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La verdad después de 10 años por rotzcoco

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Notas del capitulo:

Aqui el siguiente capitulo, disfrutenlo

Faltaban menos de cuatro días para la fiesta de cumpleaños de su hijo y podía asegurar que todos los detalles estaban completamente hechos. Esperaban a 100 invitados, la mayoría eran niños compañeros de Eiros y sus hermanos. De entretenimiento había contratado unos juegos inflables muy populares en esos días, uno de ellos era de un barco hundido y el otro era uno que tenía muchos obstáculos y garantizaba la diversión de los niños, como le habían dicho al hablar con la empresa. También había conseguido un pequeño teatro para la hora de la comida, no estaba muy seguro de si dejarlo a esa hora pues sabía que los pequeños no prestaban atención a nada si hacían muchas cosas a la vez, y su hijo dejaba de comer si se entretenía mucho, por lo que ese punto todavía debía de verlo con detenimiento era probable que la presentación se diera antes de la comida o después. Todo aquello le aseguraba una tarde muy ajetreada pero divertida, aun así había pedido llamar una pequeña piscina llena de pelotas, al parecer otro implemente necesario en la diversión de los niños. A su parecer eso era más que suficiente y por el momento dejo el tema de la diversión para pasar al de la comida. Había planeado mandar hacer algo típico de ahí pero su hijo, después de horas de estar gritándole, le había hecho entender que era mejor algo sencillo por lo que había contratado a unos puestos de hot dogs y hamburguesas, suficientes para todos los invitados y para que pudieran repetir. Eso ya estaba completamente asegurado, así como el pastel relleno de mango y fresa, cubierto de chocolates, con un poco de merengue de adorno, que había ordenado el niño.


Pero todavía había otro pequeño punto a discutir en ese momento, más importante que cualquiera otra cosa que pudiera suceder.


-Eiros ¿Cuántos planeas invitar a dormir?- preguntó a su hijo que se encontraba jugando en el suelo del despacho. Llevaban ahí todo el día, con las salidas necesarias a la cocina y al baño pero la mayor parte del tiempo habían estado en el despacho. Lelouch lo vio como mala señal, a pesar de que su hijo tuviera la costumbre de jugar ahí cuando su papá le decía que tendría mucho trabajo. No le agradaba esa repentina frialdad contra el castaño. Si bien no quería que se juntaran en un principio, no quería que su hijo sintiera odio contra el otro.


-A todos, papá- respondió rápidamente el menor sin despegar la vista de sus juguetes.


-Eso no se puede Eiros, elije a 10 amigos- comentó mientras se levantaba de su asiento, estirándose un poco y viendo la hora.-Iré a hacer la cena, tú piensa en los nombres y me los dice en la mesa- ordeno mientras se acercaba a él para revolverle el cabello y después salir del cuarto en que el llevaba a cabo todos sus negocios.


El niño frunció el ceño debido a dos cosas, no le gustaba que le arruinaran el peinado pero sobre todo no le gustaba tener que decidir ¿por qué simplemente no podía invitar a todos sus amigos? La casa era lo suficientemente grande para albergarlos a todos ellos y a más niños. Pero pronto hubo una tercera razón por la cual no podía tranquilizar su enojo momentáneo.


-Pensé que tu papá estaría aquí- dijo el castaño extrañado de encontrarse al menor ahí y no al que estaba buscando.


-Papá salió- dijo con un tono frio y distante mientras su vista se posaba sobre el cuerpo del mayor.


-¿A dónde fue?- preguntó el otro sosteniéndole la mirada al niño mientras pensaba en que probablemente se estaba metiendo en un terreno que no sabía jugar.


-No puedes acercarte a él Kururugi Suzaku-


El nombrado abrió los ojos con temor, viendo de pronto una expresión que conoció en los últimos momentos que había pasado junto al pelinegro pero que nunca espero ver en alguien tan pequeño. Era la misma expresión que había usado Lelouch cuando había sido descubierto, era la misma expresión que uso cuando se deshizo de sus padres, era la misma expresión que le había visto a la madre de aquel niño cuando le había llamado amante del otro.


-Es mi papá y sólo a mí me quiere- dijo el pequeño mientras se levantaba lentamente del suelo, su vista pegada a los ojos del mayor, leyendo cada una de sus expresiones así como el movimiento de su cuerpo. Lo tenía completamente acorralado, ahora sólo debía de alejarlo por completo de su papá.-Tú no eres nadie para él…-


-Eiros ya es hora de la cena…Ah, Suzaku, estas aquí- dijo de pronto el ojivioleta, viendo a los otros dos, especialmente a Suzaku que parecía haber visto a un fantasma.-¿Qué estaban haciendo?- preguntó volteando la vista a su hijo, el cual le sonrió como angelito y tomo la mano de Suzaku.


-Estábamos planeando una travesura- dijo completamente natural mientras se movía y halaba a Suzaku, logrando que reaccionara.


-Sí, una travesura. Pero no puedes saber nada- comentó con voz ronca y mirada perdida.


Lelouch no pudo decir nada pues cuando había planeado hacerlo su hijo ya se llevaba alegremente al castaño, hablando como si no pasara nada. Después simplemente los siguió, viendo que hablaban tranquilamente pero el rostro de Suzaku no se le quitaba de la cabeza. Era como si estuviera espantado por algo.


-¿Ya decidiste a quienes invitar a dormir?- preguntó mientras servía la cena a cada uno de los que estaban sentados a la mesa. Posteriormente tomo asiento en su lugar y disimuladamente veía la expresión de Suzaku. Ya había vuelto a la normalidad pero seguía habiendo algo extraño en ella.


-Sí, ya sé a quienes invitar- respondió el niño con entusiasmo mientras comía.


Lo siguiente pasó en total tranquilidad, intercambiando palabras necesarias o comentarios sobre las siguientes fechas.


-Eiros, es hora de que vayas a dormirte- ordeno Lelouch mientras se levantaba de la mesa y empezaba a recoger algunas de las cosas.


El niño simplemente asintió y después de darle un beso de buenas noches a cada uno de los hombres salió corriendo a su habitación.


-¿Estás bien Suzaku?- preguntó ahora preocupado el pelinegro, viendo que de nuevo el castaño se ponía en ese estado de sopor y distanciamiento.


-Sí, no es nada, cansancio probablemente- respondió con una sonrisa, la cual no hizo más que preocupar a Lelouch pues no era de las que siempre le regalaba aquella persona. Algo debía de estar sucediendo.


Pero no dijo nada, prefirió guardar silencio y después de dar las buenas noches se fue a su cuarto, sintiendo angustia por el otro pero miedo a lo que estaba sucediendo. Estaba seguro de que algo había pasado mientras él no estaba en su despacho pero estaba seguro de que ninguno de los dos le diría cuál era el problema.


Por el momento simplemente cambio su ropa a su usual pijama, se acostó en su cama y se arropo, sintiendo de pronto la soledad del momento y la frialdad de aquello. La noche anterior había dormido junto a Suzaku y por eso mismo esos sentimientos habían quedado olvidados. Pero ahora era diferente, debía de encerrar todo aquello que estaba surgiendo de nueva cuenta, debía de enterrar el dolor que sentía así como enterró el dolor cuando, hacía 10 años, tuvo que salir de la vida de todos aquellos a los que apreciaba.


Pronto cayó en un sueño intranquilo, lleno de incertidumbre y de tristeza, inundado por la preocupación y la soledad.


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