Eran alrededor de las 12 y media de la noche, me encontraba rondando las zonas de bares de Malmö*, había tenido un día muy estresante; sin embargo; eso a mi pareja pareció no importarle, pues en cuanto puse un pie en mi hogar, comenzó a atormentarme con quejas, acerca de la casa, del suburbio en donde vivimos.
No suelo discutir con él, soy una persona muy paciente, pero Tino, me encontró en mis 5 minutos de histeria, le grité, acción que nunca hago. Amo a ese hombre con todo mí ser, pero en ocasiones siento, que no es suficiente.
Debido a ello, decide salir un rato, a tomar un trago, intentar relajarme y olvidarme al menos unos minutos de mis problemas.
Termino mi búsqueda en un lugar oscuro llamado: “Heavy Metal Lover”, cuyas letras destellan por toda la calle y hacen que el establecimiento se destaque de entre los demás, ojala toquen ese género musical, el cual me encanta, a pesar de mi carácter pacífico.
Al entrar al lugar, escuchó “Supernova” de Dragonland**, una de mis bandas favoritas, me dirijo a la barra y ordenó una cerveza. Así trascurre un buen rato, tan concentrado que estaba en mis problemas, que nunca noté que alguien se sentó a mi lado.
- Hola, es un buen lugar.-. Dijo el extraño.
- Me sirve un whisky-. Le ordena al bartender, quien de inmediato, le trajo su bebida.
Yo simplemente me limite a verlo y asentir, sin prestarle mucha atención.
- Mi nombre es Mathias, ando de pasó. Vengo de Dinamarca. ¿Y tú, mi conversador amigo? ¿Cuál es tu historia?-. Me empezó a preguntar.
- Soy Berwald Oxenstierna, diseñador de muebles.- Le respondí.
- Interesante profesión, yo me dedico a la exportación de pescado, disculpa, que no se escuche tan glamuroso como el diseño, pero no me quejo.-. Se empieza a reír muy escandalosamente.
Al apenas escuchar su risa, pude notar que Mathias, es un hombre muy atractivo; es alto, de tez blanca, rubio con el cabello corto, sus ojos son azules, además su personalidad es muy atrayente, es demasiado conversador de 20 palabras que dice, solo le contesto con monosílabos.
- Berwald, cuéntame algo sobre ti, a lo mucho se tu nombre y profesión, pero en cambio yo, solo me falta decirte mi talla de zapatos.-. Me comenta.
- Pues soy Berwald, estoy casado desde hace 4 años con Tino.-. Respondí.
- Muy bien, ¿Y cómo fue que viniste a dar a este bar?, que seamos sinceros, no parece muy tu estilo-. Me pregunta.
- Me imagino.-. Conteste, pues me imagino al no verme muy “metalero”, en traje de vestir, a diferencia de Mathias, que traía un pantalón de mezclilla oscuro, playera oscura y una chamarra de cuero, todo acompañado de accesorios de cuero, siendo su brazalete, el que más resaltaba.
- No puedo ir a trabajar en mezclilla, pero me gusta mucho el heavy metal, en especial; “Dragonland”, “Therion”** y “Nott”***, son mis bandas favoritas-. Termine de responderle, lo cual me sorprendió, muy poca gente sabe de mis gustos.
- Que buen gusto tienes, a mi me encantan también, aunque mi favorita es: “Mercyful Fate”***, a pesar de que desde hace como 15 años que solo se la pasan reuniéndose.-. Comenta, mientras se ríe.
No puede evitar sentirme atraído a Mathias, es tan diferente a mí, tan jovial y feliz, nunca pensé que en mi vida engañaría a Tino, pues es el hombre de mi vida y lo amo con todo mí ser. Así que decidí guardar mi deseo, no quería incomodarlo.
Pasaron las horas y continuamos charlando, más bien; Mathias platicaba y escuchaba. Los tragos iban desapareciendo, según yo iba en mi quinta cerveza y él en su tercer trago.
Quería quitarme esa sensación de deseo y necesitaba saber si mi “amigo” era como yo, o no.
- Y Mathias, ¿Cuándo regresas a Estocolmo?-. Le pregunte.
- Mi vuelo sale a mediodía, la verdad me iría en auto, pero son como 10 horas de camino. Además, si no regresó hoy, seguro Lukas, me mata.-. Responde, mientras termina su trago.
- ¿Lukas?-. Comente, ligeramente sorprendido.
- Sí, mi pareja. No le gusta que viaje, inclusive discutimos antes de que viniera para acá, por eso vine a tomarme unos tragos, quería olvidarme de los líos, antes de regresar.-. Me contesta, mientras al mismo tiempo, ordena otro whisky.
- Te entiendo.-. Le digo.
- Salud, por las parejas problemáticas, jejejeje.-. Me invita a brindar con él.
- Salud.-. Doy un trago de mi cerveza, sin embargo al terminar de tomarlo.
Los labios de Mathias, se posan en los míos y le respondo de inmediato, pone su brazo alrededor de mi espalda para profundizar el contacto, yo me limito a dejarme llevar por el momento, total nadie aquí me conoce.
Al separarnos, nos dirigimos al baño del establecimiento para poder continuar, al llegar, cerramos la puerta, los pocos hombres que ahí había, sabían de sobra que debían retirarse, nos encerramos en un cubículo y continuamos besándonos, nuestras ropas iban desapareciendo, la verdad no me importaba la limpieza del lugar, solo quería sentir la piel de Mathias.
Para sorpresa mía, deje que Mathias fuera el activo, me bajo el pantalón y los bóxers, me inclino para poder posicionarse encima de mío, al escuchar su bragueta bajar, me estremecí y mis piernas temblaban.
- Tranquilo, seré gentil.-. Fue lo que me dijo, antes de introducirse de golpe.
Yo quise gritar, pero no quería llamar más la atención y nos vinieran a interrumpir. Él siento mi estrechez, lo cual hizo que las embestidas fueran pausadas y a la vez, certeras.
Cuando Mathias sintió que me iba acostumbrando a la invasión, empezó a masturbarme, al mismo tiempo que besaba mis hombros, para disfrutarlo más.
En cuestión de minutos, nos venimos al mismo tiempo, él en mí y yo en su mano, la cual lamió para poder probar mi semen.
- Mmmm, que delicioso sabes.-. Me dijo, justo antes de besarme.
En seguida nos empezamos a vestir, pero antes de terminar de colocarme mi corbata, Mathias, la agarro y la guardo en alguno de sus bolsillos.
- Déjame conservarla como recuerdo, por que se perfectamente que nunca voy a volverte a ver.-. Me dijo, mientras, yo solo asentía.
- También, quiero que conserves esto.-. Me continúo diciendo, a su vez; él se quitaba el brazalete de cuero que llevaba consigo.
- Disfrute mucho las pocas horas que convivimos.-. Termino de decirme.
- Gracias, yo también, lo pasé bien.-. Le respondí tranquilo.
Después de aquellas palabras, abandonamos el lugar y cada quien continuo con su vida. Mathias regresó a su hotel y yo a mi hogar, a lado de mi amado Tino, él cual nunca sabrá lo ocurrido esta noche.
Sin embargo; Mathias siempre será un buen recuerdo y “Amante de Heavy Metal”.