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La Zona por Hyuniie

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Notas del capitulo:

Weee aquí yo publicando mis historias xD

este será un fic cortito espero que les guste :)

 

Capítulo 1
Pasado.

 Los sectores pobres y los sectores adinerados de la sociedad no se crean por elección de la gente, se crean por la falta de empleos, la falta de estudios y de capitales, se crean por el gobierno y sus impuestos, se crean por la suerte de la gente…

 

21 de julio de 2010
Winchester, Inglaterra.

 Un crudo invierno asola las calles de la ciudad, la gente se encuentra en sus casas resguardadas del frío, con sus estufas encendidas y sus comidas calientes sobre las mesas. Elegantes y costosos edificios se regían por donde sea que se mirara, lujosas tiendas de artículos caros le abrían sus puertas a todos aquellos que tuvieran los medios para costear semejantes objetos. Obviamente todos podían hacerlo, si no, no vivirían en aquel hermoso y cálido lugar. De no haber sido afortunados habrían ido a parar a “La Zona”, como le decía la gente de por aquí a tiempo que hacían un gesto despectivo y gastaban una que otra broma hacia los desdichados que vivían allí.

 “La Zona”, era todo lo contrario a lo que se presentaba recién. Lejos de las calles principales y casi a las afueras de la ciudad, un alto y muy largo cercado se extendía. Más allá de él se podían observar varios asentamientos precarios, construidos a base de chapas y maderas medio podridas, donde algunos afortunados tenían puerta la que obviamente cuidaban día y noche para que no les fuera arrebatada por los mismos del lugar, el resto de la gente tenía una cortina o directamente nada. Esa Zona era un lugar donde se comía poco cada día, si es que no se comía día por medio. Algunos habían aprendido a convivir con el hambre y otros valientes se arriesgaban a salir para intentar conseguir un trabajo o para pedir limosna en “el mundo de ricos” como le llamaba gran parte de la gente.

Pocos afortunados conseguían un trabajo miserable al año. Jamás un trabajo estable ya que nadie quería emplear a alguien procedente de un asentamiento. 
Esta gente tenía rangos para los trabajos: Un trabajo “digno, respetable y envidiado” era por ejemplo de ayudante o de limpiador en algún comercio pequeño. Un trabajo normal era el de recoger chatarra y venderla. Y un “trabajo pobre” era el de prostituirse o el de transportar drogas de un lado a otro, ya que eran trabajos que ponían en riesgo al trabajador.

Este año había surgido un afortunado, uno que había conseguido después de mucho sacrificio, un puesto de trabajo respetable, ese día 21 de julio un hombre joven llamado “Ryuzaki” en La Zona entraba a trabajar como limpiador en un almacén familiar en “el mundo de los ricos”.

 08:10 a.m.

 Ryuzaki se alistaba para su primer día de trabajo, había lavado una de sus dos franelas blancas el día anterior y ahora se encontraba alisándola con la mano previamente lavada con el agua que tomaban todos los días de un río cercano. Luego de alisar un poco la camiseta se la puso y se lavó la cara. Saldría así, tan solo con la camiseta y un blue Jean puesto que no tenía calzado alguno ni mucho menos un abrigo. Tal vez por el camino consiguiera que alguien le prestara su calzado. Era algo sumamente común prestar el calzado entre los vecinos. En ese momento vio como la cortina de la pequeña choza se abría dando paso a un hombre de aspecto mayor. Muchas arrugas de preocupación y de vejez surcaban su rostro y con una sonrisa le tendió un trozo de pan, una gorra y un desgastado par de zapatillas.

-Debes estar con energía para el trabajo y resguardado del frío.

-Watari, donde conseguiste todo esto?

-Compré este trozo de pan por el camino y las zapatillas y la gorra son préstamo de tus vecinos así que cuídalos bien.

-Gracias Watari, tu siempre te preocupas por mi.

El pelinegro se puso las zapatillas y la gorra, posó una mano en el hombro de aquel hombre a modo de saludo y partió rumbo a su primer día mientras comía.

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-Light hijo, ve al almacén por los postres

 Dijo una señora de voz maternal desde la cocina.

-Con el frío que hace?

-No seas malcriado hijo que yo estoy ocupada en la cocina, además no te cuesta nada ayudar a tu madre un poco no crees?

-No puedo sacar el auto con la nieve que cae…

-Pues ve caminando

-Ya voy –dijo resignado.

 El joven que ese día había ido a compartir un tiempo en familia ya que se había mudado recientemente se levantó del sillón, se colocó la costosa cazadora beige y la bufanda a juego, tomó las llaves y salió al frío cosa que apenas sentía gracias al abrigo.

Su cabello se movió con el viento, no le agradó mucho puesto que le gustaba cuidar su peinado, además le interesaba conservar su “puesto” como el más apuesto y codiciado por toda mujer viviente en la ciudad.

Caminó durante un rato mirando al suelo para no despeinarse, cuando divisó el lugar dobló para terminar frente a la puerta pero cuando fue a abrirla sintió una mano helada que al parecer también iba al mismo lado.

-Lo siento, pase usted primero –le dijo una voz cargada de monotonía.

 El joven castaño levantó la mirada, viendo así a otro joven que al parecer la única prenda de abrigo que llevaba puesta era esa gorra de lana vieja en la cabeza que le aplastaba el cabello negro haciendo que le tapara un poco los ojos.

Sin decir nada abrió la puerta y entró el primero dejando al joven de las manos heladas segundo.

-También vienes por el trabajo? –le preguntó con algo de tristeza en la voz, ya que si decía que si, era 100% probable que no lo eligieran ya que provenía de La Zona.

-No –respondió secamente.- Para mi fortuna y tu suerte no lo necesito.

-Es bueno oír eso, significa que tu vives bien y que yo conseguiré trabajo.

 El dueño del almacén apareció finalmente.

-Buenos días, joven Yagami en que puedo servirle? –se dirigió cortésmente al castaño.

-Vengo por los postres que le fueron encargados por mi madre.

-Oh, por supuesto, en seguida se los traigo. Y usted? –dijo mirando de arriba abajo al otro joven.

-Yo vengo por el trabajo, dijo que me contrataría lo recuerda?

-Ah, claro, esperaba que fueras más pero… si es lo que hay…

El pelinegro bajó la cabeza ante el comentario, no podía arriesgar su trabajo por un poco de dignidad. El dueño del almacén fue hasta las heladeras y sacó de ellas dos postres, uno de crema con frutillas y otro de chocolate negro, los colocó en sus respectivos empaques transparentes ante la atentísima mirada del pelinegro que hace años que no tenía tales postres tan cerca de él.

-Tu, -dijo el dueño del local dirigiéndose al de los ojos negros.- como te llamas?

-Ah… yo soy Ryuzaki señor.

-Ayudarás a llevar los postres al joven Yagami.

-Pero creí que mi trabajo era de limpieza…

-Quieres conservar tu empleo, si o no?

-Si, señor.

-Entonces ayuda al joven Yagami con los postres.

-Si, señor.

Tomaron un postre cada uno, el castaño el de chocolate dejándole el de crema con fresas al pelinegro que salió de la tienda siguiendo al primero. Ryuzaki no perdía detalle del postre que tenía en sus manos, tiempo había pasado desde la última vez que había visto semejante cosa tan de cerca y le parecía que no merecía tener el honor de cargar con tal obra llena de magnificencia.

-Qué te ocurre? –Esa voz tan firme le despertó de sus pensamientos- parece que jamás hubieras visto un postre.

-No tan de cerca –dijo asombrado.

-Deberías andar más abrigado afuera.

-Oh… si, debería.

-Y tu abrigo?

-Emm… yo… -trató de confabular una mentira lo suficientemente creíble para no parecer tan pobre frente a su acompañante.- lo enganché con algo y le rompí una manga, debo arreglarlo…

-Claro. En ese caso, por qué no te pusiste otro? –Preguntó tratando de sacar el tema de su pobreza al aire.

-Yo… no tenía otro.

-No tienes ningún abrigo verdad?

-No, no tengo –dijo poniendo en evidencia su anterior mentira.

-Y por qué no me lo dijiste desde un principio?

-Es que no quería parecer tan pobre –hizo una mueca parecida a una sonrisa falsa.

-Vives es La Zona, no?

-Si –el pelinegro observaba como el cabello del castaño se movía con el viento- Tiene un cabello muy bonito señor Yagami.

-Llámame Light y no me trates de usted que me haces sentir viejo –dijo con una sonrisa.

-Claro –se ruborizó levemente ante tal comentario, nadie además de Watari le hubiera dejado llamarle por el nombre y mucho menos alguien que acababa de conocer.-Cuántos años tienes?

-Por ahora veintitrés y tu?

-Treinta y cinco.

-Vaya, no los aparentas, fácilmente podrías hacerte pasar por universitario –rió.

-Ah.. Gracias –dijo sonriendo.

-Y naciste en La Zona?

-No… no siempre fui pobre.

-Y por qué terminaste ahí? Si se puede saber claro.

-Fue hace unos ocho años. Yo era un respetado detective, no había un caso que no pudiera resolver con ayuda de Watari, mi cuidador. Un día se presentó un caso nuevo, es probable que no lo recuerdes, el caso del Asesino en Serie Beyond Birthday en Los Angeles.

-mmm… -pensó.- No, no lo recuerdo.

-Bueno, el punto es, que fue un caso muy difícil, tuve que pedir ayuda y aún así lo perdimos.

-Perdieron el caso?

-Si, el asesino se nos adelantó, aún después de ocho años me resulta imposible explicar como fue que logró adelantarse tanto a los hechos.

-Eso quiere decir que el asesino aún está suelto…

-El FBI cree que si, pero yo estoy casi seguro de que se suicidó al final para parecer otra víctima. Luego de perder un caso de tan magnitud dejaron de darme trabajo y fui perdiendo dinero hasta que terminé en La Zona.

-Vaya que historia… Bien, llegamos.-El castaño sacó de su bolsillo las llaves y abrió la puerta. Una ola del calor interno de la casa salió dejando desconcertado al pelinegro.

-Que lugar tan grande.-En efecto, era un casa muy grande. El castaño pasó el postre a su madre que se había acercado a la puerta, la mujer se fue a la cocina dejándolos solos.

Ryuzaki extendió los brazos para darle el postre a Light, quién lo tomó rozando sus manos con las del pelinegro.

-Estás helado.

-Estoy bien, no tengo frío –mintió.

-Eso no te lo cree nadie, ten –le tendió un par de guantes negros.

-No gracias estoy bien –intentó parecer amable.

-Quédatelos, son un regalo.

-Pero… Estás seguro?

-Muy seguro, debo entrar –señaló la puerta.

-Claro, gracias por todo, adiós.

 El pelinegro se dio la vuelta y emprendió camino hacia el almacén mientras se colocaba los guantes ante la mirada del castaño, que observaba como esa persona tan interesante se alejaba con las manos en los bolsillos.

 

 

Notas finales:

aclaro lo de la edad de L...

en el manga su edad es de 31 (cuando la de Light es de 17)

pero en el anime su edad es de 28 (cuando la de Light es de 17 también) xD

pero como a Light le di 23 años (como al final de Death Note)

tomé la edad de L en el anime y calculé que si al final estuviera vivo tendría unos 35 años :)

dejen review! besiito!

besiitos!


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