Capítulo I: Acuerdo
Siglo XVIII - Octubre
Era la hija menor de un matrimonio por convenio. Mi padre había muerto hace algunos años atrás debido a una enfermedad, mi madre era una mujer motivada por la avaricia y era muy severa a la hora de enseñar, mi hermana era el ejemplo de la familia, había asistido a un internado católico y era toda una dama, yo por mi parte intentaba hacer lo mejor posible, siempre cumpliendo las expectativas que todos tenían sobre mí.
Sentía en mi corazón que era el día más triste de toda mi vida. Cuando nadie me veía, lloraba silenciosamente para que nadie lo notara. Mi hermana mayor, Jessica, entro a mi cuarto para ayudarme a vestir y peinar, debía estar perfecta para quien sería mi futuro marido.
Las bodas arregladas y sin amor eran muy comunes en tiempos de guerra como estos, y yo a mis 17 años debía obedecer a esto.
-No llores Sooyoung-decía mi hermana mientras ajustaba el corsette-no hay razón para estar triste-seco delicadamente una lagrima que caía por mi mejilla.
-Ni siquiera lo conozco-hable con la voz entrecortada-sé que es mi deber, pero...-tome un pañuelo para limpiar mi rostro-si al menos me van a desposar a la fuerza, lo mínimo que pido es que haya amor.
-Eso no existe, al menos no aquí-decía mientras ponía algunas perlitas en mi cabello-me alegro que lo uses corto, eso nos da más tiempo.
-Mmm-conteste sin darle importancia. Mi vista se dirigió al espejo y con horror me di cuenta que en menos de una semana seria la esposa de un completo desconocido.
-¿Ya están listas niñas?-mi madre entrando a la habitación nos apuraba- no podemos llegar tarde a la casa de los Lee ¿Qué diría de nosotras?-exageraba mientras daba vueltas a la habitación.
-¿Los Lee?-pregunto Jessica asombrada, la mire extrañada pues algo en su mirada me decía que algo andaba mal.
-Si Jessica ¿acaso estas sorda?-le dijo mi mama a mi hermana con mala actitud-y mucho cuidado tu Sooyoung de poner malas caras delante de tu prometido-me advirtió seriamente.
Ambas asentimos sin protestar, mama era una persona autoritaria que no aceptaba que le llevaran la contraria en sus decisiones. Termine de alistarme y Jessica fue por el cochero. Mientras esperábamos, tome una flor entre mis manos que lamentablemente murió aplastada por mis nervios.
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En el otro extremo de la cuidad, un joven adinerado se daba vueltas en la habitación mientras recibía la atenta mirada de su hermana menor.
-Donghae-hablo la fémina-si sigues así terminare vomitando.
-Lo siento-dijo él mientras se sentaba en el piso-pero es que no puedo creer lo que sucede-se tomo la cabeza entre las manos-¿Cómo le explicare a Jessica que tendré que casarme con una muchacha por deber familiar?
-Si te ama, lo entenderá-su hermana lo abrazo y acaricio su espalda para consolarlo-además no porque te cases significa que dejaran de quererse.
-Eres buena Yoona-tomo las manos de su hermana entrelazándolas-ya cuando conozcas el amor de tu vida entenderás-alzo el rostro de la joven-eres bonita, más de algún hombre vendrá a pedir tu mano.
-Sobre eso... yo-murmuro Yoona entre los dientes-tengo que contarte algo.
La muchacha estaba a punto de pronunciar palabra, cuando el mayordomo de la familia los interrumpe. Se miraron dándose apoyo mutuo antes de bajar al salón principal.
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Mi corazón latía fuertemente, sentía que en cualquier minuto mi pecho explotaría, pero antes de cualquier cosa mi madre agarro mi brazo y nos llevo rápidamente ante la casa de mi futuro prometido.
-Sonríe, mujer, sonríe-mi madre puso sus manos estirando mis labios-todos deben notar que estas feliz por tu boda.
Nadie podía saber en ese minuto cuanto la odiaba.
Quite sus manos bruscamente y le dije-no me digas que hacer, se cómo comportarme perfectamente y tienes que tratarme mejor, ya que gracias a mi tú te harás millonaria.
-¡Niña insolente, ahora veras!-mi madre levanto su brazo para abofetearme, Jessica se puso entremedio para evitar el golpe que me darían, pero no fue necesario, porque justo en eso, las puertas de la mansión se abrieron de par en par.
Todas volvimos a la posición de "familia perfecta" y entramos a la casa, donde nos esperaban el señor Lee y su señora, mas sus dos hijos. Jessica que me llevaba de la mano, me la apretó fuertemente lo cual me hizo mirarla, me sorprendí al verla pálida y a punto de echarse a llorar.
-¡Que alegría que estén aquí!-nos saludo cordialmente el señor Lee-estamos muy contentos de unir a nuestros hijos en sagrado matrimonio.
-Tiene toda la razón señor Dakho-hablo mi madre haciéndose la simpática con mis suegros-es todo un honor que hayan escogido a mi hija menor para desposarla.
-Se ve toda una señorita-dijo la señora Lee observándome detenidamente-su hija mayor Jessica tampoco era una mala opción, lo único malo es que es 2 años mayor que nuestro hijo.
-Sigamos charlando en el salón ahí tenemos un pequeño festín para celebrar la futura boda-invito Dakho a mi mamá y a su señora-ahí arreglaremos los detalles más tranquilamente.
El mayordomo nos condujo a mi hermana y a mí a un cuarto para reposar mientras esperábamos la decisión de los adultos, y a los otros dos hermanos también los dirigió a un cuarto diferente. Apenas se fue, Jessica se sentó y comenzó a llorar desesperadamente, yo acompañándola le daba caricias en la cabeza para saber que le ocurría.
-¡Por Dios! ¿Por qué tiene que ser así?-se aferraba fuertemente-él, tu prometido...
-¿Qué sucede con él?-pregunte sin saber que ocurría.
-Que el señor me perdone, pero... Sooyoung-me miro a los ojos-la persona con la que contraerás matrimonio, es el amor de mi vida.
-Jessica-baje la vista-no sé qué decirte, yo no quiero hacerte daño, la decisión de mamá puede que la hagamos cambiar de parecer y...
-No...-saco un pañuelo de su carterita-ante ella nada se puede hacer, es la voluntad y ley de estos tiempos, pero no te preocupes-tomo mi mano y la apretó suavemente-nunca me enojaría contigo ni con él por esto, es solo mala suerte-termino de decir con la voz quebradiza.
Su llanto se hizo un pesar para mí. La abrace lo más fuerte que pude, pidiéndole perdón por algo que yo no podía manejar, el reloj sonaba dulcemente marcando segundo a segundo, una sentencia de por vida.
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Cuando la tarde dio su resplandor color naranja ya todo estaba acordado para mi futuro. Jessica estaba más calmada y yo respire mucho mejor, nos dirigimos al salón para ver que habían discutido.
-¡Completamente perfecto!-dijo madre radiante recibiendo una mirada despectiva de nuestra parte-todo está acordado-decidió ignorar nuestro gesto.
-¿Cuándo fijaron la celebración?-pregunto el novio de mi hermana, sus ojeras eran evidentes pero nuestros padres pensaban que era por fatiga o ansiedad, debido a los nervios.
-El sábado por la tarde, hijo-dijo el padre dándole palmaditas en la espalda y con alguna que otra lagrima de alegría-lo siento muchacho-se corrió las lagrimas con la palma-serás un hombre de familia ahora.
-Sí, que emoción-contesto el joven a regañadientes, su mirada se dirigió a mi hermana y quizás yo no era una experta en estos temas, pero sin dudarlo era una mirada de amor.
Del más puro amor.
-Yoona ven aquí-la madre de la chica la llamo y la puso delante de ella-Sooyoung, ella te ayudara con los preparativos para la ceremonia, es una excelente cocinera y modista.
-Muchas gracias señora Lee-dije sonrojada, hasta ese momento no me había percatado de la hermana de él, era de más o menos mi edad y se veía bastante dulce, nos dimos una sonrisa leve antes de que mi madre comenzara a hablar.
-Bueno ahora que está todo arreglado, será mejor irnos-mi mamá hizo que nos despidiéramos de los presentes-que su hija visite nuestra casa cuando quiera y el jueves nos veremos nuevamente para la petición de la mano de Sooyoung y Donghae.
Los padres de Yoona asintieron y nosotros nos subimos al coche sin mencionar palabra alguna hasta llegar a la casa. Cenamos en un ambiente completamente tenso y frio. Luego me fui a mi habitación y me recosté en la cama, no pude conciliar el sueño esa noche y me dolía el pecho por el secreto que aun nadie sabía de mí.
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Al despertar a la mañana siguiente me sentía muy cansada, había dormido alrededor de 10 minutos, y mi cara aparte de dar espanto a cualquiera que me viera me asuste de la pesadilla viviente que tenía en frente: el vestido de novia a los pies de mi cama.
-Yoona te ayudara para que te quede a medida-mi madre apareció en el umbral de la puerta-ese era mi vestido de novia cuando yo me case con tu padre-se sentó en la cama cerca mio-así que debes cuidarlo para que algún día también lo use mi nieta.
Se me revolvió el estomago al oír eso.
-¿Qué pasara con Jessica?-pregunte mientras iba al baño para ducharme-si yo que soy la hija menor me casare antes que ella, ¿también la piensas casar con algún caballero?
Mamá sonrió un poco-Tengo planes mejores para ella.
Justo cuando iba a preguntarle cuáles eran sus planes para mi hermana, nuestra empleada nos aviso de que Yoona nos esperaba abajo. Vi a mi madre salir de la habitación, me bañe y me vestí rápidamente, posterior a eso respire profundamente para darme ánimos y bajar al salón, pues de seguro seria un largo día.