Hace ya una hora más o menos que me retiré a la habitación y sigo esperando a que Wolfram llegue. Ya es tarde y el no regresa, ¿qué tanto puede estar haciendo? ¿No estará con Shouri todavía o sí?
¡Y qué importa si está con Shouri! Después de todo son alumno y profesor y al parecer se volvieron amigos, no hay nada de malo en eso. Es como si estuviera conmigo, también soy amigo de Wolfram. Mis ideas comienzan a enredarse de nuevo, así que mejor pienso en otra cosa.
Sin darme cuenta estoy caminando de un lado a otro esperando frente a las puerta, si sigo así por otro rato haré un agujero en el piso y eso no es bueno.
Estoy por salir a buscar a Wolfram cuando escucho unos pasos que se detienen frente a la habitación y entonces escucho unos murmullos.
-No tenías que traerme, se supone que yo debo llevarte a tu cuarto- esa es la voz de Wolf.
-Déjame hacerlo por una vez, ¿de acuerdo? Buenas noches Wolf…- esa es la voz de mi hermano, abro la puerta de inmediato y la escena con la que me encuentro no es nada dulce.
-Que descanses Shouri- digo antes de tomar a Wolfram por la muñeca y meterlo a la alcoba.
Azoto la puerta sin importarme si mi hermano está aún afuera. No son celos. No son celos. No son celos. Sólo estoy cuidando de mi amigo.
-¿Majestad?- la voz de Wolfram me hace recuperar el juicio. Aún no lo he soltado y al parecer lo estoy lastimando por la fuerza con la que lo sujeto.
-Ponte la pijama y métete a la cama- no es una petición, sé que es una orden. Suelto su mano para que haga lo que le he dicho.
Me volteo hacia él, me está mirando confundido. Aún no comprende mis palabras.
-¿Perdón?- pregunta retrocediendo un paso y sin dejar de mirarme así.
-He dicho que te pongas el maldito camisón y te vayas a dormir, es una orden. – sigue sin moverse.- ¡Ahora!
No replica, ni me insulta. Sólo hace lo que le he mandado. Siento la cabeza echar humo y darme vueltas. No sé qué me pasa y no quiero saberlo… no ahora. Una vez que está dentro de la enorme cama, tomo mi lugar en ella, a su lado.
Apago las luces que habían permanecido encendidas durante mi espera, sólo la luz de la luna que entra por el elegante ventanal nos ilumina. Wolfram se ha recorrido, como siempre, hasta el otro extremo. Lo más lejos posible de mí.
¡No lo soporto! ¡De verdad no lo soporto tan lejos! ¿Puedo permitirme un capricho muy egoísta… sólo por esta vez?
-Wolfram acércate- digo en voz baja, pero no me responde. No está dormido, sólo está fingiendo. Lo conozco bien.
-Wolfram, ¡que te acerques!- repito, no quiero verme malvado, no con él. Pero justo como están las cosas ahora, sólo así puedo conseguir que me haga caso.
Sin decir palabra alguna, se coloca cerca de mí, dándome la espalda.
-Mírame… por favor- pido con calma. Entonces se gira y puedo ver sus ojos.
Sin avisarle nada lo abrazo por la cintura y lo acerco a mi cuerpo todo lo que puedo, y me muevo de tal forma que estemos más cómodos. En esa posición puedo sentir esa calidez que jamás imaginé extrañar tanto y el aroma de su cabello que siempre me ha gustado disfrutar.
De repente me siento un poco extraño, algo cambia dentro de mí.
-Te extrañé- le susurran mis labios al oído, es mi otro yo el que habla. Pero no ha tomado control de mí por completo. Tal vez quiere expresar aquello que nunca me atrevo.
-¿M-majestad? Uhm…- musita y mi cuerpo se estremece. Esto no está bien, pero creo que… en estos momentos no me importa nada más.
-De verdad te extrañé… Wolfram- suelto por lo bajo en su oído, su cuerpo también se estremece al sentir mi aliento en su piel. Empieza a serme difícil tener control sobre mí sin la influencia de mi otro yo.
Como puede se separa un poco y me mira a la cara algo asustado.
-Maou… heika… - dice sorprendido. Nunca me había dado cuenta de lo tierno que se ve cuando pone esa expresión. Luce tan ingenuo… no puedo creer que estos pensamientos me pertenezcan.
Aprovecho la distancia que puso entre los dos. Primero muerdo el lóbulo de su oído y un pequeño gemidito escapa de sus labios, después reparto besos por su mejilla hasta llegar a los labios, donde me detengo un momento para contemplar su rostro. Sus mejillas están tan sonrosadas…
Con mis dedos delineo los finos labios… mi juicio se está nublando, pero… ¿eso importa ahora? Sin esperar un segundo más asalto sus labios, primero con un beso delicado, que poco a poco se va volviendo más apasionado. Está intentando resistirse un poco. Lo aferro por la nuca para profundizar el beso, lucho para abrirme paso entres sus labios, consiguiéndolo son problemas. Al primer contacto de mi lengua con la suya, mi temperatura sube precipitadamente… no puedo creer que esté haciendo esto con Wolfram… un hombre… pero me encanta. Deja la resistencia a un lado y Wolf comienza a corresponder. Nuestras lenguas juguetean torpemente… también es su primera vez besando de esta forma, eso me gusta.
El aire comienza a faltar, no quiero separarme, pero es necesario. Me despego de su boca, permitiendo a ambos respirar. Le dedico otra mirada, está un poco agitado, sus mejillas siguen deliciosamente sonrojadas. Una vez recuperado el aliento me vuelvo a apoderar de sus labios, y entonces rodea mi cuello con sus delicados brazos.
Mis manos comienzan a tener vida propia. Descienden de su espalda hasta sus piernas, donde se cuelan bajo el camisón.
-Mmmg – ¡ah! No es posible que admita esto… sus gemidos son música para mis oídos.
Dejo su boca, para morder su cuello, suelta constantes gemidos cuando lo hago. Es divertido. Mis manos recorren de sus muslos hasta su pecho, donde encuentro sus pezones. Tengo curiosidad… ¿qué pasa si juego un poco con ellos? Prefiero descubrirlo por mí mismo. Para comenzar les doy un ligero masaje en círculos son los dedos, entonces Wolfram se revuelve debajo de mí… ¿en qué momento me coloqué sobre él?… no tengo idea.
-Ma… majestad- replica con mucho trabajo.
-Déjate llevar- le susurro… ¿o tal vez fue mi otro yo? No lo sé.
Desato el camisón y lo retiro completamente, quedando frente a mí la visión más hermosa, un Wolfram casi desnudo, sólo quedaba una prenda por retirar… pero aún no era el momento.
i
El Maou me acaba de arrebatar de mi pijama, no sé qué demonios está pasando. Pero debo detenerlo, sin embargo mi cuerpo no ayuda nada, es difícil alejarme de algo que he deseado por mucho tiempo. Sentir los labios de Yuuri sobre los míos, sentir su amor… pero no debe ser así. No está consciente. No es Yuuri, sino su otro yo.
Sus manos recorren todo mi cuerpo, se siente tan bien que es complicado resistirme por más tiempo. Quiero mantenerme firme…
-Aah…umm- no puedo reprimir mi voz. Pero parece que le gusta escucharme. ¡Qué Maou tan pervertido!
-¿Se siente bien verdad?- … maldita sea ¡sí! Una de sus manos me acaricia sobre la ropa interior. Esto no puede estar pasando… es un sueño.
Ahogo mis gemidos con la mano. ¡No es posible! Tiene mi… ¡Por Shinou, lo tiene en sus manos! Ese maldito movimiento hacia arriba y hacia abajo me está volviendo loco.
-¡Ah!- no puedo callar más. Sus labios sobre los míos ayudan a silenciarme.
Su mano derecha trabaja en mi miembro, mientras la izquierda juega con uno de mis pezones y su lengua pelea con la mía. Estoy a punto de abandonar la conciencia. Deja de besarme y sustituye los dedos que están en mi pecho por su lengua, haciendo los mismos movimientos circulares para estimularme. Mis pezones han de estar completamente enrojecidos ya.
Interrumpe su labor en mi miembro. ¡Termina ya! Quiero gritarle, pero no debo sucumbir ante sus deseos. Otra vez se dedica a recorrer toda mi piel con sus cálidas manos, mientras dibuja un camino de saliva por mi pecho hasta mi ombligo, donde se entretiene otro tanto. Mi respiración es entrecortada, el placer me envuelve y… a él también.
-Ah….ah…- ya no es su mano, mi miembro está dentro de su boca, me vuelve loco- ah…ma-majestad…
-Es Yuuri, Wolfram. Yuuri- me corrige con una sonrisa en los labios.
Estoy a punto de acabar… ¿cómo puede ser tan bueno con la lengua?
-¡Yuuri! –grito al mismo tiempo que me vengo en su boca… ¡y se lo tragó¡ ¡Es un pervertido!
-Aún no termino Wolf- dice mientras se limpia las comisuras de los labios. Enseguida me besa.
Mira desde arriba, se ve contento. Estoy soñando. Estoy soñando. Estoy soñando, él jamás se atrevería a hacer esto con un hombre. Lo miro y entonces se lleva tres dedos a la boca, los está humedeciendo. ¡Oh no!
Está por encaminarlos hacia mi entrada. No puedo dejar que lo haga, no si después se va arrepentir. Reúno todo el valor que puedo, lo pateo derribándolo de la cama, me pongo de pie sobre las sábanas. Es mejor si lo dejo inconsciente ahora.
-¡Wolfram!
Está poniéndose en pie, me coloco detrás de él y le doy un ligero golpe en la nuca, que lo deja desplomado sin conocimiento sobre el suelo. Como puedo lo vuelvo a colocar sobre la cama y lo arropo.
-Lo siento Majestad, pero estoy seguro que iba a hacer algo de lo que se arrepentiría el resto de su vida.- susurro a su oído.- Pero gracias…- beso su mejilla, tomo mi pijama y me dirijo al baño, de donde no planeo salir hasta la mañana siguiente.