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La verdad después de 10 años por rotzcoco

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Notas del capitulo:

Aqui el siguiente capitulo, algo más corto que el anterior pero espero que lo disfruten.

Se encontraban los tres sentados en la sala, viéndose detenidamente. Faltaban dos semanas para el gran día y todavía no estaban muy seguros de lo que fuera a pasar. Estaban en una situación muy crítica y no sabían bien cómo resolverlo.


-Es que yo quiero que sea grande- protestó el menor mientras hacia un puchero.


-Y a mí no me interesa si la quieres grande, será del tamaño que yo diga- le respondió el pelinegro mayor, viendo con algo de dureza a su hijo.


-Eso no se vale, es mi cumpleaños- volvió a protestar mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho, viendo fijamente a su padre mientras fruncía el ceño.


-Lelouch…-


-¿Estas de su lado o del mío Suzaku?- hablo Lelouch sin dejar hablar al castaño, volteando a verlo con la mirada igual de dura que le había estado dirigiendo a su hijo.


-Bueno…yo…- la mirada verde del castaño se paseaba entre los dos pelinegros, a los dos los quería demasiado pero su vida estaba en juego.-Preferiría quedar al margen de esta discusión- dijo finalmente mientras alzaba las manos como diciendo que se rendía por completo.


-Entonces está decidido no será una fiesta grande-


-¡PERO PAPÁ!- exclamo el menos mientras se levantaba, golpeando la mesa con sus manos.


-¡Nada de peros Eiros Suzaku!- dijo mientras también se levantaba, viendo fijamente al niño, quien ahora lo veía con furia. Después simplemente se dio la media vuelta y se fue caminando de la misma forma en que lo hacia Lelouch cuando estaba indignado.


-Es extraño que se llame Suzaku pero tenga todo tu aspecto- expreso el castaño mientras se apoyaba en la mesa, viendo por donde se había ido el niño.


-Lo mismo me digo todos los días- respondió Lelouch mientras se sentaba en la silla, suspirando y revolviéndose un poco el cabello.


-¿Por qué le pusiste mi nombre?-


La pregunta lo dejo helado, no había esperado que se lo preguntara, especialmente porque la respuesta que tenía era una que daba muchas preguntas más.


-Sus  ojos son iguales a los tuyos, así que fue por eso- respondió simplemente mientras veía también hacia la puerta, esperando que el otro se tragara esa excusa tan simple. Él ni se había creído esa respuesta.


-Lelouch, no estás diciendo la verdad-


Y el culpable suspiro pesadamente, levantándose de su silla y volteando a ver a Suzaku.


-No tengo por qué decirte la verdad-


-Tampoco tienes por qué ocultármela-


Los dos pares de ojos se vieron por un instante pero pronto se separaron. Lelouch volvía a sentirse confundido como una vez cuando era adolescente.


-No hagas preguntas Suzaku- dijo simplemente mientras salía del lugar, caminando hacia su despacho para encerrarse ahí.


***


Dos personas se encontraban viendo fijamente la puerta que estaba cerrada delante de ellos. Ninguno parecía querer hacer lo que debían de hacer pero se les había dado la orden de no perturban ni poquito la reunión que se llevaba a cabo dentro de ese recinto.


-Pero las emergencias eran las excepciones- murmuró el menor mientras tomaba la mano del castaño.


-Sí pero dijo que ni aunque el mundo se partiera debíamos de molestarlo- comento en voz bajita Suzaku mientras seguía con la mirada puesta sobre la puerta.


-Pero soy su único hijo- susurró de nuevo el menor, intentando descifrar lo qué podrían hacer en esa situación tan enredosa.


Suzaku sonrió un poco al escucharlo y volteo a verlo, poniéndose a su altura y verlo directamente a los ojos.


-Ve a entretener a la visita, yo le digo a tu papá- dijo mientras lo soltaba y le daba un pequeño empujón para que se dirigiera a donde estaba la otra persona esperando.


Suzaku se enderezo y volvió a observar la puerta, acercándose un poco más y dejando que unos suaves toques se depositaran sobre esa madera. Pronto la respuesta se escuchó y unos pasos apresurados fueron la indicación de que había sido escuchado el llamado y que iba a recibir una reprimenda.


-He dicho que no quiero que...-


-Lo sé pero la mamá de Eiros está aquí y quiere llevarse a Eiros- interrumpió Suzaku antes de que lo acaban de matar, o antes de que empezara el acto de matanza.


Lelouch lo observo un segundo, después observo dentro del recinto y finalmente su reloj.


-Dile que no tardo y que no puede agarrar a Eiros- pidió y volvió a cerrar la puerta.


Suzaku suspiro aliviado de haber salido con la cabeza aun sobre sus hombros y se dirigió a la sala, viendo a Eiros en un sillón mientras intentaba actuar normal y delante de él una señora muy distinguida. No la conocía pero le parecía ser una persona así. Su cabello castaño bien arreglado sin permitir que un solo mechón cayera fuera de su lugar, su piel achocolatada pero no tanto como la de él pero tampoco siendo tan blanca como la piel de los pelinegros. Sus rasgos no tan finos como Lelouch pero aun con esa nariz algo respingada, su fisionomía era de pura atracción y cuando sus ojos se encontraron descubrió la razón por la cual el niño tenía el mismo color de ojos que él.


-¿Este es otro de los que se acuesta con tu padre?- preguntó con voz seria y despectiva, viendo un momento a Suzaku para después volver su vista a su hijo.


-No, tío Suzaku no se acuesta con mi papá- respondió el pequeño mientras se sentaba correctamente en el sillón, viendo fijamente a la que era su madre, aunque no parecía tener una buena expresión.


-Ah ¿Otro tío?- preguntó de nuevo con desprecio pero ahora sin voltear a ver al castaño.


Eiros se levantó con rapidez del sillón con intención de enfrentar a su madre pero antes de que pudiera hacer o decir algo su padre entro al cuarto, alzándole la mano en señal de que se detuviera.


-No tienes ningún derecho de entrar a mí casa e insultar a mí familia- dijo poniéndose delante de la señora, quien se levantó de donde estaba sentada y observo atentamente a Lelouch.


-¿Verdad papá que…?-


El mayor volvió a levantar la mano, deteniendo las palabras de su hijo y sin voltear a verlo.


-Eiros, ve con tu tío a tu cuarto- pidió mientras seguía viendo fijamente a la mujer, escuchando los pasos de alguien.-No es un pedido Suzaku, es una orden- dijo volteando a ver al castaño con su mirada asesina y después volvió su vista  a la señora.


Suzaku simplemente se detuvo en donde estaba y después reacciono, tomando al niño en brazos y saliendo de ese cuarto para ir al del menor.


-¿Así que debo de empezar a creer que ahora has decidido mostrarle a Eiros toda su familia cuando a mí me dijiste que no tenías ninguna?-


Lelouch se quedó callado, observando a la mujer que le estaba fastidiando el día productivo y tranquilo que había estado llevando.


-Dentro de esta casa no tienes ni voz ni voto, así que no me interesa lo que pienses ni lo que quieras. Pero escúchame bien, no puedes venir aquí a insultar a mis invitados ni a decir que te llevas a mi hijo- le respondió mientras se cruzaba de brazos, alzando un poco más el mentón para poder verla de forma despectiva.


-¡También es mi hijo!-


Lelouch volvió a guardar silencio por unos segundos, viendo la cara desfigurada de la otra por la ira y la poca inteligencia que tenía.


-Debo recordarte que firmaste tranquilamente tú deslinde total con Eiros. Prometí que sabría quién eras, dónde vivías y que hablara contigo. Así como permití que lo visitaras y tuvieras algunos días con él. También cumplí con la pensión, que no se suponía debía darte, mensual que te mando y con la cual te compras todas sus cosas lindas, según tú- comento mientras paseaba su mirada por el cuerpo de la mujer, quien ahora apretaba las manos con fuerza.-Pero sólo hablas con él y eso si estas de humor, así que está claro que no te dejare llevarte a mi hijo a ningún lado de ahora en adelante. Así como dejare de mandarte la pensión-


-¡No puedes hacer eso! ¡Lo prometiste, lo pusiste en ese estúpido papel que firme, me dijiste que me lo ibas a mandar por siempre!-


El pelinegro hizo una mueca de molestia y desagrado total, después simplemente con elegancia y parsimonia tomó asiento en su sillón habitual y se cruzó de piernas, colocando sus brazos en los agarraderas del sillón.


-No querida, el contrato decía que te daría la pensión hasta que te casaras o estuvieras en proceso de eso- informo mientras su vista se posaba sobre otra cosa que no fuera la mujer. Le recordaba varias cosas que también quería olvidar, de muchos sentimientos que ocultaba con gran fuerza.


Los ojos verdes de la madre se abrieron ampliamente, dejando su boca abierta mientras disimuladamente volteaba hacia el patio y después volvía la mirada a Lelouch.


-¿Cómo…?-


-¿De verdad me crees tan estúpido como para no estarte vigilando y que un día llegaras aquí a pedir a mi hijo y después que te siga dando la pensión cuando ya empiezas a formar tú familia?- la interrumpió mientras se dignaba a ver a la mujer, posando su mejilla sobre su mano.-Pues no lo soy, te estuve observando durante todo este tiempo, una ambiciosa es una ambiciosa  siempre y los dos sabemos que desde un principio sólo querías el dinero-


-¡No tienes derecho a vigilarme! ¡¿Quién te crees que eres?!-


Lelouch rodo los ojos y se levantó del sillón, observando directamente a la mujer.


-Soy Lelouch Lamperouge y puedo hacer lo que se me pegue la gana, así que ahora lárgate de mi casa y no regreses-


Empezó a caminar hacia la puerta de la entrada, abriéndola y viendo a la mujer.


-Y dile al inútil de tu prometido que se salga de mi jardín y que no puede llevarse nada, es demasiado caro como para dárselo a un mendigo- dijo mientras veía hacia el hombre que estaba en el jardín.


La mujer miro a Lelouch y sorprendida miro a su prometido, camino con rapidez pero antes de alejarse completamente volteo a ver de nuevo la pelinegro.


-¡Esto no se quedara así, me llevare a mi hijo y no lo volverás a ver!- dijo como amenaza y después empezó a caminar de nuevo con rapidez, tomando la mano del otro hombre para irse de ahí.


-Sí, esto se queda así- murmuró mientras cerraba la puerta, suspirando un poco debido a la incompetencia de esa mujer y del hombre al que iba a ser su esposo. Era increíble que después de estar con él, eligiera a alguien tan… simple.


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