y el 19 será por fin mi toma de protesta XD (Kyuu: Sin olvidar tu cumple y por supuesto el 10 de mayo) Eso sí, aprovecho para felicitar por adelantado a todas las mamás que soportan nuestras tonterías y siempre están ahí cuidándonos, ¡¡especialmente a mi honorable señora madre!! Ya me estoy alargando mucho, no me queda más que recordarles que esperaré sus comentarios con quejas, felicitaciones, pedradas, jitomatazos, saludos, cebollazos, flores, bombas, amenazas y demás. Nos vemos la próxima semana con el capi 6 de Tsuki no Hikari, y mientras pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes de Naruto por desgracia no son míos, de lo contrario la historia sería una fumada tragicomedia yaoiesca.

NUNCA ME OLVIDES

 

En uno de los suburbios de Tokio se encontraba una pequeña pero elegante y acogedora cafetería llamada "Memory". Los clientes la frecuentaban por el ambiente tan tranquilo, el exquisito sabor de las bebidas y postres y, especialmente, por el excelente trato de los empleados y el amable dueño, Uzumaki Naruto.

-Hoy hace un precioso día -comentaba Naruto con alegría-. Chicos, esforcémonos al máximo, ¿entendido?

-¡Sí, jefe! -contestaron sus empleados Ino, Temari y Kiba

-Supongo -añadió Shikamaru con pereza

-Esa es la actitud, Shika, jajajaja.

 

Cerca del mediodía un azabache de unos 24 años deambulaba por las calles. Uchiha Sasuke, diseñador de páginas web. Le gustaba ese trabajo porque no necesitaba salir mucho de casa. No es que fuera antisocial, pero no se sentía muy cómodo rodeado de mucha gente. No desde que casi muere en un accidente.

 

Durante su recorrido llegó a un local que llamó mucho su atención, no sabía por qué.

-¿Memory? -leyó el letrero- Curioso nombre.

Tenía bastante tiempo de sobra, por lo que decidió entrar y darle un vistazo al lugar.

-¡Bienvenido! -saludaron los empleados al oír sonar la campanilla de la puerta

Sasuke se sentó en la mesa más alejada y de inmediato una rubia de coletas se le acercó.

-Bienvenido, joven. ¿Qué desea ordenar?

-Mmm... Una taza de café negro sin azúcar estaría bien.

-Claro, ¿desea algún postre?

-No, eso es todo.

-Muy bien. En unos minutos traeré su pedido.

 

El moreno observaba todo con curiosidad. Aquella cafetería le resultaba muy agradable, no estaba llena de chicas escandalosas como otras en las que había estado, ni las meseras se le acercaban con intenciones de coquetería. En definitiva, era un lugar acogedor.

-Buenas tardes, chicos -entró saludando una bella mujer de largo cabello azul y ojos blancos

-Bienvenida, Hinata-san -saludaron con alegría

-¡Jefe! -llamó Kiba- ¡Hinata-san está aquí!

-¡Voy enseguida! -se oyó un grito desde la cocina

-Aquí tiene su café -dijo Temari dejando la taza sobre la mesa del azabache-. Que lo disfrute.

-Sí... gracias.

Sasuke estaba ido porque acababa de ver a un hombre rubio de ojos azules y más o menos de la misma edad que él, salir y hablar con aquella mujer llamada Hinata. La sonrisa que ese chico tenía en el rostro era tan deslumbrante y por alguna razón le hizo sentir a Sasuke deseos de hablarle.

-Disculpa -detuvo a Temari-, ¿quién es él?

-Ah, es el jefe y dueño del lugar, Uzumaki Naruto.

 

Un rato después Naruto decidió abandonar la cocina para dar una ronda y ver si los clientes estaban a gusto. Fue entonces cuando reparó en la presencia de un ojinegro que ocupaba la mesa del fondo. El rubio sonrió y sin borrar su expresión decidió acercársele.

-¿Todo ha sido de su agrado? -le preguntó

-Eh, sí, gracias -contestó el otro desviando la mirada

-Nunca antes lo había visto por aquí.

-Primero, deja de hablarme de usted, por favor. Me llamo Sasuke.  Y sí, hoy encontré este lugar.

-Jajaja, lo siento, Sasuke -le extendió la mano-. Yo soy Naruto, mucho gusto.

Por culpa de esa sonrisa el moreno se sonrojó levemente, aunque trató de disimularlo.

-Lo mismo digo -respondió estrechándosela

 

A partir de ahí, Sasuke comenzó a frecuentar la cafetería. Debido a ello sus conversaciones con Naruto se volvieron parte de la rutina. Tenían algunas cosas en común y también diferían bastante, pero eso ayudó para que de alguna extraña manera se volvieran amigos.

-¿Por qué le pusiste Memory a este lugar? -le preguntó Sasuke un día, varias semanas después

-Mmm... Porque considero que los recuerdos son algo muy valioso en la vida de cada persona, sean buenos o malos, siempre nos dejan alguna enseñanza.

El moreno se quedó callado y desvió la mirada hacia la ventana. Naruto se percató de la expresión tan melancólica que puso.

-Discúlpame, Sasuke, ¿estás bien?, ¿dije algo malo?

-No, no es tu culpa -suspiró-, sólo supongo que tienes razón -notó la confusión del rubio, por lo que prosiguió-. ¿Tienes tiempo? Vamos a un lugar más privado.

 

Naruto dejó a cargo de todo a Shikamaru y acompañó a su amigo. Llegaron a un parque cercano por el que casi no circulaba gente, de modo que se sentaron en una banca ubicada bajo la sombra de un árbol. Ahí tendrían bastante privacidad para platicar.

-Sasuke, estás actuando muy raro, ¿qué sucede?

-Oye... Somos amigos, ¿verdad?

-Claro que sí.

-Verás -habló sin dejar de mirarse los pies-, hace algunos años tuve un accidente automovilístico. Casi muero, pero al abrir los ojos no recordaba quién era ni reconocí a mis familiares y amigos. Todos se esforzaron por contarme mi pasado, pero aún así siempre sentí que me faltaba algo, como si estuviera vacío. Supongo que no es lo mismo que los demás te platiquen la vida que has tenido a recordarla por tu propia cuenta. Las únicas memorias que tengo son a partir del día que desperté en el hospital.

Al no escuchar nada del rubio, se atrevió a mirarlo. Naruto tenía sus ojos fijos al frente. Una sonrisa conciliadora le adornaba el rostro y cruzó su mirada con la del Uchiha.

-Sí, supongo que debió ser muy difícil para ti -le sonrió-. Pero... me da mucho gusto que la vida te diera otra oportunidad.

El corazón de Sasuke se estremeció al oír sus palabras. Sabía que desde la primera vez que lo vio, el rubio lo había atraído, sin embargo ahora estaba seguro de que ese sentimiento era mucho más profundo.

-Gracias -correspondió a la sonrisa-, a mí también.

 

Ese día Naruto regresó a casa con una compleja mezcla de sentimientos en el pecho. La plática con el azabache se quedó fuertemente grabada en su cerebro. Se dejó caer en el sillón, suspirando.

-Papi, papi.

La puerta de la casa se abrió y una pequeña niña de unos cinco años de cabello oscuro y ojos blancos entró corriendo. De inmediato se arrojó a los brazos del rubio y le plantó un fuerte beso en la mejilla.

-Bienvenida, Hitomi -le sonrió con cariño-. ¿Fuiste una buena niña?

-Claro que sí -contestó dándole otro beso

-Hoy llegaste temprano, Naruto -dijo Hinata y lo miró fijamente-. ¿Pasó algo malo? Te ves un poco raro.

-Jejeje, descuida, Hinata, sólo estoy algo cansado.

-¡En ese caso mami y yo te haremos algo rico de comer, papi!

-Muchas gracias, preciosa.

-Anda, mami -fue a jalarla de la mano-, vamos, vamos.

-Ya voy, Hitomi -volvió a mirar al ojiazul-. Naruto, confías en mí, ¿verdad?

-Por supuesto, Hina -le sonrió-. Si no, no serías mi esposa.

 

Sasuke se encontraba en su hogar sentado frente a la computadora. Luego de la plática con Naruto no podía concentrarse. A decir verdad, le contó sobre el accidente porque quería saber de qué forma reaccionaría, si sentiría lástima o repulsión. Pero no pasó ninguna de esas dos cosas.

-Hermanito, ¿estás aquí?

-En el estudio, Itachi.

Uchiha Itachi, un hombre de largo cabello negro, ingresó a la habitación y le sonrió. Era su hermano mayor y siempre se preocupaba por él. Sasuke le tenía mucho cariño porque su hermano fue su principal apoyo luego del accidente.

-Papá y mamá están preocupados porque no has ido a visitarlos -le informó

-Necesitaba tiempo para mí -resopló-. Ellos me sobreprotegían demasiado.

-Tienen motivos, no los culpes. ¿Y?, ¿te ha pasado algo bueno?

-¿Por qué lo preguntas? -desvió la cara con pena

-Esa expresión lo dice todo, Sasuke -rió-. ¿Acaso mi reservado hermanito conoció a alguien interesante?

-... Sí.

-¿De verdad? -se alegró el mayor-, ¿es bonita?, ¿la conozco?, ¿ya te declaraste?

-Cálmate, Itachi, son muchas preguntas -sonrió recordando aquellos intensos ojos azules-. Sí, es una persona hermosa. No, no le conoces y... no, no me le he declarado. Pero -miró a su hermano con determinación- tengo pensado hacerlo.

-Muy bien, Sasuke, te felicito -le puso una mano en el hombro-. Desde el accidente pusiste una barrera con los demás, incluso conmigo, aunque no podemos reprochártelo. Por eso me da gusto que por fin estés avanzando.

 

Un nuevo día comenzó y Sasuke llegó a Memory. Al entrar al local este se encontraba muy silencioso y además le pareció extraño no ver a ninguno de los meseros.

-¡Bienvenido! -saludó el dueño- Ah, hola, Sasuke.

-¿Estás solo?

-Sí, los chicos se fueron a su viaje escolar -contestó-. Dijeron que irían a Kioto y me traerían un regalo, jejeje.

-Ah, ya veo.

-Deja te sirvo una taza del café que te gusta y me siento un rato contigo. Hoy no ha habido muchos clientes.

 

En lo que Naruto se dirigió detrás de la barra, Sasuke decidió reunir todo su valor para poder decirle que se había enamorado de él. Sabía que era algo muy raro y difícil al ser ambos hombres, pero iba a hacer todo lo posible por lograr que el rubio le correspondiera.

 

Naruto regresó y le colocó la taza de café enfrente. Al inclinarse para depositar la taza sobre la mesa, el ojinegro se percató de una cadena que llevaba bajo la camisa, pero lo que le sorprendió era lo que pendía de ella.

-Naruto -llamó temiendo la respuesta-... ¿qué es eso?

-¿Eh? Ah, es mi sortija -la sacó para mostrársela-, mi sortija de bodas.

-¿E-Eres casado?

-Sí -sonrió con pena-. Perdón, ahora recuerdo que no te lo había dicho. Jejeje, es que tampoco me lo preguntaste nunca.

-¿Quién... es ella?

-Se llama Hyuuga Hinata, bueno, ahora es Uzumaki Hinata, tal vez la has visto por aquí.

Sasuke la recordó. Claro, aquella mujer de ojos blancos.

-Tenemos una hija de cinco años llamada Hitomi. ¡Es la niña más linda del mundo!

Pudo ver la enorme sonrisa del ojiazul al hablar de su hija y apretó los puños bajo la mesa. Él no arruinaría a una familia feliz, por eso nunca se le declararía... aunque eso le doliera tanto.

 

El amor es sumamente difícil de olvidar, eso lo sabía muy bien Sasuke. Y si no podía estar con Naruto de la forma que realmente deseaba, se conformaba con acompañarlo como un amigo. De esa manera pasaron seis meses, tiempo en que el moreno se ganó una gran confianza de parte del rubio. Ya varias veces éste lo había invitado para que conociera a su familia, pero Sasuke siempre se negaba. No estaba listo para soportar aquello.

-Oye, Sasuke -llamó el ojiazul cierto día-, ¿estás libre hoy?

-Sí -contestó-, ¿por qué?

-Vayamos al parque -sugirió sonriendo de forma enigmática

 

Arribaron al lugar y ocuparon la misma banca alejada de siempre. Sasuke no entendía muy bien la actitud del rubio. Lucía tan alegre como siempre, pero el Uchiha sospechaba que era pura fachada.

-Te escucho -le dijo

Naruto había estado lanzando migajas de pan a las palomas y se detuvo. Soltó un suspiro melancólico y su mirada se tornó extraña.

-Aquí me contaste algo muy privado e importante -habló sin verlo a la cara-, por eso creo que debo corresponderte. Yo... soy gay.

-¿Q-Qué? -preguntó sorprendido- P-Pero si tú...

-Estoy casado, sí. Déjame contarte y lo entenderás -alzó la mirada al cielo-. Cuando yo era un adolescente, me enamoré de mi mejor amigo y él me correspondió. Al cumplir los dieciséis, se lo dije a mis padres y... ellos me rechazaron. Los padres de mi novio también se molestaron mucho, así que él tomó sus ahorros y me pidió que me fuera con él. Vivimos en un pequeño departamento que nos prestó un conocido de Hinata, ella siempre nos apoyó. Para mantenernos, ambos conseguimos empleos de medio tiempo, él en un restaurante y yo como mesero en una cafetería -rió levemente-, desde ahí prometí que un día abriría una propia. No ganábamos mucho dinero, pero con eso lográbamos salir adelante, también teníamos la ayuda de Hinata y del hermano de mi novio. Era difícil muchas veces, pero... también éramos muy felices.

-¿Y qué pasó? -preguntó Sasuke desconcertado

-Cuando salimos de la preparatoria... él se olvidó de mí. Al habernos separado, su familia lo aceptó de nuevo y regresó a vivir con ellos. Yo quedé devastado, pero me mantuve firme. En cuanto mis padres se enteraron de lo ocurrido se apresuraron a buscarme, me ofrecieron perdón y me dijeron que regresara con ellos, que iban a comprenderme. Así lo hice y volvimos a ser una familia. También tuve a Hinata para animarme. Al llegar a los veinte años, ella conoció a un chico del que se enamoró. A mí me pareció alguien bueno y la animé, de modo que ellos comenzaron a salir. Pasaron un año juntos y ella se entregó a él, sin embargo... Hinata resultó embarazada y él huyó como un cobarde. Por supuesto era una situación muy difícil, pero ella decidió que tendría al bebé y lo criaría. Se lo dijo a su padre y al resto de su familia, y ellos le dieron la espalda, incluso la echaron de casa. Fue conmigo y me contó lo ocurrido. Lloraba y estaba asustada, cualquiera lo estaría.... Y fue entonces cuando yo también me decidí.

-Le propusiste matrimonio -adivinó el azabache

-Sí. Le dije que se casara conmigo, la cuidaría y le daría mi apellido al bebé que amaría como si fuese mío. Ella se negó al principio diciendo que no podía dejarme hacer eso, pero yo estaba convencido de que era lo mejor. Hinata siempre estuvo ahí para mí, me apoyó cuando mis padres no lo hicieron, me consoló cuando me sumí en la tristeza. Era mi turno de protegerla.

-¿Qué dijeron tus padres al respecto?

-Por supuesto se sorprendieron mucho, creo que se habían hecho a la idea de que nunca tendrían nuera ni mucho menos nietos. Intentaron persuadirme de que no lo hiciera por lástima, pero les aseguré que no era por eso, sino por amor, de amigos, claro, pero amor a fin de cuentas. Mis padres no querían cometer el mismo error dos veces, de modo que nos respetaron y apoyaron. La boda fue sencilla, sólo asistieron mis padres y nuestros amigos más cercanos; la familia de ella no quería vernos ni en pintura. Entonces pasaron los meses y llegó mi hermosa Hitomi. Ese día, cuando el doctor la puso en mis brazos, confirmé que era mi hija aunque no llevara mi sangre, yo siempre iba a amarla como lo haría un verdadero padre. Ellas dos fueron y son el rayo de luz de mi mundo.

-Ya veo... Se nota cuánto quieres a la niña.

-Claro que sí, incluso su nombre se lo puse yo.

-¿Y qué hay... de tu ex novio? Debes odiarlo por dejarte.

-No -respondió con seguridad-, yo jamás podré odiarlo. Es cierto que me dolió muchísimo que me olvidara, pero nunca tendría esa clase de sentimientos por él. Tal vez... era parte de su destino olvidarse de mí.

Sasuke se sorprendió al ver la diminuta sonrisa que le adornaba el rostro al rubio así como su mirada melancólica. Apretó los puños al comprender el por qué de su expresión: Naruto aún amaba a ése hombre con todas sus fuerzas.

 

Itachi estaba confundido. Primero su hermano iba a visitarlo sin avisar antes y ahora sólo estaba sentado frente a él con la mirada ausente y en total silencio.

-Vamos, Sasuke, ¿qué te sucede?

-¿Recuerdas que te dije que había alguien que me gustaba? -sonrió con tristeza- Pues acabo de descubrir que ama a alguien más.

-No te des por vencido, tal vez aún tengas una oportunidad. Dime quién es la afortunada y quizá pueda ayudarte.

-Lo dudo mucho porque es un hombre que además está casado y tiene una hija.

-Ahh... vaya -no sabía qué decirle

-A pesar de saber todo eso... no puedo dejar de pensar en Naruto.

-¿Naruto? -repitió Itachi, sorprendido-, ¿Uzumaki Naruto?, ¿rubio de ojos azules?

-Sí -lo miró, desconcertado-, ¿cómo lo sabes?

-¿Dónde lo conociste?

-En su cafetería, un día entré ahí por casualidad. Itachi, ¿qué pasa?

-Sasuke... Nuestros padres querían protegerte luego de ese accidente que casi te cuesta la vida, no te pido que los perdones de inmediato, pero trata de comprenderlos, aunque sea un poco.

-Oye, no te entiendo. ¿De qué estás hablando?

El mayor se puso de pie y caminó hacia su escritorio. Abrió un cajón del que sacó una fotografía y regresó al lado de su hermano.

-Papá nos prohibió decírtelo -explicó-, dijo que a quien rompiera esa regla, le impediría verte. Tú tenías un amigo, tu mejor amigo desde la secundaria, pero en algún momento sus sentimientos cambiaron y comenzaron una relación amorosa. A papá y mamá no les gustaba que estuvieras con otro hombre. Cuando te graduaste de la preparatoria, nuestros padres te dijeron que si no lo dejabas, te desheredarían. El día que tuviste el accidente habías ido a casa a decirles que nada de eso te importaba, que sólo querías seguir con tu pareja.

-N-No puede ser... -susurró perplejo

-Papá se le enfrentó en el hospital diciéndole que todo era su culpa. Tú necesitabas con urgencia una cirugía muy costosa, entonces papá le dijo que se encargaría de pagar todo, te aceptaría de nuevo en la casa y se ocuparía de cuidarte, pero a cambio él debía prometer alejarse de ti y jamás buscarte ni decirte nada sobre su relación.

-¿Aceptó? -preguntó consternado

-Claro que aceptó, te amaba tanto y estaba desesperado. Pasó la cirugía y cuando nos dijeron que estarías bien pero la amnesia sería permanente, él se marchó pidiéndonos cuidarte mucho. Y jamás volvimos a verlo.

Sasuke se cubrió el rostro con las manos. Lo que Itachi menos quería era causarle dolor a su hermano, pero era tiempo de decirle la verdad. Tenía derecho.

-Cuando te contaba lo que olvidaste, una vez me preguntaste por qué habían tan pocas fotografías tuyas.

-Dijiste que odiaba que me tomaran fotos.

-Sí, te mentí. Es cierto que no te gustaba mucho, pero había un montón de ellas, sólo que en la mayoría aparecías con él, por eso nuestros padres se deshicieron de casi todas. Nada más logré rescatar una.

Le dio una foto y a Sasuke casi se la para el corazón al verla. Ahí estaba él con unos quince o dieciséis años, traía puesto el uniforme de la preparatoria, pero lo que le hizo sentir tantas emociones fue que a su lado, agarrándolo del cuello, se encontraba un sonriente chico rubio de ojos azules y unas marcas en sus mejillas que, a pesar de la juventud, reconoció de inmediato.

-Naruto... -murmuró acariciando la imagen

-Escondí esa porque lucías muy feliz -explicó Itachi-. La verdad... es que quise engañarme con la esperanza de que tal vez algún día recordarías que había alguien sumamente importante para ti. Si eso llegara a pasar, yo te contaría todo.

Su hermano no contestó. Sin soltar la fotografía se puso de pie y se encaminó a la puerta sin decir palabra alguna.

-Hermano, espera.

-Necesito estar solo, Itachi -dijo en voz baja sin voltear a verlo-. Hasta luego.

 

Sasuke llegó a casa y fue a su habitación. Se tumbó en la cama apretando con fuerza la fotografía sobre su pecho. Cerró los ojos y, al abrirlos, lágrimas escaparon de ellos sin poder evitarlo. Sentía tanta impotencia, pues por más que lo intentaba, no lograba recordar absolutamente nada de aquellos años que, estaba totalmente seguro, fueron los más felices de su vida.

-¡Maldición! Naruto...

 

Pasó una semana y el dueño de Memory estaba preocupado ya que no sabía nada de su amigo. Incluso sus empleados notaron el cambio en su actitud y trataron de ayudarlo, pues sabían lo cercanos que ellos dos se habían vuelto.

-Tal vez está enfermo -opinó Kiba

-Jefe, debería ir a visitarlo -sugirió Ino

-No sé dónde vive y... ¡Sasuke!

El aludido acababa de entrar al local. Lucía muy serio y ojeroso.

-¿Qué te pasa? -preguntó el rubio-, ¿estás enfermo?

-Necesito hablar contigo en privado. ¿Puedes acompañarme?

-Claro. Shika, encárgate de todo por un rato.

-Tsk, de  acuerdo.

 

Visitaron el parque donde siempre platicaban. Sentados en la banca, Naruto aguardaba que le dijera algo. El moreno se limitó a darle una fotografía la cual el otro tomó. Sus ojos azules se abrieron de sobremanera al reconocerla. La acarició con melancolía, lo cual molestó un poco a Sasuke, ya que notaba el brillo de anhelo en esos ojos.

-¿Por qué no me dijiste nada la primera vez que nos vimos en la cafetería? -exigió saber el moreno

-Porque no tenía caso -contestó el rubio-, tú nunca podrías recordarlo. A decir verdad jamás esperé verte sentado en Memory.

-Pero...

-Además -interrumpió- no te engañé. El Sasuke que yo amaba se olvidó de mí y ya no existe. Tú eres alguien diferente, eres más amable, tierno, calmado, incluso algo tímido. No como era ése enojón, amargado y celoso empedernido -sonrió levemente

-Es horrible saber que la persona a la que he odiado estos últimos meses es el yo que no recuerdo, pero si afirmas que soy alguien diferente, te lo diré: estoy enamorado de ti, Naruto.

-¿Q-Qué? -lo miró, sorprendido

-Lo que oíste, te amo -acarició con suavidad una de sus mejillas-. Después de que Itachi me contó todo, intenté recordar algo, pero fue inútil. Sólo estoy seguro de que yo me enamoré de un rubio que vi en una cafetería.

Los ojos de Naruto se llenaron de lágrimas que no pudo retener. Agachó la cabeza para limpiárselas con el dorso de la mano.

-¿Qué clase de idiota... cae de la misma forma dos veces? -sollozó

Sasuke lo miró con ternura y le dio un beso en la cabeza.

-Un idiota al que le encantaron tu sonrisa y tus ojos dos veces -contestó con ternura-. ¿Y qué hay de ti, Naruto?, ¿también me quieres?, ¿o sólo piensas en mi yo anterior?

-Te amo a ti -sollozó de nuevo-, el Sasuke que está frente a mí ahora. Pero -lo miró directamente- tengo que pensarlo. No sólo se trata de mí, tengo esposa y una niña. Primero necesito hablar con Hinata y...

-Lo entiendo, no te preocupes -unió sus frentes, sonriendo con cariño-. Deja que te ayude con eso, es mi deber.

 

Esa noche Naruto no regresó a casa, tenía muchas cosas de las cuales hablar con Sasuke. Sólo le platicó algunos detalles previos al accidente, no quiso adentrarse en más detalles de su antigua relación, ya que sabían que todo había cambiado y las cosas eran muy diferentes. Ellos eran personas diferentes.

 

Muy temprano Naruto citó a Hinata en Memory. Ella estaba desconcertada por la actitud del rubio, esperaba que nada malo le estuviese ocurriendo. Al ingresar al local, la mujer se sorprendió al ver a la persona sentada junto a su esposo, al cual miró fijamente.

-Él no te recuerda... ¿o sí? -preguntó ella

-No -sonrió un poco el ojiazul-, pero resultó que estaba celoso de mi antiguo novio y se me volvió a declarar.

La ojiblanca casi contuvo la respiración. Sasuke se puso de pie, mirándola seriamente.

-Hinata, yo...

-Tranquilo -interrumpió alzando la mano para detenerlo-, lo sé. Naruto -miró al rubio y le sonrió-, me parece que debemos tramitar un divorcio.

-¿Qué? -ambos estaban perplejos

-Naruto, tú has hecho tanto por mí -explicó la mujer-, me diste la mano en una situación muy difícil, incluso aceptaste a una niña que no es tuya. No puedo pedirte nada más.

-Hitomi es mi hija -afirmó el rubio con seguridad-, siempre lo será. Tú también significas mucho para mí, Hina, fuiste mi apoyo. Claro que yo estaría ahí para ti.

-Lo único que quiero es que seas muy feliz -miró al moreno-, y estoy segura de que con Sasuke lo serás.

-Te doy mi palabra de eso, Hinata -prometió él-. Y gracias... por comprenderlo y apoyarnos.

-Por supuesto, no sería la primera vez -rió-. Hace años también era yo quien veía a éste lindo rubio atormentarse porque no se atrevía a declararse a su mejor amigo.

-No le cuentes cosas innecesarias -replicó Naruto sonrojándose

Los tres rieron. El ojiazul, sin borrar la sonrisa, observó a su todavía esposa.

-Hinata, sólo hay dos cosas que quiero asegurarte: que yo siempre voy a ser el papá de Hitomi y que tú siempre podrás contar conmigo para lo que sea.

 

Naruto y Hinata decidieron hablar con Hitomi. Su hija era muy inteligente, estaban seguros de que entendería. Ella escuchó atentamente lo que sus padres le dijeron. A pesar de ser pequeña, sabía lo que conllevaba un divorcio, pero no se pudo a gritar o a hacer berrinches, simplemente los miró.

-Pero si todavía se quieren, ¿por qué van a separase? -cuestionó

-Tu papá y yo debemos tomar caminos diferentes -respondió Hinata-. Nuestro amor no es de pareja, sino de entrañables amigos.

-Escucha, cariño -la cargó Naruto-, yo siempre estaré cerca para cuidarlas a ti y a mamá, ¿de a cuerdo? Aunque ya no vivamos juntos, tu papá va a protegerte y amarte siempre -besó su mejilla-. Nunca lo olvides.

-Mmm -hizo un puchero-... ¿Es una promesa, papi?

-Claro que si -sonrió-. Es una promesa, Hitomi.

 

Pasaron dos meses de aquello. Hinata acababa de llegar a un elegante restaurante. La guiaron a una mesa donde la esperaba un hombre de largo cabello castaño y ojos blancos: se trataba de Hyuuga Neji, su primo lejano. Él se puso de pie al verla llegar.

-Ha pasado mucho tiempo, Hinata.

-Sí, lo mismo digo. Me sorprendí mucho al recibir tu llamada diciendo que querías hablar conmigo en persona.

-... Creía que traerías a tu hija contigo -evitó el comentario de la mujer-. Siéntate, por favor.

-Gracias -tomó asiento-. Naruto la llevó al parque de diversiones. ¿Y?, ¿para qué me citaste?

-Escuché... que te estás divorciando.

-Así es.

-¿Por qué?, ¿acaso él...?

-Naruto no tiene nada que ver -respondió tajante-, de hecho el divorcio lo pedí yo. Es sólo una decisión de ambos, incluso seguimos siendo mejores amigos y los padres de Hitomi.

-Yo... me puse furioso cuando supe que salías con un hombre -contó-. Luego cuando dijiste que él se fue y tendrías un hijo suyo... Lo odié como no tienes idea, era un maldito bastardo. Por desgracia ese odio lo reflejé en ti también, te di la espalda.

-Es natural porque los decepcioné, jamás los he culpado por ello. Además -sonrió- no estaba sola, siempre tuve a Naruto ahí para mí.

-Lo sé, por eso le tenía tanta envidia y rencor -notó la confusión de la mujer-. Debí tratar de comprenderte, ser yo el que te cuidara y diera su apoyo -la miró con determinación-. Te amo, Hinata. Siempre lo he hecho.

-N-Neji... -susurró impresionada

-Nunca me atreví a decírtelo cuando niños, luego pasaron tantas cosas y nos distanciamos. Sé... que no tengo derecho a pedirte perdón ni nada, pero esta vez quiero ser yo el que esté contigo. Déjame estar a tu lado -la sujetó de la mano-. Quiero ser un padre para tu hija, ser el hombre que cuide de ambas.

De los ojos blancos de Hinata caían copiosas lágrimas. Con su mano libre las limpió para observar fijamente al hombre.

-No -contestó-, Hitomi ya tiene un padre al que adora. Pero -sonrió levemente- estoy segura de que ella te querrá mucho cuando te conozca.

-¿Entonces?

-Dame tiempo, Neji. Todo esto es demasiado repentino para mí, necesito poner en orden mis ideas. Prometo que cuando esté segura le daré una respuesta a tus sentimientos.

-Me parece justo -aceptó, sonriendo-. Voy a esperar todo lo que sea necesario.

 

Naruto se mudó a un pequeño departamento. Sasuke le había dicho que se fuera a vivir con él, pero el rubio se negó. Cierto, decidieron comenzar una relación, sin embargo Naruto consideraba que antes de dar un paso tan importante, primero debían conocerse de nuevo.

-Me estoy arrepintiendo por dejarme convencer -comentaba el ojinegro de mal humor mientras bebía café en Memory

-Exageras, Sasuke -rió su pareja-. Tenemos tiempo de sobra para avanzar.

-Hum -bufó y de repente lo miró con fijeza-. Oye, Naruto, quisiera hablar con tus padres.

-¿Eh?, ¿por qué?

-Pues porque soy tu novio -desvió la cara con pena-. Es normal que quiera conocer a mis suegros, ¿no?

El ojiazul estaba impresionado por sus palabras y sonrió.

-Realmente eres muy tierno, Sasuke -su expresión se tornó triste-. Quisiera poder decirte lo mismo, pero...

-Descuida -le sujetó la mano y la llevó a sus labios depositándole un beso-. Ya sé lo que debo hacer respecto a ellos también.

 

Fugaku y Mikoto, los padres de Sasuke, miraban a su hijo sin poder creer lo que acababa de decirles. Repentinamente él había ido a la mansión y pidió hablar con ambos, pero jamás se habrían imaginado que les diría algo así.

-¿Qué? -susurró ella

-Estoy saliendo con Uzumaki Naruto -afirmó él-. Padre, madre, les agradezco mucho lo que han hecho por mí, especialmente luego del accidente. No recuerdo nada de lo que pasó cuando era un adolescente, sólo sé que mi respuesta es la misma: amo a Naruto, quiero seguir a su lado y con tal de hacerlo puedo renunciar a todo.

-¡Sasuke! -llamó Fugaku con ira- ¡¿Ése desgraciado volvió a seducirte?!

-Te equivocas, padre -contestó sereno-, él no rompió su promesa contigo. Fui yo el que se enamoró casi a primera vista y se le declaró. Ah, y te pido que no vuelvas a insultarlo.

Dio media vuelta y salió de aquella enorme casa. Estaba molesto con ellos, pero no podía odiarlos. Tal vez lo que hicieron no fue lo más correcto, pero buscaban protegerlo.

 

Los seres humanos reaccionaban de distintas maneras a una misma situación, eso le quedó claro a Sasuke cuando, al entrar a la casa Uzumaki en compañía de Naruto, Kushina, la madre del rubio, los abrazó y rompió en llanto.

-Ya, ya, mamá -su hijo le daba palmaditas en la espalda

-E-Es que -sollozaba-... yo te vi... cuando estabas tan herido, querido -se apartó de ellos para verlos-. Y ahora vienen aquí... juntos.

-Naruto, Sasuke -llamó Minato-, permítannos enmendar el error que cometimos hace años -sonrió-. Bienvenidos, hijos. Saben que cuentan con nosotros para lo que sea.

-¡Gracias, papá!

-Muchas gracias, señor.

Naruto entrelazó su mano con la de su novio y, radiante de alegría, tiró de él para llevarlo a la sala; tenían muchas cosas de qué platicar.

 

El pasado nunca regresa, por eso hay que atesorar tanto los recuerdos que nos deja. El amor puede ser efímero o puede durar años, lo importante es sentirlo y disfrutarlo al máximo. Porque así como hay personas, hay momentos y sentimientos que nunca se olvidan.

 

FIN

THE END

OWARI

 


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