POV SHOURI
Estoy terminando de empacar unas cuantas cosas, me quedaré en Shin Makoku durante una corta temporada y de cierta forma, estoy ansioso.
Tal vez sea porque veré a mi hermano menor después de tanto tiempo, aunque en mi mente aparece otro rostro… uno de blanca piel, cabello rubio y hermosos ojos verdes. No sé porqué últimamente pienso mucho en ese niño mimado prometido de Yuu-chan.
Incluso lo veo en sueños y lo más curioso es… que no me molesta para nada el que su figura me visite mientras duermo.
Hace mucho tiempo, desde el incidente de las cajas, ese joven rubio ha permanecido en mi memoria claramente. Lo he visto muy pocas veces y no sentía lo que ahora siento. Por alguna razón, la cual desconozco, tengo unas incontrolables ganas de verlo… ¿será que estoy enamorado de él?
¡No, eso no puede ser! ¡Es un chico! Aunque no voy a negar que es mucho más bello que cualquier chica que haya visto o conocido hasta ahora, incluso es más bello que las chicas de los videojuegos en los que desperdicio mi tiempo.
Me doy cuenta de que, como en otras ocasiones, mi mente se pierde en los recuerdos de ese príncipe Mazoku.
Mi madre me grita que ya todo está listo en la bañera. Tomo la pequeña mochila que llevo por equipaje y me dirijo al cuarto de baño. Mi madre se despide de mí, y mi padre la imita. Una vez dentro de la bañera soy arrastrado por un remolino de agua y transportado hacia ese otro mundo. Espero que el rubio se encuentre aguardando, junto a Yuu-chan, mi llegada.
Es cuestión de solo un minuto, aún no estoy acostumbrado a viajar de esta forma así que suelo cerrar los ojos. Cuando me siento seguro en “tierra firme” los abro y justo como esperaba, o más bien, como deseaba, Wolfram junto con Yuu-chan están justo delante de mí.
Noto algo raro en Wolfram, se encuentra algunos pasos más atrás que Yuuri. No puedo evitar mirarlo fijamente.
Creo que él se da cuenta e inesperadamente me deja ver una blanca sonrisa y me tiende la mano, lo pienso por un momento y por fin la acepto. Su agarre es fuerte, pero su mano es fina y delicada. Tira de mí con firmeza pero sin lastimarme y logro ponerme en pie. Ahora estamos frente a frente y me hace sentir un poco nervioso. No puedo dejar de mirarlo y él me vuelve a sonreír. No quiero soltarlo, pero…
-Bienvenido Shouri-sama.- me dice con aquella, si mal no recuerdo, dulce voz. Me toman por sorpresa sus palabras, es la primera vez que es tan formal.
-H-hola… Wolfram.- apenas y logro articular palabra, aún tengo su mano entre la mía, pero la voz de Yuu-chan me trae de vuelta.
-Shouri, ¿estás bien? –mi hermanito me mira extrañado.
-Sí, solo me sentí algo mareado. Ya estoy bien.- dejo ir esa suave mano y salgo de la fuente. Entonces me doy cuenta de la presencia de otras dos personas.
-Tanto tiempo sin verte Shouri.-saluda Conrad con esa típica sonrisa imperturbable.
-Conrad, Gwendal. Un placer verlos nuevamente.- tengo que ser educado.
Veo que Wolfram toma mi mochila de la fuente, me mira tranquilo, muy tranquilo y me muestra el camino con una mano.
-¿Nos vamos?- me pregunta su relajada voz. Algo en definitiva, es distinto en Wolfram.
Otra vez no puedo responder, es extraño que me haga sentir tan nervioso a pesar de ser un chico, pero simplemente me tienen anonado con todo su ser. Es más guapo de lo que recordaba sí, pero es mucho más amable y educado de lo que era cuando lo conocí. Y me doy cuenta de que solo puedo quedarme contemplándolo como idiota.
Siento de repente que una mano se posa en mi espalda y me da un ligero empujón, haciéndome dar un paso. Miro hacia atrás y descubro que es Yuuri quien me anima a caminar.
-Vamos al castillo- dice con una sonrisa, pero sus ojos me miran extraño, como si estuviera confundido.
Asiento con la cabeza. Por delante va Wolfram y detrás de nosotros vienen sus Conrad y el hermano mayor.
Yuu-chan no me dice nada. Fijo la vista en la esbelta espalda del rubio, lo examino completamente y me doy cuenta de cuan delgado y pequeño es su cuerpo y al mismo tiempo me hace desearlo… sí, es un cuerpo muy sensual, que invita a muchos a soñar con él. En cuanto esa idea cruza por mi cabeza, un escalofrío recorre mi espina dorsal y justo en ese momento, él se gira, me mira y me sonríe nuevamente y después regresa la vista al camino. Siento que me sonrojo un poco.
Pero también siento un cuerpo tensarse al lado mío, es Yuuri. Lo miro de reojo y noto que él también observa a Wolfram atentamente. Su semblante expresa preocupación y al mismo tiempo… tristeza.
Y entonces me pregunto, ¿pasó algo entre esos dos?
Finalmente llegamos a un carruaje, donde también esperan las monturas de los hijos de esa extraña mujer.
Wolfram abre la puerta del carruaje y me invita a entrar. Acepto su invitación y él espera a un costado de la puerta. Entonces me pierdo en el verde de sus ojos y no veo el escalón, tropezando con él. Estuve a punto de caer, pero su mano me tomó del brazo, evitándome la caída.
-Con cuidado, majestad- es la primera vez que usa un titulo tan grande para referirse a mí, y es extraño.
Recupero el equilibrio y entro al carruaje, me entrega mi mochila y vuelve junto a la puerta. Veo por la ventana que Gwendal ya ha montado su caballo. Conrad está al lado de Wolfram.
Yuu-chan sigue mirando al rubio con ojos preocupados y tristes, pero éste ni siquiera lo mira directamente. Yuuri sube al carruaje y tropieza con el mismo escalón, pero él cae por completo. Conrad se apresura a ayudarle y yo le doy una mano, mientras Wolfram permanece en su lugar.
-¿Está bien Yuuri?- le pregunta el castaño, al mismo tiempo que lo levanta.
-¿Te lastimaste Yuu-chan?
-No, estoy bien- responde tratando de sonreír.
-Debe procurar tener más cuidado, Yuuri heika. No querrá lastimarse.- le dice un Wolfram inexpresivo.
En seguida se marcha y monta su caballo.
Los tres nos quedamos sin palabras, ante la actitud de Wolfram. Conrad abrió los ojos al máximo por la impresión. Yo solo pude quedarme callado, pero Yuu-chan… se le cayó la mandíbula hasta el piso, cuando logró cerrar su boca, apretó los labios fuertemente, se acomodó en su asiento y agachó la mirada.
-¿Yuuri?- susurró Conrad, pero no hubo respuesta.
Cerró la puerta y montó su corcel y en seguida nos pusimos en marcha hacia el Pacto de Sangre.
La mitad del camino se vio envuelto en un mar de mutismo, y entonces me atreví a preguntar.
-¿Algo pasó entre Wolfram y tú?
-No lo sé- su voz sonó apagada.
-¿No lo sabes? Él…
-Él se ha estado portando así desde hace poco más de un mes. No conozco las verdaderas causas, sin embargo, sospecho lo que puede ser. He tratado de disculparme, pero siempre dice que no hay razones para que lo haga… no sé qué hacer- ahora su voz era resignada y cansina.
-¿Acaso pelearon?
-De la peor forma hasta el momento- dijo mirando el paisaje.
-¿Y por qué? –era demasiada mi curiosidad. No sé si me preocupaba más mi hermano o su prometido.
-Creo que fue culpa mía. No estoy seguro. Creí que me gritaría toda una gama de insultos y maldiciones, pero no lo hizo. Pensé que si me disculpaba todo volvería a la normalidad, como siempre. Pero me equivoque. Y ahora es así…
-Entonces, ¿crees que fue por la pelea?- era lo más seguro.
- Más bien creo que esa pelea solo fue el detonante.-me miró, sus ojos hablaban con extrema tristeza- No sé qué hacer, todos estamos preocupados por él y es que… este ya no es Wolfram; no grita, no regaña, no insulta, no hace nada de lo que solía hacer… es tan extraño.- entonces vi que las lágrimas luchaban por salir de sus ojos.
Uno un breve espacio de silencio.
-Yuuri, ¿quieres a Wolfram?- debía saberlo con certeza.
-Por supuesto, él es mi mejor amigo- respondió automáticamente.
-No. Me refiero a que si él te gusta… ¿lo amas? – estaba ansioso por saber la respuesta, pero no sabía bien por qué.
-No, él… solo es mi amigo- sus palabras estaban llenas de seguridad y me sentí aliviado.
El silencio se volvió a apoderar del ambiente y así fue el resto del camino.