Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fast and Beautiful por urumelii

[Reviews - 277]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!!!!!!!!!! bueno cada vez estoy tardando menos XD

ok les traigo un nuevo capi, a esta historia le restan como cuatro o cinco capis, estoy muy felilz y muy triste al  mismo tiempo D: 

La acción empieza ahora, si creían que sabían lo que iba a pasar no tienen idea muahahahaha

yo me divierto XD 

nos leemos abajo! 

Reita

 

No podía seguir faltando a clases y menos ahora que Nao se estaba recuperando, ya no teníamos la excusa de sentirnos mal al respecto. Nadie sabía lo que en realidad estaba pasando, nadie podía entender que en menos de una semana haríamos un trabajo para la mafia, nadie podía ayudarnos mientras el hermanito de mi mejor amigo permanecía secuestrado en quién sabe dónde. Nadie podía hacer nada por nosotros y yo no podía seguir faltando a clases. Que irrelevante sonaba aquello, pero no había ninguna excusa. Aunque nadie podía evitar que me saltara clases, no tenía a que entrar, no me concentraba de todas formas.

 

Estaba acostado en el jardín de la escuela bajo el árbol de siempre mirando el cielo como si pudiera encontrar la respuesta a todos nuestros problemas en el color azul. Suspiré con pesadez y me sorprendí al escuchar otro suspiro a mi lado, me levanté con los codos para ver quien era. Vi  Shou con una expresión extraña en el rostro.

 

-hoy es miércoles – dijo por fin, estaba sentado con una pierna alzada y fumando un cigarro.

 

Me levanté –así es – hoy era el gran día en que Sakito iría a la mansión de Mana a hacer quien sabe qué cosa y tratar de encontrar a Uruha - ¿cómo te sientes? –Shou nunca hablaba más de lo necesario, jamás expresaba como se sentía ni pedía ayuda. Incluso cuando rompió con Sakito no perdió el semblante serio, pero yo lo conocía y aunque no hablara sabía cuando mi amigo estaba preocupado o enojado o deprimido y ese miércoles era uno de esos días que peor la tenía que estar pasando.

 

Se alzó de hombros – no quiero que vaya Reita – sonrió de lado y negó con la cabeza mientras la agachaba hacia su rodilla – no quiero, y no encuentro como decirle que no lo haga. Aoi cuenta con él y lo haría aún si le dijera que no. Así es Takahiro, cree que todo lo puede resolver por él mismo ¿qué tal si Mana o Gackt le hacen algo? No puedo, no podría soportarlo – y por primera vez en casi dos años vi a Shou llorar, me quedé paralizado sin saber que decir o que hacer – lo amo Reita, no dejé de amarlo nunca. Traté de olvidarlo y odiarlo, pensar en todas esas cosas que me hizo para odiarlo, pero no podía superarlo, ahora sé porque lo hizo. Por dinero. Y aun así hay algo dentro de mi – señaló su pecho – que me dice que él también me ama. Ese día en su departamento lo único que quería era abrazarlo, decirle que todo iba a salir bien, que no necesitaba nada ni a nadie más que a mí, pero mi orgullo – no tenía idea de lo que me estaba hablando pero no me atreví a interrumpirlo. Asumí que hablaba del día en que Sakito había perdido el camaro - ¿de verdad soy tan poca cosa Rei? – me miró aún con los ojos empapados de lagrimas.

 

Me descolocó por completo, jamás hubiera creído que mi amigo se sentía así, se estaba desmoronando frente a mis ojos y yo tenía la más mínima idea de cómo ayudarlo – por supuesto que no –fue lo único que atiné a decir. Shou bufó en respuesta – mira, no sé porque Sakito hace las cosas que hace, tu lo conoces más que yo en ese aspecto, pero es obvio lo que siente por ti, como te mira, como te habla ¿te acuerdas cuando cortaron? Le fui a romper la cara por atreverse a hacerte eso – mi amigo asintió riendo ligeramente – Aoi y yo contra él, ese día no usó su tono descarado ¿sabes? Nos dijo algo que en ese momento no entendí pero ahora tiene sentido – Shou me miró esperando a que continuara, nunca le había contado aquello porque pensé que no quería volver a saber nada de Sakito – me dijo que era poca cosa para ti, que no te merecía. En ese momento le di la razón y le grité cuanta cosa me pasó por la cabeza – reí ante el recuerdo – pero la verdad es que él se siente inferior a ti, cree que te está haciendo un bien – torcí la boca.

 

-pues es un estúpido

 

-pues sí – reí sin querer – los dos lo son. Mira Shou, si de verdad lo amas, independientemente de lo que vaya a hacer hoy, tienes que decírselo. Trágate ese maldito orgullo de una vez, porque si pasa algo en esta semana – no quería sonar fatalista pero fue lo único que se me ocurrió decir – jamás te lo perdonarás…

 

Shou me miró con esa característica seriedad, se limpió las lágrimas y terminó por asentir.

 

-x-

 

Ahí estábamos todos, ya se había vuelto una costumbre estar todos en mi casa o en casa de Kyo, dependiendo de la libertad que pudiéramos tener. Esta vez me había tocado ser el anfitrión, todos sentados en mi sala sin decir nada, la cita con Mana era a las siete de la noche y ya eran las cinco.

 

-tengo que irme – Sakito se levantó por fin del sillón – todo estará bien – actuábamos como si fuera a su funeral - no pasará nada y si todo resulta estaré de vuelta con Uruha – trató de sonreír pero sólo logró hacer una extraña mueca.

 

Aoi estaba sentado en uno de los sillones individuales, tenía severas ojeras marcadas debajo de sus ojos, su cabello lucía desaliñado y vestía descuidadamente, sin mencionar que apenas había comido estos días – gracias Sakito – cerró los ojos para evitar soltarse a llorar – si lo encuentras y no puedes sacarlo de ahí, sólo asegúrate de decirnos donde está – su voz flaqueó pero lo dijo con absoluta seriedad.

 

El rubio asintió, encaminándose a la puerta – yo te llevo – fue Shou quien habló – me queda de paso de todas formas, se alzó de hombros.

 

-Shou, es en Yokohama – empezó a decir Sakito pero al ver la expresión del más alto se calló y asintió.

 

-&-

 

Uruha

 

-debería tomarte una foto así, te ves tan sexy – siseó la voz de Die en mi oído. Cerré los ojos tratando de pensar en algo más, así habían sido los últimos días, me aferraba a pensar en Yuu, en mis amigos, en lo que fuera con tal de no pensar en lo que me estaba pasando en aquellos momentos.

 

Estaba amarrado a la cabecera de la cama, cada brazo en cada columna. Traía puesto el famoso collar que en ningún momento me había quitado, además de una especie de correa que cubría mi boca. Lo peor no era eso, era la estúpida droga que el maldito me había dado, me drogaba con una pastilla que ponía en una bebida que me obligaba a tomar. El efecto era casi inmediato, mi cuerpo sentía una necesidad absurda por contacto, me sentía excitado, no rechazaba lo que Die me hacía, al contrario lo disfrutaba y cada que terminaba conmigo me sentía culpable. Lo disfrutaba por culpa de la droga y no podía evitarlo. Era como si cuerpo y mis pensamientos no me pertenecieran y era imposible detenerlo.

 

-¿te gusta esto? – sentí el consolador moverse dentro de mi y asentí  removiéndome para sentir aun más, necesitaba descargarme pero Die disfrutaba al torturarme. Removió la correa de mi boca – dime cuanto lo quieres pequeño – sonrió macabramente.

 

-por favor – arqueé la espalda en busca de más contacto.

 

Se bajó de la cama buscando su celular entre sus cosas - ¿estarás de acuerdo en qué te tome un hermosa foto y se la mandé a tu hermano? Si me dejas hacerlo te daré el placer que necesitas – pedirme permiso, maldito cínico, era obvio que lo haría sin importar mi respuesta.

 

Asentí frenéticamente, la droga no sólo encendía mi cuerpo, nublaba mis sentidos de tal forma que me hacía pedir y disfrutar todo lo que me estaba haciendo. Después de que todo terminaba podía recordar cada una de las cosas que me hacía y que yo hacía. Eso era peor que todo, saber las cosas que me hacía y que yo consentía, además de gustarme – has lo que quieras pero no me dejes así – sentí la cámara del celular sobre mí pero no podía importarme menos.

 

Die soltó una carcajada - ¿quieres que te la meta? – asentí gimiendo – eres insaciable Uruha, quien diría que serías la zorrita perfecta, ¿qué diría tu hermano si te viera así? – seguía con el celular en la mano.

 

-no me importa, métemela, ya, por favor….

 

-&-

 

Reita

 

Permanecíamos en silencio, es decir, ¿Qué íbamos a decir? No podíamos mantener una conversación normal cuando sabíamos que Sakito iba rumbo al desastre y Uruha probablemente ya estaba en él. Estábamos en la sala, sin mirarnos, sin decirnos nada, cada quien parecía estar sumergido en sus propios pensamientos. No podía evitar mirar a Kai de vez en cuando, él no miraba a nadie pero mantenía un brazo apoyado en Kyo.

 

Sentí una furia incontrolable apoderarse de mí, pero sabía que no podía armar un escándalo y menos en esa situación. Simplemente no podía evitarlo, estaba celoso y además del idiota de Kyo ¿yo había ayudado en eso? ¿realmente me había portado como un verdadero imbécil con Kai? Seguía pensando en que no era mi culpa, si yo hubiera sabido que tenía el camino libre con él lo hubiera intentado, pero…

 

De acuerdo tal vez yo me había portado como un tarado, pero Kai también había contribuido, todo se pudo haber arreglado rápido ¿no es cierto? Pudimos estar juntos desde el principio si él no tuviera un orgullo del tamaño del mundo. Bueno, yo también tengo mis problemas con el orgullo, ¿por qué tenía yo que ceder? Kai era quien se acostaba con Aoi, y ahora seguramente lo hace con Kyo y yo, yo mientras aquí como su idiota sin poder acercarme a él sin terminar discutiendo y gritando como dos niños…niños enamorados….¿podría ser que Kai aún sintiera algo por mi?

 

El celular de Aoi interrumpió mis pensamientos, lo miramos esperando una explicación, la cual no obtuvimos pues mi amigo siguió apretando botones y parecía esperar algo más. De pronto lo escuchamos, parecía un video porno o algo por estilo, al menos eso me pareció antes de caer en la cuenta que los gemidos provenían del hermanito de Aoi.

 

Los ojos de mi amigo se abrieron en absoluto terror, Kai se levantó de inmediato quitándole el aparato de las manos. Quitó el video pero ya era demasiado tarde, habíamos escuchado:

 

“no me importa Aoi, sólo hazlo de una vez Die, por favor”

 

Sin mencionar lo que probablemente Aoi había visto. Nadie se atrevió a moverse o a decir algo, pero en menos de lo que pude reaccionar, el pelinegro salió disparado de la sala, Kai detrás de él y yo detrás de él.

 

-Aoi – lo llamó Kai – seguramente lo drogó o lo amenazó para decir eso – entramos en la habitación de mi amigo, lo vi recoger varias de sus cosas, cambiarse la camisa por una camisa negra y una chamarra de igual color.

 

-claro que lo hizo – le dio la razón, pensé que estaría a punto de ponerse a llorar pero sus ojos transmitía furia, ira, una mirada que jamás había visto en Aoi.

 

Me recargué en el marco de la puerta - ¿qué piensas hacer? – lo conocía, sabía que no se iba a quedar de brazos cruzados y menos con lo que acababa de ver.

 

-¿no es obvio? – se estaba amarrando las agujetas de sus botas de militar – iré a Yokohama, voy a sacarlo de ahí – dijo con decisión.

 

Kai se acercó - ¿te volviste loco? Sakito va para allá…

 

Aoi se levantó bruscamente provocando que Kai se hiciera para atrás - ¿CREES QUE ME IMPORTA? No puedo dejarlo ahí,  no puedo – trató de salirse pero yo le obstruía la salida.

 

-ni siquiera sabes si está en Yokohama – le dije, no sabía cómo pero sonaba increíblemente tranquilo, si yo no lograba calmar Aoi, nadie lo haría.                                               

 

Me miró dispuesto a golpearme si no me movía, se dirigió a Kai – préstame tu celular – el suyo se había quedado en la sala. Sin estar muy convencido el castaño oscuro le prestó el aparato, Aoi buscó entre sus contactos y marcó…

 

-&-

 

Shou

 

La primera media hora permanecimos en silencio, no tenía idea de cómo iniciar la conversación ¿Qué se suponía que le dijera? ¿Antes de que te vayas a acostar con alguien más quiero decirte que te amo? Me sentí estúpido de pronto, pero Reita tenía razón, si algo nos llegaba a pasar…

 

-Saki…yo…- traté de comenzar, estábamos parados en el trafico, fue un buen momento para voltear a verlo, miraba fijamente a la ventana pero lo escuché bufar.

 

Tenía los brazos cruzados – de cuando acá soy Saki… - no se giró a verme, como si hubiera encontrado algo sumamente importante a través de la ventana.

 

Giré los ojos y volví la vista al camino pues comenzábamos a avanzar - ¿podrías dejar el sarcasmo un momento? – no lo dije enojado, ni fastidiado, la conversación era bastante seria como para terminar gritando, como siempre.

 

Suspiró, pero no volteó – ya me conoces, no entiendo porque pides algo así, seré sarcástico hasta el día en que me muera. Era una de las cosas que te gustaban de mi ¿recuerdas? – su tono no tuvo ni una gota de ironía o sarcasmo, lo había dicho casi dolido y entonces me di cuenta que él también quería hablar.

 

-hay mil cosas que me gustan de ti Takahiro y como mil cosas más que odio con toda mi alma – sonreí de lado – nunca he entendido como pude enamorarme de alguien a quien de verdad no soporto – negué sin dejar de sonreír y entonces sentí su mirada sobre mi.

 

-pues tu tampoco eres el señor carismático – se burló, siguió mirando por la ventana y suspiro con resignación – mi madre era prostituta – comenzó.

 

-Saki…-traté de interrumpirlo pero no me dejó.

 

-huyó de su casa con un novio, que al final la metió en el negocio de la prostitución y la dejó. Cuando tenía apenas veinte se embarazó de mi, mi padre era uno de sus clientes pero ella nunca estuvo segura de cual. Su plan inicial era abortarme, pero mi abuela le suplicó que no lo hiciera, que ella cuidaría de mi – sonaba tranquilo, parecía haberse mentalizado para contarme aquella historia, yo trataba de no mostrar expresiones, no quería que las malinterpretara, aun si no me volteaba ver – y así lo hizo, en cuanto nací mi madre me dejó con mi abuela y volvió a las calles. Mi abuela cuidó de mi y fui un niño muy feliz, al menos hasta que cumplí los nueve años, cuando falleció – apretó los puños pero de inmediato se calmó – terminé al cuidado de mi madre en un diminuto departamento en el distrito rojo de Shinjuku. Pasé unos años terribles, ella siempre regresaba en las mañanas y si tenía suerte no lo hacía drogada, pero eran pocos los días, que eso sucedía. Casi diario me recordaba como yo era una carga para ella, como debió haberme dado en adopción o haberme abortado, me odiaba, me tiraba cosas, me golpeaba cuando estaba de malas y después tomaba hasta que quedar inconsciente – tomó aire – una cosa que nunca dejó fue que alguno de sus clientes me tocara, y mira que mas de uno lo intentó, pero ella no resistía que yo le robara la atención de los hombres, así que dejó de llevarlos al departamento – explicó aun mirando a la ventana.

 

Quería decirle algo pero no encontré las palabras, así que lo dejé continuar.

 

- yo estaba a punto de cumplir doce, cuando un abogado se mudó a nuestro edificio. Era joven, apenas egresado y acababa de llegar a Tokio; al principio sólo nos encontrábamos en la entrada cuando yo regresaba de la escuela y él del trabajo. Nos saludábamos por educación. Después los saludos se convirtieron en pequeñas conversaciones que derivaron en él invitándome a comer a su departamento, llevándome a cenar, haciéndome compañía cuando mi madre no estaba o estaba ebria. Me la vivía en su departamento, me enseñó muchas cosas de su profesión y rápidamente comencé a soñar con convertirme en abogado – tomó varios minutos antes de que prosiguiera – finalmente después de seis meses de haber sido amigos, me besó – estaba casi girado a la ventana para evitar mirarme – yo no entendía nada, tenía doce años, ni quiera sabía si me gustaban las chicas o lo chicos, pero él no me dio tiempo de reaccionar y rápidamente el beso se convirtió en algo mas – volvió a callarse, apretando sus puños, se notaba que le costaba contarme aquello – me dijo que estaba enamorado de mi y que quería que tuviéramos una relación, la cual mantuvimos dos meses antes de que me pidiera que me mudara con él. Mi madre nunca hizo nada por detenerme cuando me fui de la casa con él. Nos mudamos a otro departamento y estuvimos juntos casi un año, hasta que conoció a una mujer – sonrió de lado.

 

>>yo estaba aterrado sabía que en cualquier momento me pediría que me fuera del departamento y así fue, me dio un mes para encontrar otro lugar o regresar con mi madre. Para mi regresar con ella no era una opción, así que hice lo único que se me ocurrió, necesitaba dinero y no sólo para mantenerme, sabía que jamás llegaría a estudiar leyes si no tenía el dinero suficiente. Así que una noche, me salí a vagar por el distrito rojo esperando poder hacer lo mismo que mi madre, pero a diferencia de ella, yo no lo gastaría en drogas, me haría un futuro. Fueron dos meses de acostarme con quien fuera cada noche para conseguir dinero, vivía en un mini cuarto esperando poder conseguir para comer y tratando de no descuidar la escuela – se le quebró la voz – hasta el día en que conocí a Ryo, un hombre sumamente importante dentro de la industria automovilística, era casado e incluso tenía una hija de mi edad, pero eso a mi no me importaba. Después de salir varias veces con él, me ofreció ser su amante personal, me compró un departamento, me empezó a pagar una escuela privada y me daba dinero para gastar mensualmente – por fin se giró hacia mi, aunque yo mantenía la mirada fija en el camino – jamás me sentí mal por lo que hacía, no era igual a mi madre, yo quería un futuro, algo mejor. Hasta que llegaste a mi vida y por primera vez detesté todo lo que era, todo lo que hacía, no te merecía pero te amaba demasiado como para dejarte ir o decirte la verdad – quise tomar su mano y en cambio apreté el volante – busqué empleos alternos para ahorrar dinero y no depender de Ryo, para dejarlo y estar contigo totalmente. Entonces conocí a Allen y me di cuenta que yo nunca sería suficiente para ti Shou, aunque trabajara y fuera una persona “normal” nada borraría mi pasado ni lo que era en ese momento. Así que decidí montar la farsa de haberte sido infiel varias veces, prefería lastimarte a que supieras lo que en verdad era – dejó de hablar y se giró a la ventana.

 

Sin pensarlo dos veces ni decir nada, me desvié en el primer estacionamiento que encontré, cerca de una tienda. Apagué el carro, aun llevábamos buen tiempo y si llegábamos tarde con Mana tampoco me importaba ya, a pesar de la mirada asustada de Sakito – debiste decírmelo, jamás te hubiera juzgado, yo te hubiera ayudado – él negó.

 

-son mis problemas, Shou. No quería que te hicieras cargo de mi, como el abogado y me terminaras dejando por alguien más, tenía miedo, todavía lo tengo, yo…

-te amo Takahiro, jamás te haría lo que ese tipo. Tus problemas son mis problemas por eso se supone que estábamos juntos. Traté de olvidarte, de odiarte, pero no sales de mi cabeza y ahora sé que yo haría cualquier cosa por ti. Me rompe el corazón lo que me estás contando pero jamás te vería con lástima, porque de verdad te admiro, yo no habría sido capaz de soportar lo que tú. Si te acostabas o te acuestas con ese tipo lo entiendo, pero ya no lo tienes que hacer más, confía en mi. Estaremos juntos y jamás tendrás que volver a hacer algo que no quieres…

 

Sakito me abrazó en ese momento, lloraba silenciosamente y lo único que atiné a hacer fue a acariciar ligeramente su cabello. Ambos nos habíamos quitado un peso de encima, algo que debimos de hacer desde un principio.

 

-tengo que ir con Mana – dijo escondido en mi pecho – será la última vez, lo prometo – se levantó limpiándose los ojos – pero tengo que hacerlo – sonó decidido y serio.

 

Negué – ¿qué es lo que quiere que hagas? – me atreví a preguntar.

 

Suspiró – quiere que me deje coger por Gackt mientras él nos mira – dijo como si fuera cualquier cosa – abierto a posibilidades de que se quiera unir – torció la boca, me estremecí – no es anda que no haya hecho – soltó con ironía – además es la única forma de encontrar a Uruha…

 

Volví a encender el auto y regresé al camino – ni siquiera sabemos si está ahí – dije molesto. Odiaba la idea de sacrificar a Sakito de esa forma para ayudar a Aoi, pero tampoco podía negarle la ayuda a uno de mis mejores amigos – esto es una locura – no terminé de decirlo cuando sentí mi celular vibrando, ni  bien apreté el botón de contestar cuando escuché los grito de Kai del otro lado, no le entendía un carajo – a ver, cálmate. No entiendo nada – lo interrumpí después de dos minutos de gritos.

 

-Aoi, Reita y Kyo van para allá. A Aoi se le metió la idea de sacar a Kouyou él mismo – me advirtió.

 

-¿se volvieron locos? – casi grité. Sakito me miraba sin saber que estaba pasando.

 

-tienes que interceptarlos, que no hagan ninguna estupidez ¡algo!

 

-Kai, ¿qué se supone que haga?

 

Y entonces mi amigo me reafirmó porque era él el líder de nuestro equipo, su habilidad para trazar estrategias dentro de la carrera se notaban en todos los aspectos. Me dio instrucciones detalladas de que hacer y yo sólo atiné a asentir. Al final colgamos, estábamos muy cerca de nuestro destino.

 

-trata de demorarte lo más que puedas, alarga tu conversación o lo que sea – le dije a Sakito cuando nos estacionamos fuera de una enorme mansión – trata de no acostarte con ellos de inmediato. Si tenemos suerte tal vez no tengas que hacerlo – fue lo único que dije.

 

-¿Qué?

 

-promételo Sakito, al menos inténtalo – sus labios chocaron bruscamente con los míos, había pasado bastante desde que lo había besado por última vez.

 

Se separó y asintió – lo prometo – salió del auto después de eso.

 

-&-

 

Uruha

 

Estaba mareado, además de adolorido. Los efectos de la droga estaban pasando y todas esas cosas horribles que Die me hacía regresaban como oleadas de culpa, dolor y desesperación. Me encontraba recostado en los pequeños cojines que estaban sobre el suelo, completamente atado, con una cadena en una de mis muñecas y otra en mi tobillo; como si pudiera moverme después de aquello. Sentí nuevas lagrimas resbalar por mis mejillas, me estaba muriendo de frio, no traía ropa y aún así mi único pensamiento era Aoi, pensaba en cómo decirle lo que Die planeaba. Al menos detener lo que pensaba, lo que fuera.

 

Die estaba sobre su cama leyendo una revista, su rostro estaba adornado por una impresionante sonrisa, lo odiaba, pero odiaba más pensar en lo que pudiera hacerle a mi hermano. Escuché que llamaron a la puerta, no me atreví a moverme; vi a Die levantándose para abrir.

 

-te buscan – dijo una voz ronca del otro lado.

 

-¿Quién? Que yo sepa los jefes están ocupados – no hubo respuesta o si la hubo no la escuché o vi.

 

-Shiroyama quiere verte

 

Traté de levantarme al instante que escuché mi apellido, la carcajada de Die resonó en la habitación – vaya, vaya. Tu hermano tiene agallas – se dirigió a mi – tal vez pueda terminar con él de una vez – me guiñó el ojo. Traté de levantarme pero el dolor y las cadenas me lo impidieron – quédate aquí princesa – se acercó a mí y me aventó dos prendas de ropa – aún así vístete, en caso de que tu hermano quiera verte – salió de la habitación riendo.

 

Analicé las prendas, no me importaba que eran, sólo no quería estar desnudo, tenía cierres para que no hubiera problema al ponérmelas con las cadenas. Era un short minúsculo negro y una blusa con los hombros descubiertos. Después de haberme vestido comencé a buscar una manera de zafarme, tenía que advertirle, tenía que hacer algo.

 

-&-

 

Reita

 

Era una locura, ahí estábamos los dos tarados del año seguro acercándonos a una muerte segura. Nos habíamos metido en la boca del lobo, estaba nervioso, si algo salía mal no sólo podrían matarnos a nosotros, sino a todos. Dejamos a Kyo con Shou, a quien encontramos en la entrada de la mansión. El plan de Kai debía de funcionar, tenía que funcionar.

 

-vaya, vaya – escuchamos la voz de Die. Estábamos en una enorme sala de decoración antigua, pero ninguno de los dos se había atrevido a sentarse. El imbécil se aproximó a nosotros entrando por el lado izquierdo, contrario a donde estaba la salida – nunca creí que fueras capaz de venir hasta acá. Aunque pensándolo bien, tardaste demasiado – puso las manos sobre su cintura – podría matarte en este momento ¿sabes? – hizo una mueca.

 

Aoi no cambió el semblante, la furia se reflejaba en sus ojos como si fuera fuego - ¿Dónde está? – fue lo que preguntó casi sin separar los labios.

 

-podría dejar que lo vieras, pero tienes que entender que Kouyou no sale de aquí. Si fueras inteligente sabrías que tampoco hay muchas posibilidades de que ustedes salgan de aquí ilesos – se cruzó de brazos mostrando su altanería - ¿te gustó el video? – sonrió.

 

-hijo de puta – Aoi se iba a lanzar a los golpes, pero alcancé a agarrarlo por la cintura, aunque me estaba costando bastante trabajo. No podía perder los estribos o echaría el plan a la basura.

 

-&-

 

Shou

 

Entrar no había sido difícil, lo difícil había sido ocultarse hasta que Die llegara con Aoi y Reita, entonces subir por las enormes escaleras junto con Kyo y encontrar a Uruha. Afortunadamente no nos habíamos encontrado con nadie en ese enorme pasillo, sin embargo, había tantas puertas. Me aterraba pensar que podríamos entrar en la equivocada. Sakito me había mandado un mensaje diciéndome donde estaba él, pero de eso ya habían pasado quince minutos y no recibía otra respuesta.

 

-necesitamos saber que puerta es, podría ser cualquiera – dijo Kyo mirando su reloj – y se nos acaba el tiempo – escuchamos un fuerte golpe contra una de las puertas, bastó una mirada entre ambos para saber que tal vez ahí debía estar.

 

Nos acercamos rápidamente, me recargué en la puerta para tratar de escuchar algo, parecía haber mucho movimiento, pero no escuché ninguna voz. Asentí mirando a Kyo, y giramos el picaporte, este por supuesto, no cedió.

 

-carajo – pronuncié en voz baja.

 

Kyo me hizo a un lado, sacando un pequeño desarmador – que ironía – dijo en voz baja – fue Toshiya quien me enseñó a hacer esto – en menos de treinta segundos se escuchó un clic y pudimos abrir la puerta.

 

Uruha estaba ahí, pero no pude evitar sorprenderme ante la escena que desplegaba ante mis ojos. Estaba encadenado, con ropa que apenas cubría su cuerpo, luchaba por zafarse con lagrimas en los ojos; su cabello estaba completamente despeinado, su muñeca y su tobillo tenían rastros de sangre debido al esfuerzo que hacía al jalarse y liberarse. Recorrí la habitación con la mirada, encontrándome con cuerdas, lubricantes y juguetes que ni siquiera sabía que existían. Me estremecí pero me recuperé de inmediato, Kyo estaba arrodillado ante Uruha tratando de que se calmara.

 

-vamos a sacarte de aquí – le dijo pero el castaño negaba una y otra vez.

 

-escúchenme – tomó aire. Kyo lo tenía agarrado por los brazos, se notaba que estaba débil – Die, Die está planeando matarlos el sábado después de terminar el trabajo – nos miramos en silencio y dejamos que continuara – tienen que dejarme aquí, tengo que descubrir como planea hacerlo – seguía llorando.

 

Kyo negó – aun si descubrieras como, no tienes como avisarnos. Ya estamos arriesgando demasiado, estaríamos locos si te dejamos aquí – lo soltó y volvió a sacar el desarmador para abrir sus cadenas.

 

Escuchamos un ruido sordo, tan fuerte que atravesó todo el pasillo. Al mismo tiempo las cadenas hicieron clic al abrirse. Uruha se levantó pero casi se cae, las piernas le temblaban, Kyo alcanzó a sostenerlo. La puerta se abrió en ese momento, sentí que el alma se me caía a los pies, habíamos fallado, nos habían descubierto. Nos quedamos estáticos, pensando en cómo salir de ahí, pero no había muchas opciones.

 

Preparándome para golpear a quien estuviera del otro lado de la puerta, me acerqué pero mi sorpresa fue al ver a Sakito, respirando agitadamente - ¿ustedes se volvieron completamente locos? – Entró directo hacia la ventana – salgan por aquí, no está tan alto – señaló el patio trasero – iré a distraer a Die – se disponía a salir, pero lo alcancé a tomar del brazo – te explico después, nos vemos en la salida, ¡váyanse! – y salió disparado.

 

Me asomé por la ventana comprobando lo que Sakito había dicho, había una enorme enredadera. Fue un poco difícil alcanzarla pero noté que era lo suficientemente fuerte para sostenernos, además si caíamos no sería tan fuerte. El problema era Uruha, quien lucía muy débil para hacer cualquier esfuerzo.

 

-baja tu primero – le dije rápidamente a Kyo – yo bajaré a Uruha – me acerqué a ambos y me agaché para que Uruha se subiera en mi espalda, lo cual hizo un poco inseguro.

 

Sentí mi celular vibrar, saqué rápidamente el aparato.

 

“Tienen que salir antes de que suelten a los perros”

 

Giré los ojos, claro que las cosas no podían ser tan fáciles. Con esfuerzo y cargando a Uruha salté sobre la cornisa de la venta, Kyo ya se encontraba abajo – necesito unas vacaciones – escuché a Uruha reír ligeramente en mi oído, mientras bajamos por la dichosa enredadera.

 

-&-

 

Reita

 

El ambiente era tan tenso que hasta respirar me resultaba difícil, Die se la había pasado los últimos minutos provocando a Aoi, quien luchaba contra sí mismo para no golpearlo.

 

-por fin tienes lo que te mereces Shiroyama – se burló – pero no creo que sea suficiente, quiero verte rogar ¿quieres ver a tu hermano? Arrodíllate y pide las cosas, para que te des cuenta que tu eres el inferior. Rebájate y humíllate sólo así te dejaré ver a tu hermano – sonrió de lado – además podrás verlo y será lo único, porque quiero que sepas una cosa, Kouyou es mío ahora – ladeó la cabeza con sorna.

 

Aoi se mordió el labio, se notaba que no sabía que hacer.

 

-lárgate Shiroyama, hasta que estés dispuesto a humillarte hablaremos – se encaminó por donde había entrado – me gusta que no seas capaz de vencer tu egocentrismo ni por tu hermano. Aprovecha que estoy de buenas y estoy dejando que se vayan; cogerme a Uruha me pone de buen humor…

 

El pelinegro se le lanzó en ese momento y yo no hice nada por detenerlo, tuve que contenerme para no golpearlo yo mismo, pero ese era un asunto de Aoi y no me iba a meter. A menos que las cosas se salieran de control, lo cual esperaba que no pasara.

 

Aoi azotó a Die contra uno de los libreros, uno de los puñetazos le había roto el  labio,  el otro no había hecho  nada por defenderse, al contrario, seguía teniendo esa sonrisa triunfal – golpéame más y no saldrás vivo de aquí, no podrás siquiera volver a ver a Kouyou. Adelante, hazlo; sólo tengo que activar la alarma – sacó su celular.

 

-vaya espectáculo – la voz de Sakito resonó en la sala, estaba recargado en la pared con los brazos cruzados - ¿Qué carajos hacen aquí? – nos dijo a mi y Aoi – les dije que este era mi asunto puta madre, sólo vienen a arruinar las cosas ¿Por qué no hacen lo que Die les dijo y se largan de una vez? - Lo miramos sin entender – ¿realmente creen que podrán ganarle a Gackt y a Mana? No sean ilusos, mejor hagan bien el trabajo del sábado y pidan clemencia después – dijo con cinismo.

 

Die sonrió aun atrapado entre los puños de Aoi – supongo que ya te ofrecieron dinero – enunció triunfante.

 

-hay cosas que valen más la pena – afirmó satisfecho hacia Die. Se dirigió a mi – lárguense, hagan el trabajo el sábado y yo mismo abogaré para que este incidente no tenga repercusiones. Al parecer Mana me tiene en alta estima – sonrió ampliamente.

 

Aoi soltó a Die, estaba igual de confundido que yo – nos estás traicionando – no podía creerlo.

 

Sakito rodó los ojos – ya, ya no  hagan drama. Me ofreció algo que no pude rechazar – se alzó de hombros.

 

-te vendiste por dinero – suspiré.

 

-como siempre – contestó parpadeando inocentemente – váyanse antes de que de verdad se enojen y no salgan de aquí vivos. Que por cierto su escándalo está molestando a Mana – volvió a ver a Die – por eso estoy aquí, me dijo que subieras a verlo. Tus visitas deben irse porque no son bienvenidas – advirtió.

 

Die se zafó de Aoi e hizo una especie de reverencia – nos vemos el sábado, conocen la salida ¿no? No me hagan llamar a alguien para que los escolte – dijo felizmente. Había ganado, no habíamos logrado nada y ahora Sakito parecía haber volteado bandera. Salió de la habitación.

 

Aoi parecía que golpearía a Sakito, pero el suspiro de alivio de este lo descontrolo por completo – tenemos que irnos, Uruha está bien – casi corrió a la salida. Sin preguntar absolutamente nada y mas confundidos que nada lo seguimos.

 

-¡¡USTEDES!! ¡¡ALTO!! – escuchamos detrás de nosotros antes de abrir la puerta principal.

 

-¡¡CORRAN!! – gritó Sakito y salimos disparados al jardín.

 

Escuché jadeos que no provenían de ninguno de mis dos compañeros, volteé  lo mas que pude y casi me desmayo al ver unos cinco perros corriendo hacia nosotros. El jardín era enorme, de pronto la reja parecía muy lejana. Seguí corriendo sin detenerme, a pesar de sentir cansancio, Aoi venía a mi lado y Sakito delante de nosotros. No lo íbamos a lograr, la reja estaba cerrada ¿Cómo se supone que saldríamos de ahí?

 

Había también personas corriendo detrás de nosotros, me di cuenta al escuchar un disparo en nuestra dirección. ¡Nos estaban disparando! Vi la reja cada vez más cerca, era fácil de escalar, contando que no estuviera electrificada o algo. Corrí aún más rápido, los otros dos al parecer hicieron lo mismo. Sin saber muy bien como hice salté directo a la reja. Escuché dos ruidos más, Sakito y Aoi estaban en la reja. Saqué fuerza para escalar, los perros ladraban debajo de nosotros, pero no teníamos tiempo éramos blanco fácil para los disparos y lo confirmé al ver que una bala rebotaba a escasos centímetros de donde me encontraba. Pasé del otro lado y me importó muy poco cuantos metros de altura eran, simplemente me dejé caer. Sentí un horrible dolor atravesarme en el brazo, lo sentí romperse, pero la adrenalina era tanta que no me dolió. Traté de levantarme pero me costó trabajo, hasta que sentí a alguien ayudándome y guiándome al Lancer de Aoi.

 

Mi amigo arrancó de inmediato, con el mustang de Shou detrás. Nadie nos siguió y fue cuando sentí el dolor del brazo recorrer mi cuerpo, el dolor era casi insoportable.

 

-¿estás bien Suzuki? – me preguntó Kyo, los dos veníamos en el asiento trasero y Aoi se dedicaba a manejar. Negué, no podía hablar me dolía demasiado el brazo – tenemos que llevarlo al hospital – le dijo a Aoi quien sólo asintió.

 

-&-

 

Shou

 

Manejaba justo detrás de Aoi, Sakito venía a mi lado y atrás con una expresión ausente se encontraba Uruha. Sakito aun respiraba con dificultad y estaba muy pálido, no me atreví a preguntarle qué había ocurrido, tendríamos oportunidad. Mi celular volvió a sonar, lo conecté al auto y respondí con altavoz.

 

-¿Qué pasa? – contesté.

 

-Reita se rompió el brazo, tenemos que llevarlo al hospital – dijo la voz de Aoi.

 

-tenemos que avisarle a los demás – fue Sakito quien habló – tienen que ponerse a salvo, esto no se acaba aquí – advirtió sobresaltado.

 

-¿de qué hablas? – preguntó Aoi.

 

-¿no es obvio? Acabamos de hacer algo imperdonable, burlamos a dos mafiosos– dijo con cierto miedo en la voz – nos van a buscar y…

 

-nos van a matar – terminó Kouyou con voz casi inaudible – tenemos que huir o nos matarán…

Notas finales:

¿qué tal?

algunas cosas comienzan a arreglarse

conocimos la vida de Sakito, tal vez por fin él y Shou <3<3 1313 (?) 

ahora tienen que huir muahahahah que creen que haya hecho sakito para sacar a todos de ahi? 

como sera el reencuentro de aoi y uruha?

como reaccionara kai ante el brazo de reita?

y el trabajo que tienen que hacer? están en amenaza demuerte, tendran que huir todos?? 

averiguenlo en el siguiente capi muahahaha

por cierto, ahora que ya se esta terminando estaba pensando en poner datos curiosos acerca del fic en los capis, pero no sé si les gustaría saberlos XD diganme si, si o si no.

Les dejo mi twitter por si quieren mandar amenazas de muerte (?) sugarmeli

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).