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Hetalia by... por yaoigirlxxx01

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Notas del capitulo:

Esta es el tercer cap. ahora es la cancion "The Edge of Glory" de Lady Gaga.

Es un Prusia x Austria.

Espero que les guste, Hetalia y la cancion no son mias, son de sus respectivos autores.

 

 

Me encuentro practicando en mi piano, como todas las noches, mi vida se ha vuelto tan rutinaria, no hay nada trascendental, ninguna sorpresa.

Mi nombre es Roderich Edelstein, soy director de la Orquesta Filarmónica de Viena, que no es por presumir es una de las más importantes de mundo, por no decir la mejor. Siendo reconocido alrededor del mundo, me encuentro totalmente solo, los músicos de la orquesta me consideran muy estricto, huraño y no se acercan mucho, a pesar de ser una persona joven.

Las personas que mejor me conocen son mi servidumbre: Elizaveta, mi ama de llaves, quien ha trabajado para mí, durante tantos años, sabe toda mi rutina, desde cómo me gusta el té, hasta como debe remendar mi ropa en caso de que tenga un ligero agujero. Y el otro es mi chofer; Gilbert quien es un poco escandaloso, pero es muy fiel, a pesar de cómo lo trato.

 

Sigo concentrado en mi práctica, hasta que noto que mi ama de llaves no me ha llamado para ir a cenar, hecho que me sorprende mucho, así que salgo en su búsqueda.

 

-          Elizaveta, Elizaveta-. Comienzo a llamarla, pero no escucho ninguna respuesta.

 

 

Me dirijo hacia la cocina y solo me encuentro con Gilbert.

 

-          ¿En dónde está Elizaveta?-. Pregunto a mi chofer.

-          Está enferma, tiene una mucha fiebre-. Respondió el albino.

-          ¿Y que se supone que voy a cenar?-. Pregunto algo irritado.

-          Pues Elizaveta, me pidió a mí, al gran Gilbert que le prepara su cena-. Respondió.

-          Muy bien, ¿Y donde esta?-. Pregunto impaciente.

-          Pues le prepare, unos asombrosos sándwiches-. Me contesto, mientras me enseña su intento de cena.

-          Yo no voy a comer eso, ¿Dónde está mi Apfelstrudel* y mi té negro?, Es lo que siempre ceno, tonto-. Le digo con enfado.

-          Pues yo no sé preparar eso, sándwiches es lo único que se cocinar, tómelo o déjelo-. Me contesto, se atrevió a contestarme a mí, Roderich Edelstein.

-          Llévame a un restaurante-. Le ordeno.

-          Muy bien, pero dudo que encontremos uno abierto, tomando en cuenta la hora que es-. Contesto.

-          No me interesa, tú llévame a uno, en donde sirvan Apfelstrudel -. Le vuelvo a ordenar.

-          Como el señorito diga-. Me vuelve a contestar.

-          ¿Qué dijiste?-. Lo cuestione, al escuchar el apodo que me puso.

-          Nada, sígame por favor-. Me dice, mientras toma una bolsa de plástico, yo lo sigo hasta mi auto.

 

Ya en el vehículo, empiezo a desesperarme, Gilbert no encuentra ningún restaurante decente, solo Fast Foods, además de que su selección musical no es de mi agrado, solo son gritos con sonido fuertes, ha eso no se le puede llamar música.

 

-          DETENTE-. Grito desesperado.

-          ¿Qué ocurre?-. Me cuestiono bastante sorprendido, mientras frena precipitadamente.

-          Primero quítale a tu sonido infernal y segundo llévame a casa, hoy no cenare, ya me harte de dar vueltas por toda la ciudad-. Le ordene.

-          ¿Sonido infernal? Rammtein no es un sonido infernal, son asombrosos, como yo, no todo es Chopin, Mozart o Beethoven-. Me volvió a contestar.

-          Es todo, estas despedido-. Le digo.

-          PERFECTO, AL FIN, YA ESTOY HARTO DE SOPORTAR A UN ENGREIDO, EGOLATRA, CRETINO, GRU—ON, ESTIRADO, CERRADO, PEDANTE, PRETENSIOSO ANTIPATICO, INSOPORTABLE, QUEJOSO, EGOISTA, CIEGO, QUE SOLO LE INTERESA SI MISMO Y SU MISERABLE, PATETICA Y SOLITARIA VIDA -. Me grito, lo último en verdad me dolió, no pude evitar quedarme callado y bajar  la cabeza.

-          No sabía que me odiaras tanto, seguro que no eres el único-. Le digo mientras las lágrimas empezaban a salir.

 

Gilbert noto como sus palabras me habían afectado, apago la música y arranco el automóvil, creí que me llevaría a casa, seguía encerrado en mis pensamientos, hasta que note que llegamos a una especie de cause, en el cual se podía ver la ciudad.

 

-          ¿Dónde estamos?-. Me limito a preguntar.

-          En el fondo del valle que esta a las afueras de la ciudad-. Respondió, mientras se baja del vehículo y se vuelve a subir pero ahora en los asientos de atrás en donde yo me encuentro.

 

Se sienta junto a mí y empieza a querer animarme.

 

-          Yo, no te odio-. Empieza a decirme. – Solo me desesperé-. Me dijo tranquilamente.- En serio, discúlpame-. Dijo, mientras me alza la cara y me veía a los ojos.

-           No tienes que disculparte, tienes razón en todo lo que dijiste-. Le respondo.- Estoy solo, nadie me quiere tener cerca-. Admito esa verdad.

-          Eso es una mentira, tienes a Elizaveta y sobre todo tienes al Gran Gilbert-. Me dijo mientras pone su brazo alrededor de mis hombros.

-          Ustedes, solo están conmigo porque les pago-. Le digo.

-          Eso es mentira, bueno al menos en mi caso lo es-. Me dijo, cosa que me sorprende.

-          Eres una persona muy extraña, te despido y mírate intentas animarme, te he tratado todo la noche muy mal, no merezco este trato-. Le digo, ya más tranquilo.

-          Se, que eres un señorito, no lo puedes evitar, pero eso es lo que te hace ser tan especial-. Me dice, cosa que hace que me sonroje.

 

Gilbert toma mi mentón y atrae mi rostro hacia él y me besa superficialmente.

 

-          Te amo, señorito, mi señorito-. Te digo, en lo que me vuelve a besar pero ahora con pasión, Gilbert introduce su lengua en mi boca, yo sorpresivamente le respondo, pongo mis brazos alrededor de su cuello y me posiciono encima de él.

 

Empiezo a quitarle el abrigo y a desabrochar su corbata, mientras Gilbert me quita mi gabardina morada, nosotros continuábamos besándonos, mi chofer pone su mano sobre mi despierto miembro, él empieza a sonreírme muy maléficamente y cambia de posiciones, donde ahora está sobre mí.

 

-          Por lo que noto, no estás hecho de piedra, aunque aquí esta duro-. Me dice, en lo que aprieta con suavidad mi miembro, cosa que hace que suspire levemente.

 

El albino comienza a bajar mi pantalón junto con los bóxers, se inclina hacia mi pene y lo empieza lamer, para después meterlo en su boca, yo me encorvo por la excitación, mientras Gilbert continua su faena, primero lento, pero al verme aumenta la velocidad, lo cual hace que me corra en su boca.

Gilbert se traga mi esencia, se alza para besarme con pasión y lujuria, el comienza a bajarse sus pantalones e introduce un dedo en mi ano, me duele, pero a la vez me encanta, después mete otro, los empuja y saca, cada vez me desespero mas.

 

-          Por fa-vor, haz-lo de una vez-.  Le digo, más bien le suplico.

-          Sus deseos, son mis órdenes, mi señorito-. Me contesta con una sonrisa muy lujuriosa.

Y el joven chofer me penetra de un solo golpe, yo grito de dolor y de placer, al ver que me acostumbre a su invasión empieza a embestirse rápidamente, nuestros gemidos se acoplan a la perfección suenan como si fuera solo uno.

Estoy a punto de venirme en mi abdomen, pero Gilbert toma mi miembro y lo comienza a masturbar al ritmo de las embestidas, haciendo que nos vengamos al mismo tiempo. El cansancio hace que se recargue sobre mí.

 

-          El gran Gilbert se divirtió, ¿Mi señorito, también se divirtió?-. Me pregunto.

-          Si-. No pude evitar sonrojarme al contestar su pregunta, pero un sonido hace que me sonroje aun más.

-          Parece que el señorito tiene hambre-. Me dice, mientras agarra la bolsa de plástico que traía desde la casa.

-          No es tu Apfelstrudel, pero te calmara el apetito por un rato-. Me dice mientras me ofrece un sándwich, de esos que al principio había rechazado.  

 

Yo lo acepto sin protestar, le doy las gracias y empiezo a comerlo, noto que el también hace lo mismo.

Debo decirles que Gilbert, nunca salió de mi vida desde esa noche, el me libero de mi aburrida, rutinaria y solitaria vida, de vez en cuando regresamos a aquel lugar, siento que ese cause es el borde de mi gloria y que mi Gil, come le digo de cariño es mi gloria.

 

Notas finales:

* El Apfelstrudel es un postre tipico de la gastronomía austriaca, es un rollo de pasta hojaldrada relleno de frutas, como la manzana.

Para que se den una idea como es, en el episodio 23 de Hetalia World Series, cuando Austria se va a vivir con Alemania, es el platillo que Roderich prepara.


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