Tu inexpresiva mirada me destrozó, no comprendía como el ángel que yo amaba podía estar dirigiendo tales palabras hacia mí. Yo que te amaba tanto y tú solo hablándome de romper, de que ya no podíamos estar juntos, que tonto me sentí, parecía una niña rechazada, y es no es por mi vestido y mi maquillaje, mi expresión así lo indicaba, solo parecía una adolescente abandonada a causa de un novio que, pensaba, era el amor de su vida... De tus labios salían palabras que no pude comprender...
–Nuestra relación no tiene futuro, deberíamos romper y seguir cada uno su camino por separado- me dijiste al tiempo que de mis ojos caía un amargo líquido ya no desconocido para mi.
–Este no es lugar para hablar de esto- te dije intentando sonreír y mostrando indiferencia cuando en el fondo solo quería rogarte que te quedaras a mi lado.
-Hizaki, tu ya no eres feliz a mi lado, eso es evidente-
-Pero Kamijo, yo...- sentí como mi voz se apagaba
-Tú lo sabes, últimamente pasas más momentos tristes que felices conmigo- me dijiste fríamente.
Y era verdad... Solo me limité a callar y bajé la mirada. Últimamente no hacías más que hablar de ti, de la banda y de lo mucho que querías hacer una gira mundial y alcanzar el éxito, yo solo te escuchaba... Como guitarrista de Versailles me hacía feliz la idea de que trabajáramos tan duro para ser una gran banda y ser reconocidos mundialmente, pero como tu novio, me entristecía enormemente que le prestaras más atención al trabajo que a mí.
-Vamos, Hizaki... ¿Acaso no me dirás nada?- Me preguntas como si te importara lo que yo estoy sintiendo.
-Kamijo... yo... te amo- mi voz tenía un tono casi suplicante
-No lo sé, tu mismo te haz dado cuenta de que no eres completamente feliz- la frialdad volvió a notarse en ti.
-Pero ¿Quién es completamente feliz en este tiempo? La vida esta llena de momentos tristes y felices, todos mezclándose ¿Por qué no nos damos otra oportunidad?- te dije con un hilo de voz. Y es que, la verdad, ya no tenía fuerzas para hablar, mi fuerza te la habías llevado tú con tus palabras...
-Porque no Hizaki, ya lo hemos intentado muchas veces y siempre es lo mismo, siempre termino lastimándote y haciéndote llorar-
Ahora ya no ocultaba mi llanto, mi mirada altanera y mi elegante expresión habían sido totalmente reemplazadas por una expresión de dolor, algo que ya se veía constantemente en mí, pero ¿Por qué te amo tanto? ¿Por qué deseaba sentir tu cuerpo junto al mío otra vez? Sin más te dije –Vamos a casa- Tú solo asentiste con la cabeza abriéndome la puerta de tu coche para que yo me subiera y así lo hice, en silencio, ese silencio que nos acompañó durante el viaje. Encontramos un semáforo en rojo, nos detuvimos, yo puse mi rostro en tu hombro, como rogándote besarme y tu como leyendo mis pensamientos me diste un fugaz beso ¿Por qué lo haces? Si hace minutos me dijiste que debíamos romper ¿Por qué me besas? Mi corazón se confunde. Llegamos a casa, yo camino tomando mi vestido como si me encaminara hasta la que sería mi tortura en el palacio dónde más de una vez fui tu princesa.
-Subiré hasta nuestro cuarto- No sé de dónde reuní el valor para decir eso. Iba a buscar mis cosas, mi ropa y todo cuanto me pertenecía, aunque lamentablemente dentro de todo eso ya no estabas tú. Subí, hundido en mis propios pensamientos y tú no me seguiste, te quedaste en el piso de abajo y eso me deprimía aún más. Seguía preguntándome ¿Por qué me besaste? Sentí como mi corazón se rompía, cuando siento tus pasos por la escalera. Sí, ahí estabas, de pie junto a la puerta de, la ahora, tu habitación. Esa habitación en la que más de una vez soñé y fui tuyo, pero que desde hoy ya no me pertenecía ¿Será que amas a otro? Puede ser eso... Tal vez sea Teru, o Yuki, o alguien que yo conozca... O tal vez no lo conozco... ¿Será hombre o mujer?... Ah no lo sé... Mi mente seguía esta auto tortura mientras tú solo me mirabas con una expresión fría en tus ojos, pero cálida en tu sonrisa. Hasta que al fin te decidiste a hablar.
-Hizaki, yo pensé que ya habías arreglado todo-
-No, no quiero irme de tu lado, no voy a dejarte- dije estallando en llanto.
Te acercaste lentamente y me besaste, yo con algo de miedo te correspondí. Ahí fue cuando perdí mi voluntad, puse mis manos a mis costados como rogándote que me tocaras y que ya no te fueras de mi lado. Y así pasó. Me tocaste... Sentí alcanzar el cielo con cada caricia de tus manos, me recorrías lentamente haciendo que me estremeciera ante el contacto de tu piel, de tus labios, solo me dijiste –me encanta tocarte, tienes un cuerpo excitante- No fueron precisamente palabras de amor, pero aún así me hiciste sentir feliz, sentí como mi piel volvía a estremecerse ante tus palabras... Hicimos el amor de una hermosa manera, me tocaste con suavidad –Te amo Kamijo- te dije entre gemidos que callabas con tus ardientes besos –Yo también te amo Hizaki- me dijiste dominando mi cuerpo con tu tacto, fue cuando lloré. Sí, lloré mientras me tocabas, tal vez no lo notaste, pero de mis ojos caían lágrimas de felicidad, tuya no te irías de mi lado, ya no... Nunca más...
Te amo Kamijo, te amo, nunca había amado a nadie de esta manera y si algún día te vas de mi yo moriré. Es verdad, no puedo dejarte de amar, incluso hasta cuando eres frío y me tratas mal yo te sigo amando, sigo siendo tuyo y así lo seré por siempre. Seré la princesa eterna de tu castillo y tú, tú serás el príncipe que me rescatará y protegerá de todo mal, porque sé que aunque sea un chico igual que tú, me amas con la misma intensidad con la que yo te amo a ti.
Recostado a tu lado me dormí, rogando por que esto no haya sido un sueño y al amanecer despertar entre tus cálidos brazos, con un beso de tus labios y unas bellas palabras de amor pronunciadas por ti, oír tu dulce voz junto con los latidos de tu corazón es la más bella canción que he escuchado jamás, porque nuestros corazones latiendo al unísono, nuestros cuerpos entrelazados y nuestras voces juntas forman la melodía del amor...