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Nuovo Amore por Keny-chan

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Notas del capitulo:

Hello hello minna-san 


Añísimos sin actualizar por aquí, pero aún seguían con mis dudas de a quién elegirá Wolf, y blah, blah, blah, blah. En fin una hermosa amenaza y un lindo comentario me dieron el ánimo suficiente para escribir otro capítulo. Que es el que les traigo, tal vez el penúltimo, tal vez el antepenúltimo, no lo sé.

Espero a muchas les guste, sé que no puedo dejar conforme a todo el mundo. Mientras me dejen sus opiniones me doy por bien servida. 

Ya dejaré de parlotaer. 

¡A leer!


No puede ser verdad, ¿no lo es, cierto? Esa voz…

—Ken —me aparto con algo de dificultad de Shouri que seguía muy cerca de mí. — Yo…

Yo,  en realidad no tengo ni maldita idea de qué decirle. Sólo sé que estoy algo temeroso, no hay reprobación en esos ojos avellanos, sin embargo…

—     Sinceramente nunca creí que…

—     Wolfram no tiene la culpa, fui yo quien lo obligó. — apela Shouri en mi defensa.

—     Nunca creí que se fueran a tardar tanto. —esa sonrisa que nos regala, más que aliviarme, me desconcierta.

—     ¿Perdón? ¿A qué diablos te refieres Ken? — me molesta — ¡Maldición!

—     Era obvio que algo como esto pasaría, Wolf. El hermano de mi amigo te da lo que Shibuya siempre te ha negado, es razonable que lo escojas a él. O al menos yo pienso así, tal vez no eres exactamente humano, pero tienes sentimientos como uno. Y esos sentimientos te tienen permitido buscar correspondencia. Nadie puede decirte que haces mal, simplemente te cansaste de esperar y eso es válido.  — me responde con una sonrisa cómplice. — Absolutamente nadie puede evitar que te enamores de otra persona, porque no tienes obligado amar al rey.

Sus palabras son ciertas, pero eso no cambia el hecho de que sí estoy traicionando a Yuuri. —No lo estoy escogiendo. —afirmo con un tono de voz ligeramente más alto. Estoy alterado, siento el cuerpo de mi cuñado tomar rigidez.

—     Entonces aún amas a Yuuri? — su voz suena tan severa, Ken sólo nos mira.

—     No. No estoy seguro. — la cabeza me empieza a dar vueltas, comienzo a ceder al temor. Estoy furioso, conmigo mismo, por no saber lo que quiero.

—     Me gustas Wolfram. — esas palabras… siempre las he querido escuchar, pero no de él. Y aun así hacen latir mi corazón sin control.

—     Yo… Shouri, yo… — mi ser se convulsiona de tantas emociones encontradas.

—     No diré nada, a nadie. Puedes estar seguro de ello, pero por favor cálmate Wolfram. — su cálida y amistosa mano se poso sobre mi tembloroso hombro.

Shouri se acerca a mí nuevamente. — De verdad me gustas mucho.

—     ¡ERES EL HERMANO DE MI FUTURO ESPOSO! ¡POR DIÓS, ERES MI CUÑADO! — grito fuera de mí — ¿Qué estoy haciendo? Engañando a mi rey.

—     Wolf

—     ¡No!

Necesito salir de aquí, así que me doy la vuelta para retirarme, no corro, sin embargo voy a pasos presurosos. Escucho mi nombre a lo lejos, me llaman, pero no debo volver atrás hasta que resuelva mis sentimientos y pueda tomar una decisión coherente. Empiezo a odiarme y por ellos suelta unas cuántas lágrimas. No sé cuánto he recorrido, pero me siento caer al chocar con alguien.

—     Wolfram, ¿estás bien? — justo la persona que no deseaba ver — ¿Estás llorando? — niego con la cabeza — ¿Te hicieron algo? — está él de rodillas ante mí, disimulo sólo un poco para que no vea mi lamentable cara — ¿Te hizo algo mi hermano? — levanta mi cara para limpiar las gotitas saldas con el puño de su camisa, para después acariciar mi cabello.  

Ya no sé si me he vuelto más frágil, porque me dejo llorar aún más.

—     Es por cosas cómo esta que te amaba tan estúpidamente. — escapa de mi acongojada garganta.

—     ¿Eh?

—     Nada, estoy bien. Quiero dormir, con permiso. —retiro educadamente su mano, y una vez puesto en pie, emprendo nuevamente mi camino, pero no a mis habitaciones, me refugiaré en aquella torre.

Debo pensar en demasiadas cosas.

***/***

Ver a Wolfram tan apresurado, como si huyera de algo o de alguien, llorando. Han conseguido despertar en mí unas terribles ganas de apalear a mi hermano. Estoy ciento porciento seguro que él lastimó a mi prometido al que –sin duda alguna ya –amo.

Camino por el sendero por el que según logré ver, venía Wolfram. Con ese fuego en la garganta que te hace sentir el enfado.

—     ¡SHOURI! —grito una vez en el corredor principal — ¡SHOURI!

—     ¿Ocurre algo, Majestad? — me pregunta Conrad, alarmado por el tono de mi voz.

—     ¿Dónde diablos está mi estúpido hermano?  — el castaño no responde de inmediato, y sin embargo, logro que el resto de mi personal aparezca.

—     ¿Shouri-sama? Debe encontrarse con Wolfram. — explica Günter, un tanto perplejo.

—     No está con él, acabo de ver a Wolf.

—     ¿Pero para que lo quieres? — pregunta Gwendal que había permanecido callado.

—     Nada que deba importarles. — los dejo con las bocas abiertas y sigo con la búsqueda.

Camino, y camino, gritando su nombre otra vez.

—     ¡SHOURI!

—     ¿Por qué tanto grito Yuuri? — está molesto, lo sé porque no ha usado una entonación melosa, pero yo estoy aún más molesto.

—     ¡¿Qué le hiciste?!

—     ¿A quién?

—     ¡Por favor! No te hagas el desmemoriado.

Unos pasos me distraen un segundo, todos me siguieron. ¡Qué molestos!

—     Esto es sólo entre los hermanos Shibuya, así que por favor, todos, nos vamos. — interviene Murata, que estaba oculto detrás de Shouri. Nadie hace ninguna pregunta, Günter lo intenta, pero Gwendal lo detiene. Hacen caso a su estratega y se van, incluido él.

—     Ahora si, ¿qué quieres Yuuri?

—     Saber qué le hiciste a Wolfram, ¿acaso le dijiste algo que lo entristeciera?

—     No le hice nada, nunca le haría nada que lo lastimase, mucho menos decirle algo que lo perturbase. —reconozco el sentimiento en su mirada, porque es el mismo que yo guardo.

—     ¿Él te gusta verdad? ¿Quisiste ponerle las manos encima?  — me resisto a golpearlo ante una idea afirmativa, después de todo sigue siendo mi hermano.

—     Por supuesto que no, yo no lo obligué como lo hicieron tú y el Maou esa noche. — ¿él lo sabe? — Así es, él mismo me lo contó, nunca pensé que mi hermanito llegara a hacerle algo tan despreciable a alguien que estima.

—     ¿Por qué te lo dijo? No deberías saberlo, además yo no lo obligué… creo.

—     Ni siquiera estás seguro Yuuri, me has decepcionado. — me dice con verdadero reproche en sus miopes ojos.

—     Así cómo lo has hecho tú, enamorándote del que sabes es mi mejor amigo y mi prometido desde el momento en que llegué a estas tierras. — no se inmutó.

—     Eso no es ningún pecado, hermanito. Uno puede enamorarse de quien desee, e incluso muchas veces uno no elige de quien se enamora. Suena cursi y trillado, pero es cierto. Yo no elegí quererlo de esa forma, pero lo acepto y me agrada.  — no me esta mintiendo.

—     Pero él no te quiere. — digo con sorna — Yo siempre le he gustado, no tienes ni siquiera oportunidad de hacer vibrar su corazón.

—     ¿Estás seguro? — me pregunta con una sonrisa retorcida, satisfecha. — Con el simple hecho de hacerlo dudar de sus sentimientos por ti, serás olvidado.

—     ¿Tú le dijiste…?

—     Lo que siento, eso tampoco es un crimen… Yuu~chan.

Se va, dejándome dubitativo, enfadado, traicionado. Pero aún queda una alternativa, creo.

—     ¿Crees que no puedo acusarte de traición al Rey?

—     No serías capaz…

—     Pruébame…. Hermano. 

Notas finales:

¡Santa madre! Pues ahí esta. Ojalá les haya gustado.

Besos. 


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