Ellas salieron de la alcoba, dejando tras de si la estela de su sudor y la sensación de asco en la cara del sacerdote, como era posible que se atrevieran a hacer eso, el muchacho ni siquiera se podía defender. Lo pensó mejo mientras se acercaba al marco de la puerta donde se encontraba su viejo tomo cubierto de cuero guinda, tomó la puerta y la azotó.
_como es que te hicieron esto
No era una pregunta, era una exclamación proveniente de su ser, no podía pensar que alguien como esas lindas mujeres hicieran esto a un sujeto que no había abierto los ojos en mas de 15 años, pensaba, en su mente aun tendrá siete años, esto es como si le violaran, como si violaran a ese niño.
_es verdad, esas mujeres fueron despreciables…pero acaso tu no pensabas en hacer lo mismo?
_que demonios!
El libro de nuevo se deslizó por entre sus dedos, esa voz ¿de quien era?, giró la cara entorno a la habitación, era pequeña y el crepúsculo la iluminaba en su totalidad. Miró a la cama, las sabanas estaban desarregladas y la bolsa de suero estaba casi vacía, justo en el brazo donde se clavaba la intravenosa había un enorme moretón, esas mujeres descuidadas le habían movido en su frenesí mientras…mientras lo montaban, la camisa del pijama de franela estaba abierta en el pecho y el pantalón junto con la ropa interior estaba enganchada hasta los muslos dejando al descubierto un sexo ahora flácido aunque no satisfecho.
Tomó una toalla antiséptica de la cómoda y después la deslizó por todo el órgano, lo limpió lo mejor que pudo para después calzarle los calzoncillos y los pantalones, abotonó casi con devoción la camisa y lo cubrió con la sabana, arreglándola para comodidad del otro, retiró la intravenosa, colocando una torunda de algodón en el moretón para frenar el pequeño reguero de sangre que comenzaba a brotar una vez fuera el metal.
_Seto, por que demonios no luchas por volver? Nadie se merece esto, y se que menos tu
_en el mundo no hay nada justo, Joey, hace muchos años tu me dijiste lo mismo
_quien eres?
_aun no lo sabes? Acaso no puedes recordarme?
_bastardo, sal!! Sal de donde quiera que te escondas
_Joey…mi Joseph siempre tan impulsivo, como es que se me olvidó esa parte de ti
_quien eres?
_yo, yo soy el ser que te obligó a volver a la tierra, yo soy Seto, el Seto de tus pensamientos, el Seto que esta atado a este mundo para siempre y el que se arrepiente ante ti, ante tu imagen de santo señor, en la casa de dios
El rubio tragó grueso, ese hombre se había llamado a si mismo Seto, pero Seto estaba postrado en una cama, estaba a su lado y no había movido ni un ápice su cuerpo, se hincó y se puso a orar, rezó para que los pensamientos insanos se fueran de su lado, rezó como hace mucho tiempo su padre lo había hecho ante el monumento mortuorio de su madre. Pasó un rato después que el ruido de sus susurros cerrara y diera paso a suspiros pesados, que provenían de él, el sueño lo había vencido en el suelo de la habitación.
“justo ahora el sueño me invade, tengo los músculos engarrotados y las manos atadas en la espalda, hiede a mugre y agua estancada, me duele la cara y estoy seguro que mi ceja esta abierta
_ha despertado ya señor? Esta dispuesto a declarar?
_de que…hablas me has traído aquí a mitad de la noche no se de que se me acusa
_traición a la patria, y mas que eso traición a dios
_de que habla?
Mi voz esta quebrada, por la frustración, no se de que me están hablando y siento de pronto un látigo fustigar mis pies descalzos, gritó ante la revelación de heridas viejas que se vuelven a escocer.
_deténgase!! Basta!!! Piedad por favor!!
_se le acusa por tres testigos, que le vieron en compañía de un Moro, niega que estuvo con él, solo toda la noche
_no se de que me habla!
_admítalo y su pecado se redimirá
_si lo admito van a matarme, y si no lo hago lo harán también
_la inquisición busca siempre la verdad, señor Joseph
_una verdad me liberará y otra me condenara aun mas a fondo no pienso decir nada.
_el silencio es el arma mas terrible del diablo, azótele señor verdugo, ese moro debe aparecer a como de lugar
El sujeto es alto de cabello blanco y lo porta limpio sobre su cabeza sujeto en una coleta baja a la usanza de la época, en el ojo izquierdo porta un parche, donde anteriormente estaba su ojo, el gran inquisidor de la región, el juez y en ocasiones especiales el mismo verdugo.
_las calles rumorean que usted comploteaba con un moro en la cabaña en las afueras de la ciudad, el 27 de abril pasado, eso exactamente hace una semana, señor Joseph sabe que no puede cargar con un pecado como ese, sin que se le note en la cara.
_piedad, por favor, piedad!!
_dele 20 azotes mas y llévelo a la cámara de “la dama de hierro”
Grite fuera de mi, la dama de hierro era aun peor que los azotes, ese hombre en verdad quería que yo declarara, pero que tenía que decir, esa noche termine con el moro solo por casualidad. Luego escocido a causa de los azotes, me arrastraron a la dichosa mazmorra, mas en lo profundo el edificio del santo oficio, pero no me encerraron el “la dama” me dejaron encadenado a un lado de ella con una grulla (z.-grillete que aprisiona el cuello las manos y los tobillos en una sola pieza de mental, como un compas), yo lloraba, era lo único que podía hacer, Mai mi mujer ¿que estaría haciendo en este momento?, y si tenía hijos, ¿que sería de ellos? Maldita sea mi suerte por haberme cruzado con ese maldito moro.
_dios por favor, sácame de aquí
_por que ruegas, ese ser a quien invocas no existe
_quien es…
El lastimero y cansado sonido, llegaba hueco así como amortiguado desde el único objeto que me acompaña en este lugar, la dama de hierro, justo ahora tiene un ocupante, pobre imbécil.
_al menos yo no estoy empalado como alfiletero
_Pegasus me tiene aquí cautivo, desde hace mucho tiempo, pero no te dejó aquí para morir en el interior de esta cosa, tu morirás después de mucho sufrir, de mucho padecer, yo te veré marchitarte y después de mucho también a Pegasus.
Se le oía integro, como si las estacas de madera no laceraran su cuerpo, estaba calmo, estaba resignado
_amigo, eres mas patético que yo, al menos yo me aferro a la vida pero tu, hombre ya no tienes nada por que pelear
_eres un ser humano extraño
_como te llamas?
_para que quieres saber eso?
_si vamos a morir en este lugar, al menos quiero saber quien ha sido mi compañero de celda
_me…llaman Seth
_perdón no te escuché
_Seto…si, me llamo Seto
_es un nombre curioso, de donde es
_no lo se, lo olvidé
_Seto…yo soy Joseph, Joseph Wheller
_Joseph, tu nombre suena a canción
_gracias, supongo
Después nos sumimos en un silencio extraño, el sueño me venció y desperté al sentir un balde de agua fría en mi cuerpo, grité histérico, un noble siendo tratado de esta forma, las manos del verdugo se deslizaron por mi cuerpo, despojándolo de la túnica raída señal de mi encarcelamiento.
_lo siento señor, no se nadie se merece esto
Se inclinó sobre mi cadera besando mis muslos y mis nalgas, me sentí asqueado, sus ásperas manos raspaban y la insipiente barba que crecía en sus mejillas era un molesto e inadecuado roce.
_suéltame!!!
_hazlo más fuerte, Atikus, si no lo dice por dolor lo dirá por placer
_basta!!!
_anda Atikus, tócalo, tócalo como a esos niños que tanto te enloquecen, como esos lindos jovencitos que llevaste a mi dormitorio ese día
_detente Pegasus
Era la voz de Seto brotando desde la cara de la dama de hierro, el hombre de cabello plateado ahora se acercaba al ataúd, y retiraba la mascara de la doncella, inclinándose dentro sujetando el rostro del ocupante, lo escuché: lo besaba.
_también quieres mirar?...olvidas que estas maniatado? Olvidas que no puedes hacer nada Seth
Atikus deslizaba su mano entre mis piernas sujetando mi miembro, yo trato de liberarme pero la grulla me aprisiona, siento el rose del hombre y la extraña excitación que le invade, él está también prisionero en las garras del hombre de cabellos plateados, si alguien merecía morir en la hoguera era ese sujeto que justo ahora hundía su rostro en la dama de hierro, mostrando un roce que en otros tacha de pecaminoso e impropio.
_abre la boca para mi, Seth, se que amas el olor de mi sangre, mi sangre pura
_me das asco, Pegasus
_no seas así, no me niegues lo que por derecho me corresponde
_nunca ha sido tuyo, es tu asquerosa familia la que te ha hecho creer eso, pero no es así
_si no lo fuera te liberarías sin esfuerzo
_no lo hago por que me aprisiona tu fe, y estos malditos modos de la época
Hablan en tono familiar, y a pesar de que recién puedo ver el montón de estacas que se deslizan por el cuerpo de la dama, no veo nada de sangre regada alrededor, como es la costumbre, el instrumento es mas grande de lo normal, y es seguro que mi amigo se encuentra de pie.
_Seto
Gimo entre mi tortura y el deseo de verle, habíamos estado charlando por mucho tiempo, y le consideraba un amable camarada, ese chico moriría igual que yo, pero preso del deseo del juez eso tardaría mucho mas de lo que yo estaría cautivo en la celda. Sin embargo no me esperaba la reacción del inquisidor, vi el volante de su túnica ondear con el rudo movimiento que se genero al mirarme bajo el cuerpo de Atikus.
_que has dicho
Me quede callado, Atikus inmóvil también no hacia nada por tratar de adivinar el pensamiento de su amo, el hombre destilaba ira, y su rápido movimiento me hizo pensar que tal vez ese sujeto no era humano.
_como le has llamado?
_de…de ni..ninguna forma señor
_has charlado con esta escoria Seth?
_déjale!
Se escuchó desde dentro de la “Dama de Hierro”, y por primera vez noté un ápice de movimiento en su interior, Seto se removía por que él me sacara las manos de encima; pero los esfuerzos fueron vanos, la sonrisa de lado del peliblanco me asustó, él sabía que no podía liberarse, me lo había dicho, por que diablos justo ahora se daba por luchar…acaso el también había encontrado una razón para luchar?
_te gusta…TE GUSTA NO ES ASÍ!!!
_cough*
Un golpe seco me envió de bruces al piso, las muñecas me sangraban por el esfuerzo de liberarme del verdugo y ahora por la forzada posición la retención del acero hacía mas lacerante mi cautiverio.
_quieres beber de él, quieres cogértelo cual la puta que es!!
_Pegasus!! Suéltale!!
Ya no era capaz de entender nada, ese hombre, para que diablos me llevó a esa mazmorra con el hombre cautivo?, que era eso de beber de mi?
_donde esta la lealtad que le prometiste a Amadea? Donde esta la devoción que le demostraste a mi bisabuela
_Pegasus…es obvio que murió en la hoguera igual que ella.
_ella murió por que era una bruja, una bruja que vivió bella por mas de setenta años
_ella estaba enamorada, y yo la amaba a ella, pero tu estúpida familia nos separo
_y ahora que ha renacido en mi, no piensas poseer mi sangre otra vez
_TU NO ERES AMADEA!!!
Me arrastro para salir del alcance de los pies del señor de la capa, pero nota mis intenciones, le ordena a Atikus salga de la habitación y él se queda conmigo, se inclina y me libera de la grulla, agradezco el gesto, no sin antes arrepentirme de sentirme aliviado, eso solo significaba que pronto la ronda de latigazos o hierros calientes comenzaría, sentí un pañuelo de seda abrir mi mandíbula obligándome a morderlo, ahogando mis gritos, el rostro de la “dama” seguía al descubierto pero solo podía ver el resquicio de la sombra producida bajo las antorchas que iluminaban la estancia, anteriormente en penumbras.
_mírale, mira noblecito de mierda mira el rostro del mismo diablo
Yo giré los ojos a él, el único demonio en esta habitación era el supremo inquisidor. El notó mi gesto y de inmediato dio un tirón al pañuelo y me abofeteo con el reverso de su mano llena de anillos, sentí los dientes aflojarse con el golpe, pero el pañuelo los detuvo en su lugar.
Me levantó el rostro para ver al interior de la estatua de acero, forjado, dentro había un hombre, eso era claro, su cabello se veía negro en la penumbra interior, pero sus ojos refulgían en un penetrante azul zafiro.
_santo Cristo
Espeté anonadado, esos ojos eran hermosos, pero brillaban de ira, de dolor y de pena, estaban iracundos y de no ser por sus cadenas es seguro que Pegasus habría caído muerto hace mucho rato.
_le has visto, Seto, no es mas que un ser humano común y corriente, y ahora perderá toda la dignidad que le queda…
Se inclinó para que su boca quedara a la altura de mi oreja, mirando ambos a Seto de frente comenzó a decirme.
_sabes como es que terminaste aquí noblecito majareta?...adivina que? tu amada fue la que nos dio la información, esa puta rubia que te devociona, te escuchó quejarte con el sirviente sobre la casualidad con el moro, ese tal Shadi que vino a esta tierra de incognito, el sultán de la tierra alta del desierto, oculto como un ladrón en tierra civilizada, no se que demonios esté buscando, pero yo se que busca algo, y por el simple hecho de ser de raza oscura le odio, por ser inferior a mi y tener el temple de no inclinarse ante mi presencia. Sin embargo tu esposa, dice que nunca te sientes feliz a su lado, que seguramente tus ausencias es por que te pierdes con el duque de Sherseair, el maldito marica se me ha escapado de entre las manos con un indulto real, pero tú; tú no, me dirás como es ese maldito en la cama, como te monta y como lo disfrutas, como llegas al clímax con su polla encajada en tus nalgas
El caballero se levantó arrojando mi cuerpo en las baldosas, yo tartamudeaba en mi sopor el nombre de Mai, mi amada, como era posible que me hiciera esto. Solté a llorar, algo se había quebrado en mi interior, algo se había razgado irremediablemente, al ver mi escoso de dolor, el juez se acercó a una mesilla y tomó una gruesa bola de hierro solido atada a un grillete del mismo material, la ató a mi tobillo y se fue después de cerrar la cara de la estatua que hacia de jaula a Seto.
Duramos mucho tiempo en silencio, ambos sin atrevernos a mencionar ni una sola palabra de lo ocurrido, estaba por amanecer, el lo susurró y yo alcance a escucharlo, estaba cansado y necesitaba dormir”
Una llamada a la puerta de madera le hizo volver a la consciencia, eran las 12 de la noche según decía su reloj, y se descubrió a si mismo tirado a un lado de la cama de su invitado, tiritando de frio, la sensación le recorrió la espalda, llenándolo de inmediato de las imágenes de su sueño reciente.
_dios mío!! pero que diablos esta pasando conmigo
_padre? Padre esta bien!
_que ocurre?
_padre es Margareth!!
Reconoció la voz de inmediato, era la voz de una de las enfermeras que recién acababa de despedir, se menosprecio por abrir la puerta, pero estaba en su naturaleza el perdonar, y al final de cuentas esas mujeres tenían una justificación para su conducta, mas les valía tenerla.
_que ocurre Amelie?
_se ha quitado la vida
_que dices?
_venga padre
La pelinegra de manos robustas le tiró de la mano, y le llevó calle arriba donde ambas compartían su departamento, la mujer explicaba que después de lo que hicieron llegaron destrozadas, llenas de vergüenza, Margareth le dijo que buscara algo de comer y después verían la forma de disculparse con el padre por la forma en que habían tratado al paciente, una hora después del anochecer ella tomo un baño que se prolongó por una hora completa, Amelie contrariada la encontró en el piso de la regadera con las muñecas abiertas y un trozo de espejo en la mano izquierda. Ella se desmayó y al despertar la primera reacción que tuvo fue ir a buscar al párroco.
Él se acercó a la ducha mirando el cuerpo de la muchacha, tenía los ojos cerrados y en su boca descansaba la muesca de una sonrisa, como si la muerte le hubiera abrazado en la inconsciencia de un trance, el corte de la muñeca era perfecto de lado a lado en diagonal de su brazo hasta casi llegar al codo, sin embargo del otro lado el corte era igual de limpio y perfecto.
_ella no pudo hacerse esta herida
_padre, que dice?
_mira, este corte lo hizo una mano firme, si se lastimó la otra mano con la que ya estaba herida, el corte no podría ser tan perfecto
_pero, ella
_alguien la ayudo a morir
El rubio la miró de soslayo, la chica se estremeció, sintiendo claramente la acusación.
_yo no eh sido! La encontré así cuando entre a la ducha, es mas ni la regadera estaba encendida.
Era verdad, la única humedad presente en el suelo, era la espesa mancha carmesí que se bordeaba de las muñecas de la ahora difunta enfermera.
_tengo miedo, padre, aquí hay fantasmas, que tal si el espíritu del joven Roger se vengó por lo que Margareth le hizo
_le hicieron
_yo…yo solo me deje llevar, ella fue la de la idea
_eso es verdad…esta mujer amaba a Margareth
_de que hablas?
_que dice, padre?
Había respondido en voz alta, el eco de aquella voz, esa voz que ahora ya le resultaba extrañamente familiar, se sujetó las sienes y se alejó de la muchacha.
_que relación tenían ustedes dos?
_Ella es…era mi hermana menor
_y te gustaba jugar ese tipo de jueguecitos con ella?
_no es quien para juzgarme padre, le he dicho que me dejé llevar, bien me resistí a la propuesta de mi hermana, pero también envidie su posición, el joven Roger, si no estuviera inconsciente sería un verdadero semental.
_cierra la boca, Amelie eso que dices es profano, lo sabes no, él quedó inconsciente cuando tenía apenas 7 años, por mucho que se les antoje macho de montura, el pobre aun es un niño en su mente
_dios santo que hemos hecho
El rubio asintió ante la comprensión de la mujer delante suyo, ambos se retiraron, y llamaron a una ambulancia, Margaret, tenía que ser tratada como se trata a los muertos. Volvió casi al amanecer a cumplir con sus obligaciones en la iglesia, la mujer se había ofrecido a enviar un reemplazo, Joey pidió que fuera un hombre casado, no quería que la experiencia anterior se repitiera, y que solo se limitara a los cuidados médicos, el cuidado personal lo haría él mismo luego que le enseñaran, esa tarde no quiso dormir, pero justo al sonar las 12 en el campanario, el libro que leía a su compañero el sopor del cansancio le estaba venciendo.
_mi dios no quiero, no quiero dormir
_a que le tienes miedo Joey?
_quien eres?
_eso ya lo sabes, te he dicho que soy Seto
_por que insistes, Seto esta a mi lado
_Seto, soy yo
_sigue charlando conmigo, tu presencia es mas bienvenida que la de morfeo
_pero solo por tus sueños podrás recordar tu verdadero yo, Joey por favor soportaremos esta pena juntos
_no me aflijas extraño, dime por que no te tengo miedo…
_no tienes por que
_no me molesta que no aparezcas, te siento omnipresente en tus acciones, justo como el dios creador, aunque se que no eres él
_el dios creador? Vaya cosa mas risible, yo estoy tan cerca de dios como tú lo estas del diablo
_de donde vienes?
_de una tierra lejana perdida en el tiempo
_eso es muy extraño, parece que todos vienen de ahí
_puedo hacerte una pregunta?
_si
_por que te volviste sacerdote?
_un juramento, le prometí a dios que si aliviaba a mi padre de su sufrimiento me dedicaría toda mi vida a alabarle por eso
_pero tu padre murió
_si, pero ya no sufre
_que practico eres
_mi padre me lo dijo, un sacerdote le salvó hace muchos años y por él tuvo la vida tan bella de la que disfrutó, no lamentaba la muerte, el se iba feliz por que al fin se reuniría con sus padres, con todos ellos.
_Joey, te gusta ser sacerdote?
_si
Contesto el joven con la voz cansada, el sueño que tanto trataba de alejar ahora le arremetía con furia, se sentía deslizar de la silla que había acomodado al lado del cuerpo de su invitado, ya no podía luchar, sintió el tiron de su cuello y supo que ya no estaría consciente, pero la voz del extraño le llamó desde la tierra de ningún lugar.
_y además que te gusta hacer?
_leer…me gusta leer textos antiguos
_descansa Joey, esta noche no tendrás sueños raros, yo me encargare de eso
El calor del sol en la cara le despertó, era ya de mañana, seguro que las beatas de habrían molestado de no recibir su comunión de gallo, pero había instruido al sacristán para que les explicara su ausencia, por ese día la iglesia terminaría cerrada, el aroma de jugo de naranja y fruta picada le despertó un hombre de cuerpo recio le miraba desde la puerta con una charola en la mano, seguro que era el nuevo enfermero, el se desperezó, le hizo una seña para que se acercara y el aliento se desvaneció de su garganta cuando le enfocó. Era idéntico al verdugo de sus sueños.
_buenos días padre…la señorita Amelie me pidió que le trajera el desayuno
_si…co…como te llamas?
_Albert
_mu…mucho gusto
_me aré cargo del joven Roger
_adelante
No recordaba en que momento se había pasado a la cama, pero estaba mas descansado de lo normal, no había tenido esos sueños extraños con el sacerdote y la mazmorra, el periódico llegó a sus manos de la misma Amelie, mire esto padre.
En la portada de la contra plana se encontraba el encabezado “muerte sobrenatural” la crónica relataba la historia de un hombre acusado de robos a gran escala en diversos estados, encontrado medio descuartizado en la calle oeste del lago de la ciudad, sus restos fueron colocados uno cerca del otro pero sin despegarse del tronco, la imagen impactó hasta a los mismos peritos, ya que parecía que el sujeto no había sufrido en lo absoluto al ocurrir el siniestro.
_vaya que horror.
_padre, ese hombre era un malvado, pero nadie lo había podido inculpar, tal vez dios…
_dios no castiga, dios perdona
_pero padre… bueno al menos se que mi hermana descansa tranquila
_tu hermana se suicidó
_no es cierto padre, usted me dijo que la había ayudado, lo mismo me dijo el paramédico cuando la revisó, mi hermana no estaba consiente cuando le rebabaron las muñecas.
_creo que eso vale la pena de festejar aun sobre la desgracia
Comentó el rubio mientras apuraba la tasa de café con leche que Amelie le había llevado, ya era media tarde y aunque se había prometido hacerse cargo de su invitado, permitió que Albert se acomodara a su situación, él se fue pasadas las 6 y la mujer le explicó lo que debía saber sobre el cuidado del paciente durante la noche. Al fin ella se retiro y el con un sándwich en una vianda al lado de una taza de té, se acercó a la cama de su amigo y le contó lo que pasó con sus enfermeras, le explicó por que ahora Albert se hacía cargo de él y que a pesar de ser un hombre corpulento y mal encarado, tenía en la mirada el rastro de la bondad.
Al finalizar la actualización domestica se dio cuenta que esta noche no tenía nada para leerle a su compañero, pero en el buró cerca a la cama había un volumen grueso, empastado en cuero añil, al abrirlo notó que se encontraba escrito completamente a mano, con diferentes pigmentos como si le hubieran tenido que escribir de acuerdo a lo que tenían a la mano. Lo abrió en una página al asar.
“Recuerdo poco de ese lugar, estaba cubierto por una arena ámbar tan caliente que los pies se abrazaban, aun así la reina disfrutaba de pasear en las orillas de su jardín y el limite del desierto, su padre la amaba tanto, el poderoso Rey Atemu, mi primo hacia todo por que sus súbditos vivieran bien y sin padecer, su esposa sin embargo era caprichosa y molesta, era mi aprendiz en el templo de Isis y me dijo que quería ver a la reina encarnada que se sepultaba entre las arenas del desierto, era una leyenda extraña que vagaba entre los templos de una mujer que decía encarnaba a la hermosa diosa Isis.
Me lamenté tanto de no poner atención a la leyenda, odie a la reina por hacerme lo que me hizo y en especial por no permitirme decidir y ofrecerme como sacrificio vivo a esa diosa falsa, era la primavera del segundo año de Anubis en el dia de la luna llena mas grande y hermosa que hubiera visto, ella me dijo que unos visitantes extraños se encontraban en el templo de la diosa, eran sacerdotes, lo notaba por sus ropas pero su sola presencia me hizo darme cuenta que no eran humanos.
_en que puedo ayudarles
_la diosa le desea a su servicio, joven Seth
_yo sirvo a mi diosa desde el templo de esta ciudad
_he dado ya la autorización Seth, debes acompañar a los señores
Mi reina había dicho aquello, de inmediato los hombres que se habían encontrado a 4 metros lejos de mi me sujetaban los brazos por la espalda y me conducían sin esfuerzos fuera de mi templo, de mi ciudad y de mi misma vida, esa noche me llevaron ante una mujer de alabastro y me convirtieron en el demonio que soy, el ser que ansia la sangre, el ser que desprecia la vida del inocente así como es capaz de juzgar a los malvados”
Cerró el libro deduciendo que era el diario de alguien, pero como es que había llegado a su casa, y en una forma tan extraña, sin mas se frotó los ojos con las yemas de los dedos como si deseara que dejaran de arderle, a pesar que de que durmió bien, ya se acercaba la media noche y el sueño le aquejaba nuevamente. Se despidió de su amigo, se su Seto y se fue a la cama, no temía a los sueños justo ahora eran cosas superfluas, al llegar a su habitación se despojó de la camisa negra y de los pantalones de vestir, se calzó el pantalón de pijama y la camisa, abotonando estaba el ultimo de los sujetadores cuando sintió un golpe en las sienes, era una punzada grave pero constante, y la sensación de que alguien le estaba observando le hizo entrar en pánico.
Miró de golpe a la ventana, en ella se notaba una silueta, un muchacho de apenas una veintena de años, enmarcado en una capa negra, su piel blanca y unos profundos ojos azules.
_Hola de nuevo Joseph
La visión de unos caninos extremadamente largos le hizo perder la conciencia, desplomándose de lleno al piso, ante el se alzaba un hijo de las tinieblas.