El mismo error
¿Cómo irte sin dañar a nadie? ¿Cómo buscar tu esencia sin que nadie salga herido?
"Imposible", piensas meneando la cabeza. Aquello es imposible. Y es verdad porque no importa lo que hagas alguien siempre saldrá herido. Siempre.
¿Entonces a quien eliges? ¿A quién sacrificas?... Hagas lo que hagas no podrás estar en paz contigo mismo.
-Quizás lo mejor sea dejar de vernos.
-No –sentencias rotundamente.
Aún no puedes elegir, pero tampoco quieres que aquello termine. Porque aquello te regresó la vida, porque aquello te interesa más que tu mismo y sabes que le interesas de vuelta. No puedes dejarlo, no aún, aunque por dentro parezca quemarte y ahogarte al mismo tiempo. Aunque todo el tiempo tu pecho este oprimido ante la espera de lo inevitable, de las confesiones que se darán, de los gritos que escucharás y ese llanto tan amargo de las criaturas a las que les diste la vida… Aún así no puedes dejarlo.
-No podrás continuar con esto por mucho tiempo –insiste y tú vuelves a negarte.
-Pero lo necesito.
De nuevo guardan silencio y él te abraza en medio de la oscura y fría habitación. Sientes su desnudez junto a la tuya. No puedes dejarlo. No haces nada, sólo estás ahí con él y él está contigo, no necesitas nada más por el momento; hasta parece no importar las consecuencias de aquel acto porque sabes que él estará ahí en todo el proceso. Lo necesitas a él.
-Sé que situación es difícil –le dices a modo de disculpa.
-No. La mía es sencilla.
-Nuestros hijos nos odiarán.
-Sabemos lo que pasará –replica él y te obliga a mirarlo a los ojos-. Lamento que todo suceda así, Harry.
-Yo también –suspiras y vuelves a acurrucarte en su pecho.
Y te sientes extrañamente bien con eso, porque una vez más tienes la seguridad que no se irá, que estará siempre ahí. No importa lo que ocurra.
-Te amo, Draco.
-Lo sé… yo también te amo.
Nunca se miran al decírselo, aquello los vuelve a la realidad y recuerdan sus obligaciones y los retos a enfrentar. Por eso no se miran cuando hacen el amor, prefieren cerrar los ojos y ver al otro a través de ellos. Por que con los ojos cerrados uno ve lo que quiere ver y así es como quieres caminar de ahora en adelante. Con los ojos cerrados al lado de otro ciego, caminando hacía un abismo, pero siempre acompañado. Siempre.
Señales
A veces las cosas no marchan como uno desearía; hay una infinidad de situaciones que podrían ocurrir para arruinarlo todo y siempre la menos sospechada es la que aparece.
Uno no espera que su matrimonio termine, uno siempre tiene la ilusión de que durará por siempre, que esa persona a la que amas tanto te corresponde y que al igual que tu sólo tiene ojos para ti… Uno no espera que esa persona se enamore de otra.
-¿De quién es la carta?
-De la oficina… debo salir un momento.
Si, uno siempre confía. Siempre espera la verdad y se pone una venda en los ojos, porque a veces es mejor no saber. Uno no confía ciegamente, sólo no desea saber.
-¿De nuevo el trabajo? Has salido todas las noches de la semana, Harry. ¿No se las pueden arreglar sin ti?
-Soy el jefe de aurores, no pueden hacer nada sin mí.
Poco a poco las cosas empeoran y están irritados toso el tiempo. Si inusualmente lo ves sonreír es por una de aquellas cartas. Tu pecho se comprime, tu corazón se estruja… y temes hablar del tema, porque sabes que solo pueden ocurrir dos cosas: o lo ayudas a regresar o lo empujas fuera. "Si, solo dos opciones", te dices, aunque en realidad sabes que ya es tarde y solo queda una opción.
Te basta una sola frase para saber que ya no es tuyo y te congelas cada vez que lo vez abrir la boca cuando están solos; tu respiración se detiene un momento a la espera de aquellas terribles palabras, pero nunca llegan y crees que pasará. Confías en que no llegará, o al menos es lo que intentas decirte. Entonces ocurre… la noche se vuelve fría y la cama que comparten parece tener kilómetros entre ustedes en lugar de centímetros.
-Necesitamos hablar.
Y con esa pequeña frase sabes que tu matrimonio se ha ido al caño.
-Supongo que si –suspiras con pesadez.