Amor y error
Parecía otro día normal en el dojo Tendo. Ranma se encontraba sentado, viendo el jardín al caluroso sol de la tarde. Entonces, la voz de cierto chico desorientado lo regresó de sus pensamientos. Miró a su derecha para ver a aquel chico, recargado y de brazos cruzados.
- Ryoga…
- Hola, Ranma.
- ¿Qué haces aquí?
- Vine a hacer una visita.
- Bueno, Akane no se encuentra.
Dijo con tono desinteresado. El Hibiki, caminó hasta Ranma y lo levantó del suelo tomándolo del cuello de su camisa.
- Bien sabes que a quien quiero ver es a ti.
- Ryoga…
Ambos acercaban sus rostros para unirse en un beso. Sus labios estaban a nada de tocarse, hasta que son interrumpidos por una voz femenina.
- ¡Ya estoy en casa!
Era Kasumi que acababa de regresar de las compras. Al ver a Ryoga sonrió.
- Ah, hola Ryoga. ¿Gustas quedarte a comer?
- Será un placer.
Dijo sonriendo como bobo. kasumi entró a la cocina para preparar la comida. Mientras, en otro lugar. Un joven con el corazón roto, miraba por la ventana de su lujosa habitación, mientras una niña le hacía compañía. Kioma Otokimi, estaba triste, recordando con amargura a quien había robado su corazón. La pequeña Aiko, estaba igual de destrozada. Odiaba aún más a Ranma Saotome por lo que le estaba haciendo a Kioma.
- “Maldito Ranma. Todo es tu culpa.”
Su rabia aumentó al ver de nuevo a su amigo tan deprimido. Decidió entonces, tratar de vengarse. La chiquilla habló a su amigo.
- No comprendo, Kioma. Si lo amabas tanto ¿Por qué lo dejaste ir’
- Precisamente por que lo amo. No puedo obligar a Ranma a amarme. Lo amo tanto y hubiera deseado que el en igual forma me amara.
Entonces, Aiko miró decidida a Kioma, sabiendo que aunque odiara a Saotome, su prioridad era hacer feliz a Kioma. Entonces, se marchó de la habitación.
En las calles de Nerima, la chiquilla estaba decidida a convencer o a obligar a Ranma a solucionar aquello. Pasó cerca de una extraña tienda que parecía de esoterismo. Entró al lugar y comenzó a ver. En un estante, distinguió un pequeño frasco transparente que se difuminaba en un tono rojo suave. El frasco era tan diminuto que parecía una gota con un cuello muy largo. La mujer que atendía desde las sombras, le habló con su voz suave y misteriosa.
- Has encontrado la pócima de amor. Esa pócima solo pertenece a quien sea capaz de encontrarla, lo cual significa que tú la necesitas.
La chica miró incrédula el pequeño frasco y dijo con indiferencia.
- Yo no creo en estas cosas.
- Esa pócima enamora a quien sea.
La chica dudó, pero entonces, como embrujada por la curiosidad repentina, preguntó.
- ¿Cuánto cuesta?
- Para ti es gratis.
La chica se sorprendió ante eso.
- Se que estarás satisfecha con los resultados y regresarás.
Aiko estaba por marcharse cuando escuchó a la mujer decirle.
- Solo contiene una única gota.
- ¿Una sola gota?
- Así es. Solo esa gota es suficiente, pero si la desperdicias, no habrá nada que hacer. Esa gota, esa pócima, es la única que existe. Úsala bien.
Y así, Aiko se marchó. Viendo a aquella botellita en forma de gota con cuello largo. Entonces, decidida, se dirigió a donde se encontraba el objetivo de su plan de enamoramiento.
Mientras, la familia Tendo y Saotome, comía tranquilamente. El Hibiki se encontraba con ellos. De vez en cuando, mirando a su amado Ranma. Pero, eran observados por Aiko. Miraba a Ranma con odio puro. Lo que iba a hacer, era algo arriesgado y difícil, pero era necesario actuar de inmediato.
Se acercó más sin ser detectada, sosteniendo la minúscula pieza de cristal entre sus manos. Estaba apunto de actuar, pero pensó mejor las cosas.
- “Hay demasiada gente. Será mejor mañana en su escuela.”
Y con ese pensamiento, se marchó.
Al día siguiente. Cuando las campanas anunciaban la hora sagrada de todo estudiante; el almuerzo. Ranma disfrutaba de su comida despreocupadamente, sin tener la más mínima idea de lo que le acechaba. Aiko estaba muy cerca, esperando el momento oportuno para verter la única gota de la Poción de amor en la bebida de Ranma. Finalmente, vertió la gota en la lata de jugo. Ranma tomó el jugo hasta la última gota y entonces, Aiko se abalanzó sobre el, cubriendo sus ojos con un trozo de tela.
- ¿Pero qué…?
Aiko utilizó una técnica de inmóvilizamiento y cargó al chico para llevárselo. Pero antes de llevárselo, Akane había aparecido y vio como aquella niña se llevaba a Ranma.
- No puede ser.
Y la chica se marchó. Saltó de la azotea y con agilidad, tocó el suelo firme sin sufrir daños. Corrió hasta que fue detenida por Ukio.
- ¿Qué crees que haces?
Kuno también apareció.
- ¿Qué se supone que sucede?
Akane llegó para impedir que la chica escapara. Justo entonces, apareció Ryoga.
- ¿Qué esta pasando?
Al ver a su amado Ranma. Ryoga bajó del árbol sobre el que estaba parado. Aiko, al verse acorralada, dio un saltó para pasar sobre los obstáculos, pero Ukio se había interpuesto y con ello, logró que Aiko soltara a Ranma que había caído sobre Kuno.
- ¡No!
Kuno trató de quitarse de encima a Ranma.
- Quítate de encima.
A Ranma se le había caído la venda de los ojos y entonces, miró a Kuno. Aiko gritó entonces.
- ¡No!
Alrededor de Ranma, todo parecía rosa. El rostro de Kuno parecía iluminarse y un fondo rosado con flores a su alrededor. Ranma sonrió a su “salvador” y se acercó a el empalagosamente.
- Kuno… eres tan apuesto.
Aquello asustó a Kuno, sorprendió a Ukio y a Akane y rompió el corazón de Ryoga. Aiko parecía furiosa y entonces, sacó un kunai y lo lanzó hacia los chicos. Kuno y Ranma lograron esquivarlo y miraron a la niña que parecía bastante furiosa.
- Esto no lo perdonaré.
Miró a Kuno con odio. Aún más que cuando odiaba a Ranma. El pobre Tatewaki era el nuevo objetivo del odio de la chica. Trató de atacar de nuevo, pero Ukio detuvo su mano y la retorció ligeramente para hacer que soltara el kunai. Pero Aiko dio una patada en el estomago de la chica y la dejó retorciéndose de dolor en el suelo mientras ella se marchaba. Viendo con odio a todos, en especial a cierto chico castaño.
Ranma se abrazó cariñosamente a Kuno mientras éste solo trataba de quitárselo de encima. Ryoga no podía soportar aquello. Le dolía demasiado.
- Saotome, suéltame.
Ryoga caminó a donde Ranma y lo sostuvo.
- Ranma ¿Qué haces?
El chico parecía confundido.
- ¿A qué te refieres?
Se soltó y corrió a donde Kuno.
- Kuno, te amo.
Ante aquellas palabras, Ryoga no lo soportó más y se marchó de ahí lo más rápido que pudo. Kuno solo rogaba por que Ranma lo soltara. Akane le gritó a Ranma.
- ¡Ranma! ¿Cómo puedes hacerle eso a Ryoga.
-´¿De qué hablas?
Y notando que Kuno se había ido corriendo, Ranma lo persiguió.
- ¡Kuno! ¡Espera!
Y corrió tras de el. Akane caminó hasta donde Ukio se encontraba tirada en el suelo y la ayudó a levantarse.
- ¿Te encuentras bien?
- Si, no te preocupes. Creo que subestime a esa niña.
Ambas miraron a donde se había marchado Ranma a seguir a Kuno.