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La verdad después de 10 años por rotzcoco

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Notas del capitulo:

Aqui esta el siguiente, disfrutenlo y diviertanse.

Llevaba despierto por lo menos dos horas pero aun así no se movía de su cama, Eiros estaba a su lado como todos los días en los que se pasaba a su cama a dormir, sin moverse ni dar señales de haber despertado. Suspiro un poco, pensando en lo que había hecho la noche anterior, pensando en la felicidad que le había inundado al ver a Eiros y Suzaku tan juntos y divertidos, eso le había gustado mucho especialmente porque eran las dos personas a las que más apreciaba y quería.


Se volteo a ver el rostro adormilado de su pequeño y acomodo los cabellos que estaban desordenados, viendo por completo su lindo rostro. Su mente comenzó a pasarle varios pensamientos, en donde su vida pasada y la que tenía ahora se contradecían.


Suspiro un poco cansado de todo lo que estaba pasándolo, no quería que se fuera porque no quería perderlo de nueva vez pero no quería que se quedara y todo se arruinara de otra forma, una forma en la que no pudiera volver ni siquiera a estar cerca del otro. Frunció un poco el ceño, sintiendo que todo su interior se contraía ante tal pensamiento pero pronto dejo salir el aire de sus pulmones. Le dio una última mirada a su hijo y después se levanto, caminando lentamente por el cuarto para tomar la bata y colocársela, momentos después ya se encontraba saliendo de su cuarto, siguiendo con los pasos acompasados y suaves, perdido aun en aquellos pensamientos. Cuando se había enterado de que tendría un hijo, gran parte de su vida se derrumbo, especialmente aquellos sentimientos que quedaban hacia el castaño y por el cual se había acercado a la madre de Eiros, pero después de un tiempo de estarlo pensando se dijo que eso era lo que quería. Quería formar una familia y vivir por ellos y para ellos, pero todo eso se le había olvidado por completo después de que empezaron los problemas entre ellos dos siendo el principal culpable el nuevo en la vida de la madre de Eiros.


Llego hasta la cocina y ahí se detuvo, recordando lo que la noche pasada había sucedido y sonrió un poco, después volvió a caminar moviéndose por el lugar mientras en su mente comenzaba a recordar parte de un pasado no muy lejano. Si bien nunca se había enamorado de la madre de Eiros, sí le había ganado mucho cariño y después de unos años había planeado decirle que formaran la familia completa. Ella siempre le había recordado al castaño, y no sólo por su apariencia, tenía casi el mismo carácter que su amado, tan tiernos y adorables cuando se lo proponían así como enojones y testarudos cuando la situación lo ameritaba. Pero todo cambio cuando el idiota que tenía por prometido apareció. Pareció encantar a la chica y con eso meterle cosas a la cabeza, especialmente sobre quitarle gran parte de su fortuna. Pobre infeliz de aquel que osara meterse con lo que estaba construyendo para su bello hijo. Ahora estaba tan cambiada que a veces no reconocía a la chica que el día del nacimiento de su hijo pidió que le diera todo el amor posible al pequeño.


-Te levantaste temprano-


La voz provoco que se tensara y que se diera la vuelta con tal rapidez que su punto de equilibrio se perdió, provocando que él se tropezara y estuviera a punto de caer pero antes de siquiera tocar el piso un brazo ya lo sujetaba de la cintura y otra de un brazo.


-¿Estás bien?- pregunto Suzaku mientras lo veía sorprendido y con algo de preocupación en los ojos.


-Sí, sí, no paso nada- murmuro negando suavemente la cabeza, viendo casi hipnotizado a los ojos profundos del otro. La cercanía que tenían en aquellos momentos era algo abrumadora, especialmente por aquel sentimiento atorado en su pecho. Sentía ansiedad y deseos, desesperación y locura. Su corazón no dejaba de palpitar con fuerza y rapidez.-Sólo me sorprendiste un poco- explico mientras se movía, soltándose lentamente del agarre del otro para que no fuera a pensar que no quería que lo toara, simplemente tanta cercanía no era nada buena tan temprano.


-No era mi intención espantarte, mucho menos que fueras a lastimarte- dijo en forma de disculpa el otro mientras le sonreía a Lelouch.


-Sí, yo sé, es que estaba pensando en muchas cosas- murmuró dándole la espalda, pensando en muchas cosas pero sobre todo en intentar tranquilizarse, si seguía así Suzaku podría darse cuenta de lo que le estaba pasando y eso no sería para nada bueno.-También estas despierto muy temprano- dijo intentando aparentar tranquilidad.


-Sí, es que tenía que hacer unas cosas- murmuró el otro, sintiéndose completamente incomodo por alguna razón que no encontraba.


Después de eso se sumergieron en un silencio, moviéndose lentamente por toda la cocina, poniendo las cosas en sus lugares para preparar el desayuno.


-Ya tengo la lista, papá-


Los dos se voltearon a ver al niño que entraba, con cara de sueño y un papel en la mano. Suzaku le sonrió y después volvió a hacer lo que estaba haciendo mientras que Lelouch se acercaba a su hijo y besaba su frente. Tomo el papel que traía y frunció un poco el ceño.


-Eiros, aquí están todos tus amigos, te dije que no podías invitarlos a todos a dormir-


Suzaku volvió a verlos y dejo salir una risita, siendo callada rápidamente por la mirada asesina de Lelouch.


-Lo siento pero deberías dejarlo invitar a todos Lulu, es su cumpleaños, debe de pasarla bien-


El de cabellos negros lo volvió a ver con mirada furiosa y después se volteo a su hijo, sonriéndole amablemente y revolviendo su cabello.


-Está bien pero si las mamás dicen que no entonces es no Eiros- aclaro mientras dejaba la lista sobre la mesa, comenzando a hacer de nuevo lo que había dejado pendiente, pidiéndole a su hijo de que se fuera a poner ropa para seguir con los preparativos de la fiesta.


El desayuno paso sin ningún inconveniente, platicando todo sobre cosas sin mayor importancia hasta que todo ese momento se termino. Lelouch dio las órdenes necesarias y después se fue a su despacho, para hacer algo de su trabajo y para hablar con las madres de todos esos niños, definitivamente tendría que darle un merecido a Suzaku por ponerse del lado de su hijo y no del suyo. No podían estar separados si se trataba de ponerle un orden y un límite a Eiros.


Abrió los ojos sorprendidos al darse cuenta de su pensamiento y negó con la cabeza, empezando a marcarle a las mujeres para informarles de la fiesta y de la pijamada, tal vez así podría olvidarse de aquel terrible pensamiento.


Mientras tanto en la sala de la casa dos pares de ojos colores verdes se veían con mucha atención, sin dejar que ninguno de los movimientos que el otro pudiera hacer pasara desapercibido.


-Quiero que me digas por qué sabes sobre Lelouch y por qué me dijiste que querías que te contara historias sobre tu papá si ya lo sabes- exigió el castaño mientras veía que el pequeño empezaba a fruncir el ceño y a verlo como lo hacia el grande.


-Que sepa eso no significa que lo sepa todo sobre mi papá- respondió a la defensiva Eiros, cruzándose de hombros sin revelar nada sobre el otro punto.


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