El sonido saliendo del piano, mientras las mujeres danzaban al son de su melodía, sus brazos se movían ligeros en el aire, los hombres altos, delgados cuyas piernas bien torneadas marcaban con firmeza el ritmo.
Los bailarines de ballet tenemos un sentido hacia la estética muy diferente al resto de las personas, sentimos la música en nuestros corazones y lo expresamos mediante la danza, esa es una de las cosas que le comento a mi pareja Arthur.
Arthur, es una personas seria que no es muy afecto a las artes, él es contador, su vida son los números. Le gusta leer revistas, ver televisión, ir al cine, escucha música, pero solo como distracción, no entiende mi carrera como bailarín de ballet, siempre me dice: “Eso no es un trabajo, es un hobbie”, esas son sus palabras para mi pasión.
Me encuentro en “The Royal Ballet” en la ciudad de Londres, es una de las compañías más importantes de ballet de toda Europa, con mucho trabajo y esfuerzo he llegado aquí, pues he recorrido un largo camino desde mi país natal, pasando por Moscú, Paris, Kiev para llegar aquí.
Soy un artista, un bailarín, alguien que siente la música en su cuerpo y la expresa, soy Roderich Edelstein.
En estos momento me encuentro en el salón de prácticas de la compañía, cuando observo al director de la misma llegando, cuando su presencia es notada el resto de los bailarines se alinean, esperando sus palabras.
- Me siento muy orgulloso de todos ustedes jóvenes, la obra de la temporada pasada, “El Lago de los Cisnes” fue un éxito total-. Comenzó su discurso-. Y ya han pasado los dos meses de “descanso” para que podamos iniciar los preparativos de la siguiente temporada, la obra que representaremos es “Giselle”*, la cual será dirigida por un amigo mío, un excelente bailarín. Jóvenes les presento a Francis Bonnefoy-. Termina de hablar el director y ese momento entra un hombre rubio, delgado, alto y mundialmente conocido en el mundo de la danza clásica.
Los aplausos de los bailarines no se hicieron esperar, Francis Bonnefoy es uno de los bailarines de ballet más famosos del mundo, es tanta su popularidad que múltiples compañías se disputan su trabajo.
- Muchas gracias chicos-. Los aplausos cesan-. Como sabrán mi carrera de bailarín llego a su fin, pero eso no es malo, es muy positivo porque ahora me dedicaré a dirigir obras-. Dijo muy tranquilamente.-. Y para mi debut como director escogí esta compañía porque se de la calidad de sus miembros y elegí “Giselle” como mi primera obra debido a su historia trágica de amor que tiene tientes de locura, celos y venganza entre sus intérpretes, y eso elementos hacen para mi, una obra oscura y diferente.- Concluyo su explicación.
- En esta ocasión, no habrá audiciones-. Dijo Ivan, lo cual dejo mudo a todo el mundo. -. Los papeles los elegirá Francis, a lo largo de la semana, así que jóvenes deben estar alerta a lo largo de la semana, nunca sabrán si son observados o no-. Explico el ruso.
- Los resultados los sabrán a inicios de la próxima semana, no se preocupen se me el nombre de cada uno de ustedes, así que no habrá equivocación-. Dijo el rubio.
Y con esta frase ambos hombres salieron de la habitación, dejando a muchos bailarines muy nerviosos.
Tengo en la compañía ya dos años y nunca me han dado un papel importante en el escenario, solo he sido bailarín de soporte. Pero daré mi mejor esfuerzo en la semana. Tal vez pueda ser elegido.
Llego al departamento que comparto con mi pareja y le comento lo de la nueva obra, pero este solo asiente, sin siquiera sonreírme, y solo lanza un comentario lastimero que se desanima.
“Uy, que pérdida de tiempo, deberías madurar y estudiar algo que si valga la pena, si quieres yo te pago la carrera”-. Me dijo antes de irse a nuestra recámara.
Los días pasaron sin ninguna novedad, hasta el lunes que anunciaron el reparto de “Giselle”. Todos nos encontrábamos muy nerviosos, pues no sabíamos que esperar, solo había una hoja de papel pegada en la entrada del salón de prácticas con los hombres de los bailarines principales.
El reparto principal fue el siguiente:
“Giselle” – Elizabetha Héderváry, bailarina principal de la compañía, no era ninguna sorpresa que ella fuera la protagonista de la obra.
“Myrtha” - Natalia Arlovskaya, bailarina solista de la compañía, tampoco era novedad su elección.
“Hilarion” – Alfred F. Jones, bailarín principal de la compañia, aquí empezaba lo diferente, pues no era el protagonista como siempre. Si el americano no era el estelar, ¿Quién lo era?.
“Albrecht” – Roderich Edelstein, era mi nombre. Pero solo he bailado de soporte, nunca he tenido un solo, ni mucho menos un principal, no lo comprendía, pero estaba muy feliz por eso, era la oportunidad que estado esperando por mucho tiempo.
Yo iba ser el bailarín principal de la obra, no lo podía creer. Francis en eso momento apareció y dio algunas indicaciones.
- Como verán, todos bailaran en la obra, no deje a nadie afuera, tenemos dos meses para montar la obra pues la fecha de estreno es a finales de octubre y las entradas comenzaran a venderse muy pronto, así que jóvenes empecemos las prácticas-. Dijo el francés.
Todos comenzamos a ensayar muy arduamente, me sorprendí por el hecho de que hago buena pareja con Elizabetha, pues después de dos horas de practicar ya nos habíamos acoplado muy bien.
Ya de regreso a mi hogar, le di la buena noticia a Arthur, quien solo dijo.
“Está muy bien, me alegro por ti” y siguió haciendo sus cuentas.
Pasaron las semanas y el estreno estaba muy cerca, solo faltaban 10 días para la primera función, ya todo estaba caso listo, excepto yo, bailaba perfectamente bien, pero aun así me encontraba tenso y el señor Bonnefoy lo pudo notar, como consecuencia me cito para que pudiéramos hablar en privado.
- Señor Edelstein, ¿Qué le ocurre?, su técnica es perfecta, la sincronización con la Srita. Héderváry es magnífica, pero su interpretación la siento alejada, ¿Ocurre algún problema en casa?-. Me pregunto.
- Problema, ninguno-. Le respondí con tranquilidad y note como elevaba la ceja en señal de molestia, pues sabe que le miento.
- Las mentiras no son buenas-. Me dijo.
Con resignación le respondo.
- Tengo dificultades con mi pareja, no le gusta que baile, dice que es una pérdida de tiempo-.
- ¿A qué se dedica su novio?-. Me cuestiona.
- Es contador-. Conteste, él se empezó a reír.
- No bueno, tú y tu novio son incompatibles. Como tiene una relación con alguien que no lo entiende-. Me dijo.
- Al principio todo era bueno, pero de un tiempo para acá no hay compatibilidad.-. Explico.
- ¿Usted ama bailar?-. Me pregunto.
- Si, con toda mi alma-. Le respondí muy seguro, lo miro a los ojos.
- Entonces sígame-. Me indico y yo lo obedecí.
Ambos llegamos al salón de prácticas, no prendió la luz, pero podía escuchar sus movimientos.
- Señor Edelstein, ¿Qué es lo que ve?-. Me pregunto tranquilamente.
- Oscuridad-. Respondí, en eso sentí unas manos colocarse alrededor de mi pecho.
- Muy bien, cierre los ojos, sienta mis manos recorrer su cuerpo-. Me indico y yo lo deje ser.
- Respire, siéntase tranquilo y ahora siga mis movimientos-. Y en eso comenzamos a bailar la escena final de “Giselle”, sin música, sin luz, solo con nuestros cuerpos, estábamos sincronizados, nunca me había sentido así.
Después de ese ensayo en la oscuridad, el francés se me acerco y me dijo.
- Roderich, estás listo, bailar en la oscuridad es una excelente terapia. Es bueno para despejar la mente y las dudas, eres un excelente bailarín, no dejes que nada te frene, tienes un gran futuro-. Me dijo, yo lo abrace sin pensarlo.
- Gracias, señor Bonnefoy-. Le conteste feliz, la verdad sus palabras me hicieron efecto.
Seguimos abrazados por largo tiempo, hasta que sentí sus manos recorrer mis espalda hasta que llego a mi trasero, me estaba dando calor.
- Edelstein, tienes un buen trasero-. Me decía el rubio, mientras me besaba el cuello, yo seguía confundido, no pude evitar soltar un gemido.
Sus manos empezaron a colarse por debajo de mi ropa, lo solté pero estaba paralizado por las sensaciones, nunca me imagine estar en el salón de prácticas a punto de tener sexo y mucho menos con el director de alguna obra.
Sin embargo yo empecé a corresponder a sus caricias, lo bese con pasión, mientras que el comenzaba a depositarme en el suelo, mientras me quitaba la ropa, yo hacía lo mismo con la suya, mientras nos seguíamos besando.
Nuestros cuerpos se fundían en uno solo, las manos de Francis acariciaban mi miembro con rapidez para que me corriera y así fue, yo gemía sin control, pero de pronto fui callado por un par de dedos que comencé a ensalivar.
Cuando Francis se dio cuenta de que los dedos estaban listos, los puso en mi entrada y los metió con poca delicadeza, me dolió pero a la vez me encanto, comenzó a dilatar mi ano para ensancharlo.
Una de mis piernas las subió a su hombro mientras de golpe me penetro y comenzó a embestirme, nuestras respiraciones eran entrecortadas, los gemidos sonoros, mi ser se retorcía de placer, el francés solo aumentaba el ritmo de las embestidas, hasta que llegamos al climax, el se vino en mi, se sintió tan bien que termine en ese instante.
Francis salió de mí y se recostó a mi lado.
- Roderich fue muy bueno, pero no quiero que malinterpretes, no te di el papel principal solo para cogerte. Tú te lo ganaste, no dejes que nadie te menosprecie. Tienes un gran futuro en el ballet-. Me dijo.
- Gracias Señor Bonnefoy-. Respondí tímidamente.
- Dime Francis, como que nos conocemos algo mejor como para que me tutes-. Me comentó.
Después de aquel encuentro de vez en cuando, al estar solos Francis me besa y abraza, yo le respondo, cabe mencionar que mi relación con Arthur se acabo, no le gusto pero seguro lo supera.
“Giselle” se estrenó, tuvo una excelente recepción por parte del público y la crítica, mi foto comenzó a ser reconocido en el mundo de la danza clásica, comenzaron a llegarme ofertas de varias compañías, pero no acepte ninguna por el momento.
Quiero continuar en “The Royal Ballet” un poco más de tiempo, estoy aprendiendo mucho aquí y tal vez en un futuro no muy lejano pueda volver a bailar en la oscuridad.