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Amor mío por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Muchas gracias por las felicitaciones por mi cumpleaños!! Jejeje, es un honor que se acordaran y aparte tomaran un poco de su valioso tiempo para mandar un mensaje, correo o publicación en mi blog XD Pues el día de hoy les traigo el segundo oneshot que tenía pendiente, es otro songfic itadei. La canción se llama "Amor mío" y es interpretada por Tres de copas, se las recomiendo mucho. Por cierto, el tercer oneshot es la precuela de ésta historia y tiene como protagonistas al teme y a Narutito n.n Espero que mi loca idea les agrade, saben que esperaré sus comentarios con quejas, saludos, pedradas, jitomatazos, cebollazos, felicitaciones, flores, amenazas, bombas y demás. La próxima semana les traigo el capi 7 de Tsuki no Hikari (Kyuu: Y les sigue debiendo S.E.M.E.S. ¬¬) y en dos semanas el otro oneshot. Por ahora pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Kishi-sensei y la canción es de Tres de copas, yo sólo tuve la loca idea de unirlas en un nuevo fic XD

AMOR MÍO

 

A sus veintiséis años Uchiha Itachi era el vocalista de una famosa banda llamada Akatsuki. Alto, de largo cabello negro, muy responsable y encantador, lo tenía todo: fama, fortuna y un físico envidiable. Su familia se conformaba por su hermano menor, Sasuke, el novio de éste, Uzumaki Naruto, y por la pareja de Itachi desde hacía algunos años: Deidara, un talentoso escultor que estaba ganando reconocimiento a nivel internacional. Claro que su relación la mantenían en secreto, no querían tener a una horda de paparazzi detrás de ellos todo el tiempo.

 

Aquél día Itachi se encontraba en el estudio de grabación ensayando las canciones de su próximo disco. Los otros miembros de la banda eran Kisame, Pein (cuyo verdadero nombre era Nagato y fungía como el líder), Tobi y Hidan. También contaban con la ayuda y respaldo de Kakuzu, su representante, Zetsu quien era algo así como su jefe de seguridad y Konan, la única mujer del equipo y quien se encargaba de su vestuario y maquillaje.

-Oigan –susurró Tobi-, es mi imaginación o Itachi luce triste últimamente.

Todos los demás voltearon a ver a su moreno vocalista. Era verdad, estaba sentado jugando con el micrófono y tenía la mirada ausente. Eso era demasiado raro, él siempre tenía energía para trabajar arduamente, pues cantar era uno de sus grandes amores. El problema debía estar con su otro gran amor.

-Eh… Itachi –Kisame lo llamó, titubeante-, ¿te sientes bien?

-Sí –suspiró

-Mmm… ¿Ocurrió algo malo con Deidara? –preguntó Pein

-No realmente –volvió a suspirar

Precisamente ahí radicaban sus males. Tanto él como su rubio novio habían estado tan ocupados últimamente que ni siquiera tenían tiempo para una conversación de más de cinco minutos. El único momento que estaban juntos era cuando compartían la cama y dado que ambos llegaban agotados, únicamente dormían.

-Creo que sólo está estresado –opinó Hidan

-Pues más le vale que eso pase pronto –dijo Kakuzu-. La presentación en el programa de música es en dos semanas y no conviene que esté de tan pésimo ánimo.

-Oye, dale un respiro –protestó Konan-. Estos días ni siquiera vida social ha tenido. Déjalo relajarse un poco.

-Denle la tarde libre y que vaya a visitar a Deidara –propuso Zetsu-. Tal vez eso le sirva.

No viendo otra alternativa, Kakuzu accedió a darles el día libre a todos. Total, mañana podía hacerlos trabajar el doble para reponer el tiempo perdido.

 

Deidara, un hombre de largo cabello rubio y ojos azules, se encontraba en el taller trabajando en una escultura. Muy pronto tendría una importante exposición y, si todo salía bien, su trabajo sería reconocido no sólo en Japón, sino también en Europa. Se sentía un poco frustrado porque, además de la presión del trabajo, estaba lo distante que se estaba tornando su relación con Itachi. Llevaban tres años de pareja, dos de ellos viviendo juntos. A pesar de diferir en algunos aspectos, ambos sabían que amaban profundamente al otro y atesoraban su relación, pero poco a poco las cosas se estaban distorsionando. Deidara sabía a lo que se arriesgaba al salir con un cantante famoso, pero nada le importó, sólo estar con Itachi. Sin embargo con el tiempo comenzó a notar que el moreno desaprovechaba muchas oportunidades con tal de seguir junto al rubio. Eso era lo que él menos deseaba, que la relación afectara la carrera de Itachi.

-Supongo que debo tomar una decisión –suspiró con pesar

 

Itachi llegó al taller, ahí trabajaban artistas de diferentes ramas. Se había puesto una gorra y gafas oscuras para tratar de disfrazarse. Entre la gente distinguió una cabellera roja, así que se le acercó.

-Sasori –llamó

-¿Sí? Ah, eres tú –sonrió con burla

-Borra esa expresión –le dijo con enojo-, no es gracioso tener que estarme escondiendo.

-Para mí sí lo es. Bueno, hablando en serio, ¿vienes a buscarlo?

-Claro, ni ganas de verte a ti.

-Yo también te quiero, amigo –contestó con sarcasmo-. Está en la habitación del fondo. No lo distraigas mucho.

-Lo intentaré, pero no te prometo nada.

Sasori también era escultor y maestro en la escuela de artes, por eso apoyaba a muchos jóvenes talentosos. Al principio no le agradaba a Itachi porque éste creía que el pelirrojo amaba a Deidara, pero ambos le aclararon que ellos jamás se habían visto de esa forma y el moreno y Sasori se volvieron amigos que jamás perdían la oportunidad de molestar al otro.

 

Itachi llegó a la última habitación. Ahí se encontró a su novio sentado junto a la ventana y con la vista fija hacia afuera. Ni siquiera se percató de la llegada del ojinegro.

-¿Algo interesante? – le preguntó- Espero que no se trate de otro hombre.

-¡Itachi!

El rubio se sorprendió y a la vez alegró por verlo ahí. Itachi se le acercó y, tomándolo de la mano, lo alzó para besarlo de forma apasionada siendo correspondido al instante. Esos besos los volvían locos.

-Oye, ¿qué haces aquí? –preguntó el escultor-, ¿no deberías estar trabajando?

-¿Te molesta que viniera?

-Claro que no, tonto. Pero me parece raro.

-Simplemente quería estar contigo, Dei.

Deidara sonrió, pero luego su expresión se volvió triste, gesto que desconcertó a su novio.

-¿Qué sucede, Deidara?

-Yo… he estado pensando… en nosotros –aclaró

-¿Nosotros?

-Sí –lo miró-. Itachi, sabes que por alguna absurda razón te amo.

-Eso ofende, aunque también te amo.

-No me interrumpas, esto es serio –se separó de él sin dejar de verlo a los ojos-. Te amo, me amas, ambos lo sabemos, sin embargo… creo que lo mejor es que nos separemos.

-¿Q-Qué?, ¿por qué?

-Hagamos cuentas: ¿hace cuánto que no salimos juntos aunque sea a caminar?, ¿cuántas veces hemos tenido una verdadera conversación este mes? Y ni qué decir del… ehem, sexo. Los trabajos de ambos nos están distanciando.

-Sé que estamos pasando por una racha difícil, Deidara, pero de eso a terminar… me parece muy drástico.

-Mira, la verdad es que creo… que te estoy reteniendo –agachó la cabeza-. Yo sé mejor que nadie que todavía tienes mucho talento por explotar y no quiero ser el responsable de que te quedes estancado. Deseo que brilles como nadie, pero… no podrás hacerlo a mi lado.

-… ¿Es sólo por mi carrera? –le alzó el mentón-, ¿o también por la tuya? ¿Me he vuelto un obstáculo para tus planes?

-No, yo sólo… La falta de comunicación destruye las relaciones –lo observó con ternura-. Yo no soportaría que termináramos peleando y odiándonos a muerte. Antes de que eso pase prefiero alejarme de ti con todos los lindos recuerdos que hemos formado.

Itachi entendió sus palabras. Él tampoco soportaría que un día Deidara no volviera a hablarle o que llegara a mirarle con desprecio, era una de sus peores pesadillas. Claro que se había dado cuenta que las frustraciones por su relación estaban afectando al resto de Akatsuki y seguramente a Deidara le estaba pasando igual con sus esculturas. Al parecer ese noviazgo estaba comenzando a provocarles dolor.

-Maldita sea –murmuró Itachi-. Déjame pensarlo, ¿sí? Yo… necesito meditar acerca de todo esto.

-Por supuesto –sin poder evitarlo se abrazó al moreno-. No importa lo que suceda, yo siempre te querré muchísimo.

El cantante se separó de él antes de que sucumbiera a la tentación y mandara al diablo todo para tener al rubio. No podía ser egoísta, sus compañeros lo necesitaban y Deidara tenía sus propios sueños, Itachi no podía darse el lujo de pensar en sí mismo.

-Será mejor que me vaya –dijo el moreno y le dio un beso en la mejilla-. Nos vemos después, ¿de acuerdo?

-Sí…

 

Itachi llegó a la casita donde vivía su hermano Sasuke (de veintitrés años). Entró como si nada a la casa y se tumbó sobre el sofá bajo la desconcertada mirada del azabache, quien había ido a la cocina por una taza de café. Sasuke era un conocido fotógrafo de  paisajes, ya que además del gran talento que tenía con su cámara, cuando adolescente fue un famoso ídolo juvenil que sorpresivamente se retiró justo cuando estaba en la cúspide de su carrera. Pero eso no le importó, pues comenzó a cantar y terminó con ello por la misma razón: Uzumaki Naruto.

-Hey, idiota –lo llamó-, ¿qué rayos haces aquí?

-Necesito un lugar para meditar –respondió Itachi

-¿Y por qué no vas a tu casa?

-Hum… no puedo –suspiró-, porque sobre lo que voy a meditar es mi relación con Deidara.

Sasuke se extrañó por sus palabras. De sobra sabía que su hermano mayor estaba loco por el escultor y viceversa, así que le pareció raro el hecho de que tuvieran problemas a tal grado.

-¿Ocurrió algo malo? –decidió preguntarle-, ¿peleaste con él?

-No exactamente. Verás…

Se vio interrumpido al oír la puerta de la casa abrirse y ambos observaron al rubio de ojos azules que ingresó cargando un maletín.

-Hola, teme, estoy en casa –saludó mirando a su alrededor-. ¿Dónde estás?

-Aquí en la sala, dobe. Tenemos visitas.

Uzumaki Naruto, también de veintitrés años, hacía un año que se graduó en Literatura y ahora daba clases en la misma preparatoria donde él y Sasuke estudiaron. El rubio era un joven escritor, ya habían publicado algunos relatos suyos.

-Ah, hola, Itachi –le sonrió a su cuñado, pero se percató de su abatido ánimo-. ¿Pasó algo entre tú y Deidara?

-Parece que soy demasiado obvio –suspiró el pelinegro

-Iba a decirme lo que ocurrió –dijo Sasuke a su novio

-Muy bien –se sentó a su lado-, pues oigámoslo.

 

Itachi procedió a contarles su conversación con Deidara y los miedos e inquietudes que su distanciamiento estaba generando. Se sintió un poco mejor al desahogarse, pues sabía que ellos dos le entenderían bien. Sasuke y Naruto se volvieron pareja antes de que el azabache se hiciera famoso. El rubio estuvo ahí animándolo durante todo el trayecto de su carrera, por eso cuando le ofrecieron a Sasuke renovar su contrato pero con la condición de que debía irse dos años al extranjero, Naruto rompió con él para que se fuera sin ataduras sentimentales. Sin embargo Sasuke comenzó a cantar porque Naruto se lo pidió, el rubio era lo más importante para él, por eso no le preocupó terminar su exitosa y algo corta carrera con tal de no separarse de su rubio. Eso jamás lo permitiría.

 

Los jóvenes intercambiaron miradas y luego regresaron su atención al moreno que se cubría la cara con las manos.

-Hermano, ¿y tú estás de acuerdo? –quiso saber Sasuke

-Sí en el sentido de que preferiría alejarme de él en buenos términos antes de que lleguemos a odiarnos –contestó

-¿En serio serías capaz de separarte de él?

-Dei… me ha apoyado mucho estos tres años, ha soportado mi ritmo de trabajo, los escándalos inventados. Ahora él también tiene oportunidad de sobresalir como escultor… No sería justo hacer que dejara todo por mí.

Naruto fue a sentarse junto a su cuñado y le sujetó la cara con ambas manos para que lo viera a los ojos.

-Itachi –llamó en tono amable-, ¿amas a Deidara?

-Sí.

-¿Más que a tu propia vida?

-Sí.

-¿Estarías dispuesto a luchar por él y hacer todo lo posible por preservar su relación?

El moreno lo pensó. Deidara era el amor de su vida, lo supo desde la primera mañana que despertó a su lado cuando comenzaron a vivir juntos. Probablemente un día se lastimarían mutuamente, pero si le daban a escoger, sería capaz de soportar eso y más con tal de seguir teniéndolo entre sus brazos.

-Sí –contestó con decisión

Naruto sonrió con alegría y se puso de pie.

-Bien, entonces convenzamos a ese tonto también.

-¿Cómo lo haremos?

-Tengo una idea –le guiñó un ojo-. Estoy un poco fuera de práctica, pero mañana te lo explico con detalles, jejeje.

Ambos hermanos miraron al rubio con confusión. Él era raro muchas veces, de modo que no les quedaba más que confiar en su palabra.

 

Itachi pasó la noche en el departamento de Kisame y Tobi, no quería ser un mal trío con su hermano y su cuñado. Sus amigos sabían que algo andaba mal, pero no quisieron agobiarle con preguntas. Estaban seguros que, cuando estuviera listo, el moreno se los contaría.

 

La mañana llegó y los tres desayunaban tranquilamente. Se estaban arreglando para ir a su disquera a ensayar.

-Adelántense –les dijo Itachi, tomando las llaves de su auto-, los veré allá.

-¿A dónde irás? –preguntó Tobi

-Naruto me dijo que pasara por su casa antes de irme al trabajo, aunque no quiso explicarme para qué.

-De acuerdo, pero date prisa –dijo Kisame-. Si llegas tarde, Kakuzu pegará de gritos.

-Jajaja, con unos besos de Hidan lo calmamos –rió Tobi

-Como sea, ya me voy –se despidió el moreno

 

Condujo de manera distraída, casi choca dos veces y por poco atropella a una ancianita que cruzaba la calle, pero por fortuna sus reflejos aún funcionaban. No tardó mucho en llegar a la casa de sus familiares y, como ya le era costumbre, entró sin siquiera tocar el timbre. Le pareció raro ver a un furioso Sasuke sentado en la sala. Sabía que su hermano tenía mal genio, pero no entendía qué lo podía tener de tan mal humor a esas horas de la mañana.

-Buenos días –saludó, inseguro

-Hum –gruñó el menor

-Ah, Itachi –apareció Naruto trayendo consigo una hoja-, ¡qué bueno que llegaste!

 

El rubio ignoró a su molesto novio y sentó al pelinegro en el comedor. Le puso la hoja sobre la mesa y fue a sentarse en una silla frente a él.

-¿Y esto? –preguntó Itachi

-Mi plan para que hagas entender a Deidara que no debe tomar decisiones así antes de tiempo –respondió con alegría

Itachi pasó sus ojos sobre lo que la hoja tenía escrito: se trataba de una canción. Sonrió al comprender el enfado de su hermano. Sasuke se dio a conocer con una canción escrita por Naruto; a lo largo de su carrera el rubio (bajo el seudónimo de Kyuubi) le escribió varias más, siendo elogiadas por su bella letra y todo eso resaltado con la voz de Sasuke. Muchas bandas y solistas deseaban que Kyuubi fuera su compositor, le insistían a Sasuke para que los pusiera en contacto con él ya que nadie sabía su verdadera identidad, pero Naruto siempre los rechazó: sus canciones eran únicamente para Sasuke.

-Es preciosa, Naruto –le dijo, sonriendo-. Pero ambos sabemos que si la canto, alguien se pondrá hecho una fiera.

-Tranquilo, yo me encargo del teme –rió-. Tú sólo preocúpate por el negativo novio que tienes.

-¡Sí! –se puso de pie muy contento y lo jaló para abrazarlo- ¡Muchas gracias, Naruto! ¡Prometo que le haré honor a tu letra y recuperaré a mi Dei!

-¡Eso espero, cuñado!

Desde la sala, Sasuke casi rechinaba los dientes. Primero Naruto escribe una canción para su hermano, ahora lo abraza felizmente. Sabía que el rubio jamás le sería infiel, menos con Itachi, pero eso no evitó que se sintiera un poco traicionado ante la perspectiva de que ya no podría presumir ser el único al que Naruto le escribía una canción con la ilusión de que llegara al corazón de las personas.

-Bueno, me voy a la disquera –anunció Itachi-, debo mostrarle esto a los chicos. ¡Gracias de nuevo, Naruto! ¡Nos vemos, hermano idiota! –gritó, saliendo a toda velocidad

 

Una vez se quedaron solos, Naruto regresó a la sala y suspiró al ver el ceño fruncido de su novio. Sin embargo conocía una forma perfecta para animarlo. Caminó hasta quedar frente a él y se le sentó a horcajadas. Le rodeó el cuello con los brazos, plantándole un fogoso beso. Al principio Sasuke se resistió, pero no duró mucho. Segundos después ya sujetaba al rubio de la cintura para juntar más sus cuerpos. Se separaron cuando el oxígeno les fue indispensable y se miraron a los ojos.

-No te enojes, Sasuke –le sonrió levemente-. Sólo quiero ayudar a Itachi y Deidara.

-Lo sé –contestó-, pero no puedo evitarlo.

-Sabes que aunque estés retirado, sigues siendo mi cantante favorito –lo abrazó con fuerza-. Por eso Kyuubi dejó su carrera como compositor para irse contigo, porque sus letras… siempre giraban en torno a ti. Incluso cuando me sacabas de mis casillas y quería golpearte.

Sasuke sonrió de medio lado y correspondió al abrazo. Su novio tenía razón, no debía que tomarse tan mal el que compusiera una canción para Itachi. Al contrario, estaría muy feliz si con eso las cosas entre su hermano y su cuñado lograban aclararse. Ellos no merecían separarse.

 

Deidara se encontraba en su estudio con cara de tristeza. El día anterior Itachi no había vuelto a la casa, aunque ya se esperaba algo similar. Le dolía pensar que tal vez así serían el resto de sus días, sin la presencia de aquél moreno que cuando quería lo exasperaba con facilidad, pero que siempre era tan tierno y dulce con él.

-Qué fea expresión traes. Y eso que tú solo cavaste tu propia tumba.

-No estoy de humor, Sasori.

El pelirrojo sonrió y se sentó a su lado. Quería animar un poco a su amigo, aunque fuera haciéndolo enojar.

-¿Sabes, Deidara? Itachi podrá ser irritante a veces, pero te ama incondicionalmente y tú a él también. Creo que te estás precipitando con todo esto porque, si de verdad quisieras dejarlo ir, no sufrirías como lo estás haciendo ahora.

-Puede que tengas razón –suspiró

-Tienes que estar seguro de tus decisiones, ya que si terminan y él llega a fijarse en alguien más, no tendrás derecho alguno a reprochárselo.

 

Los miembros de Akatsuki afinaban los instrumentos mientras esperaban la llegada de su vocalista. Oyeron un fuerte estruendo acercándose y la puerta se abrió de golpe, dando paso a un agitado pero contento Itachi.

-Eh… ¿Pasó algo bueno? –preguntó Hidan

-Sí. ¡Pein! –lo miró y le enseñó la hoja- ¡Por favor, interpretemos esta canción en la presentación en la televisora!

El aludido tomó el papel y lo leyó. Abrió sus ojos con sorpresa al ver el nombre del autor.

-¿Kyuubi?

-¡¿Qué?! –exclamaron los demás

-¿Cómo lo convenciste de que te diera una de sus letras? –preguntó el líder

-Tengo privilegios. O tal vez le parecí demasiado miserable y desesperado.

-¡Claro que la usaremos! –declaró Kakuzu- ¡Esto va a ser genial! ¡Dinero!

-Va dedicada a alguien, ¿verdad? –insinuó Kisame

-Sí, y espero le abra los ojos.

 

Pasaron las dos semanas y llegó el día en que Akatsuki cantaría en vivo en un popular programa de música. Todos sus admiradores estaban emocionados, pues se había corrido el rumor de que cantarían una canción inédita escrita por el famoso y desaparecido Kyuubi.

-Estoy nervioso –admitió Itachi

-No te preocupes –le dijo Konan, terminando de arreglarle el cabello-, todo saldrá bien. Sólo pon tu corazón como en los ensayos y ya verás que tus sentimientos le llegarán.

-Gracias, Konan. Eso espero.

 

Naruto y Sasuke estaban en su casa. El rubio llamó a la escuela y mintió diciendo que se sentía mal y no iría a trabajar. Ambos esperaban con ansias la aparición de Akatsuki.

-¡Aaahh! –se levantó el ojiazul de golpe- ¡¿Y cómo estamos seguros de que Deidara lo verá?!

-Calma, usuratonkachi –dijo Sasuke-. Llamé a Sasori y le dije que si era necesario, amarrara a mi cuñado frente a la televisión con tal de que viera el programa.

-¿En serio? –suspiró, aliviado- Menos mal.

-Tú ya hiciste tu parte, yo también tenía que ayudarles en algo –sonrió con soberbia

 

Deidara no entendía el por qué de la insistencia de Sasori por obligarlo a que se sentara frente al televisor. De pronto recordó algo: ese día era cuando Akatsuki cantaría en vivo a nivel nacional.

-Oh, no –le dijo al pelirrojo-, ya sé hacia dónde va esto. No me siento con ánimos.

-Sólo escúchalo –pidió su amigo-. Hace semanas que no lo ves ni le hablas, estoy seguro de que te alegrará oírlo.

-Hum… Está bien –cedió, porque Sasori tenía razón

 

Las cámaras enfocaban a Akatsuki, todos estaban en sus posiciones. Itachi se encontraba ocupando una alta silla, sosteniendo el micrófono.

-Hoy vamos a tocar dos canciones –habló el moreno-, pero quiero empezar con una que es muy importante para mí. Alguien que aprecio mucho la escribió luego de oír los últimos acontecimientos de mi vida privada. En su letra expresa todo lo que yo no podía decir en voz alta, de modo que le estoy muy agradecido, pues espero que esta canción llegue a los oídos de la otra persona involucrada –miró a la cámara y sonrió levemente-. Para ti, que eres lo que yo más atesoro en el mundo. Aquí tienes mi respuesta.

 

Amor mío

No sé lo que pasó contigo

No sé lo que pasó conmigo

¿Por qué dejamos de ser

buenos amantes y buenos amigos?

 

Amor mío

¿Por qué tenemos tanto frío?

¿Por qué dejamos que el olvido nos congelara la piel

y nos dejara en medio del vacío?

¿Qué le pasó a nuestro amor?

¿Qué le pasó a tu corazón y al mío?

 

El rubio escultor abrió los ojos de sobre manera. Aquella letra… estaba reflejando la forma en que se sentían últimamente.

 

Aaa…Amor mío

Te me estás yendo como agua de río

Aaa…Amor mío

Estás aquí pero no estás conmigo

Aaa…Amor mío

No te me vayas que te necesito.

Aaaa…Amor mío

Para sentir que sigo estando vivo

 

Le estaba pidiendo que no se fuera y lo dejara, que siguieran juntos a pesar de lo que pudiera ocurrir. Deidara se sentía tan confundido.

 

Amor mío

Te están gritando mis latidos

Con este corazón partido

Que se desangra por ti

Que me lastima como un enemigo

¿Qué le pasó a nuestro amor?

¿Qué le pasó a tu corazón y al mío?

 

Sí, se estaban lastimando mucho, pero aún así… incluso si se herían, si se distanciaban, si no podían pasar tiempo juntos como antes… sus sentimientos seguían latentes.

 

Aaa…Amor mío

Te me estás yendo como agua de río

Aaa…Amor mío

Estás aquí pero no estás conmigo

Aaa…Amor mío

No te me vayas que te necesito

Aaaa…Amor mío

Para sentir que sigo estando…

 

Vivo por ti, solamente por ti

Y yo sé que no todo está perdido…

¡No!

 

Exactamente, las cosas estaban mal, pero ambos seguían anhelándose como al inicio, cuando a veces se querían golpear, pero en el fondo esperaban estar juntos, siempre uno al lado del otro.

 

Aaa…Amor mío

Te me estás yendo como agua de río

Aaa…Amor mío

Estás aquí pero no estás conmigo

Aaa…Amor mío

No te me vayas que te necesito.

Aaaa…Amor mío

Para sentir que sigo estando vivo

 

La canción terminó y Sasori sonrió al ver cómo las lágrimas caían libres de los ojos azules de Deidara. Al parecer aquella canción había logrado su cometido, porque lejos de parecer triste o preocupado, la mirada del rubio brillaba, seguro su llanto era de felicidad.

 

El personal de la televisión estaba totalmente conmovido. Aquella letra fue cantada con tanto sentimiento que logró estremecerlos a todos. Itachi sonrió con orgullo, él ya había puesto las cartas sobre la mesa, faltaba esperar lo que Deidara fuera a responderle.

-¡Ahora animémonos! –dijo él, sonriendo y quitándose un peso de encima- Para todos ustedes: ¡Hero’s come back!

 

-¿Crees que haya funcionado? –preguntó Naruto

-Eso espero –dijo Sasuke, apagando la televisión

-¡Oye! ¡Iban a cantar otra vez!

-Tienes que pagarme –replicó-, el idiota de Itachi acaba de cantar una canción de mi novio a nivel nacional –lo recostó en el sillón para colocársele encima-. Eso es algo prohibido.

-Teme exagerado –contestó, pero aceptó gustoso el beso

 

Luego de salir de la televisora, Itachi se dirigió a su casa y se sorprendió por encontrar ya ahí a Deidara, esperándolo. Ambos se observaron en silencio y comenzaron a reírse.

-¿Seguro que está bien? –preguntó Itachi, ofreciéndole una mano

-No, pero quiero arriesgarme contigo –respondió, lanzándose a sus brazos

Ninguno sabía lo que les deparaba el futuro, pero se preocuparían por ello cuando fuera el momento. Ahora sólo querían sentirse el uno al otro y demostrarse cuánto se habían extrañado.

 

FIN

THE END

OWARI


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