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Remordimiento postumo por Gwiniver Morgan

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Notas del fanfic:

HeidXEd... por que el mundo lo merece

Notas del capitulo:

Inspirado en el poema de C. Baudelaire del mismo nombre, al final pueden admirar la verdadera poesia de este magistral frances

Es un fic algo sombrio, pero me gusto asi. Es un one shot y casi un drable, como casi tod lo que escribo, Disfruten. c:

 

 

Sus sonidos eran apagados, pero la pasión se reflejaba en cada gemido que exhalaban el joven alto rubio sobre el más bajo de cabellera dorada, cuando al fin se corrieron al mismo tiempo un grito escapo de sus gargantas, quedando al finalizar ambos tendidos, exhaustos por las mieles del amor que acababan de disfrutar.

 

Ed rodó hasta quedar encima del torso desnudo de su amante. Alfons, con los ojos cerrados acaricio su larga cabellera. Su semilla había quedado regada entre las sabanas, pero de momento todo lo que les importaba era disfrutar del momento juntos.

 

Fuera de esa habitación estaba el mundo real, el mundo que los señalaria por amarse como lo hacían. Estaban los mundos, como aquel del que venia Edward, al que soñaba regresar, estaban los cohetes, que le ayudarían a eso. Pero en ese momento, solo estaban los dos, piel contra piel, siendo el uno del otro enteramente. Alfons se incorporo, desacomodando a Ed de su lánguida posición, mientras sentía picar su garganta, de inmediato comenzó a toser con fuerza. Ed lo miro con sus dorados ojos y acaricio un poco su espalda. -¿No tomaste tu medicina…?

-No…- Mintió el joven mayor, para luego volverse a tender a su lado. Lamentablemente, la enfermedad, no quedaba fuera de la alcoba.

Alfons le sonrío calidamente, enamorado, Ed respondió casi con timidez esa sonrisa –¿En que piensas…?

-En ti… y en un montón de cursilerías….- La  respuesta hizo sonreír mas ampliamente a Ed, que solo empezó pasar con suavidad sus dedos por la palida piel de su pecho, haciendo que los pezones de Alfons se irguieran, provocando una risita en ambos.

-!Hey ¡ !No hagas eso o si no….¡

-O si no… ¿qué? Respondió Ed travieso. Alfons tomo sus hombros y le hizo quedar debajo suyo, aprisionando sus labios con un beso. Cuando se aparto para mirar a su niño, se descubrió siendo admirado también. -Eres tan hermoso Heid…

El aludido se ruborizo y desvío su mirada celeste, apenado por el inesperado cumplido. Ed levanto la mano que si le pertenecía para acariciar su arrebolada mejilla. –Hay un poema… como dice …?  - Ed hizo memoria, para después repetir un fragmento de  ese poema que había escuchado en alguna cantina:

 

-Cuando duermas, mi bella tenebrosa,-recito Edward con su cristalina voz de adolescente.-en el fondo de un mausoleo construido en mármol negro…

—… el gusano roerá tu piel como un remordimiento.

 

Los azules ojos de Alfons Heiderich se abrieron asombrados, ese poema parecía una premonición. “Pero… Ed no sabe nada” se dijo a si mismo. Soltó al joven y se acostó de nuevo en la cama, mirando el techo. Ed se apoyo en un codo para mirarlo- ¿Dije algo malo?

-Ese fue un cumplido… algo tétrico….

Edward le dirigió una sonrisa confiada. –Vamos Alfons… para que eso pase , falta mucho, mucho tiempo… mientras tanto… tu bello cuerpo es solo mío…-Volvió a besarle. Alfons demoro unos segundos en corresponder a sus labios, cerró los ojos aprehensivo y lo abrazo fuertemente.

 

Unas semanas después, Edward recapacitaba en lo irónico que resultaron sus palabras, mientras al pie de la tumba de Alfons Heiderich contemplaba la tierra recién removida y los  lirios blancos… tan blancos y suaves como la piel del joven que reposaba bajo ellos, la piel que nunca volvería a sentir.

 

Cuando duermas, mi bella tenebrosa,
en el fondo de un mausoleo construido en mármol negro,
y cuando no tengas por alcoba y morada
más que una bóveda lluviosa y una fosa vacía;

Cuando la piedra, oprimiendo tu pecho miedosa
y tus caderas que atemperaba un deleitoso abandono,
impida a tu corazón latir y querer,
y a tus pies correr su carrera aventurera,

La tumba, confidente de mi ensueño infinito
(porque la tumba siempre comprenderá al poeta),e
durante esas interminables noches de las que el sueño está proscrito,

Te dirá: "¿De qué te sirve, cortesana imperfecta,
no haber conocido lo que lloran los muertos?"
—Y el gusano roerá tu piel como un remordimiento

 


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