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Estado Etílico por LadyFreak

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Notas del fanfic:

Ken POV

Lemon *w* al estilo Kitamura! 

Cuanto más lo pienso más me parece que aquel día tuve una suerte infinita al enfrentar lo que sentía por él. 

Es cierto que mi nerviosismo se vio menguado únicamente por los litros de alcohol que había bebido, pero mi mente confusa tomó la oportunidad que se me entregó en aquel minuto.

Luego de que la "mini-fiesta" de Hyde, en su departamento de soltero había terminado, me encontraba en condiciones etílicas suficientemente severas para dejar que Yukihiro me arrastrara a su auto. 

- ¡Estoy feliz! *-* - Mencioné ebrio levantando las manos en señal de celebración.
- ¡Kitamura esá ebrio, Tet-chan! *O* - Comentó Hyde riéndose insistentemente al verme sentado en el sillón de cuero negro en mi estado, y apuntándome acusadoramente.
- ¡Cállate akuma chibi del demonio! ¡Estás igual que yo! ¬¬U - Le respondí a Hyde molesto
- ¡Los dos son iguales! ¬¬' - Dijo Yukihiro, quien no había bebido más que un par de cervezas y gaseosas.
- ¡Ay es tan cierto! u.ú Aún así Yuki, ¿me haces el favor de llevarte a Kitamura? No quiero verlo mañana en primera plana de los diarios aplastado contra una pared u.ù - Contestó Tetsu mirando al baterista con cierto aire suplicante.
- ¡Yuki me llevará! Wiii~ *O*/ - Me balanceaba en el sillón riendo como estúpido.
- ¡En cambio Tet-chan se quedará a cuidarme! ¿nee~? *Q* - Comentó Hyde mirando a Tetsu con cara de cachorrito perdido en la calle.
- ¡Idiotas! u.ú - Bufó Yuki observando nuestro comportamiento - Bien... aceptaré llevarme a este idiota sólo porque nos hace falta en la banda ¬o¬ - Yukihiro se acercó a mí con una ceja levantada - Dame tus llaves... Ken - 
- Demo... Ken-chan vin conmigo Yuki. Tendrás que levarlo en el tuyo ._. - Dijo Tetsu con cara de "Perdóname" 
- ¡¡¡Tet-chan... vamos a la cama!!! *Q* - Dijo Hyde emocionado de repente
- ¬///¬ ¡Cállate Doiha-chan! - Tetsu golpeó A Hyde en el hombro y este se quedó como paralizado.
- Oke~ ¡Yuki me llevará en su auto! *u*/ - Me levanté tambaleando para recargarme en el hombre de Yuki que no se quejó - ¿Yuki, me dejas dormir en tu casa? *v* - Puse cara de gato perdido - ¿No vas a conducir tanto, o sí? o.ó ¡Vivo más lejos que tú! >o< - Dije preocupado por él.
- Está bien... u.ú - Me ayudó a estabilizarme para resoplar resignado - ¡Vámonos ya, que tengo sueño! u.u - 
- ¡Arigatou~ Yuki! Nos vemos n_ñ - Se despidió Tetsu cuando Yuki me ayudaba a salir del departamento.

No sé cómo Yuki, el delgado baterista de L'Arc, me llevaba bien sujeto a él para no caer al suelo. A pesar de esto, sabía que él tenía experiencia en cuidarme, tras todas las fiestas y reuniones que contenían alcohol de por medio, pues debía cargar con mí persona o se responsabilizaba por lo que quedaba de mí después de beber.

Me subió al auto a empujones, en los cuales me reí insistentemente por su expresión de molestia. Repetía cada vez en voz baja un "Baka, baka..." mientras me miraba con una ceja levantada al estar acomodándome en el asiento del copiloto.


El viaje fue silencioso, mi frente se pegó en el vidrio de la ventana mientras él calaba un cigarrillo para despejar su mente. Contuve mis ganas de decirle que se veía atractivo al estar enojado, creía que estba demás pues aún mis nervios no cesaban de atormentarme. 

Cuando llegamos al condominio me alegré, el estacionamiento subterráneo estaba desolado por lo que no me preocupé por mi estado, ya que Tetsu siempre me ordenaba no hacer escándalos que pudieran perjudicar nuestra imagen.

Subimos por el ascensor, Yuki me acomodó a su lado y aproveché para observarlo de cerca. Pude percibir el aroma de su perfume, la nuca se me erizó de repente al encontrarme próximo a él. Cuando llegamos a su piso, ya estaba más despejado. Él abría su puerta mientras yo esperaba detrás, esperando el segundo preciso igual como lo hace un felino salvaje.

La luz estaba apagada, pero se podía divisar la mayor parte del departamento. Ambos entramos, con cautela me acerqué a Yuki dejándome caer en su espalda. Lo cual se confundió con la ebriedad, él volteó para reclamarme y justo en ese instante lo atrapé entre mis brazos con fuerza. 

- ¡Ken-chan! ¬o¬ - Reclamó Yuki tratando de zafarse.

No respondí, de una sola vez lo besé en los labios casi a la fuerza. Él se sorprendió y se separó de mí echándose hacia atrás. Se quedó congeado un momento, su espalda había chocado con la pared. Aproveché para presionar mi cuerpo contra el suyo, mi mente estaba siendo invadida por un millón de ideas que hacer realidad.

- ¡¿Qué estás haciendo, idiota?! ¬.¬ - Preguntó él entre molesto y nervioso por la situación.
- Me gustas... - Dije en tono seductor. acercándome más hacia él, me miró confundido - Quiero... yo... te quiero para mí... Yuki~ - Confesé finalmente sin vergüenza.
- ¡¿Ah?! ¡No soy una mujer Kitamura...! - Respondió de forma seria tratando de zafarse, sentí su nerviosismo a flor de piel y un leve temblor se había apoderado de su frágil figura. - Ken... - 
- Lo sé... - Sonreí aceptando el mensaje entre líneas, no me habia rechazado. - No me importa... - 

Me acerqué a su boca lentamente, esperando en silencio que aceptara la mía. Mis labios rozaron los suyos, él cerró los ojos acortando la distancia entre ambos permitiéndome besarlo. 

Sentí sus brazos rodear mi cuello, sujeté su cintura abriéndome paso con mi lengua en aquella exquisita boca. Sus manos presionaron mi nuca, su lengua lograba invadir placenteramente mi boca, masajéandola contra la mía y exigiéndome más contacto.

Suspiré complacido al notar que sus manos acariciaban mi espalda por debajo de mi chaqueta. Las mías comenzaban a manosearlo, alcanzando a tocar sus muslos y glúteos por encima del pantalón, y los costados de su abdomen. Entre la adrenalina y las hormonas no podía decidir que debía antender primero.

Mordí sus labios jugando, él me correspondió volviendo a besarme. La intensidad comenzaba a pasarse de los límites de ambos. Con la rodilla separé sus piernas para presionar mi entrepierna contra la suya. Una serie de roces atacó con destreza la zona y él había comenzado a gemir levemente entre cada uno de nuestros besos. Pronto, demasiado diría yo, el aire se nos hizo necesario. Nos separamos agitados tratando de recuperar el aliento y nos observamos de reojo. Yukihiro bajó ambos brazos, me miró confundido y algo apenado.

- No, Ken. Esto está mal... - Se alejó de mí, avanzando hasta la sala dudando. - Yo no puedo, no puedo hacer esto... - Se tomó la cabeza con ambas manos sacudiéndose, como para reaccionar. - Tienes que irte Ken, por favor... - 
- Yuki... - Caminé hasta la sala alcanzándolo de un brazo, él negaba con la cabeza tratando de separarse de mí. - No quiero irme... No voy a irme antes de... antes de... - Lo atrapé de nuevo entre mis brazos. A pesar de que se estaba resistiendo lo sostuve con algo de violencia, casi forcejeando con él. - ¡Yuki... por favor no puedo! - 
- ¡Vete Ken-chan! ¡Por favor vete! - Reclamó molesto y nervioso, entrecerrando los ojos con fuerza.
- ¡No me iré! - Respondí con seguridad obligándolo a mirarme a los ojos.


Volví a besarlo de forma apasionada, tumbándolo en el sillón y más tarde al suelo de la sala. Sentí que estaba obligándolo a corresponder mis deseos. Pero no pude detenerme hasta percibir que ya no me rechazaba.

Sus dedos se enredaron en mi cabello, tirando de él cada vez que mi boca recorría con lujuria su cuello y mis manos ansiosas conseguía sigilosamente despojarlo de su camisa, la camisa que me encantaba ver puesta en su delgada figura.


Pausadamente su cuerpo fue cediendo ante el roce de mis caricias cálidas, de mis besos húmedos en sus labios impacientes y en la extensión de su pecho traslúcido. 

Cada uno de sus besos iniciaba una danza intrigante para terminar en una batalla de placer mutuo, sus pequeños y largos dedos descubrían curiosos que su contacto lograba templar mi piel de manera sorprendentemente rápida.

Antes no había concebido que la satisfacción no sólo estaba en el "coito" o el acto mismo. Siempre pensé que era mejor ir directo a la cama y calmar las ansias instintivas consumando el acto sexual. Pero justamente en ese instante, con Yukihiro, quise que sus caricias fueran eternas al igual que sus besos. Y un pedazo de mí, prometió en silencio no perder este ritual nunca si es que esta "aventura" perduraba.

Me vi envuelto en una especie de trance, de pronto los labios de mi baterista cubrían mi pecho parcialmente desnudo y sus manos buscaban inquietas el modo de quitarme la camisa que aún tenía puesta pues le prohibía tocarme libremente.

Pude apreciar la sensualidad oculta que emanaba de Yukihiro, tan sólo con una mirada o un roce ligero de su piel podía erizarme desde la cabeza a los pies. Era como ver una pantera acechándome e invitándome a seducirla, tentándome a acercarme y tocarla. No contuve mis ganas de atraparlo, pero continuó con aquella actitud alejándose de mí en el suelo sonriendo ampliamente al ver mi disgusto.

Se levantó despacio sin dejar de mirarme a los ojos, caminó sigilosamente hacia su habitación exudando una estela de pasión a cada paso hasta perderse en la oscuridad del pasillo. Mi alma despertó del sutil encantamiento para devolverme a la realidad, mis piernas caminaron por sí solas buscando al dueño de mi atención.

Él se encontraba recostando en su cama, un mechón de cabello cubría ligeramente su rostro. Todavía llevaba puestos sus pantalones y estaba descalzo. Me estaba esperando en silencio llamándome, gritándome con esos ojos castaños irresistibles y encendidos con la flama de una pasión desconocida totalmente para mí hasta ese minuto.

No sé en qué segundo llegué a la cama, gateando provocativamente hasta él, para besarlo con ganas de no soltarlo jamás. Me correspondió sujetándose de mis hombros con fuerza mientras yo quitaba de mi camino la ropa molesta. Sus jadeos y suspiros me desesperaron por un segundo y finalicé mi tarea con celeridad.
Perdí la noción del tiempo y del espacio cuando él me sujetó contra su cuerpo y mi erección contra la suya se rozaba con energía. El calor invadió mi cuerpo nublándome a ratos los sentidos, me descubrí gimiendo dentro de su boca mientras nos besábamos. 

Entonces una de mis manos se alzó hasta su boca, colocando 3 dedos sobre sus labios. Él me miró desafiante, mientras los humedecía tenuemente con su lengua, para luego meterlos dentro de su boca y lamerlos con cierta lascividad.

Sus piernas se sujetaron de mi cintura, aparté mis dedos de su boca reemplazándolos con mis labios, para llevarlos con ansiedad a su entrada. Entretuve su atención besándolo profundamente para que se relajara, para introducir de una vez el primero de mis dedos. Gimió de dolor en mi boca, seguí besándole ahora el cuello y sujeté con una mano sus caderas. Al tiempo que un movimiento intenso se apoderaba de su interior.

Mis besos se transformaron en mordidas y sus gemidos controlaban el movimiento de mi mano, que ya había agregado otro dedo haciendo pequeños círculos y se abrían paso dentro de su cuerpo. Sus uñas ya trazaban un sendero en mi espalda, lo cual realmente estaba disfrutando pues sería una prueba de esa noche. El últmimo dedo acompaó a los demás, mi excitación necesitaba más contacto y pude notar que él también no podría resistir más de aquellas caricias de preparación.

Retiré mis dedos, recibiendo una leve queja, acomodé mejor sus piernas a cada lado de mi cintura y casi un poco más arriba. Con una mano sostuve sus caderas y con la otra acerqué mi virilidad a su entrada, asegurándome de una buena posición. Él me miró algo preocupado consiguiendo apenas rozar mis brazos a los lados de su cuerpo y se sujetó de las sábanas de la cama, luego cerró los ojos mordiéndose el labio inferior. Reprimí en parte mis terribles ganas de entrar de una sola vez, y con cuidado comencé de a poco a entrar hasta llegar al punto en que mi miembro ya no pudiera avanzar libremente. Entonces me apequé a su delgada contextura, alzándolo un poco y tomando una mejor posición, acomodé sus brazos en mi cuello acariciando sus muslos. Y lo besé tiernamente con algo de angustia por el dolor que le estaba causando.

- ¿Estás bien? - Susurré en su oido haciendo un camino de besos hasta la base de su cuello.
- Cállate y sigue, voy a matarte después... - Se abrazó a mí sonriendo levemente, su cabeza descansaba en mi hombro izquierdo.
- Muérdeme si quieres, castígame por esto... - Dije con seriedad besando todavía su cuello.
- Baka... - Contestó besando mi hombro.


Traté de ser delicado al principio, el movimiento de mis caderas nos sumía en un compás sereno que pronto se tornaba más intenso. Sus labios me exigían más besos mientras que sus uñas se clavaban en mi piel cada vez que me unía a su cuerpo. 

Mi cuerpo comenzó a pedir más contacto, y obedecí a mis instintos añadiendo más fuerza a las embestidas, su delgadez me angustiaba, pero al mismo tiempo necesitaba hacerlo más rápido para satisfacer mi necesidad y sin esperar un frenético vaivén dominó nuestros cuerpos.
Los gritos inundaron la habitación, con tanto placer en nuestros cuerpos una ola de delirio invadió nuestro ser. Sentí a lo lejos una ligera mordida en mi hombro, mientras los gemidos y nuestros nombres recorrían cada espacio de la habitación, la inmensa excitación me obligaba a continuar complaciéndonos. La menuda figura de mi amante comenzaba a descubrir las señales del orgasmo mediante pequeñas convulsiones en su estómago y todo su cuerpo.

Una a una las gotas de sudor rodaban por nuestra piel desnuda, besé su rostro contemplando su belleza, bajo la luz que atravesaba la ventana. Sus ojos se clavaron en los míos mientras lentamente sucumbía ante el orgasmo, sentí la tibieza de su esencia impregnarse en mi vientre y su cabeza se echaba hacia atrás tensándose para terminar gritando mi nombre a la vez que sus brazos se aferraban con insistencia en mi espalda.
En seguida mi cuerpo respondió colmando su interior con mi esencia, un grito ahogado fue emitido desde el fondo de mi garganta cerca de su oido para que pudiera escucharme. Tensándome para después caer completamente agotado sobre su cuerpo. Ambos respirábamos agitadamente tratando de calmar nuestros latidos. Me retiré amablemente de su interior recibiendo un golpe en uno de mis brazos como protesta.

Pasaron varios minutos antes de que me decidiera a acomodarlo junto a mí para dormir, y quizás decir algo.

- Increíble Yuki... eso fue... - Dije tratando de articular algún halago.
- Ken... no sé si esto ha sido correcto... yo... - 
- ¡Eres genial en la cama! Ya sabía que mi elección había sido por instinto. Bueno para ti y para mí... - Dije complacido tras recordar todo lo que habíamos hecho.
- Cállate... sólo... - No alcanzó a terminar la frase.


Yukihiro se escondió en la curva de mi cuello tapándose con las sábanas, más tarde percibí la humedad de sus lágrimas en mi piel. Lo aferré contra mí en un abrazo cálido, él ya se había quedado dormido en mis brazos y yo me jactaba de la facilidad para convencer a mi amigo y compañero de trabajo a compartir conmigo el placer carnal. Después de eso yo mismo sentí el gran cansancio y terminé acurrucado junto a mi hermoso baterista.

Me levanté cerca de las nueve de la mañana, escabulléndome de entre las sábadas y del abrazo que aún no se había deshecho. Lo contemplé unos momentos antes de recoger mi ropa tirada en el suelo. 

Sabía que Yukihiro se había despertado después de que me había levantado de su cama por lo que no volteé a verlo, conteniendo mis ganas en realidad de hacerlo, y sólo continué hasta llegar a la sala. Terminé de vestirme colocándome la chaqueta, en ese instante él apareció en el marco de la puerta observándome con aire inseguro envuelto en una de sus sábanas.

- ¿Ya te vas? - Preguntó con suavidad, a pesar de sonar seco y frío.
- Hai... hay cosas que debo solucionar... - Mentí fingiendo seriedad, debía irme.
- Mentiroso... - Respondió él mirando hacia el suelo con cierta molestia,
- Lo siento... no quiero lasti... - Había comenzado a decir pero él me detuvo mirandome con esa típica expresión de "Cállate y no hables más", que solía hacer cuando algo no le agradaba.
- Ni siquiera lo pronuncies Kitamura... solo vete de una vez... - Dijo manteniendo el tono suave pero a la vez cortante.
- Ja ne~ - 

Me acerqué a él para besarle suavemente en los labios, no me rechazó pero hubo cierta tensión que me molestó. Y luego lo dejé allí cerrando la puerta detrás de mí.

Con un cigarro en la boca y una gran sonrisa en los labios me apresuré a tomar un taxi para llegar a mi casa.

Fin~ 

Notas finales:

Les gustó? Si dejan revies les daré una segunda parte! *e*


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