Alfred F. Jones es uno de los jugadores más importantes de soccer de USA, es el capitán de su selección además de serlo de su equipo local; Los Angeles Galaxy, es admirado por chicos y grandes, envidiado por muchos otros jugadores, pues posee un talento innato para este deporte, además de ser una de las personas más carismáticas y adineradas del Fútbol. La posición que él juega es la de delantero, además de anotar una gran cantidad de goles, rompiendo así varios records.
Juan Luis Fernández es una joven promesa del balónpie, ha jugando en varios países, como España, Alemania, Inglaterra y por su natal México, sin olvidar en su selección nacional, ahora va a probar suerte en Estados Unidos, en el mejor equipo; el de Los Angeles Galaxy, en la posición de medio campista. Además de sentir una profunda admiración por Alfred F. Jones, debido a la manera de dominar el balón y por ser un hombre muy hábil en el soccer, es más inclusive amaba a ese hombre de rubia cabellera y sonrisa de comercial, desde que lo vio en las tribunas de Mundial de Sudáfrica, esa destreza con el balón y aquella determinación hizo que su admiración pasara a amor, en parte por ello quiso ir a un país en donde el soccer no es el deporte nacional.
Juan Luis es un chico de estatura media, delgado pero muy veloz en el campo de juego, ojos color almendra, cabello oscuro casi negro, piel color canela, labios delgados, nariz pequeña, a pesar de ser hombre tiene rasgos finos.
El jugador mexicano se encontraba sumamente nervioso, pues estaría en el mismo equipo que su ídolo Alfred F. Jones, compartirían los mismos partidos, su máximo sueño se realizaría. Hoy es el día de su presentación con los demás jugadores y el equipo técnico. Juan Luis se encontraba afuera de los vestidores del “The Home Depot Center”; el estadio del equipo.
- Muy bien Chicos, este es Juan Luis, el nuevo elemento de nuestro equipo. Por favor sean buenos compañeros. – Comunico el entrenador, un hombre de alrededor de 50 años, a los 15 jugadores.
- Mucho gusto en conocerlos-. Les dijo el mexicano con una bella sonrisa, al notar la tensión de los demás jugadores.
Juan Luis sintió varias miradas de disgusto por parte de sus futuros colegas, por lo que decidió guardar silencio.
Alfred al ver la timidez del jugador nuevo y la reacción de sus compañeros, sonrió. No le gustan los jugadores novatos, le gustaba molestarlos hasta el grado de hacer que dejaran el equipo, odia compartir la atención de la prensa y los fans, pues estaba seguro que el mexicano acapararía muchas miradas. Y por ello, les ordeno a sus compañeros de equipo molestar al nuevo.
Ya después de la presentación, todos los jugadores incluidos Alfred y Juan Luis se fueron a entrenar al campo, hicieron sus ejercicios de calentamiento, dieron sus vueltas pero este ligero ejercicio se le dificultaba mucho al mexicano, no porque fuera muy complicado, sino por las acciones de los demás jóvenes, pues lo empujaban, le metían los pies a la hora de correr y el pobre de mexicano veía sus caras burlonas cuando lo miraban en el piso.
Conforme paso el resto del día, los ánimos de Juan Luis disminuían, después fue el entrenamiento de parejas, Juan Luis no podía creer lo que sucedía, era el único que se encontraba solo, nadie quiso entrenar con él. Por lo tanto siguió trotando alrededor de la cancha, pero sus compañeros no dejaban de chiflarle y molestarlo.
Ya finalizado el entrenamiento, el mexicano decido bañarse al último por temor a que le hicieran más cosas.
Cuando Juan Luis noto que no quedaba nadie, decidió meterse a la ducha y bajo el agua caliente dejar que sus lágrimas salieran.
Alfred iba rumbo a su convertible cuando noto que había dejado su teléfono celular en los vestidores, así que decidió regresarse para ir a buscarlo.
Cuando el rubio llego a los vestidores, encontró su teléfono, lo agarro y se dispuso a salir hasta que escucho unos ligeros sollozos provenientes de las duchas, por lo se acerco para ver saber de quién era el llanto.
El vapor del agua empañaba sus gafas, lo cual hacia difícil saber de quién se trataba, se quito sus anteojos para enfocar mejor y lo que vieron sus ojos lo sorprendió, su corazón comenzó a latir con fuerza e intensidad, quería acercarse lo más posible.
Una bella piel color canela, unas piernas torneadas, un trasero redondo algo pequeño en forma de manzana, una espalda fuerte con músculos pequeños en forma, el cuerpo al girar; lo impacto, vio que se trataba de Juan Luis, en aquel momento se sintió culpable por lo que sentía el mexicano, el es el responsable de su estado, quería disculpase con aquel ángel, cuyo único pecado era haberse unido al mismo equipo que él.
Juan Luis estaba a punto de finalizar su baño, cuando de repente noto a un extraño en las duchas y cansado por el día que había tenido, decidió encararlo y grito:
- ¿Quién está ahí?-. Alfred al verse descubierto, solo respondió.
- Este, soy yo Alfred, es que deje mi celular-. El mexicano cerró la llave, se puso una toalla alrededor de su cintura y se le acerco.
- Aja, y yo nací ayer-. Lo encaro Juan Luis.
- ¿Perdón?-. Dijo Alfred, estaba impactado por el mexicano.
- Sí, eso. ¿Qué me vas a hacer? ¿Empujarme?, ¿Robarme la ropa?, Mejor déjalo, ya cumplieron su objetivo, mañana renunciare al equipo-. Le dijo el moreno al rubio, quien se entristeció por escuchar eso.
- No necesitas hacer eso-. Dijo el americano.
- Ah no, pues tampoco voy a dejarme humillar por ninguno de ustedes, en especial por ti, Alfred F. Jones-. Exclamo molesto Juan Luis.-. Yo te admiraba, eras mi héroe-. El rubio se sorprendió al escuchar esta última parte.
- ¿En serio?-. Pregunto Alfred.
- Sí, mi sueño era jugar futbol junto a ti como equipo, pero veo que no se va a cumplir-. Respondió el latino.
- No renuncies, de verdad discúlpame. Te tratamos así por que yo se los pedí-. Confesó el rubio.
- ¿Y yo que te hice para que me trataran así?-. Pregunto Juan Luis.
- Tenía miedo de que acapararas toda la atención-. Respondió Alfred muy avergonzado por su comportamiento, le tomo la mano al mexicano.
- Eso es absurdo, tú eres una estrella mundial, yo solo soy un simple novato. Eres mi ídolo, eres…-. Empezó a calmarse y a ponerse nerviosos el moreno por la cercanía con el rubio.
- ¿Qué soy?-. Alfred noto el cambio de actitud del latino.
- Eres… una per… sona muy espe…cial para mi-. Confesó el mexicano quien estaba sumamente sonrojado.
- Juan Luis, yo quiero ser más que eso para ti-. El rubio le tomo el rostro al moreno y le dio un tierno beso en los labios. Quien estaba mudo por lo dicho.
- ¿Cómo se que no es mentira?-. Pregunto el mexicano.
- Porque me gustas, eres mi ángel de piel canela y labios dulces-. Confesó el americano.-. Detendré a todo aquel que te moleste, lo juro-. Dijo Alfred decidido.
Ambos se separaron, el moreno seguía mudo de la impresión, Alfred se dirigió a la salida y le dijo:
- Yo seré tu héroe americano y tú serás mi ángel mexicano. No lo olvides-. Y con esa frase Alfred salió del lugar.
Juan Luis no podía creer lo que le dijo el rubio, pero en los entrenamientos posteriores Alfred había cumplido su promesa, además les había dicho al entrenador y a los demás jugadores que eran novios. Y desde aquel entonces los dos eran sumamente felices, de aquel momento apenas habían pasado dos años.
El rubio y el moreno eran una dupla ganadora en el campo habían conquistado varios torneos y eran sumamente populares entre los fanáticos, a quienes no les importaba en lo más minino el hecho que eran pareja.
Para Juan Luis Fernández, Alfred F. Jones es su héroe americano.