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Encuentro inesperado por Akane_Sutcliff

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Notas del capitulo:

Pues, he aqui el capitulo dos, si, me tardé y lo siento u.u es solo que escribía mientras hacía mis cosplays... y aun los hago. Tomé este lapso de tiempo para actualizar (:

Espero que no los desepcione!! >w<

 

Vivía en Los Ángeles y comenzaba a cursar la universidad, cuando lo conocí. Yo no era una persona muy sociable, de hecho tenía solamente un amigo, Suigetsu. Él, por el contrario, era conocido por su carácter infantil y en extremo social, “si él no te ha hablado, es porque no te ha visto”. Su nombre es Uzumaki Naruto.

Nuestra pequeña relación de amistad comenzó por que él no podía soportar mi antipatía y poco interés con respecto a relacionarme con las otras personas y, porque yo no soportaba su actitud tan hiperactiva y el hecho de que todo el tiempo se viera tan feliz y radiante, simplemente era enfermizo.

 

Cursábamos algunas clases juntos, horas en las cuales él se sentaba a mi lado por más que yo me negara. Durante las horas que teníamos libres él siempre estaba detrás de mí, “Sasuke, Sasuke” me repetía hasta el cansancio, cada vez que lo recuerdo es como si lo estuviera escuchando, y me produce la misma sensación, desespero. Pero ahora, es más bien nostalgia.

 

Al finalizar el primer año, se organizó una reunión en la casa de Naruto, ya que se quedaba solo ese fin de semana. Yo asistí por la insistencia, y por el hecho de que fue a mi casa y prácticamente fui forzado a subir al auto. Alrededor de las dos de la mañana, después de unas cuantas películas, juegos y litros de bebidas embriagantes, todos se quedaron dormidos… yo no. Me encontraba sentado en un sillón a lado de una ventana, estaba viendo el cielo nocturno y las pocas estrellas que brillaban en él, pensando en que tal vez no había sido tan mala idea ir, me había divertido.

En ese momento sentí que alguien me tocó el hombro, volteé y vi a Naruto; no con cara de haberse despertado, sino con una expresión seria que jamás creí ver en él. Me dijo que lo acompañara al patio trasero, alegando que desde ahí había una mejor vista, lo acompañé casi por reflejo. Su jardín era muy grande, lleno de césped y flores, además de unos columpios en medio de éste. Nos sentamos en el piso, dirigí mi vista al cielo y él comenzó a hablar en un tono que me pareció muy nervioso.

Me confesó que me había hecho ir tan insistentemente por que tenía que decirme algo importante. Desviaba la mirada de mí la mayor parte del tiempo y no dejaba de mover sus manos, se quedó callado por un largo periodo de tiempo, a tal punto que estaba al borde de la desesperación, y cuando estaba a punto de gritarle que hablara de una vez, volteó a verme con decisión. Me miró duramente a los ojos y me dijo algo que me sorprendió de sobremanera: “Sasuke, me gustas mucho. Siempre me has gustado, por eso te busco, te hablo y te molesto…”

 

Continúo hablando y perdí el hilo de sus palabras, me quedé asombrado durante el tiempo que duró su confesión. Cuando terminó de hablar continuó viendo mi rostro con firmeza, directamente a los ojos, intentando deducir mi respuesta a sus palabras. Después de un breve silencio, me pidió que saliera con él. Le dije que sí.

 

 

 

Nuestra relación, ahora como pareja, fue muy buena por el resto de la universidad. A pesar de que comencé a salir con él, por un impulso de aquel momento que se confesó, aprendí a amarlo, y de verdad lo amaba. Lo que una vez me molestó de él, ahora me hacia feliz. En poco tiempo se convirtió en una parte importante de mí y de mi vida.

 

Cuando terminamos la universidad conseguí un trabajo como agente en la policía. Naruto y yo nos fuimos a vivir juntos, sus padres no se opusieron pero no estaban de acuerdo; los míos… bueno, mis padres murieron cuando yo era muy chico y mi hermano hizo su vida lejos de mí, cuando cumplí la mayoría de edad. En ese momento, ambos éramos libres.

 

Naruto consiguió un empleo un mes después que yo; en un hospital, se encargaba tomar y analizar las muestras de los pacientes. En mi trabajo me encargaba de investigar a los sospechosos y analizar las pruebas. A causa de esto, ambos dejamos de pasar tiempo en casa. Al principio todo iba bien, a veces nuestro tiempo libre coincidía y lo aprovechábamos para pasarla juntos; cuando no era así, salíamos con otras personas, en este caso, la mayor parte del tiempo.

 

Después de un tiempo Naruto se veía cansado al llegar a casa, y yo también. Comprendía muy bien su situación, ya que yo también pasaba tiempo en laboratorios, aunque menos que él. Por mi parte, los casos cada vez se hacían mas complicados; a veces llevaba trabajo a casa y no dormía hasta altas horas de la madrugada. A partir de esos momentos, nos fuimos distanciando. Nunca supe que hacía Naruto cuando no estaba en casa, mientras tanto yo rogaba porque él no se enterara que era lo que hacía yo.

 

 

Comencé a salir a bares con mis compañeros de trabajo. Salíamos a beber hasta no poder más, íbamos a cabarets y antros. En una salida a un café conocí a May. Era una linda chica de ojos y cabello negro, era de esas personas con las cuales puedes conversar por horas y era muy agradable, culta, simpática y algo misteriosa. Salimos un par de veces más, nos acostamos y comenzamos una relación, ella nunca supo que yo tenía pareja. Con ella estuve solo dos meses, llegó un momento en el que estar con ella no me satisfacía, no me sentía completo. Nunca supe, ni sé, como fue que Naruto se enteró que salía con May. Él nunca me dijo nada y yo nunca lo noté, actuaba igual de animado y amoroso conmigo.

 

Después de May, salí con Mitsuko; ella tenía una actitud muy parecida a la de Naruto, hablaba mucho y era muy sociable. No estuve mucho tiempo con ella, cada vez que la veía, que la tocaba y besaba, recordaba a Naruto y me sentía un pedazo de basura.

A la tercera chica, Rin, la conocí en un bar: estaba llorando porque su hermano había muerto en un accidente en la carretera. Comencé a salir con ella con la intención de animarla, todo se me comenzó a salir de las manos cuando me propuso acostarnos y acepté. Rin me dejó por que se enteró de que tenía una relación con alguien más, la hice sufrir más de lo que la consolé. No sé cómo se hubiera puesto, si se hubiese enterado que mi pareja era un hombre.

Después de que Rin me dejó tuve parejas de una sola noche: Midori, Akako y Agitha fueron las siguientes. No fue nada serio, ni siquiera sentía algo, fue solo dejarme llevar por el alcohol y querer estar con alguien. Hasta este momento, yo había engañado a Naruto ya seis veces.

Había ocasiones en las cuales me sentía un asco, otras en las que realmente no me importaba. Tenía la plena seguridad de que ellas no me importaban, de que yo solo amaba a Naruto y lo demás era solo un juego.

 

 

Nuestra vida en pareja comenzó a ser más distante. Cada vez lo veía menos y pasaba menos tiempo en casa, lo extrañaba, de verdad lo extrañaba. Nuestros trabajos nos absorbían y apenas teníamos tiempo para nosotros mismos, rara vez comíamos juntos, cuando lo hacíamos era en casa alrededor de las diez de la noche. Hacía ya bastante tiempo que no tocaba a Naruto, no sé si él alguna vez pensó en eso, pero su rostro de frustración no me daba muchas esperanzas.

 

En esa temporada fue que conocí a Ino, Sakura y Hinata. Con Ino no estuve ni siquiera un mes, ella se dio cuenta de todo lo que pasaba, que yo tenía pareja, que era otro hombre y que eso, solo era una aventura mas entre muchas. No me dejó por coraje, sino porque conoció a alguien quien de verdad quería, la admiro por la madurez con la que tomó todo. Al final quedamos como buenos amigos y nos veíamos cada cierto tiempo. Comencé a salir con Hinata cuando dejé de salir con Ino. Ella me atraía por su apariencia tan inocente y su timidez, era todo lo contrario que me atrae de las mujeres. Estuve con ella alrededor de dos semanas, su actitud y la mía no concordaban de ninguna manera, pero me agradaba.

 

Comencé un momento de mi vida donde quería tomarme un descanso, tal vez unas cortas vacaciones de mi trabajo, me conformaba con unos cuanto días. Naruto se veía igual de agotado, lo habían cambiado de departamento, ahora trabajaba en la sala de urgencias del hospital. Era el que daba los primeros auxilios, o preparaba a los pacientes para quirófano, era algo así como un enfermero, nunca supe como se llamaba exactamente. Llegaba a casa a altas horas de la noche, a veces llegaba por las mañanas.

Nuestra relación, de cualquier tipo, terminó por limitarse solo a vernos al despertar o al dormir, a veces conversar de banalidades o tal vez, si teníamos suerte, cenar juntos. No teníamos sexo ya, eran pocas veces las que nos dábamos un beso, y todo empeoro cuando Sakura empezó a acosarme. Ino me decía que estaba de más enamorada de mí, yo siempre la vi como una niñita mimada. Era muy bonita, ojos verdes y cabello teñido de colores fantasía, pero no era lo que yo quería.

Su insistencia por tener aunque sea una sola cita conmigo llego a tal punto de que consiguió el número de mi casa y llamaba a todas horas, ya que no sabía cuando me encontraba. Había ocasiones en que Naruto contestaba el teléfono, no sé qué ocurría, nunca me dijo nada, todo siempre estaba bien. Llegó un momento en el que mi poca paciencia y la necesidad de distraerme me llevo a acostarme con ella. Después de eso comenzamos una relación de “Hola, sexo, adiós”. Así duramos alrededor de seis meses, hasta que para ella no fue suficiente.

 

Terminé con ella en un parque de la ciudad, después de haberla invitado a cenar. Le fui sincero, ella sabía de Naruto y nunca estuvo de acuerdo, decía que ella era la indicada, que tenía que estar con una mujer y formar una familia, yo nunca anhelé o consideré eso. Me levanté, le dije que lo sentía y me fui del lugar. Sé que no me quito la vista de encima hasta que di vuelta en la avenida, y sé que estuvo llorando.

 

 

Tras lo sucedido con Sakura me tomé unas merecidas vacaciones de mi trabajo, le comenté a Naruto y le propuse que tomara unas también. No las consiguió. Mis planes de pasar aunque sea unos momentos con él se vieron truncados cuando su horario fue acomodado de una manera increíble: de ocho de la mañana, dos horas para comer, de dos a cuatro de la tarde y hasta las once de la noche. No creí que eso fuera posible. Lo veía solo una hora en la mañana, él comía fuera, cerca del hospital y a veces lo acompañaba, y en la noche solo sentía como se metía en la cama, a veces aún vestido y se quedaba dormido al instante.

 

A partir de que nuestra vida de pareja se vio reducida a solo compañeros de habitación, mis vacaciones consistieron en pasarla con una chica que acababa de conocer, Akiza. Vivía cerca, a unas cuantas calles, la conocí en una cafetería que estaba en los alrededores y que acostumbraba a ir. Era una chica estupenda, era alegre y madura, hacía comentarios mordaces y el sarcasmo se le daba muy bien, era de pocos amigos, entregada a su trabajo y muy inteligente. Pensando egocéntricamente, era casi como si estuviera saliendo conmigo mismo, simplemente irresistible para alguien como yo.

 

Por el horario que tenia Naruto, Akiza y yo pasábamos mucho tiempo en mi casa, llegaba a las once de la mañana y se iba alrededor de las diez de la noche, a veces salíamos, a veces no nos veíamos y yo iba a comer con Naruto. Algunas veces le cancelaba a uno, otras a otro, estaba todo organizado. Jamás se vieron.

Habían pasado ya dos meses desde que comencé a salir con Akiza, ése día, era algo así como nuestro día, y para festejarlo vimos una película, fuimos a cenar a un restaurante elegante y finalmente fuimos a mi casa. Aún con la distracción del día tenía bien calculadas las horas. Llegamos a las ocho, podía acostarme con ella con la condición de acabar antes de las diez con treinta y que se fuera a su casa.

Eran las nueve con quince minutos, más o menos, estaba con Akiza en la cama que comparto con Naruto. Ella estaba sentada sobre mí, yo acostado en la cama sosteniendo sus caderas cuando él entro. Mi sangre se helo cuando lo sentí abrir la puerta, y antes de que quedara en estado de shock lo escuche decir: “Sasuke, me mandaron a casa temprano, me torcí una muñeca en el hospital, tal vez podríamos salir…”

 

Akiza se bajo de mí y fue cuando vi una lágrima recorrer la mejilla de Naruto antes de que se diera vuelta azotando la puerta de la habitación… nuestra habitación.

Me sentí un bastardo cuando ella se fue de mi casa, no mostraba ninguna expresión, simplemente se fue y jamás la volví a ver. Me sentí un bastardo cuando Naruto no llegó a casa esa noche. Dormí en el sofá, esperando escuchar la puerta de entrada, correr hacia Naruto y rogar que me diera su perdón, un perdón que no merezco.

 

 

La sorpresa me la llevé al despertar. Me sentía un mareado y estaba en mi cama atado de manos a las patas de la base de la cama, me dolían los brazos y mi visión era un poco borrosa, me moví un poco y fue cuando noté que me encontraba completamente desnudo.

Comencé a escuchar pasos, venían a mí.

 

—Veo que despertaste— me sorprendí al escuchar su voz. Aquel tono era tan diferente al que conocía… —Te defiendes bien, tuve que sedarte para que te quedaras quieto un momento. El producto que usé, causa dolor de cabeza, mareo y visión borrosa, si se usa más de lo necesario… Ups— sus palabras no tenían sentimiento alguno y en su rostro no había expresión. En aquel momento sentí miedo.

—Naruto, yo…

—No, no tienes que decir nada. Lo sé todo. Siempre lo supe— se acercó y se desnudó delante de mí —Lo único que nunca supe, lo que nunca pude descifrar fue… ¿por qué?— terminó de quitarse la ropa, pasó su dedo índice por mi piel de manera brusca y luego, lentamente, se sentó sobre mis caderas —Yo te amaba Sasuke… te amo. No sé, ni entiendo porqué me hiciste esto. No una, ni dos veces, fueron nueve… Nueve veces Sasuke— esas palabras sin emoción, me inquietaban y ni bien yo abría la boca, él me apretaba la mandíbula, causándome dolor e impidiendo que hable — ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué fue lo que hice mal?— su cuerpo comenzó a moverse. Su pelvis chocaba contra la mía, provocando una fricción que empezaba a despertar mi miembro. Pequeños saltos, acompañados de desprolijas y bruscas caricias — ¿Es que ellas lo hacen mejor que yo?— sus saltos empezaban a ser cada vez más fuertes. Sus dedos apretaban mi cuerpo, sus caricias rasgaban mi piel. El dolor comenzaba a invadirme… su frialdad empezaba a lastimarme.

 

Entre aquellas caricias rudas, me apretaba hasta hacerme gemir de dolor, sus dedos dejaban un rastro rojizo en mi torso, mis piernas, mis brazos… a veces la piel se abría y la sangre salía finamente. Aún mareado, podía sentir todo, su rudeza al tocarme, su frialdad al mirarme, la nula expresión de su rostro, los golpes que ocasionalmente, daba en mi pecho. Entre todo el dolor, me esforcé y enfoqué mi vista en sus ojos y en aquel momento, vi un brillo en aquellas orbes azules. Un frío helado recorrió mi cuerpo y tragué con fuerza.

 

Sus manos tomaron mis piernas y las comenzó a abrir, hasta que me dolieron intensamente; yo quería luchar, pero el químico que había usado en mí, era fuerte y todavía no podía salir del mareo. Con una mano, tomó mi erecto miembro y lo apretó con todas sus fuerzas. Apretaba sus dientes y endurecía sus facciones, mientras yo sentía que mi pene iba a reventar de dolor.

—Sasuke, Sasuke, Sasuke…— empezó a repetir de manera lenta. Sentí un ardor en mi entrepierna y me di cuenta de que había soltado mi miembro — ¿Qué te parece si te muestro algo que ninguna de esas chicas puede darte?— con su mano derecha, tomó mi mentón y encarnó sus uñas, mientras movía mi cabeza  a la fuerza, de arriba hacia abajo —Eso pensé…

 

 

Con su mano izquierda, masajeaba su pene, mientras en mi rostro se dibujaba el dolor y la incertidumbre. Aquellos ojos me intimidaban y dolían mucho más que los golpes. De una sola estocada, me penetró; di un grito de dolor, incluso sentí que mi garganta ardía. Sé que él saboreó mi agonía. La sangre roja empezó a salir de mi parte baja, sentía el líquido tibio, resbalar por mis nalgas y mis piernas, dejando manchas oscuras en las sábanas. Comenzó a moverse de forma violenta, mientras sentía sus dedos rompiendo mi piel, marcando mi cuerpo y en aquella tortura, escuchaba sus gritos frenéticos: ‘¡¿Te gusta?!’ ‘¡Esto es lo que quieres, ¿no?!’. El dolor invadía cada rincón de mi cuerpo y sus manos, ahora puños, dejaban marcas de sus golpes en mi cara, en el estómago, en mis piernas, mis brazos, donde fuese…

Hubo un momento en que sentí tanto dolor, que dejé de sentirlo. Sentía mi cuerpo y mi mente entumecidos, ya no podía sentir nada… sólo un peso en mi pecho. Mis ojos recorrían la escena, los golpes dejaron marcas en mi piel, la sangre teñía varias partes de mi cuerpo… las imágenes no me provocaban nada… hasta que vi sus ojos. Estaban llenos de lágrimas y el dolor que se mostraban en ellos, hacía que me doliera a mí, de una manera que nunca antes sentí. Vi como salía de mi cuerpo y eyaculaba en mi abdomen. Pasó sus dedos por el semen y luego los pasó por mi cara, manchando mi rostro… sin ni una pizca de morbo, sólo humillación.

 

 

Se levantó y se limpió la sangre y semen del miembro con una orilla de la sabana. Se acerco a mí y me desató las manos, en el momento que me vi libre, me encogí sobre la cama mientras se cambiaba. No sabía que sentir en ese momento.

—Mañana voy a venir por mis cosas — me congelé —No te pediré que no estés en casa cuando venga, pero si no te encuentras será mejor. Haz lo que quieras— tras decir esto se fue.

 

 

Al día siguiente me encontraba en casa cuando él llegó por sus cosas. Estaba en el patio trasero, bajo la sombra de un árbol de espaldas a la casa. Contemplaba el cielo intentando calmar cualquier instinto, cualquier impulso y cualquier emoción. Paso una hora creo, cuando él salió al patio y se quedó de pie a un metro de distancia de mí. Me miraba por encima del hombro.

—Toma— me lanzó su copia de las llaves de la casa —Ya no voy a necesitarlas— sentí que algo se rompió dentro de mí, cuando las llaves sonaron contra el suelo —No pensaba decirte, pero prefiero prevenir y ahorrarles molestias en el hospital. Renuncié ayer, ya no trabajo más en ese hospital. Ahora me voy, espero que sigas tu vida rodeado de tus amantes, yo continuaré la mía.

 

 

Esa fue la última vez que lo vi.

Notas finales:

Bien, ojala les haya gustado y les prometo ser una autora cumplida y trabajadora (:

¡Me interesa saber tu opinion! ¿Te gustó? ¿No te gustó? ¡Dimelo!

Acepto:

*Amensas

*Criticas de cualquier tipo xD

*Antrax

*Declaraciones de amor ♥

 

XD En fin! espero ser merecedora de un Review!


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