A la semana siguiente de haber sido ultrajado Roderich Edelstein, mejor conocido como Austria, decido empezar a maquilar su venganza contra cierto prusiano y para ello tendría la ayuda de su mejor amiga Elizaveta, conocida como Hungría.
- Oye Austria, ¿Crees que sea una buena idea?-. Preguntaba la chica con desconfianza.
- Por supuesto, él no sospechara nada de tu participación-. Contentaste muy tranquilamente el músico.
Ya entrada la noche, en las afueras de su residencia Gilbert Beilschmidt, personificación de la ya extinta nación de Prusia, se encontraba abandonando su morada para dirigirse a un conocido bar en donde lo esperaban sus colegas de fiestas y borracheras: Francia y España.
Cuando Gilbert, se disponía a abrir la puerta de su vehículo, sintió un golpe metálico en la cabeza que lo hizo ver Gilbird’s volando a su alrededor, hasta quedar inconsciente. La húngara al ver desmayado a Prusia, rápidamente lo subió al coche de este y condujo hasta la residencia de su amigo Roderich, el cual ya tenía listo el lugar en donde llevaría su venganza.
Es una habitación iluminado por velas, al centro de esta se encuentra una cama en donde había unos grilletes en la cabecera, alrededor de la cama hay un fuete de cuero y algunas esposas. Había una mesa con una jarra de agua, una navaja y demás instrumentos que el austriaco pretendía usar con Gilbert.
Elizaveta llego a la habitación arrastrando a un travieso prusiano que recibiría un castigo, que nunca olvidara, Roderich y su amiga amarraban al inconsciente hombre a la cama, tanto de las manos, pies y cuello.
- Muchas Gracias Elizaveta, mañana te contare todo con lujo de detalles-. Le dijo el músico en modo de despedida a su amiga.
La húngara salió de la oscura habitación. Roderich al hallarse solo con su presa, agarro la jarra de agua y la vacio en la cara de Gilbert para que este despertara.
- ¿Qué demonios está pasando?-. Pregunto exaltado.
- No deberías preocuparte por el ahora, sino mas bien por lo que te espera-. Respondió la voz del austriaco, quien se encontraba en frente de la cama en donde Gilbert lo veía bastante sorprendido.
- ¿Qué diablos pretendes, señorito?-. Volvió a cuestionar el albino, mientras intentaba acercarse a Austria, pero solo consiguió lastimarse con los grilletes.
- Yo nada, solo un poco de diversión, es todo.- Respondió Roderich con suma tranquilidad.
- Suéltame Señorito o te vas a arrepentir-. Advirtió el prusiano.
- Mmmm, pues que me harás. ¿Lo mismo de hace un par de noches? Creíste que no me daría cuenta-. Respondió el austriaco con tranquilidad, mientras se dirigía a la mesa por el fuete. Gilbert no podía creerlo, lo habían descubierto.
- No soy tan tonto, pero no te preocupes, no estoy molesto. Estoy halagado, tanto que incluso te devolveré el favor-. Siguió Roderich hablando con su presa.
- ¿Devolverme el favor?-. Pregunto Gilbert con un dejo de miedo en su pregunta.
- Muy bien pues empecemos-. Anuncio el pianista, en ese momento este se encontraba en el lado derecho de la cama y azoto el fuete en el estomago de Gilbert.
- Auch-. Se quejo el prusiano.
- Cierra la boca-. Grito Roderich. Por instinto Gilbert callo.
Austria al ver el resultado de su orden, sonrió elegantemente y se sentó sobre Prusia poniendo una pierna en cada lado de su presa, le coloco el fuete en su boca y comenzó a desvestirlo, primero con el abrigo, seguido de la camisa. Al ver los pezones en la piel blanca de Gilbert, Roderich empezó a masajearlos lentamente para después pellizcarlos con fiereza, él oji rojo solo se retorcía de placer, ahogando sus gemidos. Viendo el estado de excitación de su presa, el pianista se agacho sobre esta y comenzó a lamer los pezones y a morderlos con pasión y hambre. Gilbert quería liberarse para poder dominar al músico, pero el placer y el dolor encajaban perfectamente en su cuerpo, tanto que un bulto entre sus piernas, ya se encontraba totalmente duro.
Roderich al notar esto, se separo del prusiano y le bajo los pantalones, comenzado a masajear el miembro de este ultimo sobre la ropa interior, el contacto hizo retorcerse con más fuerza al travieso Prusia, Roderich ve a esta nación con suma excitación, le quita el fuete y comienza a desnudarse para después posicionarse sobre Gilbert pero dejando su miembro en la boca de Prusia mientras él comenzaba a lamer la expresión de placer de este, formando así un 69.
La lengua del músico hacia maravillas con el miembro de Gilbert, mientras este con sus posibilidades solo lamia discretamente el falo de Austria, sin olvidar lo bien que sentía gracias en parte a Roderich, la respiración se le dificultaba, comenzaba a sudar, Roderich seguía lamiendo, succionando y mordiendo, dejándole una marca de sus dientes en el glande, lo cual hizo que Gilbert culminara en un orgasmo de en sueño.
El músico se trago toda la semilla del prusiano, pero antes de culminar este, se bajo de Gilbert, le soltó las manos y el cuello para poder moverlo a su antojo, Roderich se sentó en la cama para después colocar a Prusia encima de él y comienza a masajear el miembro de Gilbert con la mano izquierda mientras que la derecha la dirige hacia la boca y empieza a meter el dedo índice en la cavidad del albino.
- ¿Sabes que va a ocurrir a continuación?-. Pregunto burlón el músico, a lo que Gilbert se limito a asentir con la cabeza.
Austria metió otro dedo a la boca de Gilbert para que lo lamiera, al sentirlo listo, levo ambos dedos a la entrada del prusiano y lo introdujo primero lentamente para ir expandiendo la entrada de este. El prusiano se retorcía de placer, no creía que el señorito fuera tan dominante en la cama.
Roderich saco sus dedos del ano de Gilbert y comenzó a introducir su adolorido y duro miembro en este último, lo hizo de golpe, haciendo que el prusiano emitiera un gemido tan lleno de dolor pero a la vez de placer, Roderich al acostumbrarse a la estrechez de Gilbert empezó a embestirlo con fuerza y pasión, sus gemidos estaban tan acoplados que se oía como uno solo.
Debido a la exquisita sensación de pasión que Gilbert lo hacía sentir, Roderich se acerco al hombro izquierdo de Prusia y lo mordió mientras seguía embistiéndolo, dejando sus dientes marcados en Gilbert, un rastro de sangre salía de las marcas, pero esta desaparecía gracias a la lengua del artista.
Después de estar así, lo seguía embistiendo hasta que culminaron al mismo tiempo el austriaco en el prusiano y este en la mano de Roderich, la semilla del músico salía junto con la sangre de Gilbert, el pianista al ver esto sonrió y tomo de la mesita la navaja que se encontraba en ella.
Y comenzó a marcar con una R y una E, sus iniciales la nalga derecha del prusiano, al ver su trabajo, le dio una nalgadita y lamio la sangre que salían de las letras que estaban en el trasero de su ahora pareja.
- Ahora eres Österreichisches Territorium*-. Dijo Roderich con orgullo y amor.
- Lo sé-. Fue lo único que pudo contestar Prusia.
- Sabes al ver mis iniciales y las marcas de mis dientes en ti, me hacen volverte a tomar-. Dijo con lujuria.-. Pero la próxima vez, lo hare mas tranquilamente amor-. Termino de decir.
- Me gusta ver ese lado monstruoso de ti, señorito. Qué bueno que lo saque-. Dijo Gilbert.
Al escuchar eso, Roderich acerco a su prusiano para besarlo con ternura y amor, mientras pasaban sus dedos por las marcas hechas por sus dientes.
Y desde ese día se convirtieron en una pareja solida y amorosa, lo que muchos de los países creían que era Gilbert el activo, pues se sorprendieron al enterarse que en realidad era Austria el activo, hizo que muchos, le comenzarán a temer y respetar.