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初恋- innocence's taste por YasuAmaya

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Notas del fanfic:

Intentando con cosas nuevas, ojalá les guste ^-^

 

Lean y dejen reviews, onegai!!

Notas del capitulo:

Y: buenas!!! soy Yasu y les doy la bienvenida a mi nuevo fic!!!

M: el número 11!!

T: y es algo especial

Y: ah, ellos dos siempre aparecen... Miku-conciencia y su marido, con quien espera un hijo, Takuya, mis sentimientos -w- 

M & T: yoroshiku!

Y:  este fic, para quienes no entiendan japonés (y espero que hayan quedado los kanji en el título) se llama: Hatsukoi: innocence's taste

M: lo que en español significaría...

Y: "Primer amor- el sabor de la inocencia"

T: y por qué ese título?

Y: teniendo en cuenta que en Argentina ya pasan de las 0:00, debo decir que este fic se llama así porque está dedicado a esa persona que tanto odio, quien tanto me rompió las que no tengo durante los mejores cinco años de mi corta vida, con quien viví momentos muy importantes, la que escuchaba mis flasheadas, y con quien además flasheaba, con quien almorzaba Oreos con Cindor en un esquina los santos viernes, la abusadora de mi rodillita mocha, esa voz que tanto me taladraba el cerebro y no me refiero a Miku-conciencia... mi mejor hormiga, mi hija, mi hermana, la negra, Kumi, Nair, o como te quieras hacer llamar... este fic está enteramente dedicado a vos!!!!!!!!!!! sabés que te odio y extraño las clases en que éramos compañeras!!! FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!

M & T: Nyappy Bday!!!

Y: yay! y después de mi súper discurso, aclaro que lo de "innocence's taste" se lo debo a quien le dedico el fic xDDD ah, los viejos tiempos... y lo de Hatsukoi es porque siempre quise hacer un fic con esa temática xD y me inspiré en gran medida en la canción "Ladies Night" de (mi ídolo y modelo a seguir) Ayumi Hamasaki x3 (les recomiendo esa canción ;D)

M: no va a ser largo el fic, no?

Y: no porque la facultad no me deja y tengo que terminar los otros xD quizás dure 5 capítulos y no son muy largos

T: y como siempre, sepan disculpar si hay errores

Y: exactamente... pueden pasar a leer x3

 

¿Hacía cuántos años que se repetía la misma secuencia? Subir al primer piso, asomarse por esa puerta abierta y verlo a él sentado junto a la ventana de su habitación, leyendo un libro, mientras los cálidos rayos del sol pegaban en su rostro y cabello negro. Evitar hacer ruido para no desconcentrarlo de su lectura y tan sólo mirarlo así por varios minutos, en silencio. Desde pequeño que hacía lo mismo todas las tardes de domingo. Y siempre, siempre, el pelinegro despegaba su vista del libro que tan atrapado lo tenía y se dedicaba a mirar al castaño que estaba espiando.

 

-¿Qué ocurre?- preguntó con una sonrisa, cosa que no hacía más que provocar que las mejillas del pequeño espía se tornaran carmín.

-Eh… N-no… Nada… Sólo…- ingresó en la habitación- ¿Qué estás leyendo?

-Un libro.

-Si, me di cuenta de eso.

-¿Entonces para qué preguntas?

-Pero, ¿qué libro es?

-Uno sobre baterías.

-Ah, ya. ¿Te lo prestó Aki-san?

-Si.

-Ya veo.

 

El castaño echó un vistazo general al cuarto, mientras el pelinegro volvía su atención al libro. El visitante se sentó en la cama y allí se quedó en silencio, mirando al dueño del lugar. Éste no pasó mucho tiempo concentrado en su lectura.

 

-¿Ahora qué quieres?- le preguntó con una risita.

-Nada. Es sólo que estaba aburrido.- se recostó sobre el colchón.

-¿Por qué no vas a jugar con Miku?

-Se fue a visitar a su abuela.

-Ah, cierto. Aki me lo había comentado.

-Si, y no volverán hasta la noche.   

-Hum… Entonces, ¿qué te parece si vamos a la playa un rato?

 

 

El pequeño castaño, de tan sólo quince años, se llamaba Takuya. Era un chico muy tímido y no le gustaba para nada llamar la atención. Sus únicas preocupaciones eran los estudios, en lo que era muy bueno. De vez en cuando, por no decir todo el tiempo, era bastante ingenuo. No era del tipo de personas “fuertes”, él mismo se consideraba como alguien débil. Aún así era muy buen chico, nunca se metía en problemas, trataba de dar siempre lo mejor en lo que se proponía.

 

El pelinegro era Teruki, de dieciocho años. A diferencia de Takuya, él siempre era muy positivo, nunca nada lograba borrar su hermosa sonrisa de su rostro y tenía muchos amigos. No era tímido, le gustaba mucho hablar con la gente, era muy simpático. Su mayor pasión era la batería, amaba tocar ese instrumento, desde hacía varios años que se dedicaba a ello en sus ratos libres y soñaba con vivir de la música.  

 

Ellos eran hermanos.

 

 

En su trayecto hacia la playa, pasaron por el puerto, lleno de barcos y buques pesqueros, además del mercado. Allí había un buque que acababa de llegar al muelle y sus tripulantes estaban descendiendo. Los chicos se quedaron cerca de allí viendo cómo bajaban del buque lo que habían conseguido.

 

-Ah… Consiguieron atrapar muchos peces.- comentó Teruki al ver la enorme cantidad de pescados.

-Si, qué bueno.

-Hacía mucho que no veníamos al puerto, ¿no te parece?- preguntó el mayor, comenzando a caminar nuevamente.

-Eso creo.

-Dan ganas de comer tempura.

-Ja, ja, ja… Siempre dices lo mismo cada vez que venimos.

-Es que ver tantos mariscos me da hambre.

-Tal vez mamá quiera preparar tempura si se lo pides.

-Ojalá que sí.     

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

[Querido diario: hoy fui a la playa con Teruki. Nos divertimos mucho. Estando allí nos encontramos con un perro perdido que comenzó a seguirnos. No sabíamos qué hacer, así que nos pusimos a jugar con él. Deberías haberlo visto, le encantaba jugar en el mar y correr a lo largo de la playa. Cuando nos cansamos, fuimos a comprar algo para tomar. Al llegar a la tienda, el vendedor se puso muy feliz: ¡el perro con el que estábamos jugando era suyo! Hacía dos días que no lo encontraba. Me alegro de que el perro haya regresado con su dueño.

 

Después de eso, Teruki llamó a mamá diciéndole que tenía ganas de comer tempura. Así que de regreso a casa compramos mariscos en el puerto. Mi hermano estaba feliz… Ja, ja, ja…

 

Hoy no ha pasado mucho. El día fue relativamente tranquilo y no tenía demasiada tarea, sin mencionar que la terminé en la mañana. Creí que sería un típico domingo aburrido sin Miku que se fue a visitar a su abuela, pero pasar tiempo con mi hermano hizo que este día fuera muy bueno. Espero que pronto juntos podamos hacer más cosas, ya sabes cuánto me gusta estar con mi hermano…]

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Lunes en la mañana. El día estaba soleado, no había ni una sola nube en el cielo. Alrededor de cuarenta minutos pasaban de las siete y un chico rubio, vistiendo el típico uniforme de escuela secundaria, se dirigía alegremente a tocar timbre en una residencia. Arregló su cabello con los dedos y esperó que alguien lo atendiera, cosa que no tardaron en hacer.

 

-Oh, Miku-kun, buenos días.- lo recibió una mujer de cabello castaño oscuro, corto y lacio.

-Buenos días, señora Nagata. Mi mamá le envía esto.- le entregó un paquete- Es té verde que nos dio mi abuela.

-Muchas gracias. ¿Cómo está tu abuela?

-Ella está más que bien.

-Me alegro.- abrió más la puerta- Takuya sigue durmiendo. Puedes ir a despertarlo, si quieres.

-Si. Con permiso.  

 

Tras quitarse los zapatos, Miku subió las escaleras y se dirigió a toda prisa al cuarto de Takuya; parecía conocer esa casa a la perfección. Llegó a donde quería y no se tomó la molestia siquiera de tocar la puerta: entró al cuarto directamente. Allí, Takuya seguía profundamente dormido. El rubio cerró la puerta y caminó con sigilo hacia la cama. Sonrió, un tanto pícaro. Tomó las sábanas y se recostó a un lado del castaño. Se acercó al durmiente, abrazándolo. Le sopló la nuca, pero no lograba hacer reaccionar a Takuya. Siguió haciéndolo insistentemente, varias veces, sólo logrando que el dueño de la cama moviera, a penas, su cabeza. Miku infló sus cachetes. Se quedó pensativo por unos segundos hasta que se le ocurrió hacer otra cosa.

 

Relamió sus labios, dejándolos un poco húmedos y le besó la nuca al castaño. Eso hizo que Takuya emitiera un pequeño quejido. El rubio intentaba aguantarse las ganas de reír y volvió a darle un beso. El castaño trató de moverse. Miku le dio otro beso y le dijo al oído:

 

-Gracias por la mejor noche de mi vida, hermanito.  

-¡¡WAAA!!- Takuya se despertó al instante, aterrado.

-JA, JA, JA, JA, JA…- Miku se descostillaba de la risa.

-¡¡Miku!!- se quejó.

-Ja, ja, ja… Buenos días, Takuya.

-¿Buenos días dices? Casi me matas del susto.

-Ah… ¿Y por qué? No tenías motivo alguno para hacerlo… A menos que me digas que anoche…

-¿Qué cosas raras dices?- se ruborizó.

-Ay, Takuya, estás creciendo.- lo abrazó- Es normal que pienses ese tipo de cosas, ¿no te parece?

-¿Tú piensas en esas cosas?

-Por supuesto. ¿Tú a qué universidad piensas ir?

-Aún no lo sé… Espera. ¿Eso qué tiene que ver con lo otro?

-¿Qué otro?

-Me cambiaste de tema sin que me diera cuenta.

-Ja, ja, ja, ja… A veces eres tan ingenuo, Takuya. Con razón las chicas quieren ser tan “amigas” tuyas.

-¿Qué?

-Cuando seas más grande te explico.- le dio un besito en la frente.

-A veces no te entiendo, Miku.

-Pero así me quieres, ¿no?- preguntó con una sonrisa, haciendo sonreír también al castaño.

-Si. Por algo eres mi mejor amigo.- el rubio le revolvió el cabello.

-¿Qué se supone que haces durmiendo?

-Eh… Pues… Dormía, ¿no?

-Pero ya es tarde. Estaba esperando que pasaras a buscarme y como no pasabas más decidí venir a buscarte.

-¿Qué hora es?- Miku miró su reloj.

-Ocho menos cuarto.

-¡¿QUÉ?!- se levantó de un salto- Llegaremos tarde.

-No si te apuras.

-¡¡Waa!!- se tropezó y cayó al piso.

-Ay, Takuya…- lo ayudó a levantarse- Mejor tómate tu tiempo.

-Pero llegaremos tarde.

-Claro que no. Iré a buscar mi bicicleta, mientras tú te preparas. Ahora vuelvo.- salió del cuarto. Takuya sonrió para sí mismo.

-Tengo suerte de que Miku sea mi amigo.   

 

 

Miku era el mejor amigo de Takuya desde siempre. Como el rubio vivía a una casa de por medio de la de Takuya, se conocían de toda la vida; además, tenían la misma edad e iban a la misma clase. Eran inseparables, nunca peleaban por nada, se llevaban muy bien, eran casi como hermanos y lograban complementarse. Miku tenía todo lo que a Takuya le faltaba y siempre lo anima al castaño a superarse. Por eso, Takuya admiraba a su amigo.

 

 

-Apúrate.- le decía Miku estando en su bicicleta- Tenemos cinco minutos para llegar.

-S-si…

-Takuya.- lo llamó Teruki, parado en la puerta.

-Hermano… ¿Qué sucede?

-Te olvidabas tu almuerzo.- se lo dio.

-Gracias.

-Hola, Miku.

-Hola, Teruki.

-Que les vaya bien hoy.

-Si. Gracias.

-Nos vemos después, hermano.- se subió al asiento trasero de la bicicleta.

-Tengan cuidado.

-¡Si!

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

-¡Corre!- decía el rubio a medida que corría por los pasillos de la escuela, arrastrando a su amigo.

-Mi… Miku, vas muy… rápido…- el castaño intentaba no perder sus anteojos.

-Tienes que ser más rápido… O despertarte más temprano.

-Perdón…- bajó la mirada.

-Ah…- se detuvo de golpe.

-¡Ah!- chocó contra el cuerpo de Miku, quien evitó que cayera.

-No quería hacerte sentir mal. Discúlpame.

-N-no. Tienes razón. Debería ser más responsable.

-Pero si tú ya eres muy responsable.- le acarició el cabello- Está bien de vez en cuando dormir de más.- le sonrió- Así que ya no te preocupes por eso.

-Si…- se encogió de hombros.

-Llegaremos cuando lleguemos… Además ya es tarde. Seguramente el profesor nos regañará, pero ya no importa. Tenemos que enfrentar nuestro destino.

-Si. Tienes razón.

-Ja, ja… Vamos.

 

Caminaron tranquilamente hacia su salón de clases, sin importarles el hecho de que estuvieran llegando tarde. Takuya iba un tanto nervioso, odiaba llegar tarde y no quería ser regañado por el profesor. Miku, en cambio, parecía estar tranquilo, caminaba despreocupadamente. Y en poco tiempo arribaron a su salón de clases.

 

-Bien. Ya estamos aquí. Deberíamos entrar, ¿no crees?

-S-si…

-Tranquilo, todo estará bien. El profesor no nos comerá.

-Es verdad.

-Yo entraré antes, así me regaña a mí primero.

-Ja, ja, ja…

-Oye, no te rías.- le dijo con una risita.

-Lo siento.

-Ah… Bueno...- tomó aire y abrió la puerta. Al hacer eso, un gran barullo los rodeó por completo. Sus compañeros estaban dispersados por todo el salón y conversaban entre sí- ¿Ah?- miró para todos lados y entró. Takuya lo siguió.

-¿Y el profesor?

-No lo sé… Oye, Yamazaki.- llamó a uno de sus compañeros.

-Ah… Tsukiyama. ¿Qué ocurre?

-¿Y el profesor?

-No vino. Tenemos tres horas libres hoy.

-Ya veo…- miró a su mejor amigo- Ja, ja… Nos salvamos.

-Si.- sonrió, estando más tranquilo.   

 

Cada uno fue hacia su respectivo lugar. Takuya se sentaba en uno de los asientos del medio junto a la ventana; en cambio, Miku se sentaba en la tercera fila, la del medio, adelante de todo. El castaño acomodó sus pertenencias y se sentó. Luego se quitó los anteojos para refregarse los ojos y volvió a colocárselos. Miró a su alrededor, a todos sus compañeros charlando, controlando sus tareas, pasando el rato. Él nunca había sido de esa clase de personas que se ponía a conversar de cualquier cosa sin importarle con quién estuviera; le costaba entrar en confianza, y eso, sumándole su timidez, hacía que no tuviera muchos amigos. Por eso, en casi todas las clases estaba solo.

 

Miku, al ver a su amigo sin compañía decidió ir con él.

 

-¿Qué haces, Takuya?- se sentó en el asiento libre que estaba delante del lugar del castaño.

-Nada.

-¿No te aburres estando aquí solo?

-Ya no estoy solo. Tú estás conmigo, ¿no?

-Ja, ja, ja, ja… Es verdad… Y… ¿Qué tanto hiciste ayer?

-Pues… No mucho. ¿Y tú? ¿Te divertiste en Higashisonogi?

-Ah, para nada. Sabes que me aburre ir a ese lugar.

-Como si hubieran muchas cosas para hacer en Kawatana.

-Pero aquí están mis amigos.

-¿No tienes amigos allí?

-Hum… Si… Pero no es lo mismo. Además mi abuela me obliga a estar durante la ceremonia del té y es aburrido. ¡Y sólo es conmigo! Ni a Aki ni a Chiaki los obliga.

-Ja, ja, ja, ja… Pobre… Me sigue pareciendo interesante el hecho de que compartes un kanji con tus hermanos.

-Si, son esas ideas raras de mi mamá. Cuando mi hermana iba a nacer, mamá había pensado en ponerle Akira. Pero papá la convenció de no hacerlo. Imagínate, hubiera sido muy confuso.

-¿Por qué?

-Porque seríamos todos “Aki”.

-Ah, cierto que a veces tu mamá te dice “Aki-chan”.

-Si, y es molesto.

-¿Por qué? Es de cariño.

-No me gusta cómo suena. Además, a Aki le dice “Aki-kun”, ¿por qué a mí me tiene que tocar el “chan”?

-Tal vez porque eres menor.

-Eso me saco por haber sido el segundo hijo varón.

-No es tan malo.

-Pero tu caso y el mío son distintos, Takuya. Tú eres el menor. En cambio yo soy el del medio.

-Aun así eres el segundo hijo varón.

-Si, pero también soy mayor. Soy el menor y también mayor. Soy dos cosas. Estoy en el medio… Entonces… Entonces… ¿Qué se supone que soy? ¡¿Qué soy, Takuya, qué?!

-Miku, estás exagerando.

-Estoy dramatizando.

-No eres buen actor.

-¿Tú crees?

-Aja. ¿Recuerdas la obra en tercer grado?

-No me lo recuerdes.

-Ja, ja, ja, ja… No pudiste hacer de árbol siquiera… Ja, ja, ja…

-Te dije que se me cansaron los brazos.

-Si, lo que digas.

-Deberías intentarlo.

-¿Qué cosa?

-Tomar clases de teatro.

-¿Ah?

-Dicen que son buenas para superar la timidez.

-Ya veo… No lo sé.

-Quizás así, algún día, puedas hacer lo que tanto vienes pensando hacer.

-Ah…- se ruborizó- N-no… Mejor… lo dejo así.

-Vamos, Takuya. No puedes vivir para siempre ocultando tus sentimientos.

-Pero, Miku, no puedo decirle.

-Me lo dijiste a mí.

-Exacto, te lo dije a ti. Es distinto si intento decirle cómo me siento a…

-Hum…

-¿Tú… cómo hiciste con tu novia?

-¿Yo? Ah, pues… No hice nada.

-¿Qué?

-Nunca hice nada para eso.

-¿Y cómo conseguiste novia entonces?

-Ella sola vino y me dijo: “Tsukiyama-kun, me gustas mucho. Me preguntaba si podríamos salir”. Y así.

-¿Sólo con eso te convenció?

-No, es que había estado algún tiempo mandándome cartas, regalos y ese tipo de cosas, y me pareció un lindo detalle decirle que sí en agradecimiento. Aunque, al principio, no entendí que ella lo que quería era que fuéramos novios.

-¿Jugaste con sus sentimientos?

-Takuya, ¿me crees capaz de algo así?

-No, claro que no. Es que me dices que no entendías que ella quería ser tu novia.

-Si. Después de varios días me di cuenta de lo que ella estaba hablando… Además, era una linda chica.

-Es verdad, era muy buena. Cocinaba rico.

-Ja, ja, ja… Si… Ah… ¿Qué será de ella ahora?

-Está en el salón de aquí al lado.

-¿En serio?

-¿Nunca la habías visto?

-No… Hum… Me pregunto si aún tengo posibilidades con ella…

-Lo dudo mucho. Ya tiene novio nuevo.

-No creo que sea tan guapo como yo.

-No lo sé. Aunque sí sé que tiene algo que tú no.

-¿Qué?

-Dinero. Es un hombre de, aparentemente, treinta años.

-¡¡¿¿Qué??!!- todos sus compañeros posaron sus miradas sobre ellos.

-Miku, no seas tan escandaloso. Todos nos están mirando.

-Eh…- se dio cuenta de lo que el castaño decía- Mejor vamos a dar una vuelta.- se levantó.

-No podemos salir.

-Ah, vamos. Casi todos lo hacen y no les dicen nada.

-Bueno… Está bien.

 

Salieron del salón y caminaron hasta el jardín de la escuela, lleno de flores, plantas y árboles variados. Estando allí se sentaron debajo de un árbol.

 

-Oye, ¿y tú cómo sabes tanto de mi ex?

-¿Tú quién crees que me lo dijo?

-Chiaki. ¿Cuándo no?

-Aja. Me contó muchas cosas la otra noche en tu casa cuando tuve que esperar a que terminaras de bañarte.- sonrió pícaramente- ¿Ya encontraste tus boxers del Pato Donald?

-¡Takuya!- se puso rojo.

-Ja, ja, ja… Tal vez te regale unos para tu cumpleaños.

-¡Ah, cállate, cállate!- comenzó a hacerle cosquillas.

-Ja, ja, ja, ja… N-no… Ja, ja, ja, ja… Miku…

-“La venganza del gran Mikusuke”.

-Ja, ja, ja… Ya… Ya… Ja, ja, ja…

-Ja, ja, ja… Está bien.- se detuvo.

-Ja, ja, ja… Ah… Eres malo.

-No, no, no. Yo soy bueno.- lo abrazó, haciendo que ambos quedaran recostadas bocas arriba.

-Oye…- se quitó los anteojos. Ambos quedaron en silencio, mirando a las verdes hojas del árbol balancearse, a través de las cuales atravesaban los rayos del sol.

-¿Algún día se lo dirás?

-¿Qué cosa?

-Lo que sientes… ¿Se lo dirás… a Teruki?

-Hum… No lo sé… ¿Tú crees… que se enojará cuando se lo diga?

-¿Por qué se enojaría?

-Es que… somos hermanos…

-Ay, pero eso no importa.

-Sí que importa. Somos hermanos. Deberías decirme: “No, Takuya, no puede gustarte Teruki porque es tu hermano”.

-Ja, ja, ja… ¿Y?

-Miku, sabes lo que eso significa.

-Que te gustan los hombres. Ya te dije que eso no me molesta.

-No, no es eso.

-Takuya…- lo hizo voltear hacia su lado, para mirarlo a la cara- Si te gusta una persona deberías decírselo… Teruki es tu hermano, sí. Pero él te quiere mucho. Él es muy comprensivo y te va a entender.

-¿Tú crees?

-Por supuesto.- se sentó- Me gustaría mucho verte junto a la persona que quieres. Así ya no estarás solo.- le acarició el cabello.

-Si…- sonrió.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Pasado el mediodía, los chicos salieron de la escuela. Caminaban sin preocupación alguna, aprovechando el buen clima, a medida que conversaban sobre el próximo examen de educación física que tendrían en un par de semanas. Takuya no era bueno en los deportes, pero Miku lo ayudaba, a cambio de que él lo ayudara al rubio en otras materias.

 

Después de tanto caminar y de detenerse un rato a comprar algo para comer, fueron a la casa de Miku. Con tan sólo poner un pie dentro de la propiedad, se dieron cuenta de algo.

 

-La batería.- habló el castaño.

-Parece que están practicando. Vamos a verlos.

-Si.

 

Entraron rápidamente a la casa y fueron al primer piso, de donde provenía la música. Se acercaron a una puerta. El rubio intentó no hacer mucho ruido al entreabrirla. Se asomaron para poder espiar. Allí dentro estaban Aki, el rubio hermano mayor de Miku, y Teruki, practicando con la batería.

 

-Wo… Teruki es muy bueno.- comentó Miku.

-Si…

 

Takuya no podía despegar los ojos de su hermano. Siempre le gustó verlo concentrado, ya fuera leyendo un libro o tocando la batería. Era entonces cuando a Takuya le gustaba todavía más, porque Teruki adoraba de sobremanera la música y daba todo de sí cuado tocaba la batería. Esa expresión al hacer lo que más le gustaba, cada gesto, cada mueca, cada movimiento, por más mínimo que fuera, lograba maravillar a Takuya.

 

Las mejillas del castaño tomaron un tono carmín, sus ojos centellaban y una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro. Su mejor amigo lo notó y le dio un codazo.

 

-Se te va a caer la baba.- rió.

-Claro que no.- le respondió, ruborizado.

-Pero si se te nota.

-¿En serio?

-Si. Tienes que decírselo.

-No.

-Vamos, Takuya, ¿qué puedes perder?

-Mucho. Si les dice a mis padres, me van a desheredar.

-Ah, no creo que Teruki sea capaz de algo así.  

-Pero…- bajó la mirada.

-Ya sé…- lo tomó de las manos- Takuya, hoy es el día.

-¿Qué día?

-El día en que le dirás a Teruki lo que sientes por él.

-¡¿Qué?!

-Y no aceptaré un no por respuesta.

-P-pero… Miku…

-Ven.- abrió por completo la puerta y caminó para entrar, haciendo que Takuya también entrara al cuarto- ¡Hola!- Teruki se detuvo al verlos entrar.

-Ah, Miku y Takuya.

-¿Cuándo llegaron?- preguntó Aki.

-Hace un minuto.- respondió su hermano- Como escuchamos que estaban practicando, quisimos venir a verlos, ¿verdad, Takuya?- el nombrado asintió.

-Oh… ¿Cómo les fue en la escuela hoy?- preguntó el pelinegro.

-Bien. Como siempre.- contestó Miku, ya que Takuya se moría de los nervios- Y como nos portamos tan bien y somos tan buenos hermanitos, queríamos quedar a verlos mientras practican. ¿Podemos?

-Eh… No lo sé.

-Vamos, hermano. Déjanos quedarnos. Nos portaremos bien. No los molestaremos, ¿si?

-Hum…

-Deja que se queden, Aki-kun.- le dijo Teruki- A mí no me molestan.

-Está bien. Pueden quedarse.

-¡Yay! Ven, Takuya.- lo llevó a sentarse sobre la cama de su hermano.

 

Una vez que los menores se acomodaron en un lugar donde no molestaran, Teruki comenzó a tocar de nuevo. Aki prestaba atención y escuchaba atentamente. Miku miraba asombrado cómo el pelinegro tocaba la batería. En cuanto a Takuya… Estaba fascinado. “Me gusta… Hermano… me gustas mucho…”. El corazón le latía de tal manera que parecía que iba al mismo ritmo que lo que su hermano tocaba. Su respiración se agitaba, no había nada más para él que no fuera Teruki. “Si tan sólo… todo fuera más fácil…”. Se encogió de hombros y se quedó cabizbajo. “¿Por qué tuvo que gustarme él? ¿Por qué tuve que fijarme en él? ¿Por qué tuve que ser hombre? ¿Por qué tuvimos que ser hermanos?”. Miku se dio cuenta de lo que le sucedía a su amigo, así que apoyó su mano sobre el hombro del castaño.

 

-Es ahora o nunca, Takuya.- le dijo al oído.

-¿Eh?

-Tienes que decirle a Teruki lo que sientes por él.

-Pero, Miku…

-Nada. Se lo dirás. Yo me encargaré de que puedas hacerlo.

-Miku…

-Yo sé que puedes. Tienes que ser fuerte.

-Gracias… por confiar en mí.- sonrió, un tanto apenado.

-Tranquilo. Todo estará bien.

-Si.

-De acuerdo… Escucha bien: haré algo para llevarme a mi hermano un rato, para que Teruki y tú puedan estar solos. Así aprovechas y le dices, ¿está bien?

-Eh… S-si.     

-Bien.

-¿Y ustedes dos qué tanto están cuchicheando?- preguntó Teruki, tocando algo de un ritmo más lento.

-Ah… Esto…

-Nada importante.- dijo Miku.

-¿Qué no ves, Teruki? Son cosas de novios.

-¿Ah?- Takuya se puso rojo.

-¡Hermano!- y Miku no se quedó atrás en cuanto a colores.

-Ja, ja, ja… Su primer amor. Qué tiernos.

-Teruki…

-Hermano…- los menores se quedaron sin habla.

-Están en edad de eso, ¿no?- comentó Aki.

-Los niños crecen rápido.

-Ah, ¡ya cállense!- exclamó Miku, levantándose de la cama- Hermano, ahora me acompañas a buscar algo para beber.- lo tomó del brazo y comenzó a arrastrarlo.

-¿Eh?

-Vamos.

 

Ambos rubios salieron del cuarto. El menor de ellos incluso cerró la puerta. Takuya había entendido el mensaje. “No, Miku… No me dejes ahora… No puedo decirle a mi hermano”. Teruki seguía en lo suyo. En cuanto a su hermano, estaba muriéndose de los nervios. “Quiero decirle, pero al mismo tiempo no quiero… ¿Qué hago?”. Miraba al pelinegro, pero era peor. Tragó en seco, respiró hondo y cerró los ojos fuertemente. “Tengo que ser valiente, ir de frente y decírselo. No sabré si tengo alguna oportunidad a menos que lo intente… Tengo que hacerlo… Pero me va a rechazar… y todo… porque somos hermanos…”.

 

-¿Qué tienes, Takuya?- le preguntó su hermano.

-¿Eh?- se ruborizó- N-no… Nada… No tengo nada.- rió nerviosamente.

-Si no te sientes bien, dímelo.

-Ah… No… Estoy bien, en serio. No te preocupes, hermano.

-Si tú lo dices.

 

Teruki se levantó de su asiento y caminó hacia donde estaba su bolso, en un costado de la batería y comenzó a revisar dentro de él, teniendo que ponerse de cuclillas para ello. El castaño no le sacaba los ojos de encima. “Se preocupa por mí… Él piensa en mí… Pero… sólo lo hace… porque es mi hermano mayor… Hermano… Algún día… Me gustaría que algún día… dejaras de verme como a tu hermano menor… En verdad… En verdad lo deseo…”. Su pulso se aceleró, tanto que comenzó a dolerle el pecho. Sus mejillas se pusieron rojas. “No sé… qué estoy a punto de hacer…”. Se puso de pie; las piernas le temblaban. “Ahora… o nunca…”

 

-He-… Hermano…

-Dime.- le contestó sin dejar de prestar atención a su bolso.

-Yo… quería… quería decirte… algo…

-¿Qué?

-Yo… yo… t-te…- su voz se debilitaba a cada segundo- “¡Tengo que hacerlo!”… Yo…

-¿Si?

-Yo…- tragó en seco- te quiero.

-Ja, ja…- lo miró, sonriente- Qué tierno eres, Takuya. Yo también te quiero.

-Pero…

-¿Pero qué?

-Yo… Te quiero mucho.- pudo decir por fin, teniendo sus mejillas ardientes, casi tan rojas como un tomate.

-Takuya…- el nombrado agachó la cabeza.

-Me gustas mucho, hermano.- Teruki abrió los ojos, un tanto asombrado.

-¿Qué?

-Me gustas…- levantó la mirada, para verlo a la cara- Me gustas mucho, hermano.

-Takuya…

-Desde hace un tiempo… he sentido esto… y… quería decírtelo.

-Esto… Takuya… Yo… Tú…

-No sientes lo mismo, ¿verdad?

-Pues… A ver… ¿Cómo te lo digo?

-Está bien. Lo entiendo.

-¿Ah?

-Después de todo somos hermanos.- rió- No importa. Me basta con que me hayas escuchado.

-Pero…

-Gracias… por prestarme atención.- se rascó la nuca- Iré a buscar a Miku.- caminó rápido para salir lo más pronto posible de la habitación de Aki.

-Espera, Takuya.

 

El castaño no quiso escucharlo, sólo salió del cuarto y cerró la puerta. Inmediatamente se dirigió a otra habitación, ya que conocía muy bien ese lugar. Entró al cuarto de Miku. Se encerró allí y se sentó en la cama, para dedicarse a mirar la pared donde había pósters y fotos variadas. Suspiró y se recostó.

 

-Debí haberlo imaginado… Somos hermanos… ¿Cómo pude… fijarme en mi hermano mayor?- tomó un oso de peluche que había sobre la cama y lo abrazó con mucha fuerza- Ya me lo esperaba.

 

Se quedó abrazando al osito, pensando una y otra vez en lo que había hecho. “Espero que no se lo diga a nuestros padres”. Esa idea era la que siempre lo había preocupado. “Desde los nueve años que vivo con el temor de que nuestros padres se enteren… No quiero ni pensar lo que harían si llegaran a enterarse”. El que tenía era un sentimiento muy incómodo. ¿Cómo podía siquiera pensar en tener algo con su hermano mayor?

 

Se sentó al borde del colchón y sujetó su cabeza con una mano, mientras que con la otra aún tenía al peluche. Justo entonces, se abrió la puerta.

 

-¡Takuya!

-Miku…- el nombrado cerró la puerta y se acercó a su amigo, para sentarse junto a él- ¿Qué pasó? Teruki me dijo que habías ido a buscarme.

-Si… Es que…- tragó en seco.

-¿Se lo dijiste?- el castaño asintió- Ya veo…

-Él…

-Lo sé. No tienes que decírmelo, me doy cuenta con sólo ver tu cara.- pasó su brazo por detrás de la espalda de su amigo- ¿Estás bien?

-Si… De cierta forma, me siento bien de habérselo dicho. Fue como sacarse un peso de encima.

-Pero, ¿cómo se lo dijiste? Cuéntame todo. Quiero saber.

-Pues… Le dije que lo quiero mucho. Él dijo que también me quiere. Pero lo dijo como mi hermano, no en el mismo sentido… en que yo se lo dije.- bajó la mirada.

-Es que le dijiste algo un tanto ambiguo.

-Pero después…

-¿Después?

-Le dije… que me gusta mucho… que desde hace mucho tiempo que vengo sintiendo esto.- abrazó al osito- Pero él… no supo… responderme… Se me quedó mirando sin entender… No pude soportarlo y me fui…- empezó a temblar.

-Oh, Takuya…- lo abrazó- Tranquilo.

-Mi hermano… me rechazó… Me rechazó… como siempre había creído que sucedería.- se acurrucó en el pecho del rubio.

-Eh… Dices que te rechazó, pero por lo que me has dicho, Teruki en ningún momento te rechazó.

-¿Qué?- se separó, para mirarlo a la cara, sorprendido.

-Eso. Tú le dijiste lo que sientes, él te miró raro y te fuiste, ¿no?

-Si.

-¡No dejaste que te diera una respuesta!

-¿Ah?

-Takuya, saliste huyendo antes de obtener una respuesta clara.

-Eh… Hum…- pensó un momento- Creo… que sí.

-Ay, si serás…- chocó la palma de su mano contra su propia frente- Esperaste tanto tiempo para pode decirle y cuando estás a punto de obtener tu respuesta, ¡te vas!

-Es que me dio miedo.

-¿Miedo de qué?

-De que me rechace.

-Takuya, no te preocupes por eso. Si te rechaza, ya llegará el momento en que llegue alguien que no lo hará.

-¿Tú crees?

-Eh… ¿Por qué no?

-No me convences.

-Ah… Vamos, Takuya. Mírate, sólo tienes quince años, eres un niño, hay muchas cosas que tienes por vivir aún. No debes amargarte la vida por tu primer amor no correspondido, si es que resulta ser no correspondido, claro está.

-Miku, tenemos la misma edad.

-Si, pero yo tengo más experiencia que tú.

-Bueno, si.

-No se discuta más entonces.- le quitó el oso de peluche- Cuando tengas oportunidad, debes volver a tratar el tema con Teruki y esperar a que te dé su respuesta.

-¿Y… si me rechaza?

-Si eso sucede, y espero que no, iré a buscarte para llorar juntos, o reiré por ti, como sea, no te dejaré solo, pase lo que pase, ¿de acuerdo?

-Si. Gracias, Miku.

-¿Para qué son los amigos?- le dijo con una sonrisa- Esto…

-Dime.

-¿Me ayudas con mis kanji?- preguntó con un puchero.

-Ja, ja, ja… Está bien.  

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

[Querido diario: hoy por fin le dije a mi hermano lo que siento por él. ¡Estaba muy nervioso! Hasta comenzó a dolerme el estómago, las piernas y las manos me temblaban, me sentía de gelatina. El tan sólo hecho de tenerlo a él delante de mí, mirándome mientras le decía todo… No sé por qué, pero a veces me da la sensación de que Teruki puede ver más allá de mí, que con tan sólo mirarme directo a los ojos sabe lo que me pasa, pero… Me siento raro ahora. Hay algo diferente en mí. Tal vez se deba a que le dije a mi hermano que me gusta y ya no está esa presión sobre mi pecho que tenía siempre.

 

Sin embargo, él no me dio una respuesta, sólo porque yo salí huyendo antes de poder oír lo que tenía para decirme. Miku me dijo que cuando estuviera a solas con mi hermano otra vez, debía volver a preguntarle. Pero no lo veo desde la tarde, después de haberle dicho todo. Me quedé haciendo tarea con Miku y nos quedamos dormidos. Cuando despertamos ya eran como las seis, y ni mi hermano ni Aki-san estaban en su casa. Así que no he tenido oportunidad de estar con mi hermano otra vez…

 

Honestamente, tengo miedo a ser rechazado. Tal vez no estaría tan inseguro si fuera otra persona, pero se trata de Teruki, mi hermano mayor, vivimos bajo el mismo techo, lo veo todos los días… Lo nuestro… no está bien, lo sé, lo admito, reconozco que esto no debería haberse dado. ¡Pero se dio! Me gusta mucho mi hermano y sólo espero que me tenga un poco en cuenta… Por lo menos, que me deje intentarlo, que me dé una oportunidad. Iré aprendiendo, no sé qué tengo que hacer. Mas, soy capaz de cualquier cosa, si se trata de él. De ello estoy seguro…]

 

Notas finales:

M: no estoy con Takuya?????!!!! O_______________O

T: o________oU

Y: les dije que el fic es especial porque la negra siempre quiso que hiciera un TeruxTaku -w-U y bueh, como ella me hizo una (riquísima) Nyappy torta de cumpleaños y yo no soy buena con esas cosas

M: ella lo sabrá muy bien xD

Y: eh, si ¬¬U bueh, por eso le escribí este fic -w-U y espero que lo lea porque sino ya va a ver!!!!

T: para cuándo conti?

Y: para dentro de unas horas xD la idea era publicar todo el fic de una, pero por la facultad me quedé sin tiempo... y ahora me tengo que ir a estudiar para IPC!!! espero que les haya gustado el primer capítulo y que me dejen reviews x3 vamos, amores

M: nos leeremos

T: cuídense

Y: nos vemos en unas horas!! xD


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