POV YUURI
Wolfram finalmente sale de la oficina. Su extraña actitud comienza a desesperarme porque me hace sentir invisible ante sus ojos.
Y lo que me molesta aún más es la forma en la que la presencia de mi hermano afecta el comportamiento de mi aún prometido. Porque sí, él aún es mi prometido, aunque no entiendo porqué eso me tranquiliza.
Wolfram no había reído en un mes, pero entonces llega Shouri, que le dice una tontería sin gracia y ese chico que solía ser caprichoso, ríe con completa calidez y sinceridad.
-¿Quieres ir al jardín?- pregunto a Shouri después de despejar la cabeza con un suspiro melancólico.
-Me parece bien.- responde.
Nos levantamos al mismo tiempo de nuestras sillas y tomamos el camino que conduce al jardín trasero.
Durante el corto trayecto ninguno dice absolutamente nada. Llegamos a la mesa que siempre está puesta en primavera, cada uno toma asiento y de inmediato nos miramos con fijeza.
Entonces veo en los ojos de Shouri que está feliz y la curiosidad que hace querer saber por qué.
-¿Cuánto tiempo te vas a quedar Shouri?- pregunto, poniendo una cara inocente e interesada.
-Planeaba quedarme sólo una semana, pero creo que puedo permanecer en Shin Makoku alrededor de un mes o dos, es mejor que aproveche ahora que tengo tiempo, de otra forma, no sé cuándo podría regresar y sería una pérdida de tiempo.- responde de forma relajada y en seguida me sonríe.
-Eso suena genial, podremos pasar tiempo juntos. Aunque… es mucho lo que tienes que aprender ¿no te parece? Yo no soportaría tanto.- dejo en evidencia lo fastidioso de su labor. Quiero que permanezca aquí el menos tiempo posible.
-No lo creo. Además si eso me sirve para el futuro lo haré con gusto y me esforzaré. Con Wolfram como mi profesor no creo que sea tan tedioso.
Me doy cuenta que cuando menciona la última parte es cuando su rostro se muestra más feliz, e incluso me atrevo a decir que se ve… ilusionado con la idea. Eso llama aún más mi atención y al mismo tiempo me irrita.
Estoy a punto de decir algo, pero una voz familiar me interrumpe incluso antes de que abra mi boca.
-Shouri-sama, su habitación está lista y el baño preparado, así que si me hace el favor de acompañarme… - le ofrece Wolfram de manera muy formal, pero con expresión suave y dulce.
Y al verlo actuar así no puedo evitar pensar que, esa persona que tenemos enfrente, no es el Wolfram que conocí.
-Gracias Wolfram. ¡Vamos!- casi grita entusiasmado mi tonto hermano mayor.
-Los acompaño.- pongo mi sonrisa más boba y ninguno se niega. Sin saber de razones, no quiero que esos dos estén solos.
-Como guste Majestad.- exclama Wolf con un rostro indiferente.
-¡Es Yuuri, Wolfram! Me haces sentir un anciano.- rezongo, jamás creí que llegaría el día en que tendría que corregir a Wolfram, como hago con Conrad.
Wolfram comienza a caminar hacia el destino ya señalado. Shouri y yo lo seguimos de cerca. Yo no le presto atención a él y él no me presta atención a mí. Sólo podemos mirar a Wolfram.
Caminamos por varios pasillos y Wolf se detiene delante de una enorme puerta. Miro los alrededores y me doy cuenta de que el cuarto de Shouri está justo enfrente de la antigua habitación de Wolfram.
El rubio abre la puerta y nos deja pasar a ambos.
-Ésta es su cama- dice señalándola- espero le sea cómoda. Dentro del armario hay suficiente ropa y pijamas para su estadía; el escritorio está equipado con lo necesario, su maleta está a un costado de la cama y aquí está el baño. Tómese el tiempo que quiera. Vendré por usted para la cena y cualquier cosa que necesite no dude en pedírmelo Shouri-sama.- enuncia Wolfram con extrema elegancia.
-En realidad hay algo que me gustaría pedirte Wolfram. ¿Puedes llamarme Shouri, solamente? No me gusta tanta formalidad, trátame de tú- pide mi hermano.
Wolfram no responde al instante, parece que tiene que meditarlo un momento.
-Como digas… Shouri.- acepta finalmente.
-Gracias. Y otra cosa… ¿puedo llamarte Wolf? Es que es más corto.- dice con una risilla. ¡Qué excusa más tonta¡
Se supone que sólo yo y de vez en cuando Cheri-sama le llamamos así. Aunque más recientemente también Conrad, lo llama tan cariñosamente. ¡Esto es tan molesto!
Y para colmo, parece que han olvidado mi presencia.
-¡Claro!- responde Wolfram entre risitas.
Definitivamente algo no anda bien.
-Ahora vete a bañar para que bajes limpio a la cena, Shou~ri.- dice Wolfram en algo parecido a un canturreo alegre.
¿Por qué tanta confianza de pronto? Además parece que se está portando coqueto, jamás lo había visto así.
-Está bien- sonrió y me parece que vi que le guiñó un ojo a Wolfram. Y se metió al baño.
-¿Nos vamos Majestad?- me pregunta y por primera vez en un mes, Wolfram me dedicó una sonrisa, una sólo para mí.
-S-sí.
Los dos salimos de la habitación.
Caminábamos hacia mi despacho, pero prefiero cambiar nuestro destino. Esta es mi oportunidad para hablar con Wolfram y no la voy a desaprovechar.
-Wolf… ¿te molestaría acompañarme al jardín?- digo suavemente. Creo que tengo un poco de miedo.
-Por supuesto.- exclama con una expresión sencilla.
Recorremos un trecho más y por fin estamos en el jardín. Al parecer todos están ocupados con sus deberes, porque e lugar está desierto.
A lo lejos está un viejo árbol. Parece un lugar cómodo, así que me siento debajo de él y hago una seña a Wolfram, que está parado delante de mí, para que se siente a mi lado. Acepta y permanece en silencio.
-Wolfram yo… quería pedirte una disculpa. Estoy realmente arrepentido.- el miedo me envuelve otra vez, creo que él lo nota. ¿Qué me dirá?
-No tiene que disculparse Majestad; usted sólo dijo lo que realmente sentía y no hay ley que le prohíba eso.- recita con la voz fría.
-¡¡Eso no es lo que sentía!!-replico levantando un poco la voz y acomodándome de rodillas sobre el césped- ¡¡Eso no es lo que quería decir Wolfram!! ¡¡Entiéndeme, fue sólo un impulso!!
-No creo que eso sea completamente cierto. Usted siempre es honesto Majestad, usted no miente- responde sin mirarme.
La desesperación comienza a apoderarse de mí sin ningún control. Quiero que me vea a los ojos, que vea que le estoy diciendo la verdad. Lo tomo con fuerza por los hombros y lo obligo a mirarme.
-¡¡Wolfram, por favor!! Créeme, no lo dije en serio. Por favor perdóname y vuelve a ser el mismo de antes.- le suplico, lo estoy sacudiendo con fuerza, pero él sólo me mira imperturbable- ¡¡Vuelve!! ¡¿Qué no entiendes que tu indiferencia me está destruyendo?¡- y de forma inevitable las lágrimas comienzan emanar de mis ojos.
Levanta una mano. Sus delgados dedos se deslizan por mi mejilla izquierda, limpiando las pequeñas gotitas saladas y entonces sonríe.
Sonrío también, él ha aceptado mis disculpas y volverá a ser el de antes… mi Wolfram.
-No tienes que pedir perdón. Ahora puedes entender cómo tu indiferencia me fue destruyendo poco a poco. Espero que lo disfrutes. – dice en un susurro y sin desdibujar esa blanca sonrisa.
Sus palabras me atraviesan el pecho como mil espadas. Retira su mano y quita las mías de sus hombros. Se levanta y se marcho, no sin antes decirme:
-No tarde mucho, la cena se servirá pronto.
Me he quedado solo. Lo he perdido. El antiguo Wolfram no regresará.
¿Por qué siento como si fuera a morir en cualquier momento?