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My Reality. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Me alegro de ser el que cause sus inquietudes. XD- Las preguntas hechas seran respondidas en el siguient capitulo: ahi anunciare de forma apreciativa que tipo de historia sera y que contendra.

Despierto.






“Hay sueños inalcanzables, como pesadillas inolvidables: parecidas al sol, que es intocable”.





Abrió los ojos con pesado cansancio, al tiempo que se medio levantaba, sintiendo una fuerte opresión en el pecho.




—Sera mejor que se mantenga recostado en la camilla, jovencito, sino quiere una grave dosis de dolor por los bruscos movimientos. He atendido y vendado la herida, mas no puedo darle nada para calmar el dolor durante las próximas 24 horas: cuestiones de hacer que el medicamento funcione perfectamente ahora que ha reaccionado—entorno la mirada algo confuso. ¿Dónde estaba? Si recordaba bien, había estado peleando con Weasley en la sala multipropósito luego de que los habían descubierto dando clases de Defensa a espaldas de la Profesora Umbridge. Jadeo fuertemente, adolorido, tirándose algo brusco hacia atrás, recostándose de nuevo en lo que parecía ser una de las camillas de la enfermería. Tallo con suavidad su rostro y volvió a entornar la mirada, buscando a la persona que le había hablado, encontrándose con… ¿una joven Madame Pomfrey? —. No entiendo porque siguen teniendo esas estúpidas riñas entre ustedes. Estoy segura que lo que se merecen por comportarse como mocosos Muggle’s de kínder es una buena tunda y un muy buen castigo…





— ¿Madame Pomfrey? —La enfermera se giro, dando a conocer su jovial y enojado rostro. Una ceja se alzo, incrédula ante lo visto—. ¿Qué está ocurriendo aquí? 





—Eso debería preguntárselo yo a usted, jovencito. Qué son esas maneras tan salvajes de pelearse entre ustedes. ¡Por Merlín! De gracias a que el joven Potter lo encontró y trajo a tiempo a la enfermería… otra seria la situación en la que se encontraría de no ser así. —Le dio una mirada de regaño mientras escribía con rapidez unos diagnósticos. Frunció el ceño al haber escuchado el nombre de Potter, sintiendo la rabia por haber sido ayudado por ese mequetrefe —. ¿Cuál es su nombre? Es la primera vez que lo veo en la enfermería, además, debo de reportar este incidente con el director. ¿Quién fue el que le ataco? 





Parpadeo varias veces en sorpresa. Había algo muy malo en toda esa situación. Según recordaba, había pisado esa enfermería incontables veces junto a Potter luego de sus épicas batallas en los pasillos. ¿Cómo no lo recordaba la enfermera, y por qué ésta era tan joven? Cerró los ojos con fuerza cuando el dolor en el pecho le sobrevino, haciéndole recordar de golpe lo sucedido en la pelea aquella con el maldito de Weasel y su cayac mágico. 





— ¡Voy a freírte, Malfoy!—rugió Weasley, todo colérico mientras enviaba conjuro tras conjuro hacia Draco, quien los evadía con burla, gracia y cinismo—. ¡Maldito hurón de mierda! 




— ¡Tendrás que hacer algo mejor que eso, Weasel, por que la mierda son tu puntería y tu varita! —Sonrió con burla al tiempo que lanzaba un hechizo de desarme. Ron le evadió y lanzo un hechizo loco que choco contra los muros de la sala multipropósito y se desvaneció—. ¿Eso es lo mejor que puedes hacer, comadreja? ¡Cuida tu varita un poco más, después de todo, esa es la que le dejaras a tus hijos cuando los tengas con la sangre sucia de Granger! 




La cara de Ron se deformo en una mueca de fastidio y odio: — ¡Ya verás, maldito engendro de Mortifago! —Agito con fuerza su varita al mismo tiempo que Draco lanzaba un hechizo atadura—. ¡Tempus Deforme! 




Los hechizos colisionaron, y habiendo sido el de Ron lanzado con más fuerza de la necesaria, los conjuros combinados rebotaron hacia un sorprendido Draco, dándole de lleno en el pecho y provocando que se desvaneciera como niebla en el aire, antes de chocar en el suelo.
 







— ¿Me está escuchando, jovencito? —El taconear de la enfermera le hizo salir de sus recuerdos. Madame Pomfrey le miraba molesta—. He estado hablándole y usted que no me responde. Dígame, ¿quién le hizo esas heridas y cuál es su nombre? 





—Soy Allen, Allen Ewdrich—era mejor no decir absolutamente nada. Sería realmente peligroso darse a conocer como realmente era ante una situación completamente bizarra. Al menos usaría ese falso nombre hasta descubrir que estaba pasando allí—. No recuerdo bien quien fue que me ataco, Madame, sólo que fue de sorpresa. —Pomfrey entorno los ojos, no creyéndole del todo, pero aceptando su historia. 





—De todas formas, el director tiene que enterarse de este altercado; las cosas no pueden quedarse de esta manera. No venga a ser y para la próxima maten a uno de los estudiantes por una simple riña infantil. —Murmuro irritada. Draco se relajo mientras la escuchaba rumiar contra los negligentes estudiantes de tan honorable institución. ¿Qué realmente había ocurrido? Si lo pensaba bien, quizás tenía que ver con lo del hechizo defectuoso de Weasley, o con que en última instancia el salón de los menesteres se ilumino levemente antes de que fuera golpeado por los hechizos combinados. Cerró los ojos y se dejo llevar; aun estaba algo cansado, y demasiado adolorido como para pensar con claridad.






—1—










— ¡Señor Ewdrich, señor Ewdrich! Despierte, señor Ewdrich. Tiene visitas y debe de tomarse el medicamento. —Draco abrió los ojos, soltando un suave suspiro. Frente a si tenía a Madame Pomfrey, ofreciéndole un vial de cristal con un liquido ambrosiano. Lo tomo de un solo trago, posando una mueca desagradable por el asqueroso y amargo sabor —. Mañana en la mañana quiero que se tome ese vial que está en la mesa a su lado. Es la última que tiene que tomar, luego podrá retomar sus actividades diarias. Lo dejo a solas con el director.





—Gracias, Pomfrey—Draco lo miro con sorpresa. El director se veía algo mas… ¿joven? No podía estar seguro, porque para la vista de cualquiera seguiría estando igual. Exceptuando las pocas arrugas que poseía y el color menos blanco en su pelo y barba. Cuando la enfermera se retiro, dejándoles a solas, el director saco unos caramelos del bolsillo de su excéntrica túnica morada—. ¿Caramelos de limón? 





—Sí, gracias. Quiero quitarme este desagradable sabor—tomo uno de los dulces y lo desenvolvió, llevando rápidamente su contenido a su boca. El director lo observo con pasividad, con un brillo juguetón en los ojos. 




—Bueno, señor Ewdrich, como sabrá, no podemos dejar sin resolver este… pequeño problema. Lo han atacado y casi matado con un hechizo altamente peligroso según me informo Pomfrey. Como también me informo que usted desconoce a su atacante…





—Venia por el pasillo cuando fui atacado a quemarropa. El hechizo me impacto en el pecho cuando voltee a ver quién me había llamado. —Se encogió de hombros. Debía de seguir a la perfección con su historia. Aunque había un minúsculo problema en ella…




— ¿Y eso fue en su tiempo, o en este, señor Ewdrich? —Draco giro con rapidez a mirarlo. ¿Qué diablos quería decir con eso? —. Oh, perdóneme, parece que aun no se ha dado cuenta de lo que está sucediendo, por lo que puedo asegurar que su viaje hasta aquí fue sin intenciones de hacerlo. Mas prácticamente provocado por lo que lo golpeo tan rudamente. —Dumbledore apunto hacia su pecho, donde estaban las vendas que rodeaban su torso—. No sé exactamente de qué fecha proviene, señor Ewdrich, pero usted se encuentra en estos momentos en el 5 de noviembre de 1978.






Abrió la boca para decir cualquier cosa, pero sonido alguno venia de sus labios. Se sintió mareado de repente, dejándose caer de nueva cuenta en la cama, sintiendo esta vez el dolor en su pecho algo más ligero. Dumbledore aprecio sus facciones algo preocupado.





—Yo… Yo provengo de la generación de estudiantes del ‘96, director. —Murmuro con algo de miedo. Le parecía irreal todo eso. Y más descubrir que estaba casi veinte años en el pasado—. Soy un estudiante que cursa quinto año…





— ¿Quinto año? —el director acaricio su barba algo extrañado con eso. Draco asintió, no entendiendo del todo porque el rostro de extrañeza de su interlocutor—. Creo que se debe también al hechizo que lo ha golpeado, señor Ewdrich. —Dumbledore rebusco en su túnica y saco su varita, haciendo un vago gesto a la nada, provocando que la silla de enfrente se transformara en un espejo de cuerpo completo. Draco alzo una ceja, curioso—. Puede levantarse y comprobar con sus propios ojos a lo que me refiero. Con cuidado, por favor.






Algo tembloroso, se puso en pie. Se dio cuenta de que estaba usando una de esas cortas batas de hospital, con la leve diferencia de que si llevaba ropa interior. Se acerco algo avergonzado al espejo, quedándose completamente en shock por lo que lograba ver. Frente a si estaba un joven de 17 años, cabello ligeramente más largos que lo que usualmente lo tenía y complexión delgada y elegante. Se volvió algo sorprendido hacia el director…





— ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo usted puede saber de dónde provengo? —las preguntas salieron algo temblorosas. ¡Quien coño no estaría asustado en una situación como esa!





—Primero que nada, le he de pedir que vuelva a la cama. No queremos que la enfermera se enfade con nosotros si llega a verlo levantado en su condición. —Hizo como le fue pedido. Cuando estuvo de nuevo en la cama, el director se acomodo en una silla al lado de esta—. Bien, con respecto a cómo se que usted no es de este tiempo es algo bastante fácil de responder: nadie puede atravesar lar barreras del colegio sin mi consentimientos, a menos, claro, que sea un estudiante de esta, de este u otro tiempo. Y no teniendo ninguna visita improvista imagine que usted había viajado en el tiempo; además del factor de que todos los estudiantes son contados. Y, por lo de cómo es posible que tenga más edad de lo que debería, creo que por cuestiones de los irregulares conjuros que lo han traído hasta aquí. Moverse a través del espacio y el tiempo es peligroso sin protecciones de por medio. 






—He de suponer que sabe, también, que el nombre que le he dado no es el mío, ¿verdad? —Dumbledore sonrió con suavidad.






—Tanto como sé a cual familia pertenece, joven Malfoy. No obstante, es bueno que se haya creado una identidad. De esta forma podrá asistir a clases sin problemas mientras encontramos una forma de devolverlo a donde pertenece. Aunque esto será una gran sorpresa para el estudiantado, tanto como para el profesorado: no todos los días recibes a un nuevo estudiante a tan largas fechas de haber iniciado el ciclo escolar. —Malfoy pestañeo con sorpresa. ¿Cuánto sabia realmente el anciano? Dumbledore continúo sonriendo, poniéndole, de alguna manera, nervioso—. Oh, cierto, se me había olvidado, señor Ewdrich; el joven que se encargo de traerlo hasta aquí ha estado algo preocupado por su salud, puesto que lleva dos días durmiendo aquí. Creo que sería bueno informarle de su mejoría.





Frunció el entrecejo de manera irreverente al escuchar eso. ¡Dos malditos días durmiendo, y pero aun, veinte malditos años en el pasado! Weasley no se salvaría de esa cuando regresara de nueva cuenta a su tiempo. Lo Cruciaria personalmente.






—Bueno, señor Ewdrich, que pase buenas noches. Ya mañana podemos resolver el resto de la historia que daremos a los estudiantes en mi oficina. También preparare los instrumentos y vestimentas que usara. No podemos dejarle vagar desnudo por las instalaciones—mientras el director se escabullía por la puerta, Draco se sonrojaba hasta la punta de las orejas, completamente avergonzado. ¿El director no podía ser menos promiscuo? 





Se acomodo en la cama, notando la luz de las estrellas adentrándose por los altos ventanales de la enfermería. El brillo carmesí del vial que le había dejado madame Pomfrey para que tomara en la mañana llamo su atención. Sobre la mesilla de noche había otros objetos, entre ellos su varita. La tomo y con un suave movimiento volvió a la normalidad el espejo que el directo había convocado.Sería mejor descansar, se dijo, ya mañana me las arreglare para pensar mejor.








—2—










—Bien, señor Ewdrich—inicio casualmente Dumbledore, tras su escritorio, ofreciendo con un gesto de mano algunos dulces de limón dentro de una pequeña canasta. Draco los acepto con mucho gusto; después de que Madame Pomfrey le hizo (obligo) beber de aquella poción de color carmín cuando despertó no se le había quitado el sabor a vomito de la boca—. Ya he pensado una historia sobre usted y su repentina llegada al colegio. 




Draco asintió, sintiéndose incomodo con aquella mirada que el director le daba. El maldito viejo estaba divertido con la situación. 






—Le diré lo básico, el resto será dicho esta noche, en la cena. Como ya ha sido escogido, usted será Allen Ewdrich, mago sangre pura, 17 años de edad, nacido en Estados Unidos y estudiante de la escuela de Magia & Hechicería Salem. Transferido debido a que su familia decidió venir a vivir a Inglaterra; se me pidió con antelación su ingreso a Hogwarts. Yo le acepte, con las debidas investigaciones y los debidos permisos del Consejo de Educación Mágica. —Bien, si Draco creía que el viejo antes estaba loco, terminaba retractándose de sus burlas y palabras—. No puedo decirle como obtuve la aprobación de los del consejo, espero lo entienda. Y con respecto a sus atuendos y uniformes, he logrado conseguir un variable número de prendas de moda de este tiempo, y unas cuantas túnicas de gala para las actividades que se puedan ofrecer: todo en caso de que no podamos encontrar con tiempo los hechizos que podrían devolverle a su época. 





—Realmente le agradezco las molestias que se ha tomado por mí, director—real sinceridad. Era la primera vez que trataba frente a frente al director y todo lo que pensó que el hombre seria comenzaba a cambiar con radicalidad. Aunque aun estaba ese brillo ominoso y un tanto belicoso que le helaba la sangre al no saber que tramaba esa incauta mente.






—Despreocúpese, joven Ewdrich; todo sea por la seguridad de nuestros futuros jóvenes magos. Quizás usted vea esto como un problema, y aunque realmente lo sea, ¿Por qué no lo ve, por el momento, como una oportunidad para ser libre de ataduras sociales y de apariencias? Quizás y de esta forma logre ver con más claridad las cosas, y sepa que hacer en su debido momento. —Le dio una fugaz mirada por encima de los lentes de media luna, como si pudiera con ese gesto leerle la mente. Trago con algo de sequedad… Dumbledore sabía más de lo que aparentaba, o bueno, eso era lo que parecían decir sus palabras—. Por el momento puede andar con toda libertad por el castillo. Esta noche será su selección de Casa.






—Se lo agradezco. Bueno… que pase buenas tardes, director; daré un paseo por los jardines. —Se despidió, saliendo con algo de prisa de la oficina del anciano. No le gustaba mucho, aunque admitía que el hombre resultaba intrigante e inteligente. Pero había una sensación que le provocaba escalofríos. Fue como aquella sensación que había sentido cuando conoció por primera vez al Señor Oscuro, la vez que había entrado a hurtadillas en la oficina de su padre, escondiéndose en uno de los tantos pasadizos ocultos que había en caso de emergencias. Fue algo realmente espantoso y desconcertante lo que calo sus huesos durante toda aquella vana conversación sobre retomar poder y que los Muggle’s con magia debían de desaparecer.






El Señor Oscuro había usado el mismo tono de interés que el director durante toda su conversación. Algo debía de haber tras tanta estúpida amabilidad de su parte.






—3—










— ¿Qué mierda se supone que hare si no consigue dar con el hechizo que me devuelva a mi tiempo? —Murmuro con fastidio, dejándose caer de espaldas en el césped. Estaba en las orillas del Lago Negro, cerca del haya en el que Potter siempre se sentaba. Era un sitio bastante relajante, donde podía estar en completa calma y con la guardia baja. Suspiro, abriendo los ojos para admirar el cielo y las formas de las nubes.





Dumbledore había tenido razón en algo: necesitaba pensar con claridad que era lo que quería hacer. El Seños Oscuro ya había revivido, como Potter había anunciado y por lo que todos lo creían loco. Realmente no era su deseo el servir a un mundano mestizo, eso sería realmente bizarro y contradictorio. ¿Arrodillarse ante un mestizo, siendo un sangre pura, como un vil sirviente sólo para acabar con otros mestizos y nacidos de Muggle’s? Bastante estúpido, si se lo preguntaban.





Pero ahí, dentro de toda esa mierda, se encontraba el epitome de sus problemas existenciales: él no tenía voluntad ni voto para elegir el destino de su propia vida. Su padre tenía que elegir por él. ¿Qué pasaría si cambiara el pasado? Muy estúpido, Draco, se dijo, soltando un suspiro, eso podría provocar que no nacieras.




Sería mejor no existir si tenía que pasar por tantos malditos problemas. Él no deseaba convertirse en un asqueroso asesino. Había visto ya algunas iniciaciones con sus propios ojos, y no le gusto para nada lo que había visto. ¿Por qué matar a niños inocentes? ¿Es que acaso era divertido verlos desangrarse con las cruciatas, gritando por que se detengan y rogando perdón por algo que ni siquiera habían hecho? No, el Seños Oscuro era un maldito sádico; obvio que disfrutaría todas esas asquerosidades. Cerró los ojos y pasó una mano por su rostro, intentando borrar aquellas voces de su mente.





— ¿Quién eres? — abrió los ojos y miro a quien le hablaba. Una ceja se arqueo al reconocer al que sería su padrino, observándolo con desconfianza. Severus se veía bastante bien de joven. ¿Qué le habría pasado para volverse aquel profesor de cabello grasiento y piel cetrina? —. Es la primera vez que te veo en el castillo.





—Y no será la última, te lo puedo aseguro. —Snape alzo sus cejas, en un vago gesto de interés que a Draco le pareció curioso: él Snape que conocía jamás hacia ese tipo de cosas a menos que fuese con una mueca de odio o suficiencia—. Soy Allen Ewdrich. Las razones del porque estoy aquí serán dichas esta noche, durante la cena. Así que puedes verme por el momento como un misterio que se resolverá por sí solo. 





—Severus Snape. —Ladeo una sonrisa de lado, sentándose de igual manera en el césped, apoyándose en el haya—. Realmente espero que no seas uno de esos Gryffindor; tendría que Obliviatar esta conversación de tu memoria. 





—Descuida…—hizo una mueca despectiva por lo de Gryffindor antes de sonreír de lado—. Soy todo un Slytherin por lo que cabe decir; mi familia siempre ha estado inmiscuida en las Artes Oscuras. Generación tras generación.





—Es bueno escuchar eso… Estos magos de ahora no saben apreciar lo que es el poder y la pureza de la magia….




—Estoy de acuerdo contigo…—guardaron silencio. Era agradable apreciar los sonidos de la naturaleza. Cuando Draco giro a ver a Severus, este estaba leyendo un libro de pociones avanzadas, completamente avocado a ello. Ese silencio era agradable.




—Pero mira que tenemos aquí…—tanto Snape como Draco voltearon a ver a quien osaba interrumpirles—. Snivellus como dama de compañía. ¿A que no es lindo? 






Draco aprecio las facciones del chico. Era muy parecido al Potter de su época. Cabello negro e indomable. Hasta usaba esos mismos estúpidos lentes redondos. La única diferencia eran esos ojos avellana.




—Piérdete, Potter. 


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