Capitulo I:
Nuestro inicio
Era justo en ese momento en que se preguntaba que había sido lo que lo motivo a hacer algo como lo que estaba haciendo.
Una vez subido el pesado cuerpo la sangre fluyó hacia la base del árbol donde descansaban un par de manos mutiladas. Sonrió hacia arriba observando con admiración como el rubio perdía a poco la conciencia. El líquido rojo descendía de sus cercenadas muñecas. Hasta que tuvo un poco de fuerza para hablar.
-Sas...Sasuke... ¿Po...r que...?-Tocio sangre que salpico el pálido rostro de abajo.
-Mira que tu descaro es grande...Deidara...-Escupió su nombre con veneno-...te atreviste a tocar a mi hermanito...ese es tu castigo...
Aunque el pobre rubio gritara e intentara zafarse mas rápido se desangraba, el moreno solo se divertían como si fuera un niño chiquito bajo el rociador del jardín en un día caluroso, bañaba su piel con la sangre del otro, parecía absorto con el dolor ajeno...hasta que el rubio mayor dejo de moverse respirando con dificultad primero y después quedo en silencio, su cuñado acababa de morir.
-Agradece...te vas a reunir con Itachi...-Y sin mas se marcho hacia su mansión. Después limpiaría por ahora tenia que ir con su adorado hermanito...el lindo e inocente Naruto Uchiha...la razón por la que mataría y moriría.
Entro por la puerta trasera rememorando cuando lo hacia al lado del travieso solecito de Naru.
Los latidos de su corazón se asemejaban a un caballo que se alejaba de su dueño con el ánimo de nunca volver a ser cautivo. Ese día habían destrozado las plantas de la señora de al lado, Itachi estaba disculpándose por los daños mientras ellos dos solo reían como nunca. Ver ese día a Naruto mojado y lleno de tierra despertó sus dormidos instintos quiso abrazarlo y llevárselo al sótano... ¿Sótano?...solo entonces supo que las dulces intenciones de hacerle el amor tiernamente se estaban evaporando...sonrió de la manera mas siniestra, el era solo un niño, hecho muy cierto, le llevaban a Naru 5 año, también verdad, pero era un Uchiha, claro que Naru también...pero el era mucho mas grande y mucho mas fuerte. Solo bastaba un empujoncito y el adorable rubio estaría en su cama retorciéndose de placer entre sus brazos. La voz dulce del menor lo saco de sus pensamientos.
-Onni-chan... ¿Me das un poco de refresco?-El niño se miraba cansado y acalorado.
El niño moreno vio una espléndida oportunidad para adiestrar a su hermanito en el amor prohibido, camino a la cocina y sirvió un vaso de refresco de naranja, el favorito de Naruto.
-¿De este esta bien?-Pregunto fingiendo no saber.
El rubio solo meneo la cabeza de forma afirmativa alzando las manos para coger el vaso, que de veras se estaba muriendo de la sed, sus hermosos zafiros se abrieron grandes al ver como su hermano bebía del vaso y se agachaba para quedar a su altura incitándole a beber de su boca; tímido al principio puso las manos en los hombros que iniciaban a ponerse varoniles, Sasuke tenia 10 años ya; y posiciono sus labios sobre los del mayor intentado introducir la lengua para alcanzar el refresco que tantos problemas le estaba dando, sintiendo después como los brazos de su hermano lo rodeaban y su lengua adentrándose dejando que el delicioso y azucarado liquido se fundiera con la embriagante saliva del moreno. Lentamente fue soltando el apremiante líquido por el que antes moría siendo su boca acariciada por la lengua de su hermano. La puerta se abrió y entro un enfadado Itachi, maldiciendo las travesuras de los menores, y por el cual ambos tuvieron que separarse no sin antes de que Sasuke, dijera:
-Naru...esto es un secreto de hermanos...algo que solo tu y yo aremos... ¿Entendido?-El adorable niño con un dedo en los labios sonrió encantado abrazando al morenito. Sasuke no era de fiar para nadie en realidad.
Subió las escaleras y camino por un largo pasillo lleno de puertas talladas, carísimas ante la vista y se dirigió a una en especial donde al abrirla dejaba ver a un rubio bellísimo dormido con un monto de almohadas en torno suyo como si con ello lograría que no se cayera de la cama. Sasuke ya limpio se aproximo y se arrodillo ante tanta belleza.