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¿Y tú?...¿Cuál es tu felicidad? por martaad96

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Notas del capitulo:

Perdon por tardar tantooooo, aki teneis el primer extra, al final hare dos, espero k os gusten ^^

 


POV's Yugi


 


         ...Yugi... - con voz parsimoniosa


 


                  …Te importa si quiero conocerte mejor?- dijo con tono sensual


 


...Bien, en ese caso...me dejarías invitarte a cenar...?- preguntó coqueto


 


         ...Bien...- ronroneo tan cerca de mi oído


 


 


FIN POV'S Yugi


 


-Ey Yugi!- lo llamó Joey con voz fuerte en el oído del menor, haciendo que este saliera de su ensoñación y de un saltito, por el susto, cayera de la silla, lo que provocó la risa del rubio.


 


-Joey! Eres malo!- dijo sobándose el trasero mientras se levantaba.


 


-Y que quieres que haga? Hace cinco minutos que te estoy hablando y en cuanto me giro para coger unas galletas-sin parar de hablar, claro- va y ya estas con esa sonrisa tonta y la mirada perdida...Se puede saber por que no vas de puna puñetera vez a la cita con Yami?- el menor puso una carita medio triste.


 


-Joey, somos muy diferentes..y si no sale bien? No quiero que ninguno de los dos suframos...


 


-Y si por el contrario lo único a lo que temes es que realmente Yami ye quiera...?- le propuso el rubio dejando al menor un poco descolocado-...seamos realistas Yu, hace mucho que dejaste de buscar el amor porque ese imbécil de Takigawa te dejó en ridículo y jugó con tus sentimientos de la manera más ruin y falsa, pero no creo...es más, estoy seguro al 250% de que Yami jamás te tratará así...- lo animó- anda, inténtalo...


 


-Pero y si...- dijo tratando de excusarse, suspirando, reconoció que lo que su amigo le decía era cierto. A diferencia de ese Takigawa, que primero le dijo que lo amaba, para al final solo usarlo como un simple juguete sexual, del cual en cuanto se aburrió, deshecho como si fuera basura, dejándolo en ridículo cuando Yugi le dijo que lo amaba en público..Aún lo recuerda...Depués de ese día, nada volvió a ser como antes, y Yugi dejó de buscar el amor...Aunque soñara infinitas veces con él debido a su trabajo en la agencia.


 


_______FLASH BACK________


 


 


((Poned esta canción de fondo, si? ^^: http://www.youtube.com/watch?v=-nBU9VR2X5g ))


 


 


Hace 5 años, Yugi Motou salía con Takigawa Minoh, un chico alto y atractivo, de facciones masculinas, moreno, de cabello castaño oscuro y ojos ámbares, casi felinos. La gente decía que hacían muy buena pareja debido al contraste que hacían sus apariencias y personalidades: un tierno y cariñoso y el otro, fuerte y frío.


 


Pero eso es lo que decían aquellos que solo conocían la relación desde fuera. Los amigos de Yugi hacía mucho que habían calado la personalidad de ese porfiado cara dura de Minoh. El cual era déspota, desagradecido, violento si se le molestaba más de la cuanta, duro y egoísta, por no decir que no tenía nada de consideración con Yugi, así intentaban hacerle ver la realidad a Yugi, pero el pequeño estaba demasiado enamorado.


 


Los amigos de Minoh, que eran parecidos un poco a él, cuando conocieron a Yugi y éste les mostró su personalidad, demostraron tener algo que Takigawa no tenía, y esto era compasión. Aún siendo los malhablados pero atractivos chicos más peligrosos de toda la universidad de artes, estos le avisaron a Yugi de cómo podía llegar a ser ese chico de bruto y frío para con los sentimientos de los demás. Pero él les dijo que Minoh no era así con él, que todo estaría bien, que no se preocupasen.


 


Pero lo que no sabía es que todo eso aún preocupó más a los mayores; sabían que aunque su amigo jamás se lo dijera a Yugi, el pequeño era solo un pasatiempo para él, un revolcón...pero como sabía que el tricolor no iría con él a ningún sitio sin mostrarse “atento”, “cariñoso” y todas esas bobadas, el moreno actuaba un poco a su conveniencia, hasta que un día...


 


Minoh invitó a Yu a cenar al restaurante de un lujoso hotel, en una de esas que el mayor intentaba llevárselo otra vez a la cama.


 


-Ne, Minoh..- lo llamó tímido el menor. El mayor lo miró para que hablase- te amo..- le dijo con un pequeño sonrojo pero sus labios también sonreían un poco, debido a lo feliz que estaba de tener a ese chico a su lado, a pesar de lo que todo creían, Takigawa Minoh era un buen chico, o eso pensaba hasta que...


 


-JAJAJAJAJAAJ- comenzó a reír sin poder parar haciendo que todo el mundo se girara a verlos- por el amor de dios, Yugi, madura! Que me amas?! Muy bien por ti- le decía carcajeándose- sabes? Pensaba divertirme de lo lindo contigo esta noche, pero los juegos como tú, me aburren una vez ya no muestran dificultades, como lo que ha sido ahora tu confesión...- vio la cara blanca como el papel del menor, quien estaba a punto de llorar y se acercó a su rostro, susurrando con voz siseante, de esas que te ponen la piel de gallina- Yugi, de verdad pensaste que en alguna ocasión, yo, el heredero de la multinacional Takigawa, me iba a fijar en un don nadie como tú!? Por el amor de dios, sé realista- dijo riéndose una vez más, mientras todos los allí presentes sentados en otras mesas cuchicheaban y otros reían, puesto que eran gente rica y entendían las palabras del moreno. Al fin y al cabo pensaban que todavía existía aquello de los niveles socio-económicos, por los cuales debían mantener relaciones de distintos tipos con cierta gente.


 


Justo en ese momento una rubia despampanante abrazó a Takigawa por detrás y con voz sexy y sumisa le preguntó:


 


-Minoh-san, es que acaso no me iba a acompañar esta noche?


 


-Y lo iba a hacer, preciosidad- le contestó el tipo, rodeando los hombros de la mujer con sus brazos, como el ligón que era- la historia era hacer un trío, pero el Yugi, me aburrió- dijo con sonrisa macabra, haciendo un juego de palabras ya que “yugi” significaba “juego”, y eso era exactamente lo que había sido el tricolor para el. Un juego.


 


Y así se quedó solo, rodeado de voces que cuchicheaban cosas hirientes y risas desquiciadas que lo acuchillaban, mientras por su rostro corrían gruesas lágrimas, su cuerpo estaba rígido y su corazón...hacía mucho que no latía...


 


__________FIN FLAS BACK__________


 


 


 


 


 


-Estabas recordándolo, lo siento, no debí decirlo...- susurró Joey con pesar.


 


-No, está bien.. a veces hay que recordar el pasado para darse uno cuenta de lo realmente pasa en el presente...y sabes que? Sí, estoy asustado, pero creo...creo que puedo confiar en Yami...- le sonrió a su amigo y esta le devolvió la sonrisa- además...hace tanto que no deseaba estar tanto con una persona, que siento que si no lo hago mi corazón explotará...


 


-Te entiendo, a mi me pasa lo mismo..- le respondió y sonriéndose de nuevo se limitaron a seguir con lo dicho, avisar a Yami para poder quedar y así llegó la tarde-noche.


 


 


Por otro lado Yami, desde que había recibido esa llamada de Yugi, se había levantado como un resorte de la silla de su escritorio y sin darle explicaciones a nadie, se dirigió como una bala a la mansión Kaiba con una sonrisa en sus labios. Al llegar se encerró en su habitación y de eso ya hacía dos horas.


 


Ahora Seto y compañía estaban en frente de la puerta del tricolor a ver por qué demonios se había largado así.


 


Justo estaban por llamar a la puerta por trigésima sexta vez cuando la puerta se abrió, dejando ver a un Yami recién duchado, que desprendía un aroma a colonia masculina muy fina y vestía una traje de pantalones y americana negros, una camisa que no tenía abrochados los tres primeros botones y de color gris, al igual que sus zapatos. Por otro lado llevaba puesta una corbata roja, que hacía resaltar sus ojos rubíes. La corbata era de una tela muy fina, pero conforma la llevaba Yami, le daba un toque varonil y sexy, ya que llevaba el nudo por debajo de los tres botones desabrochados, a posta, claro, dejando ver un poco su cuello y pecho. Y por supuesto lo que más erizó los pelos de la espalda de sus compañeros fue esa sonrisa depredadora que llevaba encima.


 


Al salir iba guardando dos cajitas en el bolsillo interior de la americana cuando vio a sus amigos y simplemente y con tono sugerente dijo.


 


-No me esperéis despierto~s....- dijo ademas, juguetón. Lo que hizo que Seto enarcara una ceja, haciendo que su característico porte tranquilo se fuera a pique, Bakura decidiera irse a un psicólogo y Noah cayera al suelo echo un ovillo y temblando mientras repetía “ No me esperéis despierto~s” una y otra vez.


 


Yami cogió un mereces negro de ultima generación y fue a recoger a Yugi, puesto que quería que esa noche fuese inolvidable para su futuro novio, y quien sabe? Quizás futuro esposo...porque, oh, si! Cuando Yami Atemu se proponía algo, que la tierra temblara.


 


Al llegar a Magic lo esperaba un nervioso Yugi vestido con un pantalón negro ajustado, aunque era de tela de sastre, le sentaba muy bien, unos zapatos negros y una camisa de tirantes blanca de encaje, aunque como por debajo llevaba una blanca, no se transparentaba, por lo que Yami en ese momento no supo si alabar a quien hizo la camisa por no dejar que nadie excepto él fuera a poder ver ese cuerpo, o quemarlo en la hoguera por no dejar ver esos- de seguro lindos- botoncitos rosas.


Por ultimo el menor cubría un poco esa camisa de encaje son un chaleco de una tela violeta-grisácea, parecida a la de los smokings, pero sin ser tan fina.


 


-H-hola...- saludó nervioso el menor, un poco sonrojado a lo que el mayor solo sonrió de lado de forma sensual, pero cariñosa.


 


-Hola, Yugi- oh, Dios! cómo amaba decir ese nombre y como adoraba el susodicho oírlo salir de esos labios- nos vamos?- el menor asintió y en un abrir y cerrar los ojos ambos estaban en el restaurante italiano “Amore Mio”. Al entrar aquello estaba lleno de parejas en un ambiente intimo y romántico, y es que el restaurante lo atribuía. Era un de los mejores de la ciudad. La fachada tenia un color parecido al del vino, una puerta cristalizada con detalles de otra clase de cristales, así como las ventanas. En lo alto de la puerta podía verse un cartel en el que ponía en italiano y con una letra, como si alguien con muy buen puño y letra hubiera escrito con un pincel “Amore Mio” en tono crema, mientras que el fondo del cartel era negro, dándole un toque artístico y soberbio al lugar.


 


Al entrar las paredes eran de un tono crema, y las cortinas eran de un rojo pasión, el piso de lozas negras y brillantes. La sala solo era iluminada y perfumada por las velas de las mesas, las cuales eran rojas, blancas y violetas claro, unas largas y otras más cortas, cada una con un olor diferente, pero que al mezclarse hacían de aquello una delicia, y no mareaba, como muchas veces pasa cuando enciendes muchas velas en tu casa, a decir verdad el aroma era casi hipnotizante...


 


Las mesas eran redondas y de un fino cristal, envueltas en un mantel blanco que era cubierto, a su vez por uno de color rojizo claro. Los cubiertos de plata pura por encima de servilletas de fina tela blanca perla.


 


El camarero los guió hasta el interior de una subsala, que era exactamente igual a la anterior, pero en esta solo habían unas pocas parejas, además cada mesa estaba rodeada por una cortina de seda azul claro con los bordes de color pastel y sonaba de fondo una dulce melodía a un tono tan bajo que daban ganas de hablar en susurros, como compartiendo secretos, creando así, un ambiente mas íntimo si cabía. Ese restaurante estaba hecho sin duda para caer en la tentación del amor...


 


Yugi se quedó sorprendido cuando el metre se fue para dejarles intimidad, después de que ambos se sentara y les entregara una carta a cada uno.


 


-Yami, yo...


 


-Esta bien- lo calló con una sonrisa tierna poniéndole un dedo sobre los labios ¡Cómo ansiaba probarlos!- quiero que esta noche sea solo para ti...- y así hablaban ambos, en susurros, puesto que el ambiente lo ameritaba, y les daba la sensación de que ese momento, ese lugar, esas voces...todo era solamente suyo...


 


-Pero yo quiero que sea para los dos!- le dijo y el mayor volvió a sonreír pero esta vez con mucho amor en la mirada.


 


Siguió la velada continuando con la cena y cuando acabaron con los postres, entre bromas y comentarios que hacían saltar sonrojos y sonrisas, salieron del restaurante.


 


-Ha sido increíble, muchísimas gracias, Yami...- le dijo sonriéndole con mucho cariño y el mayor se quitó la chaqueta viendo que eran casi las once de la noche y ya refrescaba mientras que el menor llevaba tirantes, y se la puso sobre los hombros.


 


-No deberías agradecerme...lo hemos disfrutado ambos- le sonrió sinceramente terminando de colocarle la chaqueta y quedándose a centímetros de la cara del ojiamatista, el cual se sonrojó, pero no se apartó. Poco a poco fueron cerrando los ojos y acercándose más hasta que faltaba muy poco para que sus labios se rozaran, pero entonces comenzó a llover.


 


Se quedaron mirando entre sí al darse cuenta de ambos se estaban empapando al punto de llegar a ser cómico. Yami cogió de la mano a Yugi y corrieron.


 


-Bien, este es un buen momento para ir a la próxima parada!


 


-Próxima?- respondió el menor corriendo de la mano del mayor entre los transeúntes que intentaban no mojarse y llegar en cuanto antes a casa.


 


-No pensarías que me arriesgaría a llevarte a un único lugar, que no te gustase y no me dieras otra oportunidad, verdad? Lo siento, no me la juego...contigo, no...- le dijo serio, pero con una pequeña sonrisa mientras paraban un poco para recuperar el aliento y al ver que el pequeño se volvía a sonrojar sonriendo, volvió a tirar de él para seguir corriendo, mientras oía le suave y cantarina risa del otro.


 


Llegaron a la enorme noria que había justo en el centro de la ciudad. Y cuando entraron en su cabina rieron, estaban completamente empapados, pero se habían divertido.


 


Yami miró desde su lugar en el asiento de enfrente al de Yugi, a un sonriente menor tan empapado que el cabello se le había venido casi a bajo y le hizo gracia. Cogió un pañuelo de su bolsillo y, alzando un poco el rostro del ojiamatista, le limpio las gotas de agua que la recorrían. Quedándose ambos embobados mirándose el uno al otro.


 


Yami miró los ojos de Yugi y sin poder evitarlo los llevó a sus labios, por su parte, Yugi, al darse cuenta de lo que miraba el mayor se mordió el labio ansioso.


 


Eso fue la gota que colmó el baso, el mayor, con suavidad, abrazó el menudo cuerpo de Yugi, besando los labios de éste. Poco después se separaron mirándose a los ojos- Yu un poco sonrojado- y volvieron a unirse en otro beso en el que Yami pidió permiso para entrar y Yugi, separo sus labios dejando entrar a la juguetona lengua del mayor.


 


Justo terminaron la vuelta en la noria cuando seguían con el beso, y es que si la vuelta duraba 20 minutos, esos 20 minutos que habían pasado besándose.


 


El hombre que cuidaba de que nadie se pasara por alto las reglas, al abrir la cabina se quedó un poco cortado ya que los pilló besándose.


 


-Etto...disculpen, la vuelta ya terminó- dijo y se separaron un poco avergonzados, bajando de la noria. En ese momento Yami se dio cuenta de que en cuanto ellos dos bajaron, en el resto de cabinas de la noria ya no había nadie, y cuando el viejo estaba a punto de apagar la maquina, Yami lo detuvo, después de ver como Yugi miraba la noria feliz.


 


No se sabe como convenció al viejo, a quien le pareció bonito lo que Yami pretendía hacer con ese chico “quiero enamorarlo..cada vez más...hasta que no pueda ni con su alma...” le había dicho al señor, de forma tan sincera que el hombre no se pudo negar, y con una sonrisa los dejo pasar, prometiéndoles que daría cuantas vueltas hiciesen falta, que cuando quisieran bajar, que tan solo se lo dijeran.


 


Al volver a entrar Yami acorralo entre sus brazos a Yugi y lo besó con pasión desenfrenada, siendo correspondido por el menor.


 


Poco a poco lo fue recostando en el pequeño sillón con el que se formaba uno de los asientos, y le acarició con ternura el rostro.


 


-Solo seguiré si tú me lo permites, Yugi...- y el menor, que aunque lo pareciese, de inocente no tenía un pelo, supo a lo que se refería, sonrojándose al máximo. Se separó un poco del ojirubí, pero cuando este estaba a punto de retirarse bastante triste, el otro lo cogió de la mano con suavidad y le contó la historia de Minoh. El mayor estaba completamente lleno de coraje, como se atrevió? Pero su enfado fue detenido por los suaves labios del menor.


 


-Está bien...- le dijo al separar sus labios con una pequeña sonrisa- aquello puede que me hiciera ser más desconfiado, pero también es por eso que he estado esperando por alguien como tú...seguramente si no hubiera sido por aquel suceso no te hubiera conocido...por lo menos, no como aquel a quien amo...- le susurró con cariño- Y también estoy seguro de lo que quiero hacer...y eso es unirme a tu para siempre, Yami...- le dijo un poco apenado. Y el mayor, a pesar de estar un poco sorprendido, sonrió y asintió.


 


-Pero como alguien así te vuelva a tocar...o si quiera cercarse a ti...ten por seguro que tendrá que tener unas buenas piernas para correr...- le dijo cerca de sus labios y el menor sonrió contento mientras el mayor volvía a posarse encima de el, uniendo al fin y de nuevo sus labios.


 


Al poco tiempo la ropa ya no estaba, y las manos del mayor recorrían tiernamente pero con pasión el cuerpo del menor haciendo que se le escaparan pequeños suspiros y gemidos. Dejó de besarlo por un momento y, dejando un rastro de pequeños besos, se dirigió hacia el ombligo, entreteniéndose por el camino con esos botones rosas; mordiéndolos y chupándolos, dejándolos erectos y un poco hinchados, muy sensibles al tacto, haciendo que Yugi gimiera aún más.


 


Volvió a bajar encontrándose con el pequeño ombligo y jugueteó con el haciéndole cosquillas al ojiamatista, pero entonces siguió su camino hasta la virilidad del pastelero.


 


Dándole de primera instancia una lamida por toda su extensión, el menor soltó un gemido que puso en un aprieto al pequeño amiguito del mayor.


 


-Ahh...Y-yami..n-no tienes por que hacerlo...mmm- dijo, a pesar de que su espalda se enarcaba buscando más contacto con los labios del otro tricolor. El mayor se separo de aquel pedazo de carne que saboreaba con tanto gusto y miró aquellos pozos amatista.


 


-Pero es que quiero hacerlo...quiero verte doblarte de placer..hasta que solo gimas mi nombre..- dijo reptando poco a poco por encima de el, besando su tripa, mientras el menor lo miraba sonrojado- ...quiero que me digas todo lo que quieres que te haga...quiero que, esta noche y todas las que siguen, seamos esclavos del amor...- susurro, besando de nuevo sus labios y volviendo al henchido pene, volviendo a jugar con el, hasta que el menor explotó en su boca. Yami tragó todo y con una sonrisa pequeña volvió a quedar a la altura de Yugi, quien respiraba agitadamente.


 


-Sabía que eras dulce...pero no tanto..- le dijo sensualmente mordisqueando su oído. Yugi se sonrojó y con el ceño un poco fruncido y sonrojado le dijo “pervertido”, pero justo después ambos se sonrieron y se besaron.


 


Así, siguieron jugando el uno con el cuerpo del otro. Por lo que Yugi descubrió todo lo que provocaba en el mayor...:


cuando acariciaba su espalda, descubrió que un escalofrío lo recorría, y eso lo hizo sonreír. Cuando exploraba su pecho, con los labios y con sus manos finas y delgadas, el mayor suspiraba, y eso lo hizo sentir bien. Cuando beso el miembro del mayor, este gimió, y eso le hizo comprender lo mucho que el otro lo deseaba. Por último besó los labios ajenos con los suyos propios y descubrió, con mucha felicidad, como era correspondido...con qué pasión, con qué amor, con qué cariño...Y de repente se derritió por completo en el calor que le otorgaba Yami.


 


El mayor volvió a posicionarse encima del menor, volviendo a tomar el mando de la situación. Le otorgó tres de sus dedos al pastelero y este los lamió hasta que estuvieron totalmente húmedos y ensalivados. El mayor comenzó colocando uno en la entrada de su amante. Haciendo que este gimiera un poco de dolor.


 


-Pensé que no te dolería...gomen...tendré más cuidado..- le dijo besando sus labios.


 


-N-no importa..es que..desde aquello no he vuelto ha hacerlo con nadie...así que...duele un poco...-el mayor sonrió sintiéndose satisfecho de ser el primero en 5 años.


 


-Así que soy el primero, eh...?- dijo, y sintiendo que al otro ya no le dolía tanto metió un segundo dedos, haciéndolo gemir otra vez.


 


-B-bueno...técnicamente, n-no ah!....- le sinceró


 


-Lo se...pero sí soy el primero en 5 años...- le dijo jugueton metiendo el tercer dedo y besando los labios de Yugi.


 


-Ahh Yami...mételo...-le pidió


 


-Si lo hago ahora podría lastimarte...


 


-No te preocupes, sé que no lo harás..- dijo cogiendo suavemente el miembro del otro y apuntando a su entrada, haciendo que el mayor lo mirara con deseo reprimido- además..- le dijo y lo beso suavemente para volver a hablar- si que eres el primero...el primero al que amo con locura...- le dijo, dejando al mayor tan desarmado que éste no pudo sino abalanzarse sobre él besándolo y penetrándolo de una vez. Haciéndolo gemir por algo de dolor y placer.


 


-Te dije que te esperaras, que podría lastimarte...- le susurró respirando agitadamente por la repentina y cálida estrechez que lo envolvía en ese momento.


 


-Bueno...en cierto modo yo no hice ninguna acción- dijo entrecortadamente y con una pequeña sonrisa acompañada de un pequeño sonrojo, de forma juguetona, intentando ajustarse a la medida de Yami. El mayor solo lo miró y no pudo evitar bufar.


 


-me la has jugado..- susurró entre divertido y excitado. El menor rió entrecortadamente y con una suave sacudida de cadera, le dio a entender al mayor que podía seguir.


 


Así, con un vaivén cada vez más poderoso terminaron por venirse con el nombre del otro en sus propios labios. Besándose al instante.


 


En ese momento se dieron cuenta de que la cabina estaba totalmente empañada y no pudieron evitar reír. Yami cogió a Yugi, sentándolo en sus piernas y tapándose ambos con la americana mientras la noria seguía girando.


 


El tricolor mayor buscó en los bolsillos de su chaqueta hasta dar con dos cajitas negras con un lazo azul.


 


-Son para ti...ambas..-ábrelas, vamos...- le susurró. El menor cogió la primera cajita y vió un candado de plata siendo sostenido por una cadenita fina del mismo material. Abrió la otra y era una pequeña llave también sostenida por otra cadena, ambas piezas de plata.


 


-Yami..- susurró


 


-Esa llave es la que cierra y abre el candado, el cual me lo quedaré yo una vez tú lo cierres con esa llave, al cual será para ti...eso significa que una vez me lo pongas, ya no habrá vuelta atrás...así que todavía estás a tiempo de retirarte...Porque una vez me lo pongas, mi corazón solo te pertenecerá a ti...más de lo que ya lo hace...y por tanto, deberás hacerte responsable de todos mis sentimientos- le explicó, y el menor, sonriendo un poco divertido cogió la cadenita donde estaba el candado y la puso al rededor del cuello de Yami, y con la llave, cerró el cierre del candado. Yami, sonriéndole colocó al menor su colgante- acuérdate..esto es para toda la vida...-Yugi sonrió también.


 


El mayor estiró el brazo, y limpiando un poco el cristal le mostró a Yugi.


 


-Mira, está nevando...- le susurró al oído.


 


-La primera nevada del año...- susurró acurrucándose en los brazos del mayor, mirando ambos la nieve caer con sonrisas sinceras.


 


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