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Más allá de la muerte por Hirotostarline

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Notas del capitulo:

 

Bueno gracias por dar una oportunidad a mi fanfic, si te gusta el misterio, los sucesos extraños, el humor, las aventuras y sobretodo el amor este fanfic no te decepcionará o al menos eso espero -risas-.

Este es el primero de todos mis fanfics Sasunaru que publico pues hace años publiqué algunos de Inuyasha en una pagina que se llamaba Paraíso fanfic y que por alguna razón desapareció.

Ahora vuelvo después de 4 años o más con este fanfic en el cual he puesto todo mi esfuerzo y mi amor, espero que os guste, gracias de todo corazón nwn.

 

 

Capitulo 1: Azabache.

 

Naruto Uzumaki acaba de cumplir los 18 años y decide independizarse con los ahorros que lleva guardando desde que empezó a trabajar. Aunque sus padres le rogaron que se quedara con ellos él se negó pues lleva soñando con tener una casa propia desde que cumplió los 13 años.

 

-¡Naruto! -llamó su amigo Kiba acercándose al coche de Minato donde ya estaba subido el rubio- oye cuando la tengas arreglada me invitas -rió- ¡Tenemos que aprovechar que ahora tienes casa propia!

 

-¡No lo dudes ni un instante dattebayo! En cuanto este todo listo te llamo y te pasas.

 

En eso quedaron ambos amigos y se despidió con un apretón de manos.

 

 

No se mudaba al culo del mundo, simplemente había adquirido una preciosa casa a las afueras de la ciudad. Era una casa vieja pero con una belleza que solo con los años se puede adquirir.

Era una casa de dos pisos, con un tejado de tejas rojas recién cambiadas, las paredes de la fachada estaban recién pintadas con un suave color azul pálido que le daba un aspecto un poco frío pero hermoso, la verja recién pintada de negro tenía unos detalles metálicos en forma de rosas y una larga y fuerte hiedra se agarraba a la pared de la verja dando un aire muy relajante, el jardín estaba un poco descuidado y estaba lleno de malas hierbas y rosales medio secos.

 

-¿Naruto estas seguro de que quieres esta casa? Esta un poco vieja... -comentó preocupado Minato a su hijo- ¿Seguro que estarás bien aquí?

 

-No te preocupes papá, un arquitecto la ha revisado especialmente y está en perfecto estado, las tablas del suelo son muy resistentes y las paredes son fuertes ¡Cuando la arregle veras! ¡Quedará preciosa dattebayo! -dijo el rubio muy emocionado-.

 

-Ah... -suspiró su padre- ¿Siempre te ha gustado esta casa verdad? -adivinó-.

 

-Si, siempre la veía cuando pasábamos con el coche a ver a los abuelos al pueblo -recordó Naruto con una sonrisa zorruna- bueno ayudame a entrar las cajas y déjame que yo me encargaré del resto, si necesito ayuda para algo ya avisaré a mis amigos -tranquilizó Naruto-.

 

-Está bien hijo, vamos.

 

Abrieron el maletero del coche con las pertenencias de Naruto, habían 4 cajas con un rotulo hecho con un rotulador permanente en cada una de ellas. Los muebles los enviarían cuando él terminara de pintar la casa, pues se empeñó en arreglarla él mismo por dentro, dejando el exterior a los albañiles y pintores.

 

Al entrar se podía ver una casa con viejos cuadros descoloridos, lámparas que parecían del siglo pasado y los pocos muebles que habían estaban cubiertos por una espesa capa de polvo de medio centímetro de grosor como mínimo, el aire que se respiraba era ligeramente húmedo y que denotaba que la casa había estado cerrada durante mucho tiempo.

 

Dejaron las cajas en el salón y Naruto se fue a despedir de su padre al coche.

 

-Gracias por todo papá

 

-De nada hijo, si necesitas ayuda avísanos y si pasa algo también, vale?

 

-Estaré bien papá -suspiró Naruto ante la gran preocupación de sus progenitores- todo irá bien, cuando termine os llamaré y traes a mamá para que la vea también

 

-Vale hijo, cuidate mucho -dándole un abrazo y aprovechó que tenía la guardia baja para arrebatarle un delicioso y jugoso beso de los labios de su hijo-.

 

-¡¡Papá!! -protestó este mas rojo que un tomate- ¡¡Te e dicho mil veces que dejes de hacer eso!! -protestó- ¡Tengo 18 años, ya no soy un niño!

 

-¿Y eso a mi que? Eres mi hijo, te hice yo así que me veo en el derecho -rió el atractivo rubio- me da igual cuantos años tengas, seguiré haciéndolo! -ante la mirada molesta y avergonzada de su hijo se metió en el coche- anda hijo cuidate

 

Se despidió antes de marcharse por donde vino dejando a un Naruto molesto y sonrojado. Tomó aire y se tranquilizó.

 

-De veras que este tipo no tiene remedio dattebayo... -protestó-.

 

Así el de ojos azul pardo se giró para contemplar la que ahora sería su propia casa y sonrió.

 

-¡Manos a la obra dattebayo! -exclamó emocionado-.

 

Entró en la casa y lo primero que hizo fue limpiarla a fondo, aprovechando también para ver todas las habitaciones, pues compró la casa sin molestarse a verla bien primero. Empezó por limpiar el recibidor armado con un cubo lleno de agua y un trapo. Limpió el pequeño mueble de la entrada y se dio cuenta de lo bonito que era, con unos detalles trabajados sobre la resistente madera, claro que según avanzaba por las habitaciones se iba dando cuenta de que todos y cada uno de los pocos muebles que había en esa casa eran iguales, todos fueron artesanalmente cuidados con mucho mimo por algún carpintero de la época.

 

En realidad esa casa tenía ya muchísimos años desde que fue construida, los de la inmobiliaria la arreglaban por encima cada x años pero sin profundizar pues nadie la quería comprar nunca. Naruto se rió al recordar la cara que pusieron los de la inmobiliaria cuando les dijo que quería esa casa como fuera y no aceptaría ninguna otra.

 

Siguió limpiando el polvo de los muebles del salón, de la cocina, equipada con poco más que un viejo fregadero, algunos armarios y despensas, y una lavadora acompañada de una nevera que llevaron hace un par de días la cual su madre se encargó de llenar antes de que Naruto fuera, siguió con las habitaciones, que estaban prácticamente vacías. Había tres habitaciones, una con una vieja cama de matrimonio y un armario para guardar ropa para dos personas, las otras dos eran prácticamente iguales entre ellas, una gran cama y un armario.

La grande no llamó su atención y la de al lado tampoco, la que más le gustó era la otra habitación de una sola persona. Tenía un aura que le relajaba, por así decirlo, era espaciosa y contaba con un pequeño balcón que daba al jardín interior de la casa.

 

Al entrar a la habitación escogida se quedó mirando la polvorienta colcha que cubría la cama, era de un color azul marino, casi negro, se sentó sin importarle el polvo, notando que tanto el colchón como el somier estaban en perfecto estado, como nuevos, aunque no lo fueran ni en broma. Sin pararse a pensar se tumbó hundiendo la cara en la polvorienta colcha, no le importaba mancharse ya que luego tomaría una ducha, y aspiró notando un olor que lo hipnotizó, era un olor varonil, fuerte pero increíblemente agradable, como el aroma de una colonia masculina, una fragancia sutil y atrayente, hechizado por esa fragancia se levantó.

 

-Huele... muy bien... -suspiró agarrando la almohada y estrujándola entre sus brazos- si lavo la colcha se ira el olor... -meditó, sin embargo sacó la funda del almohadón y aspiró al aroma de la almohada suspirando relajado- el almohadón esta impregnado de esta fragancia, perfecto dattebayo -canturreó feliz-.

 

Sacó la colcha, las sabanas y bajó a la cocina para meterlas a lavar en la lavadora, no le importaba si se perdía el aroma de las colchas porque el almohadón estaba totalmente impregnado de ese maravilloso olor. Subió de nuevo a la que sería ahora su habitación y se dispuso a limpiarla a fondo pues esa noche dormiría ahí y era prioridad.

 

Pasó el resto de la mañana acomodando la habitación, tendío las sabanas limpias en unas cuerdas para la ropa que había en el jardín interior, y siguió limpiando la casa.

 

Cuando cayó la noche Naruto ya había limpiado la casa entera. Por suerte las sabanas y la colcha se secaron bien durante el día y por la noche se duchó, se puso su pijama, cenó su comida favorita, ramen instantáneo, y se fue a su habitación echándose en la cama no más llegar.

 

Agotado como estaba después de limpiar a fondo toda la casa se durmió casi al instante de apagar las luces y meterse bajo las sabanas, achuchando la almohada que contenía ese hipnotizante olor que le había hechizado desde el principio.

 

Pasaron unas horas y ahí a las 4 de la madrugada Naruto se despertó tras oír un fuerte ruido en la planta de abajo, Naruto se levantó enseguida y armado con una raqueta bajó.

 

-Q-quien va? Sal o tendremos problemas! -amenazó nervioso-.

 

Cuando entró en la cocina no vio a nadie así que salió al jardín interior quedándose totalmente fascinado.

 

Apoyado en la vieja y hermosa fuente de piedra que había en el jardín había un apuesto chico, más o menos de su edad, el brillante cabello corto negro azulado brillaba bajo la luz de la luna llena, su piel era blanca como la mismísima luna, sus rasgos eran finos pero varoniles. Vestía con un elegante traje, un traje tan elegante como antiguo con aspecto de ser muy caro, azul, con una camisa blanca y con una corbata plateada.

 

Naruto se lo quedó mirando totalmente hipnotizado ante la hermosa visión del joven, su cuerpo actuó por él, acercándose con pasos lentos a la fuente, quedando a dos pasos del hermoso chico.

 

-T-tu... -valvuceó- quien eres...? -preguntó como pudo en un tenue susurró-.

 

El joven azabache, abrió los ojos por primera vez mirando directamente con sus profundos y hermosos ojos negros a los preciosos ojos azul pardo de Naruto. Naruto sintió un agradable escalofrío recorrer su columna estremeciéndose ante los poderosos ojos del misterioso joven, el cual se acercó a él sonriente con una extraña mezcla de superioridad y cariño para después acercarse a sus labios.

Naruto no movió ni un músculo dejando que el enigmático muchacho se acercara todo cuanto quisiera, más el azabache de detuvo a escasos centímetros de sus labios y se acercó a su oído. Naruto cerró los ojos.

 

-Dobe... yo soy...

 

La voz varonil de aquel chico se quedó grabada en su mente a fuego, sin embargo se cortó y cuando Naruto abrió los ojos estaba totalmente solo.

 

-Ha... sido un sueño...? -se preguntó desconcertado, más su piel erizada y los locos latidos de su corazón rechazaban la idea de que todo hubiera sido parte de su imaginación- n-no entiendo nada...

 

Se giró bruscamente al oír ruido detrás suyo mas lo único que vio fue un hermoso gato, con un pelaje negro brillante y unos vidriosos ojos amarillos que le miraban atentamente. Naruto suspiró y pasó por delante del gato entrando en la cocina.

El bello gato se lo quedó mirando fijamente desde fuera, Naruto lo miró y se conmovió.

 

-Quieres pasar? Vamos, entra -dejándole sitio para que entrara-.

 

Como si hubiese entendido la invitación el gato se metió en la cocina y empezó a perseguir a Naruto dando pequeños maullidos, Naruto se agachó y lo cogió en brazos, sorprendiéndose por la docilidad del gato, el cual ronroneó al sentir las caricias del rubio.

 

-Te llamaré... Azabache, si, me gusta -sonrió Naruto rascando suave el cuello del felino que ronroneaba ante su tacto-.

 

 

 

Notas finales:

 

Y hasta aquí el primer capítulo, me esfuerzo en que sean largos pero ricos en contenido para no decepcionaros nwn acepto todo tipo de críticas al respecto e ideas si queréis aportar algo.

Procuraré publicar un capítulo nuevo cada dos días o algo así y prometo ser regular con las entregas, gracias por leer y si os ha gustado que le deis una oportunidad al próximo capítulo.

 

Próximo capítulo: Obsesión

 

 


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