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Imperio Azteca por lizergchan

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Notas del capitulo:

Nuevo cap!!!

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: EspañaxImpero Azteca.

Aclaraciones: Parte de la serie “La familia de Atlántida”

Advertencia: Este fic contiene YAOI, humor, Lemon, fantasía, muerte de personaje, totura, violacion y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

Beta: Usarechan.

 

 

 

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Imperio Azteca

 

 

Capítulo 02.- La pena de Cintéotl parte I

 

 

 

Al llegar a la costa, quedó impresionado con las embarcaciones que para él eran como montañas. Había criaturas tan extrañas pero tres de ellos estaban ataviados con conjuntos que les recordaban a Tezcatlipoca, Tláloc, y Quetzalcóatl.

 

Mis señores —dijo Cintéotl haciendo una reverencia mientras que sus ojos se centraban en el joven de cabellos castaños que parecía ser el dios Tláloc.

Hola —habló el joven —, ¿Eres una nación? —Cintéotl asintió con la cabeza.

Soy el imperio Azteca, mi nombre humano es Cintéotl —el extraño se presentó como España, cuyo nombre humano era Antonio Fernández Carriedo.

 

En su corazón, Cintéotl, sentía que ese encuentro sería el inicio del nuevo cambio que tanto le anunciaban los astros.

 

 

 

Los españoles  habían fundado Villa Rica de la Vera Cruz*, poco después, se dirigieron a Quiahuiztlán* y Cempoala*, donde sus representaciones y jefes, los recibieron amistosamente; durante una entrevista, España y Cortés les prometieron ayudarlos a liberarse del pueblo opresor.

 

 

Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor, los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores, junto con España.

 

—Los ayudaremos a salir, pero a cambio, ustedes deben llevarle un mensaje al tlatoani de Tenochtitlan —su intérprete tradujo al idioma de los prisioneros, estos se miraron indecisos.

—Prometemos ayudarlos a terminar con los “revoltosos” —los recaudadores compartieron algunas palabras y finalmente aceptaron, pero sólo dos fueron liberados.

 

Poco después, Cintéotl volvió a encontrarse con España y los suyos cuando él y una comitiva fueron al rescate de los tres recaudadores que quedaron presos. Muchas cosas pasaron después de eso, las alianzas con su hermano Tlaxcalteca* y los hijos de éste, la matanza en casa de su hermana Cholula*. Moctezuma había hecho todo lo posible para persuadir a los españoles de ir a Tenochtitlán, envió regalos, embajadores e innumerables mensajes para convencer a los españoles de no visitar la ciudad pero todo fue inútil.

 

 

 

—¿Está seguro de esto? —le preguntó Cintéotl a Moctezuma, éste último se le notaba nervioso y preocupado, detrás de ellos estaba un amplio séquito, entre los cuales se encontraban el tlatoani de Tlacopan Totoquihuatzin, el tlatoani de Tetzcuco Cacamatzin, Cuitláhuac, Tetlepanquetzaltzin, Itzcuauhtzin, Topantemoctzin, y algunos otros servidores.

 

Finalmente, los españoles estuvieron frente a ellos.

 

—Bienvenidos sean —dijo Cintéotl —, yo soy Azteca, mi nombre humano es Cintéotl y el es mi tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.

—Soy España, mi nombre es Antonio Fernández —a pesar de que ambas naciones ya se conocían, era necesaria las presentaciones.

 

Cortés y Antonio se acercaron a Moctezuma y Cintéotl y los abrazaron, como consecuencia, el séquito quiso atacarlos pues estaba prohibido tocar a su señor y a su reino, pero Moctezuma los detuvo.

 

—Es un gran honor tenerlos aquí —dijo el emperador.

 

Los españoles fueron hospedados en el palacio de Axayácatl*, cercano al recinto sagrado de la ciudad, por más que Cintéotl le rogó que no lo hiciera, pues, Moctezuma, aunque era un gran guerrero, también era muy supersticioso y aún creía firmemente en la divinidad de sus visitantes.

 

—Entiende, Cintéotl, ellos son dioses y no debemos ofenderlos —dijo Moctezuma para tratar de convencerlo.

—No, no lo son… por favor, tlatoani… —dudo un momento. Él y Moctezuma eran grandes amigos desde antes de que se volviera el emperador, tal vez si apelaba a “ese” lado, tendría más posibilidades —. Moctezuma, por favor, te hablo como tu amigo… por favor, recapacita. Saca a los extranjeros de Tenochtitlán.

 

 

Pero Moctezuma se rehusaba, su miedo a enfadar a los dioses era más grande que su razonamiento. Enojado, Cintéotl se encerró en sus habitaciones ordenando que nadie lo molestara.

 

 

—¡Esto es ridículo! —dijo Cintéotl caminando en círculos por toda la alcoba.

 

 

“Nunca confíes en aquellos que vienen del mar… con seguridad, ellos te traerán la muerte” Las palabras de Asteria resonaron en su mente. Cuando se las dijo, apenas era un niño de tres años humanos y no comprendía, después de todo, ella y Argos venían del océano, pero ahora, comprendía que no se refería a ellos y esto le preocupaba de sobremanera.

 

“Si quieres acabar con el enemigo, primero conócelo mejor que a ti mismo”.

 

 

Cintéotl salió de su habitación y fue al palacio donde se hospedaban los extranjeros, quienes lo recibieron con cierta desconfianza.

 

—¡Cintéotl! —exclamó España, el único que estaba realmente feliz de verle. Azteca se tragó su orgullo, debía hacerlo si es que quería acercarse a su enemigo sin que se diera cuenta de sus intenciones.

—Vine… a invitarlo a dar un paseo —dijo con parsimonia. España sonrió de oreja a oreja; Cintéotl se veía tan adorable sonrojado.

—Claro…

—Don Antonio —lo llamó Cortés —. No creo que sea bueno que…

—Tranquilícese Don Cortés —miró a su “anfitrión” sin borrar su sonrisa —, sólo daremos un paseo, fusososososo.

 

 

Azteca lo llevó a dar un paseo por canoa hasta una chinampa* donde descansarían.

 

España contemplaba al país, estudiándolo; Azteca tenía los cabellos negros, una piel morena pero no tan oscura como la de los esclavos africanos, unos profundos ojos que parecían guardar grandes misterios. Su cuerpo era el de un joven de unos dieciocho años, delgado y poco musculoso, pero con una inteligencia y belleza que no había visto en ninguno de los otros pueblos indígenas.

 

 

Cintéotl se mantenía callado, sumergido en su mundo de recuerdos del pasado. Añoraba la sabiduría de su padre, la unión de sus hermanos y el cariño de su madre, pero ahora, todo eso había desaparecido; sus hermanos y él estaban en constante guerra…

 

 

—Tu casa es muy bonita —Cintéotl dio un pequeño respingo; observó al español que lo sacó de su transe —Lo siento.

 

 

Los indígenas con quienes se cruzaban, le daban regalos a Cintéotl, pequeños tributos de frutas, peces, etc.

 

 

—También eres un dios para ellos —España no lo preguntaba, lo afirmaba.

—No, ellos sólo demuestran su amor a su hogar y a su tlatoani.

 

Se sentaron a comer bajo la sombra de un árbol, para Antonio era extraño estar en una pequeña isla artificial en medio de tanta agua; la comida también le parecía rara, pero deliciosa, en particular un guiso de una carne que jamás había probado, era dulce, suave y muy sabrosa.

 

—¿Qué es? —pero Cintéotl no le respondió, algo le decía que era mejor no decirle que era carne humana.

—Cuéntame de tu casa —le pidió para cambiar de tema. España sonrió, feliz del interés que mostraba por él.

—Bueno, es muy diferente a la tuya, hay edificios, son como tus templos y palacios, pero con la diferencia de que también viven personas comunes, además de nobles. En las calles, transitan coches tirados por caballos, tenemos grandes barcos que pueden viajar enormes distancias —Antonio sonrió —, fusosososo. Si lo deseas, puedo llevarte…

—Jamás iría con alguien que hirió a la mujer que amo —la voz de Cintéotl era sombría y sus ojos tenían un leve fulgor carmesí —. Sí, sé de la masacre que tú y los tuyos hicieron en casa de Cholula y que la tienen prisionera.

 

España se puso serio, se suponía que él no debía enterarse.

 

—¿Cómo? ¿Por qué no me has atacado? —Cintéotl cerró los ojos y se encogió de hombros, derrotado.

—Moctezuma es mi tlatoani y debo acatar sus ordenes —levantó la mirada al cielo —. Los dioses me crearon para servir a mi señor y transmitir al pueblo su voluntad. Ese es el destino de seres como nosotros… no importan nuestros sentimientos.

 

 

Continuará…

 

 

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Villa Rica de la Vera Cruz:  fue fundada por el conquistador español Hernán Cortés, por Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero, el 22 de abril de 1519 en las playas que se encontraban frente al islote de San Juan de Ulúa, llamadas Chalchihuecan; fundando el 10 de julio de 1519 como Villa Rica de la Vera Cruz lo que se convirtió en el Primer Ayuntamiento de América continental y la Primera Ciudad fundada por europeos en toda América Continental. Sus primeros alcaldes fueron Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero.

Quiahuiztlán: El nombre del sitio es de origen náhuatl, se compone de "Quiahui", lluvia y "tlan", lugar; es decir Quiahuiztlan o Quiahuixtlan significa "El lugar de la lluvia". El sitio se encuentra sobre el Cerro de los Metates (referido también como Cerro Bernal), llamado así porque en él se han encontrado muchos pequeños metates enterrados, el ecosistema de la zona es sabana tropical, entre la vegetación existen cactus, arbustos y algunas plantas con propiedades medicinales como la quina (paludismo), guásima (diarrea), puan (sarampión), árnica, palo volador, palo verde, moral, chaca o palo mulato y flor de día. El Cerro de los Metates se encuentra en la llamada Faja de Totonacapan que limitada al Norte por el río Nautla y al Sur por el río Actopan.

Cempoala: La palabra Cēmpoalli proviene de las raíces nahuas Cēmpoal- que significa veinte y ā(tl) que significa agua, "veinte aguas" tal vez por que dicha ciudad contaba con una gran cantidad de canales de riego y acueductos que proporcionaban el vital líquido a los numerosos jardines y campos de labranza circundantes. El lugar fue habitado principalmente por totonacas y por chinantecas y zapoteca.

Tlaxcalteca: Los tlaxcaltecas son un pueblo indígena que habita el estado de Tlaxcala, México.

En 1290 comienza su historia. Estructurados como federación, los tlaxcaltecas elegían a su líder supremo y emprendían las campañas de común acuerdo. El hecho de que jamás fueron sometidos por los mexicas les llevó a estar rodeado de pueblos vasallos de los aztecas, lo que les impedía comerciar con libertad.

Gracias a concertaciones políticas y tratos con los aztecas, lograron preservar su autonomía y llevar a buen término el florecimiento de las artes.

Cholula: Antes de dirigirse hacia Tenochtitlan, Cortés llegó a Cholula, ciudad tributaria y aliada de los mexicas con una población de treinta mil habitantes, que tenía un arraigado culto a Quetzalcóatl. Los tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas y advirtieron a los españoles no confiar en ellos. Una comitiva de cholultecas dirigida por los capitanes Tlaquiach y Ttalchiac, salió al encuentro del ejército de Cortés siendo recibidos y hospedados cuatrocientos españoles y cuatrocientos totonacas dentro de la ciudad, pero los dos mil tlaxcaltecas a quienes consideraban enemigos, debieron acampar en la periferia. Durante dos días el trato para los recién llegados fue hospitalario; poco después, las autoridades cholultecas comenzaron a evadir a Cortés y sus capitanes, ya que habían recibido en forma secreta instrucciones de Moctezuma para realizar una emboscada y aniquilar a los españoles. Una anciana que pretendía convertirse en la suegra de Malintzin confió a ésta lo que se tramaba y poco después la intérprete por su parte alertó a Cortés.

A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas. Con una señal prevista mandó a su ejército a realizar un ataque preventivo, provocando la llamada matanza de Cholula. Más de cinco mil hombres murieron en menos de cinco horas bajo el acero de las espadas españolas y la furia incontrolable de sus aliados tlaxcaltecas y totonacas. También se dio la orden de incendiar casas y templos. A pesar de haber sido una acción preventiva, muchas de las víctimas fueron civiles cholultecas que se encontraban desarmados. Pocos guerreros ofrecieron resistencia reaccionando hasta después de las dos primeras horas del sorpresivo ataque. Se sospechaba de veinte mil guerreros mexicas acampados en las inmediaciones de la ciudad para reforzar la emboscada; sin embargo, estos nunca aparecieron. Tras la victoria, los españoles se apoderaron del oro y las joyas, mientras que los aliados indígenas tomaron la sal y algodón. El contingente español, tlaxcalteca y totonaca permaneció en Cholula durante catorce días. Los cholultecas que habían sido tributarios de los mexicas, fueron sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés

Axayácatl(náhuatl: ā-xāyáca-tl, 'Máscara de Agua' ‘Insecto lacustre de la familia de las Tabanidae de cuyos huevos se hace ahuahuatli'1 ’)? (1469-1481) tlatoani mexica, sucesor de Moctezuma I y padre de Moctezuma II.

Chinampa: (del náhuatl chinamitl, seto o cerca de cañas1 ) es un método mesoamericano antiguo de agricultura que utiliza pequeñas áreas rectangulares de tierra fértil para cultivar flores y verduras en la superficie de lagos y lagunas superficiales del Valle de México. También se le denomina jardín flotante.

Se trata de una técnica iniciada en época de los toltecas, aunque su máximo desarrollo se consiguió en el siglo XVI. Hacia 1519, esta técnica, por ejemplo, ocupaba casi todo el lago Xochimilco, y su combinación con otras técnicas como la irrigación por canales y la construcción de bancales, permitió sustentar una población muy densa.

 

 


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