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La verdad después de 10 años por rotzcoco

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Notas del capitulo:

Hoooooola! Regrese!!!!!! O algo parecido... pueden odiarme, matarme (o al menos desearlo), amenazarme y todo lo que quieran pero no hay más. Lamento si no cumple con sus expectativas pero no puedo prometer algo mejor que esto ni más. Les pido una sincera disculpa a todos aquellos que han esperado por este último capítulo por más de un año, creo que más de dos, pero las cosas no han resultado muy a mi favor sobre la escritura. Pero sin más les dejo el final.

Realmente espero lo puedan disfrutar.

Los días siguieron pasando y él hacia el mejor esfuerzo para no quedarse acostado en cama. Su hijo no podía ser afectado por su culpa, no podía derrumbarse después de haber logrado todo eso por sí mismo. Simplemente no podía dejar que todo lo que había construido se destruyera por culpa de sus sentimientos hacia el castaño. Y aun así día a día era más difícil levantarse y seguir adelante, escuchar las preguntas de su hijo sobre un pasado que nunca había querido revelar y sufriendo sobre las hipótesis sobre la desaparición del otro, y aun así no podía impedirle al menor que hiciera aquello, al fin y al cabo Suzaku ya era parte de sus vidas.

Pero gracias a alguna fuerza suprema aquel era un día de descanso, había pensado que nunca llegaría pues las horas se hacían más pesadas y duras conforme iban siguiendo. Así que en ese momento estaría en cama hasta tarde ya que tenía un acuerdo con el menor, el otro podría hacer todas las travesuras que quisiera mientras él pudiera permanecer en cama sin que lo molestarán. Sólo que ese día se encontraba con un bulto a su lado.

Sonrió un poco, acariciando el cabello negro del menor mientras lo observaba dormir. Su ceño se ensombreció un poco pensando en las palabras de su hijo y en lo que había sucedido en ese tiempo. No quería preocuparlo y aun así ahí estaba abrazándolo y dándole confort. No recordaba que él fuera el protegido por su pequeño pero ahora le quedaba claro que su hijo siempre había visto por él. La idea, cuando se dio cuenta de ella, no le agrado mucho pues quería que su hijo encontrara la felicidad y que no tuviera que depender tanto de él pero lo agradecía con algo de culpabilidad. Extrañaba el contacto con el castaño, sus labios y sus manos, añoraba tantos sus brazos y sus palabras. Beso el cabello de su hijo y se soltó del abrazo, levantándose seguido de la cama y saliendo del cuarto con dirección a la cocina. De ahí tomo un vaso con agua y salió al patio. Tomo asiento en una de las bancas que habían ahí y se puso a ver al cielo. Deseaba volver al momento en el que sólo estaban Eiros y él, quería no tener que pensar todo el tiempo en Suzaku, necesitaba de la paz momentánea que se había generado por todos esos años.

-¿Por qué tuviste que aparecer?- susurro cerrando los ojos y suspirando, imaginándose la sonrisa encantadora del otro y esos ojos tan bellos y brillantes.

-Porque te amo profundamente-

Sus ojos se abrieron rápidamente y en menos de un segundo ya se encontraba viendo el rostro de aquel que le causaba tanto dolor pero al mismo tiempo tanta alegría. No se percato del tiempo que paso, aunque aseguraba que había sido menos de un segundo, cuando sintió que sus mejillas eran aprisionadas por las manos del otro. Por más que lo intentara no recordaba cómo había sido que Suzaku había llegado tan rápido a su lado, ni siquiera era consciente de cuándo su mano había soltado el vaso que ahora permanecía hecho añicos en el suelo. No podía concentrarse en algo más que no fueran los labios del otro sobre los suyos. Y seguía sin poder comprender  en qué momento sucedían las cosas pues cuando volvió a pensar en algo más ya estaba con los brazos al cuello del otro, con el castaño abrazándolo por la cintura y con esas ansiedad en el beso.

Otra cosa que no supo fue el tiempo qué transcurrió mientras ellos se besaban pero todo dejo de importar cuando sintió que el castaño se alejaba de esa forma tan repentina y dejaba salir un gemido de dolor, seguido de que el peso del otro los llevo a ambos al suelo.

-¡Suzaku!- gritó el pelinegro mientras sostenía como podía al otro, acomodándolo en el suelo cuando al final lo tocaron y viendo al otro con gran preocupación y desesperación.-¿Suzaku?- lo llamó, limpiándole el rostro lleno de sudor, intentando adivinar qué era lo que le causaba al otro aquella mueca de agonía que ahora se dedicaba a adornar su rostro. Estuvo a punto de llamarlo de nueva cuenta, esperando que ahora le diera la respuesta que tanto le estaba pidiendo pero antes de poder hacerlo escucho una voz ahogada llamándolo por su nombre. Alzo el rostro y se encontró con aquel pálido y lleno de horror rostro de su pequeño, no supo qué le causo más daño si la imagen de su hijo ahí observando a su amado o a su amado dando gemidos de dolor. La única verdad en aquel momento era que las dos penetraban en lo más profundo de su interior.

-Eiros, cariño, debes ir a traerme mi teléfono- pidió con todo el autocontrol que tenía, intentando no impregnar su tono con la preocupación que le carcomía por dentro.-¡Eiros!- grito ahora con la intención de llamarle la atención al niño que parecía no poder apartar la vista del hombre que tenía  en sus  manos.-Marca a mi oficina y di que necesitas ayuda de emergencia, di que es un código 15- dijo ahora más resuelto, mordiéndose la lengua para poder controlar todos los temblores que lo amenazaban con invadir su cuerpo entero y provocar que se derrumbara. Pero aún no, no era el tiempo ni el lugar. Volvió a gritar el nombre del niño y esta vez fue obedecido sin retrasos. Su mirada bajo al rostro casi transparente de su castaño y le acaricio la mejilla.-No puedes morir, no puedes morir, no puedes morir- murmuraba mientras hacia el gran intento de seguir pensando de forma coherente, buscando la solución más cercana y certera.-No puedes morir, no puedes morir- siguió susurrando mientras se levantaba del suelo, tomando al otro y llevándolo con gran esfuerzo al cuarto que antes había ocupado y depositándolo en la cama.-No puedes morir, no puedes morir- dijo ya como oración, desnudando por completo al otro, controlando aquel impulso que le invadía de nauseas e ira mientras iba descubriendo el cuerpo del otro lleno de heridas, rojas y moradas, con pus y completamente limpias, con los bordes claros o todos irregulares. Buscaba la forma de poder controlarse sin que las manos le temblaran y por un momento pudiera terminar de hacer aquel trabajo. Ni siquiera era consciente de que su hijo ya se encontraba ahí en el cuarto, viendo qué era lo que estaba haciendo, con aquella cara llena de horror como si todos los fantasmas del mundo hubieran decido ir a visitarlo en ese preciso instante, para atormentara como habían estado haciendo durante ya todos esos meses donde no había podido dormir con la tranquilidad que un niño debe de tener.

****

-No puedes morir, no puedes morir...-

Sus ojos siguieron los movimientos del chico de cabellos negros mientras se movía por la sala de un lugar al otro, rezando aquellas palabras que no habían dejado de salir de sus labios ni un segundo, preocupado porque no se sentara ni volteara a ver a su hijo, a quien tenía él en brazos mientras le acariciaba el cabello y le susurraba todo está bien. Era la primera vez que se lo encontraba de aquella forma tan... caótica. Desde el primer día en que lo conoció supo que era extraordinario, alguien digno de todo respeto y admiración, era la persona por la que valía la pena quemarse las manos una y otra vez, sin detenerse ni quedarse atrás. Eran de esas personas que mostraban un autocontrol inigualable mientras los demás estaba a punto de caer en el más terrible de los pánicos. Lelouch era la paz durante y después de una tormenta. Pero justo en aquel momento no demostraba nada de eso y era algo que le sorprendía y le aterraba. Debía encontrar el control y dejar de repetir aquellas palabras con insistencia, debía voltear a ver a su hijo quien debía de necesitarlo más al otro que a él que lo sostenía en ese instante, debía.... muchas cosas eran las que se debían de hacer pero el otro parecía estar muy en lo profundo de su ser, luchando alguna batalla que estaba seguro que él no entendía en lo más mínimo. Se lo habían dicho al principio, era un hombre espectacular y debía de protegerlo a toda costa, no importaba nada, debía de seguir sus ordenes, no debía de cuestionarse nada de lo que dijera, era el engrane más chico de todos pero justo el más importante, aquel que le daba vuelta a todo para que pudiera funcionar de forma adecuada. Pero en ese instante parecía a punto de derrumbarse y él no encontraba una forma de detener ese insistente caminar.

-Lelouch, te pido que te sientes por favor, no lograras nada más que dejar en la alfombra un camino- dijo en un intento desesperado de llamar la atención del otro sin lograrlo, tampoco era como si esperara que funcionara pero habría estado bien. Sus ojos siguieron moviéndose al compas que el otro marcaba de forma inconsciente, hasta aquella desesperación parecía tener un orden y era algo un tanto... gracioso. Pero aquello de verdad que comenzaba a sacarlo de quicio, ya habían pasado más de dos horas y todo seguía igual. Algo debía de cambiar, él debía de hacer algo. Tomo aire y se lleno de coraje, dejo a Eiros un segundo y se levanto de su asiento. Camino con paso resuelto hasta el otro y lo tomo de los hombros, mirándolo furioso. Lo había admirado durante tanto tiempo que aquel hombre no se parecía en nada a aquel que tanto adoraba.-¡Contrólate!- grito sacudiéndolo un poco, logrando de esa forma que el otro le prestara atención pero teniendo un momento de cobardía al encontrarse con aquella mirada asesina que tenía el japonés cuando algo le estaba molestando. Pero no se dejo vencer por eso y tomando aire de nuevo lo soltó y señalo hacia Eiros.-¡Eres su padre, así que compórtate como tal!- Y eso pareció funcionar a la perfección, Lelouch se volteo a ver a su hijo y fue como si se diera cuenta por primera vez que se encontraban en el mismo cuarto. Se sorprendió, se avergonzó, se enojo y al final se puso triste. Todas esas emociones en el rostro del otro, dibujadas tan finamente eran tan extrañas y atrayentes, de verdad que el otro estaba perdiendo el control.-Iré a preparar algo de té- anuncio el ayudante de Lelouch y salió del cuarto después de ver que el pelinegro tomara a su hijo y lo abrazara con fuerza.

***

Cuando reacciono de nuevo se percato de dónde estaba y con quién. Existía una laguna mental llenándole el interior de la mente, tenía en negro desde el momento en que llevo a Suzaku a su cama hasta ese instante en el que su ayudante se atrevía a gritarle de esa forma. Pero algo más hizo ruido en su interior, llamándolo constantemente pero sin demasiada fuerza. Era la voz que le decía que su hijo lo necesitaba y sintió dolor al comprobar que lo había descuidado. Estaba demasiado preocupado que ni se había dado cuenta del menor. Se reprimió mentalmente y camino hasta su hijo, se sentó a su lado y lo cargo, arropándolo contra su cuerpo y abrazándolo con fuerza. Asintió levemente ante lo que le decía el otro y se quedo ahí, intentando transmitirle calma y fuerza a su hijo pero sin lograrlo, él mismo estaba demasiado nervioso como para poder controlar algo de su interior y aparentar tranquilidad.

-No se va a morir, no se va a morir- se escucho aquellas palabras con voz suave y baja, como si con eso pretendiera calmar el corazón agitado de su joya y el propio. Pero hubo algo que le provoco malestar al percatarse de aquello pues eso le hacía pensar en todo el tiempo que había pasado repitiéndolas y dejando a su hijo en esa situación.

Se mordió la lengua cuando sintió que estaba a punto de dejar salir de nuevo aquellas palabras y abrazo con más fuerza a Eiros, sintiendo que el niño temblaba un poco y dejaba salir unos pequeños sollozos. Comenzó a acariciar su cabello, mordiéndose el labio para dejar de hablar y así no asustar más a su hijo. Agradeció cuando su ayudante llego con las tazas de té y casi obligando a Eiros, todos se quedaron en silencio y bebiendo con lentitud, esperando y dejando pasar las horas, los minutos y los segundos.

-Lulú- alzo la vista al escuchar cómo le llamaban y volvió a encontrarse con la mirada de su ayudante. Era la primera vez que encontraba aquellos ojos negros con una chispa de enojo y determinación que podría romper cualquier barrera. En realidad era la primera vez que le decía de esa forma a pesar de que él le había dicho ya muchas eses que podía hacerlo. Lo consideraba parte de la familia ya, los había ayudado en muchas ocasiones y de muchas forma, y aun seguía haciéndolo, estaba ahí en ese preciso momento, apoyándolos en todo lo que fuera posible. Como la manta que llevaba en los brazos y colocaba suavemente sobre el cuerpo de Eiros y sobre el suyo.-Debes dormir un poco, yo te despertare cuando terminen-

No hubo necesidad de más intercambios ni de algún tipo de convencimiento o chantaje por parte del otro, Lelouch llevaba varios días sin dormir nada y con la preocupación de ese momento su cuerpo le pedía descanso, por lo que simplemente asintió, se acomodo junto a su hijo y los dos se quedaron profundamente dormidos en el sillón, sin ser conscientes de lo que pasaba en el cuarto donde operaban al castaño que amaban.

***

No estaba completamente seguro de que fuera buena idea despertar al pelinegro. La operación había terminado hacía unos minutos y le habían dicho que sólo se habían encontrado con una gran complicación pero que todo había sido exitoso, esperaban que el paciente se recuperara en menos de un mes tomando en cuenta su condición y su juventud. La preocupación eran las múltiples heridas que parecía presentar su cuerpo joven desgastado pero que eso no debía de ser ningún problema tomando en cuenta que hubiera reposo total por parte del enfermo. Había acompañado a los doctores a la puerta y después de pagarles sus honorarios cerro y echo el cerrojo, quedándose un rato ahí frente a la puerta mientras decidía lo que hacer. Esas pocas horas de sueño sólo habían servido para que Lelouch no descansara nada y lo decía  porque lo había estado observando todo el tiempo, preocupado por las repentinas sacudidas y las lagrimas que caían del rostro del otro. Lloraba por lo que sucedía en aquel momento o por el pasado... cuántas ganas tenía por preguntar aquello pero no se atrevía, nadie podía saber el pasado de ellos.

-Lulú- llamo mientras lo sacudía suavemente, limpiando rápidamente aquellos restos de lágrimas para que el otro no se diera cuenta de que lo había visto.-Lulú- volvió a llamar bajito, moviéndolo un poco más fuerte hasta que vio que empezaba a abrir los ojos.-Ya han terminado- anuncio aún observando con detenimiento al otro.-Puedes ir a verlo, la enfermera está con él- le quito de los brazos al menor y se lo llevo al cuarto de arriba, no había necesidad de que le dijera nada en aquel preciso instante, él estaba a cargo de todo y como tal iba a hacerlo todo bien.

Por su parte Lelouch camino algo desorientado hasta el cuarto donde estaba Suzaku, conectado a varias maquinas y dormido. Suspiro al verlo así, no era que le gustara aquella imagen pero eso decía que todo había salido bien así que no había que preocuparse demasiado. La enfermera le explico la situación en la que se encontraba el otro y después de intercambiar algunas preguntas salió del cuarto, dejando a los dos adultos en el cuarto.

El pelinegro fue caminando lentamente hasta llegar junto a su amado y ahí se sentó en la silla que habían colocado. Lo observo de esa forma durante un buen rato, sin saber exactamente cuánto tiempo había pasado pero luego de un tiempo acerco su mano a la mejilla del otro, comenzando a acariciarlo mientras sentía que las lágrimas comenzaban a bajar por su rostro.

-Eres un maldito idiota- murmuro bajo mientras se acercaba al otro y depositaba un beso suave sobre su mejilla, recargando después su cabeza en la cama. Se sentía tan preocupado y feliz al mismo tiempo. Tenía tantas ganas de despertar al otro para gritarle durante horas pero al mismo tiempo quería besarlo hasta cansarse. No podía hacer ninguna de las dos y eso lo tenía claro pero su interior estaba demasiado agitado.

Ahora ya sólo hacía falta la recuperación y podría golpearlo todo lo que quisiera, así que sería paciente y esperaría un poco más porque definitivamente el otro se llevaría su merecido por haberlo preocupado tanto. Así que esa noche sólo lo vería ahí recostado, esperando a que abriera los ojos para poder decirle que todo iba a estar bien. Con ese pensamiento se quedo dormido profundamente, agarrado con fuerza la mano del otro como si de esa forma pudiera evitar el que desapareciera de nuevo.

***

Decir que se sentía al menos vivo era algo pues realmente todo le ardía de tal forma que deseaba morirse para por lo menos no sentir aquello. No podía moverse y ni lo intentaba ya, pues la última vez sólo había logrado que el dolor aumentara considerablemente. Abrir los ojos también le costaba trabajo y al principio se dijo que no lo intentaría más, quería seguir durmiendo o quedar inconsciente para que el dolor se fuera pero había algo extraño en todo aquello. Y fue así que abrió los ojos, reconociendo después de unos minutos de revisión el cuarto donde había dormido en casa de Lelouch, escuchando aquel pitido constante de una maquina,  el olor llenando sus fosas nasales a medicamentos. Sus ojos se movieron un poquito más y se encontró con una melena negra. Sonrió lo más que pudo pues hasta aquello le dolía pero la felicidad que sentía al encontrarse con su amado pelinegro era demasiada. Quiso hablarle pero su voz no salió, sentía la garganta demasiado seca para hablar, por lo que mejor movió su mano como pudo.

***

En un inicio no se había percatado de que el otro se estaba moviendo y bueno en parte se debía a que ya llevaba horas de sueño acumuladas. Al principio le pareció que era un sueño, donde Suzaku se dedicaba a acariciarle el cabello como sólo él sabía hacerlo, paseando sus dedos por entre sus hebras negras, jugando un poco con las puntas al final de la caricia, acomodándolo de un lado para después moverlo al otro. Tardo unos minutos en entender que aquello era demasiado real para tratarse de un sólo sueño y poco a poco se dio cuenta de que en realidad sólo se trataba de un juego con las puntas de su cabello, que además le provocaba ciertas cosquillas en su rostro.

-Detente, me haces cosquillas- refunfuño bajito, removiéndose un poco para alejarse de aquella mano que le estaba molestando.-¡Suzaku!- exclamo recordando dónde estaba y con quién.-Estas despierto- exclamo como si no pudiera creerlo, viendo al otro con insistencia, conteniendo las ganas de lanzarse sobre él.- Sé que te duele pero aguanta un poco por favor, la enfermera tuvo que ir por el medicamento porque nadie podía traerlo- explico mientras le acariciaba el cabello, sonriéndole como podía.-Ah toma un poco de agua- dice de pronto, recordando que el otro podía estar sediento. Se mueve por el cuarto, yendo por un vaso con agua para ofrecérselo a Suzaku, quien toma de forma calmada pero con aspecto de sentirse un poco más aliviado.-Suzaku- llamo ya más tranquilo él, dejando el vaso junto a la cama y sentándose de nuevo en su silla.-¡¿En qué demonios estabas pensando al largarte de esa forma sin decir nada y además de todo regresar como si fuera tu casa y yo tuviera el equipo necesario para cuidar de tus heridas?!-

Y fue así que Lelouch estalló, gritándole más cosas y reclamándole mucho más sobre todo el tiempo en el que el otro había estado desaparecido sin darle ni una pequeña nota de que seguía vivo. Así fue que pasaron las horas o por lo menos eso pareció, pero cuando llego la enfermera regaño a Lelouch por estar haciendo un berrinche ahí mientras el otro estaba en sufrimiento y lo saco del cuarto. Decir que Lulu estaba enojado era poco pero igual hizo caso y se quedo fuera del cuarto, siendo observado ahora por su hijo y por su ayudante.

Pasaron al menos siete días en los que Lelouch estuvo vetado por la enfermera y no pudo entrar a ver a su castaño, quien iba mejorando de muy buena forma. Mientras pasaba el tiempo Lulu iba recuperando su personalidad y tanto hijo como ayudante se dieron cuenta de que todo eso era gracias a la presencia del otro chico. Los dos se encontraban encantados con la idea pues a ninguno de ellos le agradaba ver a Lelouch todo deprimido, de pronto Eiros tenía sentimientos de celo en contra de su tío pero no podía evitar ser feliz al ver a su papá tan feliz. El niño tampoco había podido entrar a ver a su tío pues ninguno de los adultos deseaba que lo viera de esa forma, sobre todo su papá pues sabía de las pesadillas que el niño tenía.

Ese día entraron los dos, Lelouch cargando a su hijo pues el otro lo había pedido así. Ambos sonrieron al encontrarse con la mirada de Suzaku y Eiros bajo de brazos de su padre para ir a la cama.

-No subas, Eiros- regaño su padre al ver aquella intención que tenía su hijo, con la pierna ya medio alzada y el impulso en sus brazos.

-Aaah... Papá-

-No pasa nada Lelouch, ya me encuentro mucho mejor-

El pelinegro mayor rodo los ojos y se encogió de hombros después, caminando hacia su silla y viendo que su hijo se acomodaba junto a Suzaku, abrazándose a su brazo sin presionarse demasiado pero quedándose ahí acostadito, jugando con los dedos del paciente. Lelouch tuvo que sonreír ante aquella vista tan hermosa, sus dos hombres amados y únicos en el mundo juntos por fin. Pero tuvo que morderse el labio cuando de sus labios saldría la pregunta de por qué se encontraba así, no quería que Eiros se enterara de todo o por lo menos no aún.

-Tío Suzaku- llamo el niño desde su pequeño lugar, no viendo a ninguno de los mayores.-¿Te quedarás para siempre?- pregunto en voz bajita pero lo suficientemente audible para que los grandes pudieran escucharlo.

Ambos se quedaron sorprendidos, viendo ahora al niño pues la verdad era que no podían quitar la mirada del otro. Hubo un silencio aproximadamente de dos minutos en el que ninguno supo qué decir pero la mirada insistente de Eiros hizo que Suzaku le sonriera.

-Claro que sí pequeño, no iré a ninguna parte-

-En ese caso....- los dos vieron que el menor parecía estar sufriendo algún ataque de confusión y determinación a medias porque su rostro hacia muecas de lo más graciosas.-¿Puedo decirte papá Suzaku?-

Decir que los colores se le subieron a ambos fue poco, en aquel momento ninguno de los dos sabía ni qué decir ni qué hacer, la pregunta les había llegado tan repentinamente que ni siquiera habían pensado que existiera en aquella pequeña cabecita. Lelouch estaba tan extrañado de que la idea se le hubiera pasado por la mente a su hijo y es que realmente nunca habían hablado de su relación con Suzaku más allá de la mención de que era su mejor amigo de la infancia.

-Por mí... no hay problema- contesto el castaño, viendo que de pronto el chiquillo se levantaba de la cama y bajaba corriendo.

-Voy a decirle a Jon (el ayudante) que tengo dos papás- dijo completamente feliz y salió corriendo del cuarto, dejando a los dos hombres estupefactos en sus lugares.

-Yo nunca dije que sí- fue lo que atino a decir Lelouch después de un rato de estar viendo por la puerta, aún pasmado ante lo que había sucedido.

-¿Acaso no te casarías conmigo?- pregunto repentinamente Suzaku, volteando con cara triste a ver al otro, quien peor se puso ante esa pregunta. El castaño sonrió muy feliz, viéndolo sonrojarse más, ponerse nervioso, balbucear y levantarse indignado.

-Muérete, idiota- dijo el pelinegro antes de salir casi corriendo del cuarto, dejando a un Suzaku lleno de felicidad.

Pasaron unas cuantas horas antes de que Lulu regresará más tranquilo al cuarto donde Suzaku dormía, lo observo primero desde la puerta y luego fue caminando lentamente hasta llegar a su lado, sentándose con cuidado en la orilla de la cama para acariciar sus cabellos. Lo amaba demasiado y era tan feliz cuando el otro estaba ahí a su lado.

-Hola-

Sonrió ante su saludo adormilado y le respondió con un beso en la mejilla, acostándose después a su lado como había hecho Eiros antes, abrazándolo igual y recargando su cabeza en su hombro.

-¿Me dirás qué te paso?- pregunto sin verlo, cerrando los ojos mientras sentía el calor del otro cuerpo junto al suyo, aspirando su aroma un poco tapado al olor de medicinas. Pero ahí estaba, su Suzaku.

-¿Me responderás a mi pregunta?- le contestó el castaño, moviéndose levemente para estar más cerca del otro, colocando su nariz cerca de la cabeza del otro, sonriendo al sentir aquel aroma a bosque en la mañana que siempre tenía el otro, al menos en esos tiempos.

-Sólo si me dices qué paso-

Los dos guardaron silencio, absorbiendo la presencia del otro, llenándose con esa tranquilidad que ambos sentían cuando se encontraban juntos.

-Lo siento, no me dio tiempo de avisarte nada- comenzó Suzaku después de besar la cabeza de Lelouch.-Todo fue demasiado rápido y tuve que decidir lo que me pareció más correcto y que volvería a hacer- su mano se cerró con fuerza contra la del pelinegro y después suspiro.-En la fiesta de Eiros me di cuenta de que había algo muy extraño, su mamá y el novio de ella actuaban muy nerviosamente, volteaban constantemente a verse entre ellos y a todos los que estaban ahí. Decidí que debía espiar al novio pues era el que más raro estaba actuando. En algún momento se escondió entre los arbustos y comenzó a hablar con alguien. Hablaban sobre ti y sobre que te tenían ya acorralado, todo estaba listo para dar tu ubicación y así dejarte en manos de quién sabe quién para que hiciera su justicia. En ese momento pensé en muchas personas pero varías de ellas están muertas, no podía existir alguien que aún supiera de tu pasado, nuestro pasado. Pero antes de que pudiera seguir escuchando más Eiros me encontró a mí y me descubrieron- hizo una pausa mientras su mente revivía aquellos instantes.-Supe que eso había arruinado todo y que el otro probablemente actuaría de forma más estúpida. Podría atrasarlo, podría adelantarlo, podría él mismo tomar venganza. Aleje a Eiros y lo mande a ti, ahí estaría seguro, después empecé a perseguir al otro. No fue tan tonto, tenía su plan de escape por si algo malo sucedía. Un auto lo recogió, lo manejaba otra mujer, a ella no la reconocí pero me parece que ella a mí sí. Puso cara de ver a un muerto cuando aparecí yo detrás del novio de la mamá de Eiros.- volvió a guardar silencio, intentando pensar en aquella mujer. Seguía sin saber quién era pero debía de conocerlo desde antes de que él fuera dado por muerto, no había otra opción y aquello le daba un poco de temor.-Lograron escapar pero yo  no podía dejarlos irse así de fácil. Regrese a la casa por unas cosas y después me fui, dejar una nota sólo te haría preocuparte más y probablemente haría que te fueras a algún lugar donde yo ya no pudiera encontrarte, así que preferí hacerte pensar que me había ido. Sabía que estarías bien pues llevaba días reforzando la seguridad que ya tenías puesta, debo decir que parece más una trampa que una casa- comento dejando salir una risa, suspirado después.-Tampoco quise decir nada sobre eso pues tú estabas muy molesto conmigo así que así lo deje y me fui. Estuve persiguiéndolos durante semanas, destruyendo todas sus comunicaciones y sus planes. No podía dejar que dieran la señal para que los atacaran así que a pesar de todo eso seguí acechándolos. Viajamos por muchos lugares hasta que por fin se detuvieron en lo que parecía ser una casa de refugio, ahí decidí dar termino a todos ellos y encendí la casa. Aquellos que lograban salir los fui matando de uno por uno hasta que termine con todos, o eso era lo que pensaba. Tuve que irme de ahí antes de que me atraparán así que no pude revisar los cuerpos, fue donde falle pues nunca supe si el novio había muerto-

-Greg...- murmuro bajito Lelouch, presionado con fuerza su mano contra la de Suzaku, mordiéndose el labio con rabia. Sabía que el tipo era extraño y que su aparición había sido muy repentina pero no podía creer, o más bien no quería, que ese hombre fuera algún enemigo suyo.

-Sí, Greg- respondió Suzaku, dando otro suspiro pesaroso.-Me alcanzo a unos kilómetros de llegar a la casa, no supe ni cómo le hizo para caminar en esas condiciones o para seguir luchando con tanta fuerza. Yo creo que alguien le puso un Geass pero nunca lo supe, no pude averiguarlo. La cosa fue que logro atacarme por la espalda, fue apenas un rozón con su navaja pues lo vi por un reflejo justo a tiempo, empezamos a luchar sin detenernos pero él no parecía cansarse en ningún momento. Le rompí el brazo por tres partes, una pierna por dos partes, casi le destrozo la pierna a navajadas pero él no se detenía y seguía devolviéndome los golpes. Hubo un momento en el que mi cuerpo ya no me respondió bien y fue que me hizo el corte más profundo de todos, tuve que juntar todas mis fuerzas para clavarle una daga en el pecho y empujarlo al río, sabía que era un riesgo muy grande ese pero rezaba porque la corriente y la daga lo matarán pues no parecía morir. Me quede observando a que no saliera pero el cansancio y la pérdida de sangre me debilitaron demasiado así que me quede inconsciente durante quién sabe cuánto tiempo. Cuando abrí los ojos me encontraba peor pero use todo lo que tenía por regresar, tampoco podía dejar que me odiaras por toda la vida, no de nuevo-

Al termino del relato  guardo silencio, pensando en que había resumido varias cosas en su relato pero que probablemente el otro se podía imaginar.

-¿Quién fue el que mando a Greg?-

Y ahí comenzaban las preguntas que Suzaku esperaba del otro pero que él no podía responder con certeza.

-No estoy seguro por completo, no logre averiguar mucho de la casa donde se escondieron. Pudo ser cualquiera de tus familiares aún vivos, alguien que supiera tu identidad y quisiera venganza por ello o sólo quisiera más publicidad. Lo que sí sé es que te ha seguido el rastro desde que tienes a Eiros y sabe todos tus movimientos, o al menos lo sabía pues ahí parecía ser la casa donde todos se reunían. Hablaban con su jefe por un teléfono solamente y ahí contenían todos los papeles, revise por completo que no hubiera algún otro lugar y sólo mencionaban ese lugar y uno desconocido. Esa mujer debía ser la única que lo conocía en persona pues fue a la única que ya no volví a ver-

Se volvió a hacer un silencio, en donde los dos pensaba sobre distintas cosas, cada uno ideando planes, buscando soluciones.

-Nos iremos de aquí- dijo decidido Lelouch.-Tienes razón, tengo otro escondite y ahí podremos estar bien hasta que podamos regresar o buscar otro lugar-

-Pero Eiros tiene  a sus amigos aquí, su vida está aquí-

-La vida de Eiros peligra- murmuro frunciendo el ceño, presionando su mano contra la del otro, mordiéndose después el labio. ¿Cómo era posible que aquello sucediera después de tanto tiempo? ¿Por qué lo seguían atormentando con un pasado que ya no era suyo? ¿Por qué su hijo no podía tener paz y tranquilidad?.

-Está bien, Lelouch-

-Lulu-

-¿Qué?-

-Lulu- volvió a repetir Lelouch, escondiendo más el rostro en el hombro del otro, sintiendo repentina vergüenza y ese calor característico en las mejillas del sonrojo.-Dime Lulu-

Suzaku sonrió ampliamente, entendiendo con esas palabras que estaba perdonado por todo y que sus vidas no terminarían separadas, probablemente la boda sería un simple intercambio de anillos.

-Está bien, Lulu-

FIN

Notas finales:

Bueno.... puede que haya una pequeña sorpresa que esa sí espero hacerla en menos de dos días


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