CAPITULO 5
-no quiero- decía el rubio mas fuera de sí por las candentes masajeadas que le daban las manos del pelinegro.
Realmente le estaba gustando dejarse llevar por ese mar de hormonas sin importar el con quien.
-Ven, vamos a mi recamara- decía mientras levantaba a Joey y lo conducía a su habitación (realmente Duke tenía ganas de poseer al rubio desde hace tiempo y esa era su oportunidad y no la dejaría escapar), Joey solo se dejo llevar, su cuerpo se sentía demasiado caliente.
Llegaron al dormitorio de Duke donde estaba una enorme cama, se dejaron caer mientras Joey se reprendía mentalmente que por que su cuerpo no respondía a los deseos de su mente, solo se estaba dejando llevar (desde que Kaiba lo había obligado a acostarse con él su apetito sexual se encendió).
-Maldito Kaiba- dijo en un susurro.
Duke se separo de él para mirarlo a los ojos.
-Con que fue Kaiba eh? Que guardadito se lo tenían eh Joey!-decía medio sorprendido para luego seguir con lo que había empezado.
-Cállate Duke, prométeme que no le dirás a nadie y mucho menos a los chicos, por favor- decía bajando la cabeza.
-No te preocupes, será “otro” de nuestros secretos- mientras le sonreía y lo besaba.
-Espera- decía Joey empujándolo un poco.
-Que pasa-
-YO..yoo n..no soy gay Duke, pero no sé qué me pasa-decía el rubio.
-Lo sé, además no es como si te estuviera pidiendo que seas mi novia, solo disfrutemos el momento si?, ni una sola palabra mas-decía mientras volvía a devorar los labios el cachorro.
Joey por su parte solo se dejaba hacer, Duke comenzaba a levantarle la playera mientras acariciaba con la yema de los dedos toda la piel que se exponía a su paso, a Joey se e erizaba la piel y recibía descargas eléctricas por su cuerpo, realmente le estaba gustando.
Decidió participar y comenzó a quitarle el chaleco al pelinegro que estaba entretenido con el cuello del rubio.
La ropa comenzó a volar fuera de la cama.
Ya estando desnudos los dos perdidos entre carisias, besos, mordidas y lametones.
Duke se deleitaba con el cuello del cachorro, tan sexy que siempre había fantaseado con probarlo y esa era la oportunidad y no la estaba desaprovechando, trataba de recorrer cada rincón de ese hermosos cuello con la lengua y los labios, dándole pequeñas mordidas y besos, y una que otra succionada para dejar marcas rojizas tenues.
Joey recibía las caricias sin importarle que fuera otro hombre el que lo estuviera acariciando, simplemente se sintiera bien y mientras le diera placer que importaba ya!, ya estaba más que comprometido en el asunto…
cuando….
Comienza a sonar un móvil.
-Espera- decía el rubio –Es mi móvil- mientras se separaba con trabajos de Duke que no lo dejaba de toquetear.
-Déjalo que suene- decía mientras volvía a acostar al rubio, no se le podía escapar.
-No Duke, puede ser importante- mientras se volvía a levantar e iba por su teléfono.
-Bueno-
-Hola cachorro, que estás haciendo?- se escuchaba la voz del castaño al otro lado.
-Kaiba! Como conseguiste mi numero?-decía molesto.
-vamos cachorro no te enojes, ya lo pensaste?-
-Ni hablar, deja de estarme acosando-
-iré a tu casa por la respuesta, espero que estés ahí en 30 minutos, acaso crees que no me eh dado cuenta que estabas follando con alguien reconozco tu respiración más que nadie, cachorro travieso- y termino la llamada.
-AGH! Estúpido mal nacido- decía mientras se ponía a recoger rápido sus ropas, iba a esperar a que el muy maldito fuera a su casa para partirle toda la cara y de una vez dejarle claro que no era un objeto sexual.
-Que sucede Joey?- pregunto Duke mientras se sentaba en la cama con los brazos cruzados y mirándolo fijamente.
-Lo siento Duke me tengo que ir-
-Me dejaras así- mientras miraba su miembro que aun estaba excitado.
-Lo siento yo estoy igual- mirando sus pantalones. –Nos vemos!- mientras abría la puerta.
-Por cierto Duke… amm que nadie se entere de esto por favor- mientras se despedía con la mano y salía del cuarto para ir a la salida.
-Está bien, no te preocupes, cuídate Joey- se escucho decir a lo lejos en la habitación.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En la habitación
-Demonios!-decía el pelinegro mientras se tiraba en la cama y miraba fijamente el techo.
-Kaiba esto no se v a quedar así- decía con una sonrisa en su rostro –Haremos el mejor trato de nuestras vidas- y cerraba sus ojos para ponerse a dormir –Solo espero que lo acepte- y quedaba profundamente dormido.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En la casa del rubio se encontraba un Joey agitado, pues había salido corriendo para llegar al mismo tiempo que Kaiba a su casa.
Pero…
Exactamente a los 30 minutos cumplidos que llega un hermoso mustang blanco con los vidrios polarizados a la puerta de la casa de Joey, del cual desciende un hermoso castaño con ropa informal.
-Hola cachorro- decía mientras se quitaba unos lentes de sol.
-Qué bueno que llegas Kaiba, te estaba esperando-decía a un agitado pero mostrando una sonrisa.
-El cachorro esta ansioso? Será que ya aceptaste mi propuesta?- decía mientras se acercaba a Joey y lo rodeaba por la cintura con sus largos brazos.
-Nada de eso ricacho!- mientras ponía las mano en el pecho del castaño y hacia figuras invisibles con su dedo.
-Entonces porque esta tan feliz mi cachorrito?- mientras le sonreía sexymente.
-Por que eh estado esperando el momento de poder hacer…. Esto- mientras acercaba su rostro al de Kaiba.
Seto cerró sus ojos esperando sentir la tibieza de los labios del rubio, pero lo que no contaba era sentir el sabor metálico de su propia sangre, el muy desgraciado le partió el labio de un golpe.
-¡Pero qué demonios te pasa perro!?-decía furioso mientras se limpiaba el rastro de sangre y saliva.
-¡Te lo tienes bien merecido! Maldito acosador! Decía Joey sobándose el puño.
-Seducir a un hombre para atacarlo desprevenido? Vaya perro eso si es de maricas, y yo que te creía hombrecito después de todo- decía aun con la mano en la cara y viendo fieramente a Joey.
-¡Cállate imbécil!- respondió el rubio, no quería escuchar mas frases que le recordaran que en dos días había cometido dos estupideces y grandes.
-Eso es caer demasiado bajo perro, y yo que venía en son de paz-Se acercaba peligrosamente al cachorro con todas las negras intenciones de molerlo a golpes.
Pero algo lo detuvo de golpe.
-¿Qué demonios es eso en tu cuello perro?- decía mientras hacia una cara de repulsión para disimular su asombro.
-¿EH? Cual? Que? Que tengo en el cuello?- decía Joey pasándose los dedos por todo el dichoso lugar.
-Es un chupetón, con que si estabas jodiendo con alguien, verdad Wheller?- decía molesto, como demonios se ponía de remilgoso con el ese estúpido perro pero con “otras” flojito y cooperando.
-QUE –TE- IM-POR-TA!- decía ya molesto el rubio, ya se había cansado de que ese maldito presumido siempre lo viera, lo hiciera verse, o lo cachara con muestras de situaciones vergonzosas.
-¡Vaya perro, por lo visto fuiste corriendo a hacer la comparación de lo que se siente follar y ser follado!- decía el castaño con una sonrisa perversa en el rostro.
-Y dime, lo disfrutaste mas conmigo que con ella?- sin quitar su maldita sonrisa que le sacaba canas verdes al rubio.
Pero como todos sabemos que nuestro rubio no es de los que se detiene a meditar las cosas.
-No fui con ninguna mujer Kaiba, ¡Y! para tu información Duke! Es más considerado que TU! El no anda obligando a la gente a hacer cosas a la fuerza!- decía muy seguro de sí mismo hasta que cayó en cuenta que había metido no una ni dos si no las cuatro patas juntas y con quien jamás debió de haberlo hecho.