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My Reality. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Hola.

 

muchas gracias por tomarse el tiemp de leer esta historia. Drbo de aclarar que hice una encuesta en una pagina en especifico, donde planteaba la idea de hacer de este fic un snarry, y si no lo querian seria un drarry, con incesto debido a las desvelaciones. y gano el drarry.

 

esto es sólo una advertenica a los debiles de corazon. XD

 

Asimilando las cosas.

 

 

 

 

 

“Las respuestas de la vida sólo el tiempo las dirá”.

 

 

 

 

 

 

 

Hogwarts, tercer piso, habitaciones de invitados.

06 /09/ 1978.

 

 

 

 

 

Draco se encontraba en el cuarto provisional  que el director había acondicionado para sus necesidades hasta que lo seleccionaran para alguna de las casas, que no sería otra que Slytherin. Eso estaba claro.  Torció un poco el gesto al mirar en rededor. No era para nada de su gusto la decoración, claro lo dejaba la mueca en su rostro, pero no podía quejarse. El director estaba haciendo demasiado, aunque sospechosamente, por una persona que venía de un tiempo diferente, y el cual podía ser un enemigo para su causa.  Suspiro, tirándose encima de la cama. Tenía sólo una toalla corta atada a la cintura, puesto que recién salía de darse un baño.  Entrecerró un poco los ojos… No confiaba en Dumbledore. Demasiada amabilidad era impensable que viniera de una persona sin un propósito claro (sería realmente estúpido pensar lo contrario en su situación). Lo que su padre le había enseñado siempre estaba presente en momentos como ese.

 

 

 

 

 

¡Nunca confíes en nadie, Draco! —Le había dicho con ese tono prepotente y sabio que sólo él podía usar. Aquella fue la primera enseñanza que se le dio sobre como comportarse en el mundo exterior. Con tan sólo cinco años—. Todos aquellos que están a tu alrededor son enemigos ocultos que esperan el momento oportuno para atacar. Te pondrán la varita en la espalda y te lanzaran el Avada sin dudarlo. No te digo que no exista gente en la que puedas confiar, hijo mío, simplemente que mantengas siempre los ojos abiertos ante toda situación. Toda acción desencadena una reacción. En una pelea, ya sea política o en una guerra, nadie es amable porque si. Todos esperan conseguir algo con sus acciones. —En aquel momento su padre lo había tomado del rostro y lo miraba directo a los ojos, con los suyos brillando sombríos y llenos de misterio—. En el momento que entras en campo enemigo, o eres una pieza neutra que puede ser utilizada a favor o en contra,  o eres un enemigo que puede ser destruido. No hay manera de escapar, a menos que te conviertas en una pieza imprescindible en el juego que ambos lados han comenzado.

 

 

 

 

Coloco su brazo sobre su rostro en un gesto pensativo. Algo quería el anciano de él para ser tan tremendamente amable. Era un jodido  Malfoy, por todos los malditos dioses. Era una deducción simple lo que necesitaba toda esa apremiante situación en la que, por culpa de un maldito pelirrojo, fue envuelto. Rodo los ojos ante lo estúpido que se estaba comportando. Debía ser por culpa del desgraciado estúpido de James Potter. Todavía le sacaba de quicio lo ocurrido en la mañana cuando estaba hablando tan tranquilamente con su padrino.

 

 

 

 

¡¿Qué mierda se creía ese maldito Gryffindor arrogante?! Venia e insultaba a Severus, ¿y esperaba a que este se quedase callado como si nada? Su padre y padrino tenían razón cuando hablaban pestes de esa escoria. Es que era tremendamente irritante si quiera tenerlo parado frente a él.

 

 

 

 

Agito la cabeza de un lado a otro para quitarse de la mente aquella estúpida mueca que había hecho James Potter cuando se había retirado, dejándolos por fin disfrutar de su tranquilidad. Lástima que ya había arruinado el ambiente con su mera presencia. Masajeo sus sienes con movimientos circulares.

 

 

 

 

 

Debía concentrarse en su situación actual… Debía de descifrar cuales eran los planes que había hecho el viejo para él.

 

 

 

 

¿Quizás ser su espía entre los Slytherin? Sí, posiblemente eso era lo que deseaba de él. No había nada más que pudiera darle. Por supuesto que no pensaba decirle absolutamente nada del futuro, eso sería darle armas que posiblemente fueran en contra suya en algún momento dado. Si estaba en lo correcto, su padre y padrino ya eran, junto con un grupo selecto de Slytherin, parte de los estúpidos Mortifagos. Voldemort los había marcado antes del inicio del séptimo curso, como su padre le había dicho un día. Y como estaban en el ’78, su último año de colegiatura, no era difícil saber la situación actual de ambos.  Ellos eran los encargados de reclutar nuevas personas a las filas. Quizás… No… No se haría Mortifago. Eso podría realmente impedir su regreso a su época.

 

 

 

 

Suspiro un tanto abatido. Todo era ahora tan complicado. Debía poner en práctica todas las tácticas y formas de manipulación que su padre le había enseñado. Esa sería la única forma de sobrevivir por el momento. Al menos hasta que se encontrara la forma de volver. Dudaba seriamente que el director quisiera perder a un espía del cual tenía, según el viejo se imaginara, control gracias a su situación actual.

 

 

 

 

El pequeño sonido de una aparición lo saco de sus pensamientos, haciéndole sentarse. Miro al joven elfo que prácticamente temblaba ante su presencia. Sus ojos instintivamente rodaron. Todos los jodidos elfos domésticos actuaban de la misma maldita manera.

 

 

 

 

 

— ¿Quién te envía y que desea? —se levanto, cuidando que la toalla no se cállese,  y camino hacia el baúl que contenía las ropas que de ese momento en mas comenzaría a utilizar. Eran, a su consideración, ropa pasada de época. Pero eso no importaba mucho en un tiempo como aquel.

 

 

 

 

 

—E-El di-director mi… mi amo, ha enviado a Dissy, señor Ewdrich—Draco podía escuchar los crueles retortijones que le daba el elfo a sus orejas. Eso hacía que su piel se estremeciera. ¡Merlín, que criaturas tan espeluznantes! Decidió seguir hurgando entre los montones de prendas hasta encontrar algo de su gusto. Al final, después de no encontrar algo que fuese de su completo agrado, decidió ponerse unas túnicas oscuras que se encontraban en el montón. Le gustaba el negro, odiaba el diseño de la ropa. Cuando el elfo no dijo nada más, se giro y alzo una ceja, esperando a que prosiguiera—. El quiere, el quiere que se aliste… la-la cena en el gran comedor esta apunto… apunto de e-empezar.

 

 

 

 

 

—Dile que estaré allí a tiempo. —El elfo desapareció luego de una senda reverencia que le hizo tocar el suelo con su larga y puntiaguda nariz. Draco no pudo más que suspirar. Desde ese momento en más, comenzaba su actuación en ese nuevo mundo.

 

 

 

 

Y todos en el elenco serian sus enemigos.

 

 

 

 

 

 

 

 

—4—

 

 

 

 

 

 

 

— ¡Mis queridos estudiantes, pido unos minutos de su tiempo! —La aguda voz, aumentada por un Sonorus, hizo que todos los estudiantes reunidos en el Gran Comedor prestaran expresa atención al director, que se había puesto al frente de la mesa de profesores, en el parlatorio. Ajusto con ligereza sus lentes de media luna, con esa típica e imborrable sonrisa que siempre cargaba—. Imagino que todos han de recordar lo que les dije esta mañana, en la hora del desayuno—guardo durante breves segundos silencio, esperando que todos se callasen y dejaran de cuchichear—. Pues bien, la sorpresa que les tenía es la incorporación de un estudiante trasladado desde otro continente.

 

 

 

 

 

El bullicio volvió a escucharse, incluso entre los profesores, que parecían tan sorprendidos como los estudiantes. El director amplio un poco la sonrisa, moviendo en un gesto de calma el brazo derecho. Cuando el silencio volvió, Dumbledore decidió dar las debidas explicaciones.

 

 

 

 

 

—Muchos, incluso entre el profesorado, han de encontrarse bastante sorprendidos dado que estamos recibiendo a un estudiante ya a varios meses de haber iniciado el ciclo escolar. No, no es imposible esto que les estoy diciendo. Podemos recibir a este tipo de estudiantes en situaciones especiales, como la del joven Allen Ewdrich. —Severus abrió los ojos y torció un poco el gesto con diversión. Así que ese era el misterio…—. Los padres del joven Ewdrich decidieron venir a vivir a Inglaterra, debido a ciertas circunstancias que no es mi deber de divulgar. Se me hizo el pedido hace tiempo, entre las fechas de las vacaciones anteriores, de dejar entrar al joven Ewdrich a Hogwarts, trasladándole desde la escuela de Magia & Hechicería Salem, en Estados Unidos, Norteamérica. Discutí esto con el consejo estudiantil, recibiendo de esta manera el permiso.

 

 

 

 

 

El director callo e hizo un leve gesto a McGonagall, quien se apresuro a salir por la puerta lateral cerca de la mesa de maestros. Minutos después, esta entraba con el taburete y el sombrero seleccionador a cuestas. Dumbledore agradeció, carraspeando de nueva cuenta para llamar  la atención del estudiantado, que estaba pendiente de la puerta; esperando ver entrar al nuevo chico.

 

 

 

 

 

—Se me ha olvidado mencionarles que el joven Ewdrich solamente estará cursando el séptimo grado. Sus estudios ya son muy avanzados, y todos están en perfecta regla junto con su documentación.  —Mientras todos comentaban lo dicho, el director daba un pase de varita hacia la puerta, haciendo que esta se abriera. Todo ruido fue reducido a un expectante silencio. Draco cruzo con paso elegante y altivo la puerta, dejando sin aliento a quien lo observase. Llevaba puesto el uniforme rutinario, uno completamente negro. Sin color ni cresta.

 

 

 

 

 

Cuando paso cerca de la mesa de los Slytherin, le dio un leve cabeceo a Severus a modo de saludo, junto a una sonrisa tan divertida como la del joven profesor. También se fijo en la mirada sorprendida de su padre. En ese tiempo ellos eran los únicos Malfoy en existir, y que alguien tan parecido a ellos apareciera  era algo que lo pondría en duda.  No le preocupo mucho, era algo que con algunas palabras podía resolver. Lo que le preocupaba era otra cosa. Desde que había entrado, aparte de todas las inquisitivas miradas que le daban todos los alumnos, habia sentido una que fija e intensa habia seguido su paso hasta el taburete. Antes de que el sombrero cubriera parte de su rango de visión, su mirada se habia cruzado con la del arrogante James Potter. Por alguna extraña razón, por leves segundos, habia jurado que era Harry Potter quien le estaba vigilando cual halcón.

 

 

 

 

 

—“Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?  Un Malfoy, ¿eh? Y uno que ha viajado de improvisto en el tiempo. No todos los días tenemos a uno como tú por aquí”. —Draco rodo los ojos. El sombrero siempre le parecería un exagerado y un metiche—. “Tus aptitudes con mi decisión en tu tiempo siguen siendo las mismas. Que lastima. Bueno, antes de ponerte en tu actual casa, déjame darte un consejo: la magia hace las cosas por una razón, al igual que las hace este castillo. Cuídate del anciano” —Draco quiso apresurado preguntar a que se refería, pero en ese momento el sombrero habia gritado a cual casa pertenecería: — ¡Slytherin!

 

 

 

 

 

 

Los aplausos, proveniente desde la mesa de Slytherin,  de inmediato se dejaron escuchar. El director le dio una palmada en el hombro con una sonrisa satisfecha en los labios. Cosa que le dio escalofríos. Las demás casas entraron en tensión con rapidez, cambiando sus miradas de expectación y admiración a unas furiosas y recelosas. No era tan difícil entenderles. Estaban pasando por una crisis estatal con la aparición de Lord Voldemort y su sequito de Mortifagos, que actuaban en nombre de Salazar Slytherin al arrasar poblados Muggle’s y matando magos del mismo origen. Cabía agregar que con la mención de su honorable fundador en todos aquellos actos tan ruines todos los Slytherin fueron señalados y repudiados.

 

 

 

 

 

— ¿Te sientes mal? O es que ya cambiaste de opinión con respecto a quedar en nuestra honorable casa, ¿eh? —Se mofo Severus, quien le dejo un lado cuando este se acerco. Draco tomo asiento y cabeceo en negativa, suspirando de manera dramática.

 

 

 

 

 

—No, no es eso. Simplemente que el ser tan famoso es difícil y tan pesado. La opinión de tus fans cambia radicalmente con una sola palabra. —Severus soltó una leve carcajada, dándole ánimos con unas cuantas palmadas, igual de dramáticas,  en la espalda. Lucius, que estaba a la cabeza de la mesa y cerca de ellos, frunció el ceño ante la cercanía que ambos mostraban recién conociéndose—. Sinceramente siento pena por Salazar Slytherin… —murmuro para sí, pero pendiente de las rígidas reacciones que los de séptimo habían hecho. Es necesario, se dijo, de esta forma me liberare de cualquier intento de acercamiento para unirme a ese maldito loco—. Es decir, han utilizado su nombre para actos tan cobardes como atacar a gente inocente que nada tiene que ver con nuestro mundo. Eso, para mí, es el acto más ruin y asqueroso que pueda existir. —Miro a Severus a los ojos, de forma tan intensa que este sintió removerse por dentro—. Atacar a personas que no pueden defenderse por una causa estúpida que no traerá beneficio alguno más que la rápida extinción de nuestra propia gente es de personas muy estúpidas, te lo aseguro.

 

 

 

 

 

 

—Pero según tengo entendido ellos lo hacen para liberarnos de la escoria de los sangre sucia que empañan este mundo—apunto Lucius, inmiscuyéndose en la conversación. Draco lo observo de manera inquisitiva—. Oh, discúlpame, Lucius Malfoy. Un placer.

 

 

 

 

 

—Allen Ewdrich. El placer es mío. —Dio un leve cabeceo en respaldo a sus palabras—. Con respecto a lo que acaba de decir, debo diferir totalmente con su opinión, joven Malfoy.  Durante siglos los magos y Muggle’s se han mantenido unos alejados de otros. Y nosotros hemos convivido en secreto con ellos sin que nuestra existencia se diese a conocer—guardo silencio en el momento en el que el director anuncio el inicio de la cena. Las mesas se llenaron a rebosar de alimentos. Antes de proseguir, lleno su plato con algunos entremeses—. Este tan llamado Lord, no es más que alguien adicto al poder, y que busca conseguir más de lo que alguna vez tuvo, engañando a magos de sangre pura con palabras bonitas, bien seleccionadas y dictadas con un perfecto tono. Yo, que meramente he escuchado lo que este ser profiere, puedo darme perfectamente cuenta de sus intenciones ocultas.

 

 

 

 

 

—Regulus Black—se presento un chico de cabello negro, lacio y atado en una coleta baja, al puro estilo aristócrata que los Black siempre han mantenido. Rostro jovial y hermoso. Draco saludo de manera cortes—. Según tú, ¿cuáles son estas intenciones ocultas que esta persona tiene?

 

 

 

 

 

Tomo un poco de jugo de calabaza antes de siquiera responder.  Estaba ganando demasiada atención entre ellos. Sonrió para sus adentros. Por lo menos podía plantar la duda entre ellos por el momento. Siempre noto que su padre dudaba en algunas de sus palabras cuando del Lord se trataba. Quizás y fuesen sus palabras las que crearon esas dudas en ellas.

 

 

 

 

 

—El quiere hacerse con todo. —Limpio lentamente sus labios con la servilleta en sus piernas—. Es decir, ¿si se dice ser tan poderoso, por que reunir un ejército como si fuese a comenzar incursiones para tomar control del mundo cuando su propaganda es simplemente sacar a los impuros de nuestra sociedad? Me apuesto toda mi fortuna a que tortura a aquellos que les fallan en sus tontas misiones, y de manera muy  cruel. ¿Acaso es esa la forma de tratar a los hombres que decidieron seguirle por respeto? No, no lo es. Ese es meramente el acto de un imbécil que busca doblegar a otros y verse superior ante ellos. —Hizo un gesto pensativo, que se gano una mirada muy significativa por parte de todos—. Si lo pensamos de manera analítica, podemos vislumbrar muchos malos ratos para estos llamados Mortifagos. Se verán sometidos a torturas como si de cerdos se tratasen por su propio amo cuando este les vea incapaces, y luego saltara que es para darles una lección para que tengan en cuenta que él detesta las fallas. Una mera excusa que los imbéciles de seguro aceptaran.

 

 

 

 

 

Sabia a la perfección que se estaba metiendo en camisa de once balas al siquiera insultarles de manera directa/indirecta, pero que importaba si de esa manera lograba en si causar las dudas cuando todas sus predicciones comenzasen a hacerse realidad. Un plan bastante temerario debía decir.

 

 

 

 

 

—Bella Black, mucho gusto —se presunto con educación la que pronto terminaría como loca después de haber sufrido en Azkaban. Debía decir que se notaba bastante diferente a la Bellatrix que algún día se daría a conocer como la hermana de su madre, que por cierto, parecía  realmente una muñeca desde la posición en la que la vislumbraba—.  ¿Por qué dices que él es su Amo, y no Líder? —Draco volvió a asentir a modo de saludo.

 

 

 

 

 

—Señorita Black, eso es algo bastante simple de dilucidar. Como mi familia, muchas de las de ustedes se han visto ligada a la magia oscura. Y según tengo entendido, los Mortifagos llevan tatuados en su brazo la misma marca que queda en el aire cuando comenten sus viles actos de vandalismo. Creo que leí en algún periódico nacional la confesión de uno de sus Mortifagos—los demás asintieron. Draco tenía suerte de haber leído las noticias y haber dado con el tema aquella mañana—. La marca en el cielo se convoca con un hechizo llamado Mosmorde, y que se tiene que tener la Marca Oscura, como así le llamo al tatuaje aquel chico, para poder convocarla. Si eso es así, entonces indica un hechizo de unión sumisa entre el portador y quien la coloca. Prácticamente, este tal Lord Voldemort es el amo de todos aquellos que son tatuados. Por que imagino que es él quien les pone la Marca. Este tipo de hechizos oscuros tiende a actuar  como una maldición cuando El Amo así lo desea. De esta manera los mata si estos deciden traicionarle o les proporciona un dolor bastante agudo cuando son convocados o cuando él quiere castigarles.

 

 

 

 

 

El silencio quedo suspendido en la mesa de manera muy espesa. Los estudiantes de séptimo se miraron entre sí, bastante asustados y enojados a la vez. Draco sabía que no era con él. La información que les habia dado era tan verídica que era imposible dudar de ella con todas las pruebas remitidas.

 

 

 

 

 

—Por supuesto, si yo tuviese esa marca no iría contra él. Sería estúpido negarme cuando ya me encuentro hasta el cuello y no se encuentra nadie lo suficientemente poderoso como para detenerle. Simplemente le seguiría la corriente mientras el tiempo sea, reduciendo las muertes sin sentido… al menos hasta encontrar la manera de poder actuar libremente de la forma que mas me conviene. Ciertamente ninguno de esos sujetos puede ser un Slytherin, nosotros somos lo bastante inteligentes como para saber a la perfección que es lo que nos conviene. Y estar del lado de ese tipo no tiene ninguna ventaja para nosotros. —Sonrió, dándole un leve toque en la mano a un lívido Severus.  Pareciera que el poco color que tenía se le hubiera esfumado de un solo soplo.

 

 

 

 

 

La conversación fue detenida debido a que el toque de queda estaba llegando a su punto. Se levanto de manera educada y jalo a Severus.

 

 

 

 

 

 

— ¿Podrías mostrarme el camino a Slytherin? Tengo curiosidad por saber cómo será mi Casa  por lo que resta de mi último año. —Snape asintió, levantándose a paso monocromático y decaído. Draco sabía lo que habia hecho, lo tenía bastante en cuenta, pero necesitaría la ayuda de alguno de ellos en un momento dado. No podía darse el lujo de perder esa oportunidad. Quizás al final Obliviatara  la memora de aquellos a los que habia hablado.

 

 

 

 

 

 

—Oh, joven Ewdrich—Dumbledore se les acerco cuando ya habían salido del Gran Comedor—. Lamento molestarle cuando ya iba en camino a su Sala Común. Quería hablar con usted ahora, pero eso podemos dejarlo para mañana. Es un mero asunto legal con algún documento que requiere de su firma.  ¿En la mañana, después del desayuno, le parece bien? Esto es algo que creo que debe de hacer cuando ya esté más descansado. —Draco asintió, despidiéndose del director y encaminándose con Snape hacia las mazmorras. Tenía un mal presentimiento sobre eso que quería el director. Cuando doblo en el final del corredor, un escalofrió le recorrió de pies a cabeza. Mientras se perdía al doblar el pasillo, logro vislumbrar la fija mirada de Potter sobre si. Ese chico parecía tener algo contra él.

 

 

 

 

 

 

 

 

—5—

 

 

 

 

 

 

 

Draco bostezo todavía con sueño. No habia podido dormir del todo bien en la noche, y menos cuando su padrino insistía en querer saber más acerca de él. Venga que el chico resultaba realmente curioso. Incluso le parecía linda esa actitud de Severus. Como le hubiese gustado que el Snape mayor no fuese tan huraño y cerrado. Pero bueno, nada se podía hacer. Las cosas eran como eran y no podían ser cambiadas. No del todo, al menos.

 

 

 

 

 

Iba de camino a la dirección. Dumbledore lo habia citado allí. Realmente no tenía ganas de hablar con el viejo… y mucho menos participar en sus planes.  Pero todo fuese por el bien de su retorno a su época. ¿Sería acaso mejor permanecer en esa y no verse involucrado en las estupideces del Lord? Las cosas realmente se le habían puesto complicadas. Deja de pensar, se aconsejo, después de todo es imposible quedarte cuando están en la misma situación que en tu época. A punto  de ser inmiscuido en una guerra de la cual no quieres ser parte.

 

 

 

 

 

—Buen día, profesor. —Saludo al entrar en el despacho. El director le dio una calurosa bienvenida, ofreciéndole los usuales caramelos de limón, los cuales acepto gusto. Ya le habia encontrado la gracia a los venditos dulces Muggle—. ¿Qué era lo que deseaba tratar conmigo?

 

 

 

 

 

—Bueno, mi muchacho. —Dumbledore se levanto de su asiento y dio una leve mirada de pena hacia Draco, cosa que lo dejo descolocado—. Como ya te habia dicho, iba a investigar sobre cómo te podríamos devolver a tu época. Y he cumplido, he investigado tu situación. —Suspiro de manera ausente, dejándole bastante preocupado. ¿Y si no podía volver? No se escuchaba tan mal, pero tampoco era algo muy bueno cuando ni siquiera constaba que existiese—. Pero hay un mero inconveniente en tu caso.

 

 

 

 

 

— ¿Acaso no puedo volver? —la preocupación se coló en su voz. Joder, su situación era tan buena como mala. El director negro de manera suave.

 

 

 

 

 

—No es que no puedas volver, mi muchacho. El problema viene siendo cuando puedes volver. —Volvió a sentarse, cruzando sus dedos bajo su nariz, apoyando los codos en el escritorio. Draco no lo comprendió, por lo que frunció el gesto en confusión—. De manera simple, digamos que por culpa de los hechizos que te trajeron a esta época te resultaría imposible volver a la tuya, puesto que jamás se planteo el viaje y los rituales e implementos necesarios para esto jamás fueron usados. Prácticamente perteneces a esta época.

 

 

 

 

 

—No puedo volver, ¿verdad?

 

 

 

 

 

 

—Como le dije, no es que no pueda, sino cuando puede. —Dumbledore se retiro los lentes y comenzó a limpiar los cristales de manera ausente, mirando hacia el techo. Draco masajeo sus sienes cuando un profundo dolor de cabeza amenazo  con zarandearle el cerebro.

 

 

 

 

 

—Podría ser mas explicito, director. —Pidió, dejándose ir hacia atrás en el asiento.

 

 

 

 

 

—Como ya mencione, joven Ewdrich, usted es prácticamente de esta época, lo único que difiere en todo esto es que usted no consta como tal. Los hechizos que lo trajeron nunca tuvieron un temporizador para actuar de forma regresiva. Por lo que sólo existe una sola forma de que usted vuelva a su época. —El director se coloco de nuevo los lentes y le miro de forma un tanto divertida—. El yo de usted, de esta época, tiene que nacer. De esta forma al existir dos Malfoy de la misma constitución genética  la magia y las leyes físicas de la materia entraran en procesión. Dos seres iguales, en mente, cuerpo, genética y núcleo mágico no pueden ocupar un mismo plano existencial. Podría decirse que en los gemelos esta ley entraría en procesión, pero como individuos estos son diferentes en algún cromosoma, por lo que las leyes jamás le afectaran. El caso no es el mismo con los viajeros del tiempo. Y mucho menos uno ilegal, que está aquí indefinidamente sin las debidas protecciones.

 

 

 

 

 

— ¿Debidas protecciones? —pregunto interesado. No todos los días te dan temas interesantes como ese.

 

 

 

 

 

—Cuando se usa un Giratiempo este incluye una barrera mágica alrededor de la persona, de manera que mientras se esté utilizando, y exista otro yo en el mismo plano, usted será una persona con una ligera diferencia en sus genes o núcleo de magia. De esta forma ambos pueden coexistir en el mismo plano sin ningún problema. Lo mismo se aplicaría en los viajes en el tiempo de grandes saltos.

 

 

 

 

 

—Le agradezco su ayuda, director. —Inclino la cabeza y se levanto. ¡Estaría casi dos malditos años atrapado en esa época! Las cosas no podían ser mejor—. Tendré que esperar entonces. Pase buen día.

 

 

 

 

 

 

 

 

—6—

 

 

 

 

 

 

 

Yo y mi maldita boca—se reprendió al momento de salir de las escaleras que daban a la oficina del director. Había chocado con algo invisible en el mismo momento que las puertas se cerraban. Se habia detenido abruptamente y al parecer el que lo habia estado siguiendo fue tan torpe como para caerle encima. Tanteo el aire un momento, hasta que sus dedos rozaron la tela que tanto conocía. De un simple tirón dejo a la vista al bribón que le causo el dolor de culo—. James Potter. ¿Ahora te da por espiar conversaciones ajenas? Tsk, Tsk, gatito. Has hecho algo muy malo.

 

 

 

 

 

James frunció el ceño ante el mote y la reprimenda infantil.

 

 

 

 

 

—Yo no he escuchado nada.

 

 

 

 

 

— ¿Y esperas que me crea eso cuando las pruebas se presentan solas? —Meneo la capa invisible en sus manos—. Me has caído encima cuando salías de allí—apunto hacia la gárgola—. Lo que indica que estabas en el despacho del director escuchando algo que no te concernía en lo absoluto. ¿Qué debo de hacer contigo? —Sus ojos brillaron de manera siniestra. James trago en seco. Era la primera vez que se sentía tan indefenso ante alguien.

 

 

 

 

 

—Como te dije, yo no escuche nada. —Repitió, alzando orgullosa su cuadrada y firme barbilla—. El director sello la oficina y no pude entrar. Incluso la insonorizo. —Draco sonrió para sí.

 

 

 

 

—Entonces queda claro cuáles eran tus intenciones desde un principio, gatito. —James enrojeció hasta la raíz del pelo, de manera tan hermosa que Draco se encontró entretenido en lo bello que se veía.

 

 

 

 

 

James le arrebato la capa de invisibilidad: —Eso no importa, no escuche nada. ¡Y no me llames gatito, serpiente rastrera! —Se dispuso a retirarse, pero se giro, con el ceño fruncido—. Admito que me causas curiosidad. Ten en cuenta que James Potter jamás se queda con la duda de algo.

 

 

 

 

 

—Cuando quieras, minino. Grrr. —James volvió a tornarse rojo, por lo que decidió tomar medidas desesperadas. Salir corriendo. Draco, de alguna manera, se sintió muy bien. Quizás por que fuese un Potter al que estuvo molestando. Sonrió abiertamente, sintiendo la tención de las últimas palabras del director desaparecer mientras se estiraba. Si, quizás no fuese tan malo permanecer una temporada allí. Después de todo, tenía un nuevo juguete al cual explotarle toda la diversión—. Je~. Que rápido pueden cambiar las situaciones.

 

 

 

 

 

Recogió  su mochila  del suelo,  colocándosela en el hombro derecho, y tomo camino hacia el aula de transformaciones, donde Severus debía de estar esperándole.

 

 

 

 

Quizás no fuera un mal ultimo año.


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