“Llego a tu casa en veinte minutos, espérame.”
Así comenzó mi día, con el aviso de Shou a punto de llegar a mi departamento. Si bien era temprano y aún tenía sueño, moría de ganas de verlo.
Según él, le dijo a Saga el día anterior, que hoy iríamos a una galería de arte, una excusa inocente digna de Shou, nadie dudaría de él, de nosotros; nadie imagina que aquello era simplemente una máscara que escondía nuestro sucio secreto, y uno de nuestros tantos encuentros amorosos que se perdían tras bambalinas en un live, a la salida de ensayos, en los días libres… en cualquier lugar que diera la ocasión.
Sonó el timbre; Shou acababa de llegar… Abrí la puerta perezosamente y lo vi, ahí parado en la puerta, sonriente, impecable y con gafas… ¿Con gafas? Solté una pequeña carcajada que llamó la atención de Shou.
-¡Hey! ¿Qué te pasa? ¿Por qué te ríes?- preguntó Shou aumentando su sonrisa mientras pasaba y se sentaba en el sofá.
-¡Ay Shou! ¿Gafas?... Está nublado- exclame entre risas mientras cerraba la puerta y me acercaba a él, quitándole las gafas lentamente, descubriendo sus traviesos ojos que me miraban expectantes ante mi respuesta.
-¿Qué?... ¿No te gustan? Eran para ver mejor las pinturas y esculturas de la galería- dijo Shou riendo.
-¿Aún bromeas con eso, tonto?- dije sonriendo y sentándome a su lado en el sofá.
-No, no…- dijo cambiando su tono de voz a una falsa y traviesa asertividad.- La verdad es que me las puse para ti… ¿Así luzco más cool, no?- pregunto con risas en la voz.
-No las necesitas.- dije apartando las gafas a un lado.- Te ves bien con o sin ellas… Gracias por tratar de impresionarme.- Hubo un fragmento de silencio y los dos nos largamos a reír enérgicamente.
-¡Idiota!- exclamó Shou casi sin respirar de la risa.
-Lo siento- dije tomando aire para calmarme y evitar caer ante las lágrimas, pero el inoportuno celular de Shou comenzó a sonar.- ¿Vas a contestar?
-… No, se supone que estamos ocupados, los chicos ya saben, así que no hay problema, después de todo, estamos en la galería viendo hermosas obras- dijo Shou ignorando el teléfono mientras se me acercaba aún más.
-Tu sonrisa es una obra de arte- dije quitándole su chaqueta.
-Obra de arte eres tú- susurró Shou a la vez que se posicionaba sobre mí y me aprisionaba en dulce pero apasionado beso que me disminuía y lo hacía a él superior ante el escenario libidinoso que estaba empezando a surgir.
Los amantes empezaban su espectáculo cuando una traviesa y blanca criatura peluda irrumpe con saltos y ladridos de felicidad en gracia a la visita de hoy.
-¡Mogu!- exclamó Pon sorprendido.- ¿Qué quieres? Ya te di de comer… ¡Oh~ pequeño! ¿¡Justo ahora!?
-¡Hey Mogu deja eso!- Exclamó Shou al ver que Mogu olfateaba y mordía suavemente su chaqueta como si buscara algo.
-¡Mogu!... M-Mogu ¡deja eso ya!- exclamó Hiroto.
-Déjalo o no vas a tener un hermanito- dijo Shou riendo.
-Sí, hazle caso a mamá y déjale su chaqueta… Papá promete que tendrás un hermanito- agrego riendo igualmente Pon.
-¿¡Mamá!?- preguntó Shou mirándolo sorprendido.
-Sí, tu eres mamá- dijo Pon.- Yo soy el padre de Mogu.
-¿Con que soy la madre, eh? ¿Quieres que te demuestre quien soy?- exclamó Shou con una sonrisa maliciosa.
-¡Hah! Pues te espero- contestó Hiroto desafiante.
Mogu seguía ladrando y saltando de felicidad, por lo que los dos amantes debieron abandonar el lugar, pero antes, un suceso desafortunado dejo sucio a Pon, sí, sucio, cuando al bajar del sofá y tocó el piso, estaba el platito que Mogu había dejado a los pies de su amo para que le diera comida, pues no le gusto la que le había servido.
Así Pon, resignado y apestando a comida de perro tuvo que mimar a su pequeño animal para que este se quedara en paz.
-¡Ay! ¡Mogu! ¿Qué porquería te di de comer? Con razón no te gustó –exclamo Hiroto mientras hacía unas graciosas muecas de asco al ver su pierna y pantalón embarrado de esa masa y mezcla viscosa que decía ser comida para perros.
Una vez lograda la calma del can, el guitarrista se fue a duchar, mientras quedaba Shou en el living mirando televisión pero… la libido del vocal era más grande…
Unos largos y minuciosos pasos se acercaron a la habitación del baño, que con gran cautela abrieron la puerta de ella, encontrando a la presa indefensa; cayendo las prendas sigilosamente, un alto hombre invadía el lugar, causando el estremecimiento del menor.
-¡S-Shou! ¡q-qué haces aquí!- exclamó espantado Hiroto ante la visita de su amante.
-Hahaha, tranquilo- dijo Shou tomando suavemente los hombros del guitar.- Siempre he querido hacerlo en la ducha- susurró en el oído del menor sin un ápice de culpa ni vergüenza.
-¡Pero Shou!- exclamó asustado Hiroto.- ¡Eres un pervertido!
-Exacto, soy el padre- respondió tranquilo entre risas.- Es mi deber serlo-
-Pero padre y todo, Shou, aquí es algo…- expresó Hiroto en medio de una nube de adrenalina que dejó su rosto enrojecido.
-Algo… ¿Algo que?... ¿Algo excitante?- se precipitó la risa del mayor ante su último comentario.
-…Incomodo- respondió Pon bajando la mirada de vergüenza.
-Exacto, es excitante- río Shou haciendo como que ignoraba lo que el menor le decía.
-¡Shou!- se exaltó el menor.
-Hahaha mi pequeño- decía patenalmente Shou, abrazando a su pareja. -¿Quieres que te masajee el pelo?- preguntó con una tierna sonrisa.
-¿Eh? ¿Qué me vas a bañar como lo hago yo con Mogu?- rió Pon a la vez que le pasaba un frasquito de shampoo.
-Hmm algo así, me gusta que mis mascotas huelan bien- dijo Shou riendo mientras hacía espuma sobre el cabello del menor.
-¿Qué? ¡Yo no soy tu mascota!- exclamo Pon dejando una barba de espuma al mayor.
-¿Cómo que no? Tu eres mi ardillita- expresó Shou devolviendo la barba al guitar.
-Entonces tu eres mi conejo- prosiguió el menor volviendo a dejar espuma en al rostro del vocal.
-¡Hey! Entonces somos animales, ¿eh? Me pregunto en qué momento las ardillas se cruzaron con los conejos- dijo Shou riendo.
-Pues… - quedó Hiroto, con la boca apretada, pensando en que decir mientras miraba al techo como si de ahí viniera la respuesta.
-Pues nosotros somos los primeros- dijo Shou mientras pasaba las manos por la cabeza de Pon para sacarle la espuma.- Creo que ahora lo entiendo todo.-
-¿Todo qué?-
-Todas mis ganas de jugar contigo, los conejos se reproducen rápido, ¿sabes?- Pon al oír esto abrió los ojos como marsupial.- Yo sé que tu también quieres jugar con el conejito- declaró Shou mientras con sus brazos contorneaba la cintura del menor.
-Yooo…- alargó el habla el pequeño.
-Tú si quieres- dijo el vocal apoyando al menor sobre la helada pared del baño- Tú me quieres- susurro suavemente sobre la carnosa boca sorprendida del guitar.
-S-Shou- suspiró Hiroto ante la provocadora acción del vocal, pero rápidamente el vaho placentero de esfumó con un profundo beso, con una lengua curiosa y la boca trepidante del receptor que a duras penas correspondía a la fogosidad y la magnitud del beso.
El mayor, sin perder momentos, tomó el muslo izquierdo del menor y lo separó suavemente para estar más cómodo sobre su pequeño cuerpo, a lo que el guitar respondió con una pequeña queja, ya que le dio un ligero cosquilleo.
Más arriba, en el carnoso tour, Shou besaba y saboreaba el cuello de Hiroto, recibiendo pequeños rasguños en su espalda como ofrenda, donde el menor buscaba desesperadamente aferrarse a él, buscando alivio entre tanto regocijo proporcionado por su compañero. Prontamente sus cuerpos comenzaban a hervir, y la cálida agua que los recorría aumentaba aún más las sensaciones, el placer y los gemidos, dejando expuesta toda la virilidad en sus impetuosos cuerpos, que en una fantástica fricción impulsada por la resbaladiza espuma proporcionada por el cabello del rubio guitarrista, dejaba a los dos amantes al borde del delirio.
Como en un vampírico banquete, Shou se abalanzó sobre la boca del menor, cuando en un intento lenitivo de placer, Hiroto se rompió el labio conteniendo el gemido; el sabor estremecía al mayor, hervía su propia sangre al contacto lingual con la esencia ferrosa, dejando atónito al menor que se dejaba llevar por las caricias del vocal.
Las palabras ya no cabían y los dos amantes ávidos de llegar al punto anhelado, prepararon su hazaña.
-¿Estás listo cariño?- preguntó cansadamente y entre gemidos el mayor.
-S-Si, por favor hazlo- exclamó Hiroto extasiado. A lo que el vocal obedientemente tomó con más fuerza el muslo del menor, levantándolo con delicadeza para ejercer su maniobra, causando contorsión en el cuerpo del guitar, que con lágrimas que el mayor disipaba con besos, recibía gustoso los impactos certeros del más alto.
-No puedo más Shou- exclamaba el menor al borde del placer.
-Resiste, sólo un poco más- pero al terminar de decir eso, la tibia y blanquecina sustancia eyectó contra el vientre de ambos, acto seguido la semilla del mayor también diseminó dentro del cuerpo del pequeño, soltando quejidos de satisfacción y gloria en aquella guerra retozante, culminando con trémulos cuerpos que cayeron lentamente y despacio al suelo, cansados y satisfechos, descansaron recostados uno sobre otro tras el espléndido banquete lascivo.
-¿Ahora te irás? – pregunto con una triste voz Hiroto que reposaba su oído sobre el pecho del mayor.
-Debo hacerlo Pon- dijo serenamente Shou mientras le acariciaba el cabello al menor.
-Odio que te tengas que ir tan rápido- abrazo Pon al más alto.
-No te pongas así- dijo Shou abrazando también a Hiroto.- Nos veremos pronto- sonrió.
-Si… tienes razón- murmuró Hiroto desganado.
-Te amo, recuérdalo siempre- dijo Shou tomando de la mano a su compañero, ayudándolo a pararse de encima de él.
-Y yo a ti- dijo sonriendo resignado y ayudando a parar al mayor.- Ojalá pudieras quedarte más tiempo, a lo que Shou le miro con una triste sonrisa, abrazándolo para despedirse y luego sacar una toalla, recoger sus cosas y salir del cuarto.
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Algo me dijo que me quedara, después de todo, mi casa solitaria no me extrañaba… Quise sorprender a Pon, así que velozmente me seque y me vestí; luego prepare algo para comer, me tendí sobre el sillón a la espera de mi ardilla, pero este se demoraba en salir, por lo que me dormí mientras lo aguardaba.
Un grito de sorpresa, clamando mi nombre me saco del trance onírico… Era Pon que salto del susto al verme tendido en el sillón.
-¡Shou! ¿q-qué haces aquí?-
-¿Qué? ¿No te da gusto verme?- pregunte abriendo mis brazos.
-¡Pues obvio que si!- Pon se abalanzó a mis brazos y pude percibir unas pequeñas lágrimas recorrer su rostro.- Creí que me dejarías solo de nuevo.
-Hahaha pequeño… decidí quedarme un ratito más- sonreí.- Contigo.
-Gracias… ¡Oh! ¿Has hecho esto tú?- me preguntó señalando a la mesa.
-Pues claro- sonreí.- No solo lo hago bien, sino que también se cocinar-reí.
-Hahaha no te vanaglories tanto conejo- sonrió maliciosamente Hiroto.- A ver, un recuento, sabes cocinar, me satisfaces, tratas de impresionarme… si, eres toda una madre- rió Pon.
-¿¡Qué!? ¿Aún sigues con eso? ¿No te quedó claro mi rol? – pregunté haciendo una mueca apretando la boca y entrecerrando los ojos.
-Me quedó más que claro- respondió Pon abrazándome suavemente.
Un inoportuno mensaje de texto dejo en evidencia un mal pesar… Un extra de Tora avisando que Nao había tenido un accidente en casa. Si bien el mensaje decía explícitamente, no se preocupen, el está bien y en manos de Saga (esto último nos preocupó más), ambos, Hiroto y yo, decidimos ir en auxilio de nuestro líder y amigo. Después de todo, somos familia, muy unidos, unidos en lazos de amistad, compañerismo, trabajo y sobre todo… amor.