En la casa del feudal todo se encontraba con una gran calma, las cosas no iban muy bien ya los samuráis ya no eran lo mismo, los mejores se habían convertido en ronin. El quería hacer el bien para todo su impero pero también quería proteger a su preciado hijo, ya que por su condición de andrógino no lo dejaba salir mucho y si lo hacía era acompañado por alguien. Los andróginos eran preciados ya que los hijos nacidos de estos eran fuertes pero también no eran tratados como debería ser. Un ruido fuerte lo había sacado de sus cavilaciones, el ruido provenía dentro de la mansión.
-No otra vez-decía el feudal era un hombre rubio bien parecido de ojos azules usaba una capa con llamas dibujadas y un traje de guerrero debajo de este.
-Papá-se escuchaba el grito de una voz dulce aun que nada femenina en esta, era un chico rubio y también de ojos azules como su padre venia usando un kimono largo de color blanco con bordados de flores rojas debajo de este traía otro azul claro con bordados en blanco de hojas.
-¿Qué pasa, hijo?-Preguntó Minato, volteando al verlo.
-Papá ¿puedo ir al pueblo?, Mamá ira conmigo igual que el profesor Iruka por favor -decía llegando hasta esta este que le ganaba por una cabeza y media
-Ya te he dicho que es peligroso que salgas de casa, pero si vas con tu madre y con Iruka, creo que podrías ir, pero no debes separarte de ellos.-Dijo mirándolo serio.
-Gracias papá-le besaba la mejilla-hasta luego-le sonreía yendo hasta la puerta principal donde se encontraban Iruka y Kushina esperándolo.
-¿Listo, Naruto?-Le preguntó el castaño con una sonrisa. Cuando este le asintió, entonces los 3 salieron de la casa, yendo hasta el pueblo y mirando las tiendas, comercios y demás cosas.
Mientras iban caminando Naruto veía todas las tiendas con curiosidad ya que como no salía mucho solo cuando selo permitían que eran en contadas ocasiones.
-Profesor Iruka ¿Qué venimos a comprar?-decía curioso.
-Tu madre quiere comprarse unos kimonos.-Dijo viendo a la pelirroja-y por eso venimos al pueblo, para comprarlos. Y tú mejor será que no te separes de nosotros, no quiero ni pensar de cómo se pondrá tu padre si se entera que te perdimos-Le dijo mirándolo.
-jeje está bien no me separare-decía riendo nervioso-pero si ya tiene demasiados kimonos-hacia un pequeño puchero.
-Sí pero alguien se quedo con la mitad que eran míos- decía por fin la pelirroja haciendo apenar a su hijo.
-Jejeje.-Rió un poco el castaño-ya llegamos-Dijo cuando llegaron a la tienda que le gustaba a Kushina comprar kimonos.
-¿Profesor Iruka podemos ir a pasear mientras mamá compra?-le decía en un susurro.
-Para nada jovencito tu también necesitas un nuevo kimono que ya los que tienes ni te quedan-decía jalando al menor dentro de la tienda.
-¡Yo andaré por aquí cerca!-Les dijo antes que se alejaran más, para luego caminar por el pueblo, quedándose cerca de la tienda, no quería apartarse demasiado de ellos.
Mientras tanto en una cabaña pequeña fuera de la ciudad se encontraba un chico de cabello azabache y de piel clara con unos ojos negros como el ónix, este se encontraba despidiéndose de una pareja de acianos que lo habían acogido durante unos días con ellos. Para el ya era momento de marcharse ya que tenía que seguir con su camino como Ronin.
-Sabes jovencito, en la ciudad el feudal está buscando al mejor samurái para una gran misión o eso han dicho-le sonreía-¿por qué no vas?, puede ser que consigas el trabajo y te paguen bien-
-¿Pero mujer sabes bien de qué misión estás hablando?-decía el otro anciano mirándola con un poco de reproche-es cuidar de su hijo durante el viaje que tendrá este junto su madre a la ciudad de Kyoto, de seguro visitaran familiares-miraba hacia el azabache-bueno eso es lo que se dice ya dependerá de ti joven Sasuke-decía mirándolo tranquilo.
-Lo tendré en cuenta.-Contestó el azabache, ya que se oía interesante el ser el guardaespaldas del feudal-bueno, ahora me retiro.-Dijo yéndose, aún pensando en lo que mencionaron.
....CONTINUARA....