POV WOLFRAM
Ya he dejado a Shouri en su habitación. He tenido un día demasiado difícil, me siento cansado, tanto física como mentalmente.
Y es que ya es bastante difícil mantener esta máscara de amabilidad, rectitud e indiferencia, no es sólo difícil, también es doloroso.
Siento que me muero cada vez que estoy cerca de Yuuri. Aquellas palabras siempre regresan a mi memoria con sólo saberlo cerca.
Si antes acumulaba una gran cantidad de sentimientos tristes y míseros, ahora es mucho peor. Mi pecho se llena más rápido de tristeza, depresión, melancolía y desdicha. Duele tanto que siento el pecho arder y cada noche necesito sacar esas emociones, pero debo hacerlo de forma sutil y silenciosa. Por lo tanto sólo hay un método: llorar.
Por un mes he derramado amargas lágrimas, noche con noche, salen de mis ojos hasta que no queda ninguna.
Y ahora mismo me dirijo a mi escondite, un lugar donde dejo ese dolor, donde nadie sabrá de él.
Es media noche, todos ya están durmiendo, sólo algunos soldados custodian el castillo y en este jardín nadie se aparece a estas horas.
Ese enorme árbol, que siempre permanece erguido, orgulloso, es mi único testigo.
Trepo hasta lo más alto, sus ramas son grandes y fuertes. Me siento en la más cómoda y contemplo la magnánima luna.
Me sumerjo en mis recuerdos. En los más antiguos, de cuando conocí a Yuuri, hasta los más recientes. Las lágrimas no tardan en aglomerarse en mis ojos y una a una comienzan su recorrido, descendiendo hasta fundirse con la corteza de las ramas.
Mi cerebro aún no puede procesar las palabras que me dijo Yuuri.
Cuando las escuché salir de su boca, mi corazón dio un doloroso vuelco. Pero no tenía intención de dejarme engañar de nuevo.
Y es que desde que lo conozco han ocurrido cosas como esa; que me hacen creer que me mira como algo más, pero no resultan ser más que falsas ilusiones.
Por eso ésta vez no me dejé engañar.
He descubierto que, aunque pidas disculpas o te retractes, las palabras que ya fueron dichas, no se pueden borrar.
Dejo que los minutos pasen y que el dolor en mi pecho se apague lentamente, con la humedad de mis lágrimas. Ya pasaron dos horas y mis lágrimas se han agotado. Cansado, desciendo del árbol y me dirijo a esa habitación que aún comparto con Yuuri.
Llego sin ser detectado, abro la puerta y él ya está dormido. Me pongo el pijama y me cuelo bajo las cobijas.
Yuuri le está dando la espalda a la ventana. Muestra un rostro sereno, no puedo evitar contemplarlo con fascinación. Y aún ahora, si dijese que no lo amo, estaría mintiendo.
Las lágrimas vuelven a aparecer. He aprendido a llorar en silencio. Y por fortuna Greta ha estado durmiendo en su habitación desde hace algunos meses, así no puede ver el estado en el que estoy.
Inconscientemente mis dedos acarician el suave cabello negro. Retiro unos cuantos mechones de su rostro y en seguida acaricio su mejilla.
-… Wolfram… -susurra entre sueños al sentir mi contacto.
Son este tipo de detalles, los que siempre terminan por engañarme.
Sigo contemplándolo. Los parpados comienzan a pesarme. Le beso la mejilla; con un roce suave de mis labios.
Le doy la espalda y me alejo lo más que puedo de él… como cada noche.
Y sin esperar algo más, comienzo a quedarme dormido.
POV YUURI
Estoy soñando… soñando con el antiguo Wolfram. Aquel que solía ser caprichoso, muchas veces engreído, celoso e impulsivo; pero el mismo que poseía un bondadoso corazón, sincero, que a su manera demostraba su cariño y preocupación y que la mayoría del tiempo era amable sólo conmigo, porque sólo me miraba a mí.
Siento que unos delicados dedos acariciar mi cabello. Después con un gesto dulce acarician mi mejilla.
-…Wolfram… - sé que es él, reconozco su calidez, aquella que seguramente nadie más conoce, sólo yo. Pero es solamente un sueño.
Siento como sus suaves labios impactan en mi mejilla, con cariño.
Pero es sólo un sueño… no quiero despertar.