Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La dosis perfecta por Syarehn

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es un two-shot basando en dos canciones: "La dosis perfecta" de Panteón Rococó y "Primavera nunca fue" de Tiziano Ferro. 

Me disculpo de antemano por el OoC que hay. 

Notas del capitulo:

Creo que es un Sonfic, sin embargo, no es como los demás donde los versos son independientes a la historia, no son sólo frases sueltas. En éste caso los versos de la canción son diálogos o parete de la narración aunque están intercalados a lo largo del texto, y éstos están distinguidos con letras cursivas. Algunas palabras las cambié para que quedarán “acorde" pero no sé si funcionó xD


Sé que es una demencia pero espero que les guste.

I

LA DOSIS PERFECTA

. »« .

.

 

Subió las escaleras corriendo mientras lo maldecía internamente. ¿Cuándo es que pesaba decirle que se iba de Hogwarts? ¿Cuándo estuviera a lado de Voldemort? ¡Por Merlín! Hasta Ron y Hermione sabía que esa tarde se iría y de no ser por ellos él jamás se habría enterado.

Su ira iba en aumento cada vez que pensaba en ello y solo de contuvo al llegar a la entrada de Slytherin. No tenía la contraseña pero eso no lo detuvo y aun en contra de sus principios y todo lo que había aprendido como chico Gryffindor, obligó a un jovencito de primero a dársela.

Una vez dentro retomó su carrera hasta la habitación de ese mentiroso traidor.

—¿Estás segur de esto, Draco?  —decía Theodore mientras el rubio terminaba de empacar sus cosas con ayuda de Blaise.

—Algo así —contestó Draco dubitativo.

—¡Deja de fingir que estas tranquilo! —se quejó Theodore—. Si el Lord te descubre…

—Lo sé —se adelantó Draco—. Pero no lo hará, Severus nos ha enseñado bien —contestó, regalándole una sonrisa y tratando de transmitirle seguridad a su amigo, una que ni él mismo sentía, sin embargo, su miedo no lo detendría.

Desde hacia un año él y sus amigos habían decidido apoyar a Potter en la guerra, y no sólo Snape los había entrenado como espías, también se vieron orillados a entrenar, y por tanto soportar, al Escuadrón de Dumbledore, de tal modo que a la larga y sij realmente quererlo, se formaron lazos entre los miembros de ambos bandos. ¡Incluso Hermione y Draco había limado asperezas! Aunque ninguno de los dos planeaba aceptarlo. Asimismo, se había desarrollado un burdo intento de relación romántica-pasional entre Draco y Harry. Era un secreto a voces y a pesar de que tenían la forme determinación de dejar aquello en el plano sexual, las cosas no estaban saliendo tan sencillas como al inicio pensaron.

Sin embargo, era ahora cuando esos entrenamientos ocultos darían frutos. Riddle había decidido que Draco dejara Hogwarts y fuera con el resto de su ejército paraquecomenzara a convertirse el fiel mortífago que debía ser para que luego éste le enseñara a sus compañeros. Aunque su misión como espía era conocer, perfeccionar y buscar fallas en las técnicas de los mortífagos. Hasta ese momento sólo Dumbledore y sus amigos cercanos sabían que se marchaba.

—De acuerdo, Draco —concedió Theodore—. Sólo sé cuidadoso. —Sin necesidad de otra palabra Theodore lo abrazó en un intento por confórtalo.

—¡Ey, no me dejen fuera! —se quejó Zabini, para luego unirse al ahora abrazo grupal.

—¡MALFOY! —La puerta de la habitación se azotó con fuerza contra la pared, dándole la oportunidad a Harry de contemplar  la cariñosa escena, lo que solo hizo  aumentar su coraje — Tenemos que hablar —siseó.

—Lo siento Potter, estoy ocupado. Largo de aquí —contestó Draco mientras apoyaba su cabeza en el hombro del italiano.

—Dije que tenemos que hablar —repitió Harry, sintiéndose molesto como jamás se había sentido antes. Estaba celoso, sí, y nada podía hacer para evitarlo—. Y debe ser a solas —añadió, dedicándole una mirada agria a los presentes—. Fuera de aquí —dijo extrañamente autoritario, señalando a Theodore y Blaise, y tras una descarga mágica hizo a los dos chicos salir despedidos hacia la pared.

—¿¡Pero que diablos te pasa imbécil!? —le gritó Draco, encaminándose hacia sus amigos.

—Sácalos de aquí por la buena o yo haré que larguen. —Su tono era frío y amenazante, algo nada común en él.

—Estás demente si crees que te dejaremos solo con Draco mientras pasas por un acceso de histeria injustificada, Potter —declaró Blaise con mirada retadora.

No hubo contestación verbal sino una nueva descarga mágica que los arrojó fuera de la habitación al tiempo que ésta se sellaba con un estruendoso portazo.

— ¡¿Qué rayos pasa contigo?! —se quejó Draco—. ¿Es que por fin tu escaso cerebro escapó a través tu estúpida cicatriz?

Harry no respondió, se limitó a mirar detenidamente a Draco. Su ropa  negra y su cabello inusualmente despeinado pegándose graciosamente a su rostro. Se acercó a él velozmente y lo acorraló entre uno de los donceles de la cama y su propio cuerpo.

—Así que te vas ¿no? ¿Y cuándo ibas a contármelo? —Harry lo tomó de la barbilla, presionándolo con más fuerza de la necesaria, obligándolo a mirarlo. Draco jamás había visto en Harry aquella mirada cargada de furia y resentimiento.

—No tengo por qué darte explicaciones de nada. —Draco fingió usando su mejor tono de indiferencia.

—Por supuesto que tienes qué…—Harry hizo el intento de besarlo pero el rubio giró el rostro.

—No digas estupideces, Potter —rebatió Draco—. Que me acueste contigo no quiere decir que sienta algo por ti. Así que suéltame.

Draco forcejeó para liberarse pero Harry era más fuerte y  apresó sus manos con una sola por encima de su cabeza, con la otra dio un tirón al cordón que ataba las cortinas de la cama  y con magia hizo que se afianzara a las muñecas de Malfoy y la parte superior del doncel.

—Potter, no estoy para juegos —dijo Draco al verse inmovilizado—. Tú y yo no somos nada ¿recuerdas? Tú mismo lo dijiste. Además, debo llegar a casa en...

Petrificus totalus— sentenció Harry apuntándolo—. Así que hoy te vas —susurró al oído del rubio mientras le quitaba la camisa sin una pizca de delicadeza—. Y no tuviste la decencia de decírmelo. ¿Después de pasar 6 meses compartiendo la misma jodida cama no tienes la amabilidad ni la confianza para decirme que te largas a una estúpida misión y que es posible que no vuelva a verte?

Lo que comenzó como murmullos ahora eran gritos. Harry se sentía decepcionado, dolido, y Draco lo sabía. Pese a eso, no estaba en sus planes darle a Harry más atribuciones que las que el ser amantes le merecían. Harry se lo había dejado claro desde el principio: “Tú y yo no somos nada. Esto no significa nada. Y túno tienes ninguna clase de derecho sobre mí, ¿está claro?” Si, esa había sido la regla de oro que impuso el chico dorado. ¿Y ahora iba y le reclamaba su falta de comunicación? Qué cinismo.

—Somos amantes— contestó Draco haciendo un increíble esfuerzo contra la maldición —N-no amigos. T-tú no… —Pero un puñetazo en el estómago lo dejo sin aire y sin fuerza para continuar hablando.

Harry lo miró confundido, tanto por el logro del rubio como por su propia acción pero intento ocultar su sorpresa.

—Te dije que  tú no tenías ningún derecho sobre mí,  pero no mencioné  nada sobre lo que yo podía hacer contigo —afirmó Harry. Turbado por su propia actitud pero sin poder detenerse o controlarse.

Y sin decir más lo besó con fuerza, sin miramientos y dejándose arrastrar por la pasión, mientras continuaba desvistiendo al rubio. Draco quería luchar, alejarlo, pero la maldición se lo impedía. Pronto sintió como Potter lo despojaba de sus pantalones y bóxer.

Hoy te vas —reafirmó Harry contra los labios ajenos—. Pero sé que volverás, porque lo que yo doy no lo encontraras jamás. Esas noches, esos días, cuando tú te retorcías en mis brazos… —Harry lo miró a los ojos y lamió sus labios al tiempo que balanceaba su cadera para rozar la de su presa. Draco solo lo asesinaba con la mirada a pesar de la excitación que comenzaba a sentir—. Cuando veíamos estrellas y tú eras una de ellas, de esas que abrazan la tierra con su luz. Y hoy me dices que empacas tu presencia, que has hecho las maletas,  que hoy dices adiós…

El rubio se obligó a no disfrutar de los besos de Harry, a no sentir placer por la mano que ahora lo masturbaba e ignorar las palabras del moreno pero Harry sabía lo que hacía y cómo hacerlo. Era insistente y más estando cabreado.

—¡B-basta ya, idiota! —Y en un arranque de valentía y sobreponiéndose al hechizo, logró empujarlo con los pies pateando justo la entrepierna de Harry—. ¡No quiero que me toques!

Harry cayó al suelo con un gesto de dolor y resentimiento.

—¿Eso quieres? —cuestionó Harry molesto—. ¿Jugar rudo? ¿Un petrificus no es suficiente para ti? Bien —dijo levantándose—. Intentemos algo más. —Y su sonrisa se ensanchó de forma macabra mientras lo apuntaba desde el suelo —  Imperio.

Los ojos de Draco se dilataron por la sorpresa. ¿En verdad iba a usar una imperdonable para tener sexo con él? Por primera vez en mucho tiempo se sintió vulnerable, pero no mostraría debilidad ante Potter, ya después encontraría la forma de hacerlo pagar por semejante bajeza.

Harry, por su parte estaba consciente de lo que hacía, sin embargo se sentía tan molesto y traicionado que quería que Draco sintiera la misma desolación que él había sentido cuando le dijeron que el rubio se iría y que probablemente no lo volvería a ver hasta el día del enfrentamiento final. Si es que no moría antes

Odiaba admitirlo  pero Draco se había convertido en una parte vital para él, era su droga. 

—De acuerdo —concedió Harry con una sonrisa tan perversa como extraña en él. Draco se sintió más que nervioso ante esa nueva faceta, que al parecer sólo se desataba con él—. Si no quieres que te toque entonces tú lo harás para míí —declaró. Movió nuevamente su varita y las manos de Draco quedaron libres aparentemente—. Venle ordenó y el  cuerpo de Draco se desplazó hasta llegar a Harry—. ¿No crees que te has pasado con ese golpe? Deberías hacer algo al respecto…

Draco le dirigió su mejor mirada de odio y esperó la orden del moreno.

—Quiero que me hagas la mejor felación que hayas hecho en tu vida—ordenó, para sorpresa de ambos. Harry había perdido la batalla contra su deseo y ahora no podía detenerse. Nuevamente los ojos de Draco se abrieron a sobremanera, impactado y molesto. Él jamás, jamás había hecho algo así y no estaba en sus planes hacerlo. ¿Qué quería Harry? ¿Humillarlo?

Entonces se dio cuenta de la falla de Harry: si él no sabía cómo hacerlo, al ser su primera vez podría ser lo más nefasto que pudiese. Así que comenzó a acariciar lo más salvajemente cada parte de la erección de Harry, rasgando con los dientes, tratando de hacer el mayor daño posible.

Harry tomó los rubios cabellos con fuerza, separándolo de su cuerpo.

—¿Te crees muy astuto, Draco? —siseó Harry y por primera vez Draco se sintió intimidado por aquella mirada esmeralda—. Hazlo suavemente —le ordenó—. Tú sabes cómo excitarme, hazlo.

Draco se sintió impotente pero no tenía otra opción por lo que se acercó de nuevo para pasar su lengua a todo lo largo de aquel inhiesto falo que tantas veces había estado en su interior. Intercalando suaves lamidas, besos y succiones a cada nuevo fragmento de piel, acelerando y desacelerando al ritmo de los jadeos de Harry, mordiendo dócilmente los testículos. Era tan vergonzoso para él hacer algo así. Una cosa era dejarse penetrar por Harry y otra era meterse su duro miembro a la boca.

Harry tomó su cabeza, marcando el ritmo que le gustaba y aumentando mientras más cercano al orgasmo se sentía. Tenía al orgulloso y altanero Draco Malfoy succionando su pene lo ponía cada vez más duro y ver la ira en los ojos grises era una excitante aliciente, por lo que después de unos momentos que para Draco fueron eternos, el moreno se corrió en su boca de forma intensa y abundante. Draco iba a escupir pero Harry se adelantó.

—Trágalole ordenó Harry y gracias al hechizo Draco dejó que aquel espeso liquido pasara por su garganta—. Perfecto. Ahora  quiero que te preparares para mídijo con una sonrisa. Draco entendió a lo que el ojiverde se refería pero no iba a darle gusto tan fácilmente, así que luchó para quedarse estático—. Vamos, Draco, sabes a lo que refiero, deja de hacerte el difícil. —Pero nuevamente no recibió respuesta—. Si lo que quieres es que sea explicito, así será. Híncate y apoya el pecho en el suelo mientras lames dos de tus dedos —ordenó divertido mientras veía a Draco obedecer—. Ahora eleva el trasero y abre las piernas. —Draco lo hizo—. E introduce dos de tus elegantes dedos ya húmedos en tu aristocrático ano. Hazlo de forma lenta, disfrútalo. Draco sentía que lo odiaba más que a nadie cuando una de sus manos se movió directo a su entrada—.Espera, esperalo detuvo Harry, ampliando su sonrisa—.Hazlofrente la ventana —pidió, mientras se acercaba a ésta y la abría.

Aquello era humillante. A ojos de Draco, Harry realmente se estaba esmerando en hacerlo sentir como una puta. Nuevamente su cuerpo trabajó solo y acató las ordenes, recargando su mano izquierda en el alfeizar mientras su diestra seguía moviéndose en su interior y yendo cada vez más profundo. ¡Odiaba no tener el control! Y más si aun si se trataba de su autocontrol. Pronto los gemidos salieron de su garganta de forma constante y ansiosa, pero los acalló mordiéndose la lengua.

—Entre más resistencia pongas más cosas voy a pedirte —le anunció Harry, acercándose a él y besando su espalda arqueada, acariciando de paso los formes glúteos del rubio para luego separarlos y darle así más acceso al par de dígitos que se movían dentro—. Muévelos más ráido —le ordenó, dando una fuerte palmada en la nalga izquierda, repitiendo el proceso un par de veces. Sonriendo ante las reacciones de Draco—. Mastúrbate —le pidió al notar cómo el pene de Draco comenzaba a humedecerse con preseminal. Dijera lo que dijera estaba disfrutándolo también. Draco obedeció sintiéndose al borde del placer cuanto su mano izquierda comenzó a moverse sobre la punta de su miembro—. Gime mi nombre —volvió a ordenar Harry—. Grítalo lo más alto que puedas.

—¡Ah! ¡Harry! —Quiso salir corriendo cuando los chicos de primero voltearon a verlo. Su rostro estaba rojo pero no por la vergüenza, oh no, ¡Por la ira! Quiso morderse los labios pero sólo podía jadear y decir el nombre de Harry tal alto que su garganta dolía.

Sin embargo los juegos no duran para siempre y Harry se levantó arrastrando a su acompañante con él hasta arrojarlo con nula delicadeza a la cama para luego devorar sus labios.

—Ahora saben que eres mío, Malfoy —dijo Harry victorioso—. Pero  no te preocupes, no van a expulsarte por faltas a la moral y la decencia, porque de todas formas ibas a irte ¿no? — agregó con sarcasmo mientas succionaba su pezón izquierdo y lo obligaba a girarse hasta dejar al rubio sobre él—. Ahora ven, siéntate aquí —sonrió de lado acariciando su propia erección.

Sin contemplación alguna  dejó que Draco se empalara en él de un solo movimiento, aunque los ojos grises se volvieron acuosos y sus blancos dientes mordían con fuerza sus labios para no gritar.

—Cuando el dolor aminore, muévete tan fuerte y rápido como te sea posible —ordenó Harry, sintiéndose un poco culpable por sus acciones, sin embargo, no lo suficiente como para detenerse.

Draco tardó más poco tiempo del que Harry había previsto y en unos instantes se sentía tocar el cielo cuando dio inició una danza frenética. Harry estaba ansioso y excitado, jamás había tenido a Draco Malfoy tan sumiso como ahora y eso lo encendía más, pero aun así dejó que el rubio llevara el ritmo por un rato, sin embargo él quería más, necesitaba más.

— ¿Vas a irte? —cuestionó Harry al recordar por qué estaba ahí, haciendo eso—. ¿Aun después de romper el cielo juntos? —gimió al sentir como el chico apretaba su esfínter como única respuesta—. Amo esta forma tan tuya de hacer el amor y estallar al llegar — decía Harry entre cada embestida, cada una más contundente y profunda que la anterior, haciendo a Draco gritar del placer—.No, no puedo aceptar que hoy te vayas —dijo, sabiendo que no podría vivir sin el rubio y aquel sentimiento sobrepasaba lo meramente sexual—. Aún me debes un cuarto de mil batallas. Y no quiero cobrarme, solo quiero que tú te quedes aquí.

—¡Ha-Harry! —gruñó Draco al sentir cómo Harry entraba más profundo en él.

Hoy mi cuerpo necesita de ti —continuó Harry entre jadeos y gemidos—. Saber que la dosis perfecta está en tus caderas. —Y sin previo aviso giró  a Draco de nuevo contra el mullido colchón al tiempo que reiniciaba las embestidas con más firmeza y deseo que antes—. En tus besos —dijo, reclamando sus labios con los suyos—, tu sonrisa, tu cabello…  —enumeró mientras enredaba sus dedos en esas hebras de plata y se perdía en el placer de las embestidas—,  y este cuerpo que me eriza…  

El primero en terminar fue Harry aunque Draco no tardó demasiado en seguirlo. El moreno se acomodó a un lado pero sin salir de su amante y lo aferró con fuerza. Besó su nuca, sus mejillas y culminó en sus labios.

Finite incantatem  —le susurró Harry al oído al querer sentir sus labios sin tener que obligarlo.  

—Imbécil —se quejó Draco, pero no se reusó a corresponder el beso que inició Harry. Sus lenguas danzaron juntas, se reconocían y se enredaban de manera cadenciosa y excitante hasta que el aire se hizo vital—. Si no estuviera tan cansado te molería a base de crucios

Harry sólo sonrió, sabía que era agotador estar bajo una imperdonable y luchar contra ella, sin mencionar el esfuerzo físico que acababan de hacer. Pero aún entre las quejas de Draco, Harry lo abrazó más, apegándolo a su pecho y depositando un cálido beso en sus labios hasta que sintió a Draco quedarse dormido. Sólo entonces su mente se aclaró pero a pesar de todo no podía arrepentirse de lo que había hecho.

Hoy mi alma sabe que estás bien —susurró Harry al oído del rubio—. Pero tú dime ¿quién estará para aliviar mi dolor si no estás tú? —No hubo respuesta y él no la esperaba—. Eres mi droga, Draco. La dosis perfecta que me hace sentir vivo.

Acarició un poco más su cabello, diciéndose que mantendría a Draco a su lado. Sabía bien que lo que había entre ellos había evolucionado a algo más profundo y eso le daba la esperanza de tener una vida más allá de la guerra.

.

. »« .

.

Abrió sus ojos grises cuando estuvo seguro de que Harry dormía, diciéndose que Potter era siempre un misterio para él. Jamás se esperó aquella reacción tan descontrolada y pasional, y aunque lo había disfrutado de forma morbosa, sabía que aquellos arranques no eran propios de Harry. Debía ir con Voldemort y averiguar qué estaba ocurriendo.

Se removió despacio para no despertar a Harry pero no pudo evitar soltar un gemido prolongado y deseoso al sentir cómo salía de su interior el miembro de Harry, acompañado por la extraña sensación del semen bajando también. Realizó un par de hechizos para limpiarse y se vistió sigilosamente. Encogió sus maletas y antes de salir lamió suavemente el labio inferior de su amante.

—Tú también eres mi droga, Potter —admitió Draco antes de marcharse. Había escuchado cada palabra de Harry mientras se fingía dormido—. Pero es más adictivo hacerte creer que tienes el control cuando el manipulable eres tú.

Porque si bien su actitud lo había tomado por sorpresa, él era consciente de lo que despertaba en Harry y de que éste no lo dejaría ir tan fácilmente. Había querido una despedida, claro, pero nunca pensó que pudiera salirse tanto de control.

Lo contempló unos segundos más con una sonrisa inconsciente en el rostro y después salió de la habitación antes de que saliera de su boca la frase que tanto temía decir pero que ya no podía negar.

No, no admitiría en voz alta que estaba enamorado. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado o al menos entretenido.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).