El castaño entró cauteloso al departamento, después del trabajo Tora le había invitado a salir y aceptó gustoso pero, al momento de decirle a su compañero de banda (y departamento), este no pareció tomar de buen modo su salida, regresó molesto a casa y por ello no quería despertarlo, sabía que le iría peor si se daba cuenta de la hora a la que había llegado…
- Takashima… - el mencionado cerró de un portazo por el susto, haciendo un gesto por verse atrapado - ¿No crees que se te pasaron un poco las copas?
- ¡Para nada! – respondió con una sonrisa nerviosa, apenas si había bebido, pero aún tenía el olor a alcohol impregnado
- ¿Ah si? – lentamente se acercó al guitarrista, acorralándolo contra la puerta, colocando las manos a los costados de su cabeza– entonces… - se acercó peligrosamente a su rostro y aspiró suavemente su aroma - ¿por qué apestas a alcohol?
- Eres tú el que está ebrio, no yo – respondió desafiante, por la cercanía se pudo percatar de que había estado tomando, y lo confirmó al distinguir entre la obscuridad una botella de sake al pie del sofá
- Claro, tu puedes irte con el primero que se te pone enfrente a cualquier bar, y yo no puedo tomar en la comodidad de mi casa, me parece muy justo – habló con un sarcasmo cruel, Uruha le había desviado la mirada, odiaba que le hablara como si fuera un cualquiera – mírame cuando te hablo – lo tomó de la barbilla para encontrarse con una mirada cristalina
- ¿Por qué tienes que ser así? – no pudo evitar que se le quebrara la voz – son solo salidas con nuestros compañeros Reita… para divertirnos y pasar el rato…
- ¡Eso no es verdad! – lo interrumpió dando un golpe a la puerta – lo que pasa es que te aprovechas de tu cara bonita para tener todo gratis, y cuando te aburres vas a buscar con quien acostarte, sé que es por eso que llegas tan tarde… ¡¿O QUE PIENSAS QUE SOY TU IMBÉCIL?! - bruscamente lo tomó por la nuca, jalando sus cabellos provocándole una mueca de dolor
- ¡Suéltame! – Uruha intentó zafarse pero le fue inútil, cuando se dio cuenta ya tenía esos labios que le hacían perder la cabeza presionando los suyos
Odiaba ser tan débil, no poder contenerse a su sabor, su textura, su pasión, no poder contenerse sólo porque le pertenecían a él…
- Tú eres solo mío Shima… Solo mío… - le decía entre el beso, llevándolo hasta la habitación…
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Su amante se había quedado profundamente dormido por el cansancio, y el yacía recostado en su pecho, escuchando atentamente los latidos de su corazón, así permaneció un rato, esos era uno de los pocos momentos en que podía sincerarse, aunque el otro no lo escuchara.
- Aki… - suspiró y acarició la mejilla del bajista – no entiendo por qué comenzaste a dudar de mí, acordamos que nadie sabría de lo nuestro hasta que lo decidiéramos, a nadie se le hace raro que decidiéramos vivir juntos porque siempre hemos muy unidos… – susurró soltando unas cuantas lágrimas que desde hacía horas querían salir – Extraño cuando me hacías cumplidos sobre mi apariencia, cuando sonreías ante los sonrojos que solo tú eras, y eres, capaz de provocarme – retiró cuidadosamente el flequillo de su ahora tranquilo rostro y lo miró con una sonrisa triste – aún así me gusta cuando me celas, me encanta cuando me besas, amo cuando me haces tuyo pero, te siento tan distante, como si solo fuera sexo para ti… Antes venías con los chicos al bar ¿qué cambió? Cuando tomas te comportas muy posesivo… ¿es eso? Entiénde, solo tengo ojos para ti – apenas rozó los labios de Reita con los suyos y se recostó de nuevo – solo te quiero a ti… Idiota mal teñido… - rió limpiando sus lágrimas, recordando cómo se enojaba Reita cuando le llamaba así – Me pregunto si sientes lo mismo que yo… Nunca me lo has dicho… - eso era lo que más anhelaba Uruha, después de tanto tiempo juntos, nunca le había dicho ni un “Te quiero”
*v*^*v*
Despertó al distinguir unos susurros, estaba a punto de abrir los ojos cuando notó que su amado Shima estaba llorando, siguió haciéndose el dormido, escuchando todo lo que el castaño decía, sintiendo sus suaves manos recorrer su mejilla, le había hecho mucho daño, ni siquiera el entendía cómo fue que cambió tanto, o tal vez sí…
No soportaba tener que ocultar su relación, había pensado en mínimo decirle a Ruki, Aoi y Kai, después de todo eran sus amigos, pero cuando Kouyou le había dicho que esperara le había dolido mucho, creyendo que tal vez lo suyo no lo estaba tomando tan en serio como él. Varios de sus compañeros en la compañía se enteraron de que vivían juntos, y sintió que desde entonces invitaban mucho a Uruha a salir, sí, solo a él. Ardía en celos cada que se iba sin él, entonces llegaba al departamento y se disponía a embriagarse para olvidar sus celos, pero no hacía más que empeorarlo, se comportaba agresivo y posesivo, casi de manera enfermiza, y lo peor era que varias veces en que se comportó así sin una gota de alcohol, tan solo bastaba con que llegara tarde, después de tanto tiempo sin decirle donde estaba. Recordó algunas ocasiones en que incluso hizo que se acostaran a la fuerza… Shima despertaba con los ojos hinchados, y con el cuerpo adolorido por lo brusco que llegaba a ser.
Un suave beso lo sacó de sus pensamientos, deseaba corresponder ese beso pero Shima ya había roto ese leve contacto.
- Solo te quiero a ti… Idiota mal teñido… - escuchó la risa forzada del castaño – Me pregunto si sientes lo mismo que yo… Nunca me lo has dicho… - lo sintió suspirar acomodándose junto a él
Ya no quería seguir así. Tuvo que pasar mucho tiempo para darse cuenta de todo lo que pasaba en la mente de su pareja, se recostó de lado para quedar de frente al guitarrista…
- Perdón por eso – Shima abrió los ojos de golpe, y su mirada temblaba notoriamente – Te quiero Kouyou – pronunció contra los labios del castaño – como no tienes idea…
Tenía tanto que no se sentían así, que sus ojos no tenían ese brillo que nuca debió desaparecer, que no compartían un beso, un abrazo y caricias tan tranquilamente. Esa noche no se preocuparon por nada más que por dormir aferrados el uno al otro, ya habría demasiado tiempo para hablar y hacer las cosas como deberían de haber sido desde un principio…