Lo que es para mí
Poco a poco James no podía más que observar como su familia era desbaratada pedazo a pedazo. No debía interferir, no era su pelea y sin embargo estaba en medio; era el premio, tan sólo uno de ellos, no el mayor y tampoco el menor de aquel tesoro, tan solo… una moneda más.
Cuando uno es niño cree que las cosas son rosas, negras o blancas y entonces descubre que no es así, pero ¿qué pasa cuando le agregas más de lo que un niño puede soportar? ¿Qué pasa cuando el niño sabe cosas que no debería saber y entonces toma un partido porque así lo cree conveniente?
¿A quién debe escoger? ¿A la que sabe que lo ama con todo su corazón e iría hasta la muerte por él? ¿A la que en toda su vida sólo ha podido ver por él y estar a su lado cuando era necesario y hasta cuando no? ¿O quizás deba irse con él que lo ha educado y lo ha enseñado a superarse? Él lo ama de la misma manera y eso James lo sabe, pero quizás él no pueda estar como ella, quizás él no se interese tanto como ella.
¿Entonces que se hace? ¿Se va con la victima? ¿Cuál es? ¿La que no quiso interferir con nada más del asunto? ¿La que estaba tan herida que no quiso escuchar razones de lo sucedido? ¿O el que fue juntando pequeños y despreciables detalles hasta orillarlo a hacer lo que hizo?
Lo cierto es que no había una respuesta justa para ello, y todo lo que podía hacer James era irse con ella. Porque ella era más vulnerable, porque ella le necesitaba más, porque ella no era la que tenía alguien más esperándole cuando tomara sus maletas y saliera de casa. No ella no era quien tenía todo eso, ella solo los tenía a ellos. A su tesoro. Y si ella necesitaba solo tres pequeñas monedas para salir adelante James sería una de ellas.
-No quiero que estés molesto conmigo hijo –dijo Harry cuando James le llevó la pesada maleta a la sala junto a la chimenea.
Ninguno de sus hermanos había querido acompañar a su padre hasta la habitación. Lily era pequeña y no entendía porque su padre actuaba tan raro. Siempre se iba con maletas, era su trabajo, su trabajo lo mantenía lejos de casa. Albus… por lo que respectaba a Albus ya no tenía padre.
-Sabes que vendré a verlos, ¿verdad? –continuó Harry ante el silencio del muchacho- Y que pueden ir a verme cuando sea…
-Por favor –lo interrumpió James sin poder evitarlo-. Por favor –repitió más quedo y dejando la maleta en el suelo se volvió a ver a su padre-. No intentes hacerme amigo de… de él... porque lo único que conseguirás es que lo odie más de lo que ya le desprecio.
-Draco no tuvo la culpa de lo que pasó entre tu madre y yo, James. No puedo negar que actué mal al buscarle…
-No quiero saber nada de eso –volvió a cortarlo, esta vez con más brusquedad-. No me interesa lo que tuviste que pasar para salir del maldito armario. Lo único que se es que has roto esta familia… No sólo te has divorciado de mamá, también de nosotros –bufó irritado-. Hasta Albus y yo peleamos más.
Un incómodo silencio se instaló en la habitación y lo único que Harry no quería que ocurriera ocurrió, estaba teniendo una discusión con James.
-Lo siento.
-No -James negó lentamente con la cabeza-. Eso no es lo que busco de ti… En realidad ya no busco nada de ti, papá. Lo mejor que puedes hacer ahora es irte y fingir que el tiempo que te han permitido estar con nosotros es el justo. Yo haré lo mismo si quieres.
-Aunque no me creas lo siento mucho –insistió Harry.
James asintió sin más ánimos de discutir. No había de otra, las cosas como esas parecían estar estipuladas con tinta invisible. Se seguía la historia de acuerdo al desastroso guión marcado y realmente no había de otra.
Para James, Harry le había quitado lo único con lo que el había soñado que duraría por siempre; que iría a comer los fines de semana a casa y que sus padres le recibirían junto a sus hermanos y que todos pasarían un rato agradable olvidándose de los estúpidos problemas cotidianos. Porque para eso estaba la familia, para hacernos feliz. Pero él lo había arruinado.
-¿Puedo venir mañana por ti?
-Claro, pero no esperes que vayamos a su casa.
-Lo sé... –se aproximó a la chimenea y tomo ambas maletas, se volvió un segundo a James y suspirando se despidió antes de irse a casa de ese.
"Regrésamelo… ¡Joder! ¡Regrésamelo! ¿Es qué no ves lo que esto significa para nosotros?... Devuélveme a mi familia… ¡Joder, Potter! ¡Regrésame a mi familia!", James se dejo caer en un sillón cercano con la mirada perdida en la chimenea. No pasó mucho tiempo cuando sintió unos brazos alrededor de su cuello. Y su pensamiento se alzó con más fuerza: "¿Realmente no ves lo que significa para nosotros?"
-¿Por qué no regresa? –se atrevió a preguntar James dejándose acurrucar entre los brazos de su madre.
-Porque no lo hará –respondió ella con calma y le besó la frente.
-¿Por qué no lo ve? –siguió preguntando James sin darse cuenta que lo hacía en voz alta. No sabía si su madre entendía a que se refería, pero la sintió estrecharlo con más fuerza.
-Tranquilo, James… Todo estará bien, te lo prometo, ¿sabes por qué puedo prometerlo? –James la miró-. Porque ninguno de los dos quiere hacerte daño a ti y a tus hermanos.
James entendía lo que decía su madre, pero aún así no quiso entenderlo y en su cabeza solo podía repetirse una sola cosa:
"Regrésamelo… Por favor regrésamelo. Realmente no sabes lo que esto significa para mí. No te lo puedes llevar… Por favor, por favor regrésamelo."